Y aquí andábamos, expectantes, ante la nueva película del deslumbrante Monzón de "Celda 211". Y así esperábamos, babeando por un thriller con muy buena pinta y un reparto apetecible; y así, impacientes, la crítica fusilaba epítetos grandilocuentes y les daba por hiperbolizar hasta lo orgásmico semejante estreno. Y así, hasta que después de ver sus primeros 20 minutos, cualquiera que no esté opiáceamente ciego, se da cuenta que "El niño" es un globo, un globito, hinchado, demasiado hinchado. Que no hay alma, que ni siquiera a Luis Tosar se le deja llevar la función como solo él sabe, que el guaperas del protagonista es tan expresivo como Chuck Norris sentado en el WC, que todo es una trama que quiere parecer enrevesada y compleja y solo es rutinaria. No hay auténtica adrenalina, no hay verdad, no hay cine poroso aquí: es un thriller facturado y marketizado sin más, para buscar una efectividad impersonal, televisiva y dispersa. "El niño" es inane, insuficiente, irregular hasta la médula, enormemente decepcionante, una burbuja de casi nada. Sí, se salvan algunas escenas (por cierto, demasiada insistencia en ello y en el absurdo romance, sin vida, entre el aspirante Castro y la guapa Measkri) de acción y le sobra, sonando a guiñapo, sus ininteligibles guiños cómicos.
¿Qué queda del Monzón virtuoso del tempo, gran conocedor de la puesta en escena y de gran eficacia visual?. ¿Qué queda del Monzón auténtico, talentoso y furibundo de "Celda 211"?. Efectivamente, de señor cineasta ha opositado a niño, niño, niño. Ya veremos después de hacer la comunión por dónde tira. Yo aquí no trago: es un fiasco.

P.D.: este es el típico ejemplo de que España es un país de amiguetes y abrazafarolas para esto del cine en muchos casos, sin tino ni destino.
"El niño" es una de las peores películas en el mejor año, en muchísimo tiempo, del cine español. A ver si espabilan los que se supone que saben de esto...

Un drama sureño de planteamiento muy interesante, que tiene un desarrollo narrativo entre moralista y dubitativo, con un cierre previsible que no otorga la plausible complejidad que pedía a gritos su argumento: el viejo "bluesman" (Jackson) encuentra a la joven Rae (Ricci) medio muerta en la carretera. La fama de ninfómana y mala chica de ésta, hacen que el viejo decida encadenarla en su casa a fin de reconducirla... Sobra el personaje del predicador (se bastaba y sobraba un magnífico Jackson para amalgamar esa función) y Timberlake es una comparsa de cara a la galería. Su historia de expiación, redención y exorcismo de fantasmas interiores queda pues como una obra aceptable y nunca aburrida pero que resuelve todos los dilemas por el camino fácil.

Un rico anciano viudo sufre un ataque al corazón, perdiendo casi la vida. Sus codiciosos herederos deciden contratar a una exuberanrte enfermera para que lo cuide y a la vez "acelere" su delicado corazón... Película erótica muy habitual del cine italiano de los 70, con Ursula Andress derrochando melena rubia y considerable voluptuosidad. Resulta soportable dentro de la chusquedad y clicheado de sus planteamientos entre misóginos y directamente machistas. Incluso hay una nimia crítica a la burguesía y su codicia.

Basada en la novela de Forsyth (con él de coguionista), un rutinario pero salvable thriller de espionaje ambientado en la guerra fría por el que un oficial del ejército ruso (Brosnan) viaja y se instala en Inglaterra, con el objetivo de cumplir una misteriosa misión al lado de una base militar norteamericana... Indisimulado carácter anticomunista, tópicos por doquier, pero al menos una historia comprensible y más o menos interesante con un buen duelo Brosnan/Caine que sostiene la función sin arritmia ni especial brillantez alguna.

Po es un oso panda vago y torpón del valle de la Paz. Pero llega el momento en que la profecía por la que un nuevo héroe llegará para salvar al valle de sus enemigos ha de cumplirse. Y Po es el elegido... Producción de Dreamworks de limitada gracia y ritmo a veces más atropellado que eficaz. El personaje principal resulta simpático y hasta divertido por su falta total de sentido del ridículo, pero pese a que ha dado lugar a un tropel de veloces e inevitables secuelas (mal síntoma), su resultado queda bastante alejado de los mejores logros de la compañía, siendo poco más que correcta, por nada inolvidable.