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España España · Barcelona
Críticas de Harry Lime
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Críticas 53
Críticas ordenadas por utilidad
9
17 de agosto de 2008
62 de 70 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con el rodaje de “Topaz” Hitchcock incidía de nuevo sobre la temática de la “guerra fría”. Su fracaso crítico/comercial se debió sobre todo a la coyuntura político-temporal, a unos más que discutibles argumentos extra cinematográficos y a la miopía de quienes, cegados por falsas apariencias, no supieron apreciar en tan soberbia lección de cine más que un panfleto anticomunista, lastrado por un guión, a su entender endeble, una dirección errática del maestro y un final confuso de inadecuada resolución.

Nada más lejos de la realidad. Como afirmaba Enrique Alberich, en su magnifico libro sobre Hitchcock,…”Topaz no es ningún panfleto, sino más bien un lamento, un lamento por los amores imposibles, por la felicidad nunca lograda y por el penoso sufrimiento que todo ello lleva consigo”. Hoy, “Topaz” emerge con la fuerza arrolladora de un Hitchcock que no había perdido ni un ápice de su vigor narrativo y que nos regalaba una joya incomprendida, a la que el árbol de los prejuicios no dejó ver la prodigiosa maestría técnica y la belleza formal de un bosque pleno de hallazgos de GRAN CINE.

Film de espionaje enmarcado en la crisis de los misiles de 1962: Tras la deserción de Boris Kusenov, un alto oficial de la KGB, a los EE.UU, este revelará la existencia de un pacto secreto para el envío de misiles soviéticos a Cuba, y la existencia de una red de espionaje, de nombre en clave “Topaz”, cuya misión es filtrar secretos de la OTAN a Rusia y en el que están involucrados altos cargos de la Inteligencia francesa. El agente de la CIA Michael Nordstrom (John Forsythe) pedirá ayuda a su amigo francés André Devereaux (Frederic Stafford) para que investigue los hechos sobornando a Luis Uribe, secretario del líder cubano Enrique Parra. Confirmada la información Devereaux viajará a Cuba. Con la ayuda de Juanita de Córdoba, -viuda de un héroe de la revolución que desencantada de la misma milita activamente en la oposición anticastrista-, y con la que mantiene una intensa historia de amor, amante asimismo de Enrique Parra, conseguirán una información de vital importancia por la que pagarán un alto y doloroso precio.

Con un guión, pura filigrana, siempre atento al detalle, -donde destaca la deslumbrante perfección del sobrecogedor episodio cubano-, el film pivota sobre dos grandes ejes: La subordinación de los sentimientos personales a la tiranía de los Estados, y el juego de engaño y traición de todos los protagonistas hacia algo o hacia alguien. La magistral dirección de Hitchcock, su soberbio trabajo con los actores, -todos impecables-, en un film sin estrellas, una precisa puesta en escena y la inspirada partitura de Maurice Jarre hacen de esta obra maestra uno de los films más complejos y brillantes de su autor.

Film imprescindible para paladares exquisitos, aún por descubrir.


Francesc Chico Jaimejuan

Barcelona, 18 de agosto de 2008
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Harry Lime
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9
22 de mayo de 2006
58 de 67 usuarios han encontrado esta crítica útil
Fragmento de dialogo de “Pat Garrett y Billy the Kid” que sintetiza de forma magistral, con solo una pregunta y una respuesta, el sentido último de esta nueva obra maestra de Sam Peckinpah, donde su autor lleva más lejos aún que en “Grupo salvaje” sus temas de referencia, la amistad traicionada y el final de un tiempo sin futuro, que ya es el pasado, regido por un estricto código ético-moral como forma de entender y vivir la vida. Film mutilado y remontado hasta desvirtuar su esencia -algo frecuente en el cine del director- ha sido afortunadamente recuperado en la versión definitiva que su autor quiso y no pudo hacer. Un Peckinpah lúcido, consciente de la agonía final de un género condenado a desaparecer como el viejo oeste, sublima un material a priori convencional y rinde un sentido homenaje de admiración a un tiempo pasado en uno de los films más hermosos, nostálgicos y tristes vistos en una pantalla. Western crepuscular, autentico poema visual de inusitada belleza y lirismo, Peckinpah revisita la relación y el último enfrentamiento entre el sheriff Pat Garrett y su antiguo camarada de correrías William Bonney. Historia trágica y fatalista de una amistad que sobrevive más allá de la traición y la muerte, asistimos a la tragedia interna de unos seres desesperanzados atrapados entre el pasado y el futuro, entre un mundo que se acaba y otro nuevo que nace. Caras distintas de una misma moneda, uno escogerá la libertad y la muerte, el otro envejecer pagando un alto precio por ello. Los dos han llegado al final de su camino, uno lo sabe, el otro empezará a intuirlo en el preciso momento en el que siente la necesidad de disparar sobre su propia imagen reflejada en un espejo, en un plano sublime de sobrecogedor lirismo. Con un soberbio y preciso guión lleno de sugerentes metáforas “Pat Garrett y Billy the Kid” se transforma bajo la mirada serena y comprensiva de Peckinpah en un canto de respeto y admiración a un estilo de vida -que también es el suyo- que se fue y que no volverá. Un James Coburn extraordinario y un más que notable Kris Kristofferson magistralmente dirigidos por Peckinpah insuflan un poderoso halito vital, teñido de resonancias de tragedia griega, a unos personajes que alcanzan cotas de gran estatura ética y moral. Inolvidable y melancólica banda sonora de un inspirado Bob Dylan, muy mediocre como actor, que ha pasado con letras de oro a la leyenda y la mítica del cine.
Joya absoluta del cine a redescubrir y reivindicar, de visión obligada en VOS.


Francesc Chico Jaimejuan

Barcelona 23 de mayo de 2006
Harry Lime
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10
16 de marzo de 2007
54 de 66 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una de las cimas incontestables de la filmografía de uno de los grandes del Hollywood dorado: Howard Hawks. Obra maestra absoluta, “Solo los ángeles tienen alas” es una de las mejores películas de acción y aventuras jamás filmada, fruto del talento de un director capaz de darnos obras maestras en todos los géneros que abordó.
Las vivencias de un grupo de pilotos, que transportan el correo en viejos aviones a través de altas cimas nevadas azotadas por el viento, sirve de perfecto pretexto a Hawks para sumergirnos en ese “su” particular universo, de autentico y profundo espíritu aventurero, que conoce como nadie, -de joven se dedico a toda suerte de oficios peligrosos-, donde se convive con el riesgo y donde la muerte, a la que pretenden o fingen ignorar, planea sobre sus vidas como una permanente amenaza y que Hawks plasma en fotogramas de oro puro, enfatizando la amistad y la camaradería de un mundo, donde solo existe el pasado y el fugaz momento presente.
Film sensible y profundamente bello, de emociones contenidas; personajes de una sola pieza que se niegan a si mismos la condición de seres humanos con capacidad para amar y sentir, como una suerte de defensa frente a un futuro que no existe, “Solo los ángeles tienen alas” es un film presidido por un fatalista pesimismo que solo al final abrirá la puerta a la esperanza a través de un complejo proceso de redención personal.
Filmada íntegramente en estudio, su impecable puesta en escena, el extraordinario guión, rico en registros que van desde el dramatismo más intenso hasta el humor más desenfadado, -bañado de un aparente cinismo y de un romanticismo no asumido pero real-, la magistral dirección de Hawks y un reparto irrepetible, -soberbiamente dirigido-, encabezado por un Cary Grant sencillamente perfecto, una encantadora Jean Arthur, un colosal Thomas Mitchell y el lujo de la presencia de una bellísima Rita Haywoth, hacen de “Solo los ángeles tienen alas” una autentica joya del cine, tierna, entrañable y donde en cada fotograma se dibuja de forma nítida la complicidad y la devoción que siente Hawks hacia unos personajes, que son su “alter ego”, a los que ama.
Trufada de secuencias inolvidables, no se puede dejar, sin embargo, de destacar lo que a mi juicio son algunos de los momentos más emotivos jamás vistos en una pantalla de cine y que dan la medida precisa del inmenso talento y sensibilidad de Hawks: La sobria y sin embargo sobrecogedora despedida entre Cary Grant y Thomas Mitchell; el sublime plano de Cary Grant llorando, con la mirada perdida en el vacío y ese maravilloso final, -uno de los más bellos de la historia del cine-, donde la palabra GUION, -hoy desgraciadamente extinta-, cobra de repente toda su grandeza y esplendor. Obra maestra intemporal para amantes del CINE con mayúsculas.

Francesc Chico Jaimejuan

Barcelona 17 de marzo de 2007
Harry Lime
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6
5 de junio de 2008
50 de 61 usuarios han encontrado esta crítica útil
Que más da. Damas y caballeros, pasen y vean el enésimo intento de dinamitar el lenguaje cinematográfico en aras de la modernidad y del cine rompedor. Se han perdido en la noche de los tiempos los directores que han perseguido tan discutible fin, y Baz Luhrmann, uno más, no pudo evitar caer en tan atractiva como peligrosa tentación.

Situando la acción en una Verona actual y modernista, Baz Luhrmann intenta hacernos creer que reinventa el cine y reinterpreta a Shakespeare ofreciéndonos su, más aparente que real, transgresora versión del “Romeo y Julieta” shakesperiano. Con una puesta en escena deslumbrante, esclava de sus excesos; una estética rompedora de planificación audaz; un montaje trepidante, a ritmo de enfebrecido vídeo clip de música atronadora y una cámara sin reposo, de movimientos sincopadamente enloquecidos, sin embargo…

…no todo es lo que parece.

Primero porque respeta en esencia el sublime texto del genio inglés y, sobre todo, porque milagro de los milagros, en los momentos culminantes, en las escenas cumbres, Luhrmann atempera su revolucionaria concepción, la cámara suaviza sus movimientos, el montaje hace una tregua en medio de la batalla y la melodía emerge triunfante sobre la, por momentos, estridente partitura. El clasicismo cinematográfico renace de sus cenizas, cual Ave Fénix, y el verbo se conjuga y se funde de forma mágica con la imagen para regalarnos algunas de las más bellas, intensas y emotivas secuencias del cine moderno.

• Como olvidar la emoción que sienten los dos jóvenes al conocerse. Como olvidar el nacimiento de su mutua atracción y enamoramiento, y la dramática toma de consciencia de las trágicas circunstancias que condicionarán su amor.

• Como olvidar la imaginativa y audaz, -sin perder por ello ni un gramo de romanticismo y emotividad-, secuencia donde los jóvenes amantes se juran amor eterno. Como olvidar esos jóvenes cuerpos sumergidos en la acariciante y traslúcida agua de esa piscina que rebosa sentimiento verdadero y amor eterno.

• Como olvidar ese dramático final, que nos sobrecoge el alma hasta los limites de nuestra resistencia emocional. Como olvidar esas bellísimas imágenes que nos traspasan el corazón como cuchillos hechos del material del que están hechos los sentimientos más puros, con ecos musicales del “Tristan e Isolda” wagneriano.

A destacar la interpretación de la pareja protagonista. Un convincente Leonardo Di Caprio, y una angelical y maravillosa Claire Danes en su primer papel importante.

…cerca esta otra historia de amor inmortal que asombrará al mundo: “Moulin Rouge”.


Francesc Chico Jaimejuan
Barcelona, 5 de junio de 2008
Harry Lime
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9
29 de marzo de 2007
43 de 47 usuarios han encontrado esta crítica útil
El enorme talento de Douglas Sirk para sublimar materiales, a priori, cercanos al folletín nos dejó algunos de los mejores melodramas jamás filmados. Con “Ángeles sin brillo”,-la mejor adaptación cinematográfica de una obra de William Faulkner-, basada en su novela “Pylon”, Douglas Sirk contó, esta vez si, con un material de primera y nos dejó un soberbio melodrama, poco conocido y que reclama un lugar bajo el sol de las grandes obras maestras de la historia del cine.
Un piloto de aviación, héroe de la Primera Guerra Mundial malvive, junto con su familia, realizando arriesgadas acrobacias aéreas y participando en peligrosas carreras de aviones, de feria en feria, de ciudad en ciudad. La irrupción en sus vidas de un periodista cambiará el sentido de las mismas para siempre. Film desesperanzado como pocos, de un profundo pesimismo, Sirk nos sumerge de la mano del periodista Burke Devlin (Hudson) en el mundo de infinito dolor de unos seres atormentados, apenas sin presente y sin futuro, donde el grado de degradación moral al que es capaz de llegar Robert Shumann (Stack) será el detonante que hará estallar por los aires toda la amargura acumulada muy adentro del alma de esos seres humanos de carne y hueso, en permanente búsqueda de la redención y a los que Douglas Sirk comprende como nadie.
Vista hoy, 50 años después de su realización, “Ángeles sin brillo” emerge como uno de los más contundentes estudios sobre la condición humana, la imposibilidad de expresar nuestros sentimientos más íntimos y la infinita capacidad que podemos llegar a tener de hacer daño a las personas que más amamos. Solo al final recuperarán la autoestima y la dignidad perdidas, no sin antes pagar un alto precio en ese carnaval de la muerte en que se ha convertido el infierno de sus vidas, abriéndose la puerta a un futuro que Sirk nos muestra con un cierto atisbo para la esperanza.
Con un guión que es una autentica pieza de orfebrería y la sublime dirección de Sirk, “Angeles sin brillo” destaca por una extraordinaria utilización del formato scope, por la brillante partitura de Frank Skinner -el gran compositor de la Universal y colaborador habitual de Sirk-, pero sobre todo por la magistral dirección de actores de un Sirk que confía ciegamente en los protagonistas de otra de sus obras maestras, “Escrito sobre el viento”; con un Rock Hudson que nunca estuvo mejor en la pantalla, -¿quien dijo que era un mal actor?-, con ese monologo final donde nos ofrece lo mejor de si mismo, en una interpretación de gran calado dramático que nos corta la respiración; un Robert Stack torturado, perfecto, en un papel escrito para el y una Dorothy Malone de rostro doliente que solo con Douglas Sirk pudo demostrar su gran talento como actriz.
Una obra maestra absoluta a redescubrir y reivindicar para ver en imprescindible VOS.

Francesc Chico Jaimejuan

Barcelona 30 de marzo de 2007
Harry Lime
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