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España España · Shangri-la. Andalucía
Críticas de Maggie Smee
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Críticas 376
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
5
27 de mayo de 2023
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Al ver el curioso y divertido documental “Electric Boogaloo: The Wild, UntoldStory of Cannon Films”, hablaban, entre muchas películas, de “Ninja III: la dominación”. Con solo algunas secuencias y un resumen de su sinopsis, ya provocó mi curiosidad. La verdad es que siempre la he ido postergando porque me queda mucho por descubrir y revisar, pero no quería dejarla aparcada demasiado tiempo. El caso es que finalmente la he visto y no me ha decepcionado.

Hoy día, con la casi extinción de la serie B, “Ninja III: la dominación” sería un film muy difícil de producir para ser exhibido en cine. Y es que, hasta la década de los 90, se han creado multitud de “frikadas” antológicas que hoy día se han revalorizado, porque las producciones de televisión que muchas son directamente cutres, carecen del encanto que estas poseen, además de que el circuito de la exhibición no les facilitaría su salida al mercado.

“Ninja III: la dominación” es una combinación imposible de géneros: aventuras, acción, magia, musical ochentero, amor, artes marciales, posesión y terror (más o menos), “inspirándose” desde “El exorcista”, pasando por “Poltergeist (Fenómenos extraños)”, “El ente”, hasta llegar a “Flashdance”, la propia de la factoría de la Cannon “La manzana”, que sigue siendo una joya inolvidable poco conocida, y todo sumado a las predecesoras del caso presente, ya que este film de Sam Firstenberg es secuela de “La venganza del Ninja” y su primera parte “La justicia del Ninja”, con inverosímiles escenas de masacres y peleas karatekas.

Aunque beba de muchas, no hay duda que es una película inimitable, ideal para ver en grupo para poder comentarla y aunque no convenza a los amantes de los géneros citados, aseguro que a todos los dejará boquiabiertos, haciéndoles pasar un rato muy rato que difícilmente olvidarán. De hecho hasta creo que a su vez, sirvió para que John Carpenter emulara su desparpajo para “Golpe en la pequeña China”, aunque sin llegar a su nivel, y que se copiaran en lo que pudieran los creadores de “Tortugas Ninja” rodada en 1990, que fue un éxito mayor, pero sin superar la gracia de esta.

Su factura técnica, aunque deja que desear, sobre todo en sus precarios efectos especiales, se le perdona, así como su banda sonora, hecha a base de sintetizadores que le dan un aire característico de su época.
Sus actores protagonistas (la apañada Lucinda Dickey y el monísimo Jordan Bennett), injustamente con carreras cinematográficas de breve recorrido, hacen lo que pueden, apoyándose en sus atractivos físicos cuando sus personajes no daban más de sí, y bien secundados por el resto, algunos muy conocidos como James Hong.

Sam Firstenberg, artesano de la Cannon, la rueda con rutina, pero consigue uno de sus mejores productos. Sinceramente, no me la puedo fundir y le doy un cinco porque consiguió mi atención (y sorpresa) en todo momento. Una joya serie B muy infravalorada y que repito, hoy día no se podría rodar ni a nivel de producción ni tampoco, todo hay que decirlo, que no se tendrían los arrestos ni el punto cachondo de atreverse a llegar tan lejos. Porque no todo es llegar a la maestría, si no explorar derroteros que pocos se han atrevido a mezclar. Más que una cuestión de gusto es ya de sentido del humor que no suene a lo mismo de siempre.
Maggie Smee
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3
27 de mayo de 2023
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Más que un comentario creo que es una señal de advertencia para todos los que quieran ver “Los secretos de la Cosa Nostra”, porque tras comprobar que no hay ni un comentario negativo y los que hay, van desde la recomendación a la complacencia, (y que por eso piqué), aunque no puedo estar más en desacuerdo. Y no porque sea yo muy exigente, porque el punto “friki” lo tengo muy desarrollado, pero los quiero y no puedo de serie B siempre me han parecido patéticos, sobre todo cuando los detalles no se cuidan y por ello el producto se convierte casi en un engendro.

Hay que tener en cuenta que el productor es Dino De Laurentiis, que durante casi cuatro décadas estuvo casado con la gran Silvana Mangano, fue capaz de producir notables películas como también de cargarse proyectos que pudieron ser interesantes, producir títulos que injustamente para muchos pasaron desapercibidos como también de crear subproductos. Hizo de todo. Y “Los secretos de la Cosa Nostra”, realizada aprovechando el éxito de “El padrino” pero que se encuentra a años luz del film de Coppola, es de las más olvidables dentro del género de “gángsters” y de las más flojas que produjo.

Está dirigida por Terence Young, responsable de algunos films de James Bond como por ejemplo la que abrió la saga, “Agente 007 contra Dr. No”. Director con clase, ya que le enseñó a Connery, para su personaje de Bond, cómo andar con distinción, clases de dicción o cómo comportarse en restaurantes de lujo. También en su haber tiene de todo, incluso el haber sido galardonado con el Razzie al peor director por “Inchon”, película que me encantaría ver pero debe estar escondida bajo tierra al ser la triunfadora de los “Razzies” en 1981, por encima de las desagradables “Sí, Giorgio” o “Rocky III”.

El reparto no está aprovechado en absoluto. La película se beneficia de la profesionalidad de ellos, sobre todo del estupendo Lino Ventura, pero sus personajes son de cartón piedra.

La banda sonora, el vestuario y su fotografía cumplen, sin más. En cuanto a la dirección artística y selección de escenarios contrastan brutalmente: bien se desarrollan a veces en bonitos salones, rechinan con las escenas de cárcel que dan el cante que son vulgares decorados de estudio.

El guion, como sus diálogos, va a trompicones, saltos continuos hacia delante y detrás sin mucho sentido, ya que podían podían haber hecho una narración continuada. Y Young en la dirección se dedica a filmar sin alma, casi sin interés, si exceptuamos las escenas de tiros, que algunas están metidas casi con calzador como requería el género, pero carecen del nervio requerido.

Entre lo peor: el maquillaje, que resuelven las canas y las arrugas con polvos de talco, de lo más vulgar. También la escena de la ducha inicial en la cárcel en la que se ve que Bronson lleva un bañador amarillo, pero no de tela de lycra, parece estar tejido de lana, ¡como de ganchillo o croché! Qué antigüedad. Si era para que no se vieran sus vergüenzas que le hubieran tomado desde otros ángulos o se hubiera plantado un bañador color carne, pero no amarillo. También se cuelan escenas donde van en coche, en los años treinta, pero se ve que circulan modelos de coches de los años sesenta y setenta. Por ejemplo, cuando arrojan un coche al río Hudson con las Torres Gemelas al fondo, anocheciendo, para que se note que es Nueva York... pero vamos a ver, ¿no se desarrolla en los años treinta? ¿Para qué aparecen las Torres Gemelas, que fueron inauguradas cuando se estrenó esta película? Que las Torres Gemelas son de los años setenta... En fin, una ambientación patética que arruina el posible aire de serie B con el podía haber contado y haberla hecho más amena.
Maggie Smee
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7
12 de mayo de 2023
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Return of the Secaucus Seven” es el debut en la dirección de John Sayles, que dicho sea de paso Quentin Tarantino hace referencia de ella en su libro “Meditaciones de cine” (Reservoir Books) y también era mencionada en la prestigiosa serie de televisión “La historia del cine: Una odisea”, de Mark Cousins.

Parece que hubiese, al cabo de las décadas, una especie de reivindicación. Pero la verdad es que, aunque nunca se estrenó en varios países incluido España, cómo no, resultó ser todo un éxito del cine independiente en Estados Unidos. Peligró mucho su posible distribución y, por total sorpresa, se convirtió en una película ensalzada por la crítica con una buena afluencia de público. Tanto fue así, que muchos llegaron a pensar que podía haber accedido como mejor film en la edición de los Oscars de 1980 entre otras categorías, lo cual le hubiera facilitado su estreno en muchos países, pero no fue así. Incluso la nominación a mejor guion original parecía que era segura, ya que fue galardonada por los críticos de Los Ángeles ese año o por el sindicato de guionistas, pero la Academia prefirió, en su época más hortera, nominar “La recluta Benjamin”.

Y es curioso, porque el guion de “Return of the Secaucus Seven” sirvió de referencia para muchos guiones que después se llevaron al cine, como por ejemplo la destacable “Reencuentro”, de Lawrence Kasdan que contaba con un reparto “no muy conocido” y que gracias al éxito del film, todos llegaron a ser muy famosos, incluso al que nunca se le llega a ver la cara en una decisión de última hora, (Kevin Costner) y que Kasdan prometió que le volvería a llamar para un protagonista, cosa que cumplió.

Kasdan parece que copió su fórmula y sí consiguió que “Reencuentro” fuera nominada a mejor película y guion, además de dar a Glenn Close otra nominación como actriz de reparto y catapultarla definitivamente al estrellato.
A mí Kasdan me gusta, a muchos de sus films les guardo cariño y creo que él es un estupendo guionista. No voy a cambiar de parecer a estas alturas no por obstinación, sino porque realmente se lo merece, pero no puedo dejar de experimentar una cierta decepción al ver de dónde salió su “inspiración” con “Reencuentro”. Algo me parecido me ha ocurrido recientemente al descubrir “Les lèvres rouges”, de Harry Kümel y compararla con “El ansia” de Tony Scott, que por cierto parece ser que Sayles anduvo también en ese guion aunque sin acreditar, como en muchas otras producciones comerciales.

Y es que al igual que en el film de Kasdan, aquí Sayles (que además se reserva un pequeño papel) cuenta con un buen reparto coral, en el que cuesta reconocer a uno de los más famosos, David Strathairn. Todos cuentan con unos ajustados papeles y desprenden gran comodidad al desempeñarlos, incluso algunos de ellos están muy implicados en el proyecto, cumpliendo, como buen film “indi” con otros cometidos, como la actriz Maggie Renzi, que desde entonces formó pareja con Sayles y lo compaginó con la producción.

Y es que Sayles, aunque entró en el cine de la mano de Roger Corman como guionista a prueba de bomba, ya que disfrutaba de buena reputación como novelista y trabajó en muchos films puliendo sus guiones, aunque varios films sin acreditar. Pero en su faceta de director y guionista resultó ser un gran tipo. No por su altura de casi dos metros, sino por la integridad y honestidad intachable de sus proyectos, llegando a rodar en 16mm para luego pasarlo a 35mm, o filmar con presupuestos bajísimos proyectos que difícilmente podían llevarse a cabo. De ahí que fuera agradecido con sus actores, con los cuales a veces establecía amistad y él volviera a trabajar con ellos.

Pero no todo son aciertos, de acuerdo. Sayles también es montador y en esta ocasión, en algunas secuencias, el resultado es abrupto, un “fallo” muy común al ser primerizo y que luego pulió brillantemente. También el ritmo hay momentos en que se le va, pero rápidamente lo vuelve a retomar.

En fin, buena película independiente, de espíritu libre y que en el spoiler explicaremos donde sobre todo se puede comprobar.

Sayles, autor poco conocido en España por desgracia, aunque haya sido nominado al “Oscar” un par de veces como guionista. Merecería una revisión de sus títulos, sea en filmotecas o en su defecto, que alguna plataforma se anime a poner disponibles todas sus películas. Yo al menos lo agradecería.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Maggie Smee
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7
5 de mayo de 2023
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
En la espléndida “The Overlook Encyclopedia. Horror”, de Phil Hardy, de Overlook Pr, New York, que es una enciclopedia sobre el cine de terror, no editada en España que abarca desde primeros años del cine hasta casi mediados de los años noventa, al menos en su tercera impresión que es la que tengo, reúne a todas las nacionalidades posibles, y de las fotos seleccionadas, incluían una de este film, similar a la cartelera, en la que aparecen Delphine Seyrig y Danielle Ouimet. Nunca leí su reseña por temor, porque el fallo que posee esta gran enciclopedia es que está plagada de “spoilers” sin piedad. Es algo que no entenderé y que los americanos hacen mucho, (y que por aquí empezamos a imitar), que para comentar algo no hace falta destriparlo, pero bueno... El caso es que al leerla, que era un “spoiler” como me olía, descubro algo en lo que coincido plenamente y más adelante comentaré.

“El rojo en los labios”, cuyo título para su explotación en vídeo en España se transformó en “Criaturas de la noche”, en su día, con la censura en vigor, fue imposible que se estrenara. Con el paso de los años, tampoco llegó a todas las ciudades, y en la actualidad, aunque goce de la calificación de “película de culto” en Europa o parte de América, entre nosotros, sigue siendo casi una desconocida y, en círculos de aficionados, está minusvalorada. No es que sea una obra maestra, pero desde luego merecería mayor reconocimiento ya que es notable y tiene su valía.

“Les lèvres rouges” es una película inusual en muchos aspectos. Con la eclosión en los años setenta de vampiras lesbianas, donde no había hueco para la insinuación y siendo en muchos casos una excusa para lucir palmito, surge este film de Harry Kümel, quizás un poco por casualidad.

Sin tener presupuesto para ambientarla en el siglo XVI y desarrollar la historia de la condesa Erszébet Bathori que encargó el asesinato de centenares de vírgenes para bañarse en su sangre, como el curioso film de Jorge Grau rodado un par de años despuès con Lucia Bosé, se decidió ambientarla en época actual.

Con un logrado ambiente fantasmal en un lujoso y solitario hotel (mezclando un hotel de Ostend y otro de Bruselas), rodeándose de un precioso vestuario de Bernard Perris, Cinelli o Marie- Paule Petignot entre otros, una dirección artística llevada a cabo por la cantante Françoise Hardy, la fotografía de Eduard van der Enden y la estupenda banda sonora de François de Roubaix, dan forma a un original y sugerente film, proporcionando un ambiente sofisticado y glamuroso nada habitual en el género.

Y como contaba al principio del comentario, es cuando descubro con sorpresa al cabo del tiempo y con total convicción, que “inspiró bastante” a Tony Scott cuando rueda doce años después “El ansia”. Aunque el film de Scott se base en una novela Whitley Strieber de primeros de la década de los ochenta, hay entre ellas demasiados paralelismos innegables.

Harry Kümel firma el guion con Jean Ferry y Pierre Drout, aunque sin acreditar parece ser que estaban también Köhler y Amiel, al menos, a pesar de ciertos baches, hacen un buen trabajo, administrando bien su porción “gore” y sexual, pero con mucha distinción.

Kümel, que no estudió cine, provocador y polémico personaje, en el rodaje un día protagonizó un lamentable episodio: en una discusión con Danielle Ouimet, que encarnaba el personaje de Valerie, le arreó un bofetón. Su compañero, John Karlen que hacía el personaje de Stefan, no dudó en defenderla, proporcionándole un fuerte puñetazo en plena cara. Desde entonces mantuvieron a Kümel a raya, pero la tensión en el rodaje se podía cortar con un cuchillo.

Los actores hacen una buena labor, que suponemos tampoco fue fácil, coronados por una bellísima Delphine Seyrig como la condesa Elizabeth Báthory. Musa de genios, preparada en las mejores escuelas y figura imprescindible del feminismo más intelectual, estuvo a punto de rechazar el papel, que finalmente acepta por recomendación de su compañero Alain Resnais, que la anima porque el guion le parecía visualmente un cómic.

Un cómic, lo que en realidad es un cómic no es, pero sí es cierto que visualmente, por todo lo expuesto y sin pecar de rollo “camp”, es una elitista y encantadora fotonovela, donde hay mucha sugerencia, belleza y sensualidad. El estreno le proporcionó a Kümel el poder rodar seguidamente su película más extraña, y para mí, más espesa aunque más lograda, “Malpertuis”,que sí nos llega con más copias (con el mismo retraso) en cines en versión subtitulada, y donde Orson Welles era quien tenía firme y a su merced a su director.

“El rojo en los labios (Les lèvres rouges)” es un cine vampírico sin colmillos, que se aproxima, y no por snobismo, si no por afinidad al planteamiento, a un cine de autor, pero que deben ver los seguidores del género que sean menos prejuiciosos y sin miedo a propuestas menos comerciales.

Paso brevemente al spoiler.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Maggie Smee
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4
31 de marzo de 2023
23 de 30 usuarios han encontrado esta crítica útil
Uno de los muchos rumores que rodean “Fenómenos sangrientos” (“Blood Freak”), de 1972, una joya de la serie Z no muy conocida en España, es que fue producida (con bajo presupuesto) pero con el propósito de lanzar el mensaje contundente a sus espectadores de lo mala que era “la droga” y de sus terribles consecuencias. Y parece enteramente que este haya sido el propósito inicial de “Oso vicioso”. Lo que ocurre es que, si con la primera mencionada el film se convirtió, involuntariamente, en una disparatada comedia de culto, en el caso presente, “Oso vicioso” desbarra, sobre todo en su tercio final, y no llega a ser una comedia y ni por supuesto disparatada, cosa que hubiera necesitado ser.

De entrada mencionar el desatino de su título en España, en el que se ha buscado el pareado fácil y que no es acertado. Más fieles han sido con la traducción elegida en Argentina, Chile, México o Colombia, por ejemplo, eligiendo “Oso intoxicado”. Incluso en Italia han sido más “ingeniosos” que aquí, bautizándola como “Cocainorso”.

Se sabía que no íbamos a ver un cine profundo, pero es que como cine de evasión no termina de funcionar. La dirección de Elizabeth Banks es meramente funcional, pecando de impersonal, cuando mejor le hubiera ido un director o directora con algo más de riesgo.

El fallo principal de “Cocaine Bear” es el guion de Jimmy Warden, que aunque su premisa se base en hechos reales, va enlazando sin mucha fortuna diferentes personajes en distintas situaciones, rompiendo su ritmo y sin unos protagonistas definidos. Bebe de películas que se han hecho y han funcionado, pero carece de mala leche y le sobra moralina barata.

El caso es que parece que estamos ante un “telefilm” con algo de presupuesto y no ante un largometraje para cine. Su hora y media se hace notar y no termina por ser lo que debería haber sido.

Se han apoyado en exceso en los efectos digitales, cuando no hubiera hecho falta hacer evidente al oso porque eso ha infantilizado bastante el film.

Película del montón que no supone nada nuevo y que tampoco nos impacta, aunque lo mejor es que es de esas que “acostumbran” a los espectadores a no salir huyendo de la sala, ya que hay escenas que se incluyen en sus créditos finales.

De su reparto, nada destacable, señalar que fue la última que rodó Ray Liotta, el cual las tenía mejores y por supuesto peores, pero al ser su “despedida” nos hubiera gustado que hubiera sido algo mejor. De sus compañeros salvar a unos desaprovechados Margo Martindale y Alden Ehrenreich.

En su banda sonora se incluyen canciones para aumentar el sentido del humor, sin conseguirlo, funcionando mejor lo compuesto para el film.

No da para mucho más y supongo, que en breve espacio de tiempo, se olvida.

Y pasamos brevemente al espacio del "spoiler"
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Maggie Smee
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