Encuentran las ruinas del título y se ponen a hacer foticos, como japos en la Sagrada Familia. A los nativos no les mola y se lo dicen educadamente, pero les hablan en maya o algo, y los guiris ni papa, así que se cabrean y no les dejan bajar echándoles sal a lo loco.

Aburrios se suben a la azotea del templo ruinoso a pernoctar, pero les ataca una hiedra maligna con hambre a raticos, picoteando así en plan aperitivo, y echando raices aquí y allá -que a ciertas edades ya toca, y se ve que la hiedra tenía sus años que la conocían los pájaros y los insectos, que lo dicen en la peli.

Al final a la rubiaca le da por cortarse las venas a lo bestia, porque no aguanta las alturas y los picores; el maromo superviviente - que era médico y un partidazo se ve- intenta dialogar con los mayas y éstos le regalan unas flechas; y la morena pisa la sal sin miramiento y se pira campo traviesa en un jeep cochambroso sin mirar atrás, donde el destino le lleve... como Thelma & Louise. Bueno como Thelma.

¿Hay que verla? Sí, a lo tonto está entretenida, aunque nunca más verás a las enredaderas de la misma manera.