Un bonito documento histórico, apostólico y romano. Se trata de una producción de bajo coste que narra las vicisitudes de un grupo de prisioneros de la División Azul en la Unión Soviética. Como documento histórico-sociológico tiene interés, y a veces te ríes. Sorprende que después de un año de vida en el infierno conserven su ropa impoluta, como el primer día. El jefe del campo de concentración del campo comunista se parece mucho al cura de Piedrahita.

Entretenida, aunque nada que ver con su lisérgica predecesora: "Un trabajo en Italia". Me quedo antes con los excesos de Michael Caine y sus chicos de sociedad.

Película de grandes altibajos. Una buena primera hora da paso a un culebrón moralista infumable, tontísimo. Tanta moralina ablanda los sesos de cualquiera incluso si esta proviene del maestro de los buenos sentimientos (Capra).

Película correcta de cine negro, con todos los tópicos de este género. Humphrey, qué gran actor, está perfecto y eleva el listón de la película. Por contra Lizabeth Scott no es contricante para Bogart (¿Dónde estabas en 1947, Lauren Bacall?). EL RESTO ES RELLENO (la crítica es muy corta y Filmaffinity no me la valida): la peílcula es en blanco y negro.

A pesar de la gran interpretación de Christian Bale (es muy recomendable verla en versión original, ya que su voz engrandece su actuación), el argumento de El Maquinista adolece de muchos defectos. Detrás de una ambientación sórdida muy conseguida no hay nada más que un argumento tramposo y mal resuelto. No valía la pena el esfuerzo de Bale de adelgazar como lo hizo (su apariencia es francamente espantosa).