Sin atreverme a su revisionado, recuerdo con cariño esta película que con 13 años me pareció una feliz elección de videoclub por lo trepidante de la acción y lo canutas que las pasa el bueno de A. Michael Hall y al que no estamos acostumbrados a ver en estas lides sino en comedias y dramedias juveniles. Me entretuvo bastante.

Estupendo cine británico de bajos fondos con unos actores espléndidos, una trama que no decae en ningún momento y que, aunque algo retorcida, te mantiene pegado a la pantalla hasta el final del metraje. Muy violenta en alguna escena, hará las delicias de los que disfrutaron el cine del mejor Guy Ritchie por el dinamismo, los giros y los escenarios.

Richard Donner (Arma Letal) vuelve a la buddy movie. Una historia simple pero con carga emotiva. Persecuciones, giros inesperados, polis corruptos, tiros, el reloj en contra y una buena banda sonora. Ingredientes suficientes para echar un muy buen rato viendo a Bruce Willis en un papel atípico y a un estupendo David Morse en el habitual. No me extrañaría fuese la última de las obras (o firmas) de su director ya que tiene 89 años nada menos.

¿No tiene argumento o es que es tan libre que puede permitirse tener cualquiera? Me dejo llevar por esta refrescante (por inesperada) película en la que bajo lo aparentemente absurdo subyace no poca elaboración y crítica distopica respecto al arte y los destinatarios del mismo. A ratos me ha recordado a Black mirror y en otros momentos al surrealismo de los grandes. Estupenda para abrir la mente, disfrutarla sin prejuicios y comentar luego las interpretaciones de cada cual.

Estupenda. Magnífica. Dolorosa. Bien rodada, bien interpretada, con una música maravillosa. No se puede pedir más. Un Kevin Costner en un estado de gracia que nunca más repetiría ni como actor ni como director. Nunca más habrá nadie que ruede un western de indios y vaqueros en los que los primeros sean los despiadados salvajes del cine clásico y los segundos los civilizados colonos que les sobreviven.