No se me ocurre criticar ni analizar el guión con sus ya viejos tópicos de siempre (lo único que falta es la puerta que se cierra con estrépito), sino lo que hay detrás. Porque es como si Balagueró quisiera mostrarnos algo más que lo ya visto en cine de terror, algo donde el terror no es el fin sino el medio para contarnos una preciosa historia de amor más allá de la muerte, y donde hay, también, una reflexión humilde aunque efectiva de lo metafísico.

Bonita historia de amor más allá de la muerte con, quiérase o no, un final sorprendente. Algo sobre la fe y el amor a la profesión que debería rescatarse. Entretenida y esperanzadora. A mí me gustó, aunque no sea una gran película, y quizá sí una TV movie, pero dulce y llena de espiritualidad. Le hubiera hecho falta una mejor banda sonora, un mejor guión, y quizá un director europeo, pero la idea es buena.

Sencilla, humana, sin grandes pretensiones, estas flores del señor Ibrahim -entrañable Omar Shariff- llegan al alma, vengan del Corán o de su corazón. No puedo decir mucho más sobre el precioso viaje iniciático de este chaval que habiendo visto lo más luminoso y lo más oscuro del alma humana, decide volver a sus raíces sabiendo bien, como su padre adoptivo, lo que hay en su corazón. Vale más esto que ser dueño de un reino.

Alguien puso por ahí "Diario de una mujer perdida". Pero, si tan perdida estuviera Valerie Tasso, ¿habría conseguido publicar sus memorias, narrar a cara descubierta su historia con la dignidad conque lo hacía, y llegar hasta el punto de movilizar a un equipo de producción para filmar una película? Para mí, el titular sería: "Diario de una mujer perdida que se encuentra". El viaje iniciático de alguien en busca de su propia identidad femenina a través del sexo. Críticas aparte -no soy una experta en cine, eso ya lo habreis notado- rescato: la estupenda actuación de Belén Fabra (ciertamente, una belleza serena que no choca en su desnudez), buena música (la de Antonio Orozco no, el pianito); estupenda Geraldine (como siempre), entrañable escena la del paralítico. Será que soy mujer... snif, pero me ha gustado ese puntito sutil, de gran belleza, que retrata sobriamente la generosidad de la naturaleza femenina.
Pero vamos, que me gustó, e incluso me conmovió.
Será que me la esperaba mucho peor...

Siempre me he preguntado quién inventó la tan conocida imagen del humanoide blancuzco de ojos grandes: si fue Spielberg o es cosa del Pentágono, por aquello del hangar 47, las abducciones y el Blue Book. En cualquier caso, esa imagen forma parte del imaginario colectivo y tiene tal fuerza que ya hemos olvidado quién inventó a quién.
Acabo de verla en la tele, y me abdujo tanto como a los trece años. La humanidad de Spielberg ya se venía perfilando en esta película, única en su género -no olvidemos que en todas las pelis los extraterrestres siempre son malos- que a pesar de su antiguedad sigue resultando maravillosa. Cuando uno piensa en lo que hay en este mundo, la verdad es que dán ganas de ser Richard Dreyfuss y salir a explorar otros nuevos, y si la compañía es grata, pues... ¿por qué no?