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España España · Cordoba
Críticas de Yasumaro
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Críticas 46
Críticas ordenadas por utilidad
7
23 de marzo de 2010
8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tsai Ming-liang ha conseguido que me interese por su filmografía. Pocos directores he conocido que sepan plasmar las sensaciones y los estados de ánimo como este presunto provocador taiwanés.
Si alguien me preguntara de qué va "El sabor de la sandía" me pondría en serios aprietos. Podría zafarme de la pregunta contestando que versa sobre una historia de amor en un contextura de sequía total y depresión económica.
La cuestión es que si dijera esto estaría desorientando a mi contertulio, ya que, a la vez, todo es mucho más fácil y más complicado que eso. Mediante los silencios, mediante las imágenes Ming-liang consigue captar las intimidades del alma, además, prescindiendo de todo diálogo formal que contamine lo que para el director es verdaderamente trascendental: las relaciones humanas. Vaya paradoja, ehh.
De ésta manera lo únicamente explícito en el film son las escenas de sexo, que lejos de ser innecesarias o gratuitas colaboran irremediablemente en componer una historia que llamaría "de amor contenido"*. Ya comprenderéis por qué digo esto.
A nadie versado en el cine oriental sorprenderán los números musicales que se nos muestran aquí, por cierto bastante acertados, y que caricaturizan algunos aspectos cotidianos de nuestra vida como las necesidades fisiológicas de sexo y agua. Pero no miremos hacia otro lado. "El sabor de la sandía" puede ser una de las películas mas infravaloradas de todo Filmaffinity. Para visionarla hay que adoptar una total predisposición hacia las diferentes estructuras cinematográficas y percatarse de que no todo el cine utiliza las mismas formas de expresión. Simplemente, quien no valore la belleza y sensibilidad de esta historia y se centre sólo en las escenas de sexo explícito o en sus excéntricos clips musicales, se retratará como un cinéfilo de ínfimo gusto en el mejor de los casos. Qué le vamos a hacer. Las grandes obras siempre han sido para unos pocos.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Yasumaro
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7
6 de abril de 2010
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Pactar con el diablo" se trata de un título de buen manejo visual y cierto tono surrealista que aborda cuestiones como la ambición, la tentación, el entusiasmo religioso y que de paso examina livianamente los desequilibrios emocionales en las relaciones de pareja y otea con pesimismo la naturaleza humana, en especial poniendo el acento sobre su ansia de vanidad y codicia.
Hasta los habitantes del limbo se percatarían de las afinidades que guarda la novela de Andrew Neiderman, adaptada para la gran pantalla por Taylor Hackford (Oficial y Caballero, Eclipe Total), con otros dos best sellers adaptados al cine: La tapadera (1993) y La Semilla del diablo (1968). De la primera recoge el 70% de la narración: joven y prometedor letrado es embriagado por un bufete de abogados un tanto sospechoso. Al hilo de lo anterior los dos protagonistas empiezan a observar matices extraños, tienen problemas con su pareja y finalmente se enfrentan con sus feroces desenlaces. De la segunda adapta el 30% restante, es decir, el tono sobrenatural de ambas historias.
Ciertamente y bajo mi punto de vista, la cinta que nos ocupa rescata lo mejor de los trabajos de Pollack y Polanski, aunque eso sí, sin un resultado final tan novedoso.
Si por algo es censurable esta notable producción, punto y aparte de su poca originalidad narrativa, es por la mala gestión en la información que se le ofrece al público, ya que creo se podía haber mantenido oculta la identidad de John Milton; es decir, creo que se debía haber jugado de forma más sugerente con este tema haciendo partícipe al espectador de las indagaciones de Lomax a lo largo de la película. Por el contrario nosotros observamos la escena desde fuera, sabedores de quien es cada personaje, por lo que no se explota tanto el concepto de suspense como se hubiera podido.
Como curiosidad, tanto en "Pactar con el diablo" como en "Abre los ojos" se observa al protagonista principal corriendo por unas desconcertantemente vacías "Quinta avenida" y "Gran Vía", escenas totalmente poderosas y que resultan extrañamente coincidentes en dos films del mismo año.
De una forma u otra, el producto que tenemos entre manos es un magnífico ejercicio de Thriller psicológico-sobrenatural al tiempo que una decente muestra del subgénero juicios. Y si encima tenemos a unos solventes Keanu Reeves y Al Pacino protagonizando uno de los mejores diálogos del cine de los 90´s, mejor que mejor. Mira pero no toques.
Yasumaro
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5
21 de marzo de 2010
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un miedo tan primigenio y prelógico como el que sentimos hacia los muñecos clamaba, a la fuerza, una apta representación en el cine de terror. Extraña, desde luego, la languidez de este subgénero, que si bien es explotado de soslayo por ciertas franquicias (Poltergeist, 1982) y directamente por otras (El muñeco diabólico, 1988), nunca llegó a caracterizar la esencia de lo terrorífico como en el film que nos ocupa.
Obviamente la idea de Tom Holland distaba mucho de lo que nos muestra Jeong Yong-Gi con su Doll Master. La posesión de un muñeco feo, de pelo alborotado y que para colmo amenaza con navajas o tijeras, es mucho menos explícita que la de una muñequita de porcelana impoluta, de rostro melancólico y vestuario hecho a medida. Ahí está el juego, ahí se explota la premisa, el pavor hacia los ojos vacíos por los que nos miran los muñecos que hemos tenido de pequeños.
No es casualidad que esta narración nos la traiga un oriental, máxime con la poderosa impronta animista y shintoista que aún impregna aquellos lares. Así, la excusa de que todo objeto inerte puede llegar a tener alma si se cree desmedidamente en ello es el "leitmotiv" principal de una narración básica y lineal, pero, que a su vez, regala imágenes poderosísimas que seguramente queden en la retina de los aficionados a las pelis de miedo.
Es cierto que la forma de actuación oriental, un tanto forzada para el ojo europeo, puede resultar contradictoria para los que no están acostumbrados al cine asiático, pero aquí podemos observar algunas escenas apasionadamente interpretadas. Prestad atención pues a la misteriosa artesana de muñecas en silla de ruedas y a la encantadora y bella Mina. Bravo por ellas.
El hilo argumental se va desarrollando ágilmente y no da lugar al estancamiento, aunque es cierto que algún despistado se podrá desorientar en ciertos momentos de la trama por la aparición de algunos personajes a priori descontextualizados.
Mención aparte merecen las bellas composiciones estéticas, la fotografía y los acertados encuadres y picados que deja ver la cinta, algo que por otra parte no es nuevo en el cine coreano o japonés.
Por todo ello y más no entiendo la baja nota que tiene "The Doll Master" una cinta que sin más pretensión que entretener, ofrece además, algunas escenas muy válidas y como decía, fotogramas preciosos. Por cierto, mucho más de lo que nos muestra el insípido y reiterativo cine americano.
Entonces qué...¿te atreves a jugar con ellas?
Yasumaro
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6
31 de diciembre de 2008
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Notable y fresca comedia que nos proporciona una ristra de frases de, verdaderamente, una inmensa calidad. De esta forma, por medio de un humor que mezcla con éxito características del ácido y del negro, se hace una crítica que impacta directamente en la hipocresía, el adoctrinamiento moral y finalmente, sobre aquel sentimiento de culpa tan artificial al que nosotros mismos nos sometemos, no ya sólo al fumar, sino al practicar cualquier acción socialmente repudiada.
Entonces ¿está mal fumar? ¿o acaso está bien? Pues según se mire. Es el otro gran mensaje de la película… todo depende de la perspectiva, de la coyuntura y del contexto. Genial el pujante Aaron Eckhart y sus magnificas reflexiones, tanto en off como en tiempo real; también tiene valor el papel que juega el hijo, cuya función, que podría ser fácilmente moralizante, es sin embargo refrendadora de la conducta de su padre. Por otra parte el film nos muestra los tejemanejes y entresijos de las grandes empresas, los pocos escrúpulos de muchos periodistas y lo radical que puede llegar a ser un mundo donde tan sólo importa el dinero…algo que ya nos mostró a su forma “El señor de la guerra” de Nicolas Cage, aunque sin llegar a la calidad de este film de Jason Reitman.
Dice la entrada del diccionario de la Real Academia Española: “…nos adueñamos del mundo gracias a la palabra…”, prólogo que define perfectamente “Gracias por fumar” un trabajo elegante, que no cae en la sensiblería barata, y que nos plantea hasta dónde puede llegar el poder de la oratoria. Buena.

“…Michael Jordan juega al baloncesto, Charles Manson mata gente… yo hablo…”
Yasumaro
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7
16 de diciembre de 2008
10 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
El título de “La fuente de la vida” alude a un mito recurrente en las mitologías de innumerables culturas; el sueño humano de encontrar algo trascendental que le ayude a vencer el paso del tiempo para obtener así la inmortalidad…y como la película se mueve entre los terrenos de lo cotidiano, lo mítico y lo místico, es lógico que Aranofsky divida su película en tres: una historia real, otra que surge de la imaginación de la protagonista y otra llena de simbolismo que no está situada en el espacio o en el tiempo.
De ésa llamativa manera el director se sumerge en esta búsqueda atemporal que es la inmortalidad, simbólica o no, para sustentar el argumento del film que tiene como protagonista a un médico que representa al científico que cree que todo puede ser solucionado. Así, corre a cargo del personaje de Jackman encarnar la forma dramática con que la sociedad actual afronta la muerte y el paso del tiempo, acorralado entre el pánico de perder a su esposa para siempre y su obsesiva lucha por mantenerla con vida a toda costa. Ella, por el contrario, representa todo lo espiritual, el equilibrio, la candidez; ella es portadora de todo lo místico que hay en esta película, que no es poco. De ella surgen los mundos paralelos a la realidad. Todo queda encuadrado pues, para mostrar el mismo problema desde dos formas distintas.
Y es que Aranofsky roza conceptos judíos abstractos sobre el árbol de la vida en el edén y su relación con la sefirot cabalística. Después nos deja enseguida con una búsqueda muy parecida a la del Santo Grial, para más tarde flirtear con los paganos rituales mayas, la meditación budista y la hermenéutica pura y dura.
En definitiva, con este atípico film nos sumergimos en las complejidades del director norteamericano. Muerte, amor, religión, filosofía, tiempos fracturados… elementos que se conjugan para constituir una experiencia única y original… que en los tiempos que corren, ya es mucho decir.
Yasumaro
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