La primera peli de la saga "Saw" es uno de los mejores y más originales thrillers de la última década. A partir de la misma, se podía pensar que las secuelas iban a ser más de lo mismo, con menos originalidad y exacerbando aquellos detalles más truculentos. Es cierto que los aficionados al gore habrán quedado satisfechos con las secuelas, pero también los cinéfilos y aquellos que disfrutamos del género de terror/intriga. En efecto, es muy dificial hacer 4 secuelas de una película muy original y que todas resulten entretenidas, originales, con finales sorprendentes y con complejas (y, ahí radica la dificultad, coherentes) conexiones entre todas las historias. Saw 5 no es una excepción. Todo queda claro y aún así no dejan de sorprender ciertos detalles del guión, o ciertas reacciones de los protagonistas. Dentro de los tópicos del género, eso sí, pero siempre conservando una cierta frescura que hace que sea complicado predecir al 100% todo lo que va a ocurrir. Y eso dice mucho en los tiempos que vivimos. Quizás su techo se lo marcan los creadores mismos: no pretende ser una gran película, y no lo es, pero sin pretensiones consiguen lo que buscan, ni más ni menos: poner culos en los asientos del cine y generar pingües beneficios. Eso sí, quizás sobran algunas explicaciones y hay demasiados "flash-backs" para intentar dejarlo todo claro...y a veces es necesario dar libertad al espectador para que saque sus propias conclusiones.

La verdad es que tras ver tantas pelis del género de terror-gore, la inmensa mayoría de las mismas no ya malas sino pésimas, está bien encontrarte con una película de las características de "Los ojos del mal". Total, si el director y el guionista ya saben que el film es malo, el guión es malo y trillado, y las situaciones van a ser poco menos que surrealistas, lo mejor es aceptarlo. Asumirlo. Y si le das algún toque de emoción, tienes actores decentitos y le pones alguna escena de humor negro, te sale un film pasable. Esta es la gran virtud de esta peli: no pretende ser más de lo que es (como por desgracia es habitual en este género). Así, nos encontramos ante una peli entretenida, con sus dosis de acción, terror, gore y humor, con sus chicas guapas y sus situaciones límite. Pero además hay algunas escenas que, en vez de ser resueltas con la habitual truculencia a la que tienden estos films, se resuelven con ironía y humor, sobre todo la escena final, arrancando carcajadas entre los espectadores.

Estamos ante otra peli que prometía mucho, pero que al final se quedó en nada. Es una peli de terror de adolescentes más, al estilo de "Halloween" o "Viernes 13". Incluso más cómica (reirse por no llorar, por supuesto). Hasta el policía jovencito recuerda un poco a David Arquette en "Scream". Tópico tras tópico, escenas efectistas e innecesarias (bueno, necesarias para que un director mediocre pueda introducir algún elemento "original", o eso se habrá creído él), y mucha sangre son los ingredientes de este insulso film de terror que no pasará a la historia.

Divertida crónica de las andanzas de un camarero por la Checoslovaquia de antes, durante y después de la II Guerra Mundial, incluyendo la implantación del régimen comunista. Todo un barrido por la Chequia del siglo XX. Es una película entretenida y divertida, con algunos apuntes interesantes y con tendencia a lo mágico y a la fantasía. SIn embargo, su mayor "pero" es que no te acaba de calar el argumento, asistes a la proyección sin identificarte con el personaje protagonista ni sientes frío ni calor antes sus vivencias. Todo resulta demasiado frío y lejano, el espectador no llega a implicarse. Aún así, vale la pena verla.

La última película (póstuma) de Robert Altman constituye su auténtico testamento cinematográfico, y resume sus gustos y sus virtudes: su gusto por la América profunda, por la personificación de los antihéroes, por los films corales, su buena dirección y buen hacer cinematográfico. También resume sus defectos, para qué lo vamos a negar: poco dinamismo, poca historia original (la originalidad no reside en la trama, sino en cómo se cuenta la historia), poca acción. No obstante, sigue siendo una película mágica, una de esas películas cuyo único propósito es hacer cine. ¡Hasta siempre, Robert!