Creo que no revelo nada del contenido de la película si escribo que en una de las primeras escenas Javier Bardem tiene que hacer una analítica para comprobar su estado de salud y ante la incapacidad de la enfermera para encontrar la vena, el mismo se clava la jeringuilla en el brazo y se saca la sangre. Esta escena, bastante dura por cierto, anticipa y resume fielmente lo que es la película; una larga sucesión de calamidades, supuestamente conexas, en las que el protagonista es un tal Uxbal, aunque en algunos momentos llegué a bromear conmigo mismo mientras miraba la hora en el móvil si no estaba viendo a Precious, en versión delgada y masculina.

Una de mis frases favoritas es que cualquier situación mala es susceptible de empeorar y eso es precisamente lo que le pasa a todos y cada uno de los personajes, puesto que a medida que avanzan los eternos 140 minutos, sus vidas, que están sujetas con papel de fumar a un guión difuso y disperso, se van desmoronando lenta pero inexorablemente pues no hay alternativa a la ausencia de dinero y a la incapacidad de conseguirlo por medios “legales”. Los principales damnificados son dos niños condenados de por vida a cenar cereales gracias a sus progenitores, un padre metastásico, representante de inmigrantes y una madre masajista nocturna.

La película es sórdida, a ratos desagradable, con ambientes claustrofóbicos y muchas veces miserables. Bardem, ejerce de Bardem y está bastante bien como siempre, pero es que los dramas son su especialidad y tampoco le encuentro una actuación especialmente sobresaliente pues, por muy bueno que sea un actor, obviamente con su sola presencia no va a ser capaz de salvar una película que gira en círculos concéntricos directamente por el desagüe de los seres humanas más primarios a la alcantarilla del olvido.

Tengo la gran suerte de tener memoria de pez, con lo cual, cualquier película que veo al poco tiempo se me olvida su argumento, nudo y desenlace. Eso supone que vuelvo a disfrutar de las películas y los libros de nuevo como si fuera la primera vez y para llevar un control de lo que veo bueno, regular o malo, procuro votar en Filmaffinity para evitar que me pase como a Guy Pearce en Memento.

Sin embargo hay 2 excepciones de las que siempre me acuerdo; Una es "Karate kid" que fue la primera y última vez que vi una proyección en la primera fila. Allí mismo puse a Dios por testigo que jamás volvería a un cine para salir con tortícolis crónica y los ojos vidriosos después de haberme quedado sin glándula lagrimal. Desde entonces, siempre procuro la última fila. Cuando no había internet, iba con mucha antelación a la taquilla para comprar la entrada y desde que lo hay, las compro online y elijo el sitio saltándome la cola. Este fin de semana tocaba Perdida y quedé con una gone girl, valga la redundancia, para ver si esta vez la engañaba, así que compré 2 entradas por internet. 45 minutos antes de empezar la película me llama mi amiga dándome una excusa cutre y que no puede acompañarme. “Puta, zorra, asquerosa… ya encontró un plan mejor y me dejó plantado” pensé… “ No te preocupes querida, no pasa nada, otro día quedamos” le dije. Ni el cínico Ben Affleck hubiera improvisado mejor.

¡¡Qué faena¡¡. Yo con una entrada de más y otra vez solo al cine…8 euros por la baza abajo. Pero no me rindo… piensa, piensa.
Soluciones:
A) llamar a otra amiga perdida para invitarla al cine: con tan poco tiempo inviable, se daría cuenta que es segundo plato y quiero quedar bien cuando resulta que me ha dejado colgado otra…
B) intentar venderla en la cola del cine… joder, pero vaya flash ¿no?¿vas a la sesión de perdida? ¿quieres una entrada? es a mi lado, te la dejo en 6 euros, en 4, en 2, en nada..te la regalo, te pago yo por venir conmigo…
C) Comérmela. Me hago la idea que he comprado palomitas y agua (3,50 el botellín, qué escándalo) me gasté el dinero y ya está. Me autoengaño, me jodo y me aguanto.
D) No ir. ¿Hay algo más patético un domingo a las siete de la tarde que una sala de cine llena y la única butaca vacía está casualmente a tu lado?


Finalmente entré en la sala con las luces apagadas. He llegado a la conclusión que entre anuncios, trailers y próximamentes, se pierden 15 minutos de reloj con la metralla. Para todos aquellos que siempre vais al servicio antes de entrar a la sala, no hace falta que corráis, os da tiempo incluso a lavaros las manos.

La otra película que marcó mi juventud fue “The game” oh.. ¡qué casualidad! también de David Fincher, está claro que de este director me gusta todo, hasta los andares. Siempre me han encantado las películas que cuentan una historia pero la realidad es otra, en las que nada es lo que parece, laberintos para entretener al espectador y que haga cábalas sobre el desenlace, pero sin saltos mortales finales que insulten la inteligencia. Aquí nos encontramos ante un peliculón de esa especie y con tres actrices protagonistas en estado de gracia cuya actuación solo tiene un calificativo: deslumbrante. Como diría Rosamund Pike, existen tres principios que mueven el mundo: el dinero, el amor y la venganza. ¿Hay algo más gratificante cuando has recibido una afrenta que una justa venganza?, ¿hay mayor placer que infligir el mismo dolor que el recibido?. ¿Y si esa venganza es tan perfecta que no descubre al autor o mejor aún, sabiendo quien ha sido el autor no puedes delatarlo? Mmmmmm se me hace la boca agua recordando momentos y frases memorables de la película. Lo que más me ha gustado es cuando el plan perfecto se viene abajo y el astuto protagonista es capaz de adaptarse a las nuevas circunstancias, pergeñar una alternativa y que esta resulte aún más audaz que el plan primario. Eso es la inteligencia. Amo a las películas y a las personas que les gustan los juegos, me hacen discurrir, me despistan con sus mentiras, son capaces de sorprender, inventan soluciones originales y las llevan a cabo.


Se me olvidaba, información relevante para todos los cinéfilos. Hay opción E, las entradas se pueden devolver activando el siguiente protocolo: vas a la taquilla, explicas el problema y te dan una invitación para otro día. Yo que daba la entrada por perdida y ahora la tengo otra vez en casa totalmente recuperada…..solo me falta descubrir quién mandaba las cartas a Bill Murray en “Flores rotas", pero ese enigma le dejaré para otro día. No soy tan malo.

Trama-Trampa

Lo mejor que le puede pasar a una mala película es que sea larga como la nariz de los políticos, obtenga premios en festivales amañados y los críticos la cataloguen de obra maestra trascendente. El problema de los críticos de cine es que cobran por ver muchas películas, se aburren soberanamente y cuando alguna se sale de lo habitual piensan que es buena porque les ha llamado la atención. No amigos, no os dejéis engañar por estos malandrines, la película es una pérdida de tiempo descomunal, un truño infausto, un brindis al bostezo, un aburrimiento supremo.

Consejo

Si como yo, basta que haya opiniones contrapuestas y divergentes para que te pique la curiosidad y quieras equivocarte tú mismo en propia puerta, dado el abusivo metraje de esta ¿película? recomiendo llegar al cine 50 minutos tarde pues previamente hay una reportaje sobre las mejores imágenes de National Geograpich con música de fondo new age para macerar al personal y predisponerlo hacia la odisea que va a vivir. Si aguantas hasta el final entenderás el significado de la frase: tiene más paciencia que el santo Job.

Genero

Hay que reconocerle al director que ha inventado un nuevo género; el video-clip religioso subido a you tube con tus mejores imágenes grabadas en súper 8 (otro truño) con música trascendental de fondo pero con una duración de 134 minutos. No me cabe duda que en breve serán muchos los imitadores y esta será su obra de culto.

Sinopsis

Es una buena pregunta. El tema es tan existencial y tan profundo que es necesario mostrar a 2 o 3 niños (no tengo muy claro cuántos son) a una madre gallina y a un padre autoritario, terrorista psicológico, para que los espectadores con un coeficiente intelectual inferior a 120 seamos capaces de entender la parábola del padre culpable de la paraplejia emocional de su familia y redimir así al bueno de Brad Pitt por alguna de sus películas anteriores. Confirmo que no es cierto que haya declarado: me envidian por ser rico, guapo y un gran actor

Con la excusa del nacimiento de mi hija me compré una cámara de video. Era un armatoste grande y pesado que grababa solo media hora, la batería duraba quince minutos y me costó 125.000, como dice Torrente, de las futuras pesetas. Un pepino de entonces que ahora no me darían ni 10 euros en e-bay. Mi idea era inmortalizar la infancia de mi hija, desde el parto hasta que acabara el colegio, pues yo el primer recuerdo propio que tengo, es un señor muy triste vestido de negro diciendo por la telefunken: Franco ha muerto. Siempre me había sentido acomplejado por apenas tener fotos de niño y para colmo las pocas que conservaba, mi exposa las quemó una noche que no era San Juan, en un arrebato de amor sincero. El caso es que yo iba a todas partes grabando y grabando momentos, tengo 8 o 9 cintas vhs tdk de 240 minutos, que abarcan de los 0 a los 5 años más o menos. Siempre pensé que aunque no participaba de nada, gracias a mi invocación/vocación de giri nipón, estaba haciendo algo grande, algo único, intrínseco, consustancial, eterno, mi paso a la posteridad como padre perfecto. La última cinta que conservo es del viaje a Port aventura, (la Warner y Eurodisney son las otras 2 penitencias para el progenitor ocupado que quiere lavar su conciencia a base de dinero), donde harto, hice como que se me cayó por el tutuki splash abajo, fingí un profundo duelo y me libré por fin de aquel muerto: ya no tendría que grabar mas minutos rutinarios recreándome en la nada de lo cotidiano , ni haría falta sobornar a las visitas para que aguantaran mis cintas con meriendas plenas de churros, pastas, chocolate y jamón que simulaba ser bueno.

Ya el plan Boyhood empezó mal, pues no hay cosa más ridícula que en una sala de 200 butacas, la sesión sea numerada, vayan 12 espectadores y uno de ellos me amoneste porque me he sentado en su sitio. Esto es ser cuadriculado y lo demás cuento, aunque reconozco que fue lo más reseñable que me pasó en este desdichado evento. Tras 165 soporíferos minutos en los que no me dormí por la única razón de saber hasta cuando el niño seguía creciendo, me levanté de la butaca y... empezó a crujirme todo el cuerpo. No me extraña, pues llega un punto en que no sabes cómo ponerte cuando estás soberanamente aburrido. Por fin salí a la calle, inspiré profundamente porque me faltaba el aire y durante 3 o 4 minutos no articulé palabra pues no sabía qué decir de este tostón infame solo superado por la sin par "The master" y al nivel de " La vida de Adele" (aquí por no haber no hay ni sexo). Para colmo de males se puso a llover así que "pa casa": Mi sábado no ha sido malo, ha sido un desastre pluscuamperfecto y mi pareja en el camino de vuelta empezó a hacer preguntas del pelo: ¿este es el mismo director de antes del amanecer/atardecer/anochecer?, ¿la mejor actuación de Ethan Hawke sigue siendo "El club de los poetas muertos"? ¿pero este friki que películas me trae a ver? ¿a los críticos les encanta el tedio? Porque en la película no pasa nada, es la nadería absoluta. Unas sucesión de imágenes grabadas de un crio soso y moma a diferentes edades que necesita urgente un buen peluquero. No hay historia, ni guión, ni texto, ni contexto. Nada, humo, money for nothing, cero. Felicito a quien sea capaz de contar en un spoiler de que trata este experimento, pues han pasado cinco días y es tan tan tan tarantantán profundo, que no lo entiendo.

Sin embargo esta noche por fin he visto la luz, me he dado cuenta, como he podido estar tan ciego. Yo poniéndolo a parir y resulta que Richard Linklater es un genio. Tengo miles de momentos grabados, tan solo me falta meter música de fondo de la década de los 90 y...... ¡¡ tachán ¡¡ una peli independiente de bajo presupuesto. Hay que darse prisa antes de que los otros padres que iban a las funciones fin de curso se les ocurra también copiar el invento.

Cuenta la leyenda que el primer autocine se abrió por un problema de peso. La madre de Richard Hollingshead, era muy obesa, no entraba en las butacas del cine y su hijo decidió poner un proyector en el techo del coche, una sábana blanca en el jardín de casa y así la buena señora podía ver películas, sentada cómodamente en los asientos delanteros, que por entonces eran corridos. Nuestro protagonista era un visionario de tomo y lomo y rápidamente elucubró como hacer dinero con tan ingenioso invento. Por lo visto su padre vendía productos de limpieza para los coches y como la gente en 1933 tenía muchos niños y poco dinero, justo al revés que ahora, nuestro protagonista pensó:-" Abro un cine al aire libre, cobro por coche que entre, por el precio de uno lo ve toda la familia y yo les vendo comida, bebida, chuches y sobre todo el limpiacristales para verlo bien y ahí está el negocio". Sin embargo, nuestro héroe no advirtió que ahí empezaron sus quebraderos de cabeza, pues como todos sabemos el fin último de la existencia es disfrutar de las placeres terrenales por la patilla, llegar a ser casta, la felicidad completa, y pasar la black visa para comprar viagra, triunfar en la vida. La plebe ya venía de casa con las coca-colas y los bocadillos en el maletero y lo peor de todo, el parabrisas limpio. Si a eso añadimos que necesitaba un enorme aparcamiento al aire libre, no le quedó otra opción que fortificar el recinto con altas vallas para que la gente no lo viera desde la calle , pero la turba se subía a los arboles, a los capós de los coches o directamente se colaba para ver las pelis por la cara. Nuestro empresario se puso de nuevo a pensar cómo atajar el problema y... ¡¡ gualá ¡¡ se le ocurrió una brillante idea, el pay por hear: -"Quito la megafonía, meto un altavoz en cada coche y sólo los que pagan podrán seguir la película". Sin embargo fue peor el remedio que la enfermedad, puesto que para meter el altavoz había que salirse del coche (me permito recomendar un mítico NO-DO sobre el primer autocine en España). Ante esta tesitura nuestro ídolo no se amilanó y siguió buscando soluciones. Una noche de lluvia con su autocine vacio (esa es otra... cuando llueve) discurrió la idea que ponía fin a todos sus males:- "Emito el sonido de la película ocupando una banda de FM y así la gente solo lo puede escuchar por los altavoces del coche". De nuevo el autocine se volvió a llenar, el negocio volvía a ir sobre ruedas, pero como siempre en estos 75 años, un imprevisto truncaba las esperanzas de nuestro emprendedor-flotador. Las baterías de los coches se descargan, se activa el modo ahorro, se apaga la radio y hay que arrancar el coche para mover el alternador no menos de 15 veces en hora y media para no perder la señal....

Del mismo modo que los dueños de los autocines están al borde de la desolación ante tantos y tan variados problemas, yo el sábado estaba al borde de la exasperación. Toda la semana viendo truños por la tele y cuando por fin acierto con un thriller de esos que te dejan sin aliento, en el cual tienes que poner los 5 sentidos para seguir la trama, me pasé la película encendiendo cada ocho minutos el motor del coche y buscando en el dial el 89.6 pues no sé porque oscura razón a pesar de tener grabada la emisora, todas las veces se saltaba y por los altavoces salía a todo trapo el carrusel deportivo y los goles del barsa.... ¡¡qué horror y que desesperación¡¡. Estuve tentado en meterme en algún coche de al lado para poder seguir la película sin interrupciones, pero como todo el mundo se desparrama en sus vehículos y algunos incluso se despelotan, (ignoro por qué el inconsciente colectivo relaciona el cine al aire libre en un coche, con sexo y los hombres en concreto con la fellatio), el caso es que me corté y seguí perseverando para acabar la película por mis propios medios. Acabado el suplicio, salí del aparcamiento con la sensación de no haber entendido nada y no sabía si era porque en el transcurso de la narración había perdido el hilo por los innumerables cortes o bien porque la película era así y dejaba un final abierto o por último la teoría que abrace en ese momento, se confirmaba mi presunción que soy limitado y la cabeza no me da más de sí. Para colmo había quedado con unos amigos en un restaurante mejicano para cenar, aparte de esperar más de una hora al guacamole a pesar de tener reserva, había un mariachi espontaneo que iba mesa por mesa vociferando algo parecido a las rancheras para solaz de la sala y crispación mía. El remate fué, que cuando por fin nos sentamos, nos dimos cuenta que era imposible hablar de la isla mínima pues nuestro cantanoches se colocó al lado nuestro cual altavoz del autocine y nos deleitó con toda la discografía de Vicente Fernandez, poniendo el broche de oro con una versión libre de las mañanitas, que todavía estoy pensando qué relación tiene con el cumpleaños feliz. Ante la imposibilidad de darle matarile a tan gañan personaje, decidí rendirme y ahogar mis penas en margaritas, esa mezcla magnífica de tequila, limón, sal y hielo. A medida que me iba emborrachando, contra todo pronóstico vi claro el por qué de la historia y el desenlace, absolutamente brillante. Cuando llegué a casa a las 2 de la mañana tambaleándome pero sin sueño, me leí las 112 criticas colgadas hasta ese momento en filmaffinity y los spoiler de varios usuarios bastantes más inteligentes que yo, me han dado la razón en lo que intuyo y ahora paso a exponer