Un estado de opinión fue creciendo entre aficionados y cinéfilos agrandando desaforadamente la figura de Ford, hoy ya mítica: ese estado de opinión venía a decir "Ford es el maestro del cine, él ha inventado todo lo grande, los demás que han venido se han rendido y le han emulado." Innegable que sea un buen director, no hay duda, otros títulos como El hombre tranquilo o Centauros del desierto, excelentes películas respaldan esa incontrovertible cuestión. Pero después hay títulos como este de La diligencia que más bien se inflan a expensas del aura de su autor. Es una película entretenida, con algún personaje que sobra, con caracteres a veces exagerados, que como metáfora de la conquista del oeste es una buena metáfora (cada uno de los viajeros de la diligencia responde a un carácter de los que conquistaron y construyeron el oeste americano: el vaquero, el excombatiente de la confederación sureña, la mujer que da a luz al hijo en el camino(américa), el forajido, el borrachín, el banquero, etc...) pero esa criminalización de los apaches

Sólo una cosa, sobre las muchas y diversas que se podrían conjeturar y se conjeturan sobre esta peli.

La música: grandes obras maestras de todos los tiempos en los planos de las naves flotando en el vacío sideral.

Silencio casi absoluto sin embargo en multitud de acciones cotidianas de los cosmonautas y personajes. Inlcuso las conversaciones en algunos casos (con Hal 9000, el Dr Floyd con la comisión soviética) están impregnadas de silencio.

Igual silencio que el de los homínidos 4 millones de años antes.

Música para el universo y su impenetrable orden; silencio para el logos humano: no parece casual.

Hace algunos años endosé aquí mismo una nada memorable reseña sobre esta misma película, crítica que luego con gran juicio eliminé y no dejé a Dios gracias, pruebas de su existencia.
Decía cosas hasta donde recuerdo como, "el disco rayado e interrumpido en la melodía de Michel Legrand cuando Jennifer O'Neill abraza en su viudez a Hermy (Gary Grimes) el cual hace las veces del esposo fallecido en el frente, ese disco rayado es el amor inconcluso e interrumpido (por falsario) que sienten ambos, amor asimétrico y bla bla".
Pasan los años y la película me sigue gustando no como el primer día, sino más, porque tal vez se suman los recuerdos de la primera vez creando un sustrato histórico en mis recuerdos. Tal vez eso es luego a la postre la adolescencia, un recuerdo enviscado en una vorágine de sentimientos no comprendidos que después la edad adulta intentará si acaso deshilvanar, pero que nunca dejarán de acompañar al individuo.
Una serie afortunadísima de hallazgos y concurrencias hacen de esta película si no una obra maestra si una película maravillosa, donde narrando la historia de un verano pretérito (fiel a la novelilla homónima de Hermann Raucher, obra por cierto regular) se disecciona no sé si deliberadamente las entretelas de la adolescencia que luego a la postre es todo un verano nostálgico. El hecho de que los hechos desarrollen en una isla, y de que junto al venturoso y providencial enamoramiento de Hermy se describan las "otras" adolescencias de sus amigos (adolescencias vulgares, mitad onanistas, mitad groseras) genera más poesía aún por contraste, pues los caracteres de dichos personajes a cualquiera que recuerde un poco su pubertad le pueden resultar familiares. Recuerdo que en la crítica de hace años (no sé si esta acabaré también eliminándola, uno siempre es algo adolescente y se arrepiente de según qué cosas) me atrevía a juzgar que la ausencia de figura física de progenitores era un recurso buscado por el director para señalar de algún modo cómo sobra la figura paterna en un adolescente en los años cruciales de su existencia. No me atrevería a refrendar tal juicio, pero más allá de una película repleta de secuencias fantásticas y acertadas guarda ciertos aspectos cinematográficos dados a la exégesis, como sortilegios determinados a realizar su ensalmo.

No se trata tanto de lo que se cuenta sino de cómo lo cuenta, con qué precisión, sagacidad, ironía y capacidad analítica desarma algunos aspectos universales del individuo. Se dirá que es muy fácil retratar a unos personajes cliché de altas y bajas esferas sociales, pero a veces lo cliché es lo que queda más oculto, porque se está radiografiando no al personaje desde el cliché sino al cliché mismo desde perspectivas eso sí, hiperbólicas, pero necesarias. El lado oscuro o esqueleto en el armario que todo el mundo guarda más o menos; también se sugiere (esto es lo bueno, siempre se sugiere nunca impone, la vida sólo puede acometerse desde posiciones doxográficas y una historia incluso la más universal está tejida contra los mimbres de la mirada) la banalización y su hilación o nexo con la comunicación; la soledad y la comunicación tienen mucho que ver con el estereotipo del acomodado pero sobre todo con su exhibicionismo, de ahí que cuando faltase sea muy importante para ciertos individuos mostrar y aparentar como si ello fuera, porque ser en sí mismo muchas veces es comunicar, presupuesto este ontológico

Hay varias cosas sorprendentes. Lo primero, quién y por qué le dio derecho al director a tomar a Wagner, concretamente el Tanhausser, que si por algo se caracteriza es por romanticismo puro, por deseo de eternidad: clave en sol musical que con-funde y distancia la vocación patética del film. Lo segundo: esa insistencia en generar pathos, suspense y horror con la belleza de la imagen. No es casualidad que sea así, la inquietud parte de un deseo, pero también del sentimiento estético de la belleza, cualquier cosa ajena y bella nos inocula una sensación extraña, y qué más extraño que un planeta azul que se aproxima hacia nosotros: esa sensación poética de inmensidad destructiva es brillante, está bien filmada, crea inquietud. Muy acertado el no poner jamás las noticias, la televisión para corroborar y avalar lo que ocurre, porque lo que ocurre no se puede narrar, dado que está más adentro de los personajes que afuera en la realidad: la realidad es inenarrable, y si alguien pretendiera narrarla le daría carta de ficción, como con cualquier film comercial americano, este siendo muy comercial no quiso caer en lo prosaico.