Comenzar a ver este "amanecer" y notar de inmediato como mis expectativas son superadas de forma exagerada. Eso es lo que me ha ocurrido.
Desde luego, si el espectador se dispone a reproducir esta obra maestra con el pensamiento de que se va a tratar de una secuela al moderado nivel de su antecesora (El Origen del Planeta), como fue mi caso, va literalmente a alucinar, pues se trata de una maravilla desde los créditos iniciales a los finales.
Bien, supongo que en este punto de la crítica el lector pensará que soy un exagerado o una especie de "lover" del señor Reeves. Nada por el estilo, y en muestra de ello paso a exponer ordenadamente las razones por las que me parece que la típica frase de "las segundas partes nunca fueron buenas" aquí no tiene cabida. Veamos:

1. La película goza de tanto Realismo (con mayúsculas) a la hora de plantear y narrar la trama, que encuadrarla en el género de ciencia ficción puede ser un error.
2. Se logra un efecto asombroso: humanizar a los simios y deshumanizar a los humanos, de tal manera que no es de extrañar que a lo largo del film nos posicionemos a favor de César y compañía, dando la espalda a las pretensiones de nuestra propia especie.
3. Las interpretaciones de los distintos personajes (humanos) son sobresalientes, desde el veterano Gary Oldman (soberbio en su papel), hasta el jovencísimo Kodi Smit, que consigue transmitir un gran sentimiento de cercanía al espectador.
4. Unos efectos especiales, sencillamente, fuera de órbita. La película logra envolvernos de una manera desmedida en toda escena de acción, con unas secuencias de batalla en las que no me hubiera extrañado ver a Légolas, Aragorn o personaje del estilo dando candela, pues están muy al nivel de guerras mostradas en el Señor de los Anillos y cintas de igual categoría.
5. Finalmente, y no queriendo decir nada que me obligue a escribir en el apartado de spoiler, el Amanecer sabe concluir de una manera apoteósica, de tal forma que tuvieron que transcurrir cerca de dos minutos para que pudiera salir de la película, volver a la realidad, y levantarme del sillón.

Dirigido al lector de esta crítica que todavía no ha visto el film: Simplemente.. no te la pierdas.

Tengo una duda. Si los tráilers tratan de sintetizar en dos o tres minutos las mejores escenas de una película.. ¿cómo lo han hecho con esta, teniendo en cuenta que sólo tiene unos 30 segundos que merece la pena ver? Realmente, si me dieran unas tijeras y la bobina en que se contenga el film no dejaba ni un fotograma sin cortar. ¡Sobra todo! He pasado noventa minutos de mi vida esperando a que ocurriera cualquier cosa, y cuando parece que por fin iba a suceder algo emocionante me plantan en la cara los créditos finales.
Soy sincero, sabía que no iba a sentir miedo alguno con esta cinta, pero hombre, tampoco me esperaba que pudiera quedarme frito con ella! El avance es estrepitosamente lento, con partes del metraje que no muestran nada salvo un limpiador de piscinas que parece moverse o una puerta que parece entornarse.
No apta para espectadores con tendencia a dormirse durante las películas, pues el resultado será entonces inevitable.
Afortunadamente la saga da un salto cualitativo con la siguiente entrega.

Ya he escrito otras críticas más extensas en Filmaffinity (por tratarse de películas que lo merecían), así que ahora me voy a permitir el lujo de expresar mi opinión de forma concisa. Además, todos sabemos eso de.. "lo bueno, sí breve, dos veces bueno", dicho popular que quizá debería haber tenido en cuenta nuestro amigo Spielberg a la hora de parir este bodrio de dimensiones cósmicas, porque lo que aquí ocurre es que la película ni es (ni se hace) breve ni, por supuesto, es buena.

Pues bien, resumo mi opinión acerca de este film a través de una pequeña comparativa: cuando esta mañana salí a dar un paseo pisé sin querer un zurullo amablemente depositado en la acera que sin duda estaba mejor concebido, desarrollado y creado que esta película y, desde luego, estoy convencido de que su autor/a también estaba más inspirado que Steven cuando decidió sacar su obra a la luz.
No obstante, hay una diferencia entre mi escatológico incidente de esta mañana y esta cinta: mi zapato ha quedado como nuevo tras un pequeño lavado, mientras que dudo que ningún lavado cerebral pueda sacarme el resquemor que me ha dejado este espantajo abominable de película.

Cuando de niño me ponía malo, el procedimiento a seguir era siempre el mismo: no iba al colegio y me quedaba en casa por la mañana viendo todos los dibujos que ponían por televisión. Las Tortugas Ninja, Street Sharks, Mr Bogus... o incluso Las Tres Mellizas si se ponían por delante. Pasaron así a convertirse en dibujos para ver cuando estaba malo.
La cuestión se encuentra aquí en que la serie objeto de esta crítica encaja en una categoría bien diferente. Son dibujos para ver sano y ponerse malo. Realmente este perro rosa me hace enfermar al protagonizar una serie repetitiva, odiosa y estéticamente fea. Todo ello hasta el punto de que ya no puedo ver más de un episodio seguido, y es que solamente se nos muestra un encadenamiento de escenas idénticas las unas a las otras; haciéndose de la repetición no algo usual, sino la forma de ser de la serie. El mejor ejemplo de ello puede ser Eustaquio, abuelo de la casa que se limita a repetir siempre las mismas cuatro frases.
Por lo demás, las historias que Agallas nos cuenta son grotescas (en un sentido meramente negativo), no tienen gracia y ni siquiera entretienen, de manera que se hace difícil pedirle menos a esta serie de animación.

Dibujos malos, malos como un dolor de muelas, siendo esta una opinión que parece compartir conmigo el encargado de la programación de Boing (canal en el que se emite actualmente esta serie), pues le ha concedido a ésta unos auténticos horarios prime time, vaya. Así, podemos ver Agallas si madrugamos tan sólo un poquito (6 de la mañana) o atrasando algo la hora de irnos a la cama (2 de la madrugada). Como puede apreciarse, unas horas perfectas para disfrutar de unos dibujos maravillosos.