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España España · ALCALÁ DE HENARES
Críticas de Inaki Lancelot
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Críticas 156
Críticas ordenadas por utilidad
5
12 de noviembre de 2008
24 de 32 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un hombre llega tarde a una cita por una serie de casualidades absurdas. Todos sabemos que cualquier excusa que invente será más creíble que los propios hechos. Al mismo tiempo, su embuste le restará aún más confianza para justificarse sinceramente la próxima ocasión en que se demore.

Con cintas como “El padrino”, el cine ha impostado la realidad de forma creíble y espectacular hasta el punto de que se dice que muchos mafiosos reales han imitado tramas cinematográficas. En estos casos, la ficción ha desplazado a la realidad, dificultando que un documental fidedigno resulte verosímil.

Para su sexta película, Matteo Garrone ha partido de la obra “Gomorra”, descripción de los métodos de la camorra napolitana realizada por Roberto Saviano, declarado por aquella enemigo de la organización mafiosa. Tal vez por ello, el director propone un film sobre y no contra la camorra. adoptando un punto de vista verista que no evita el derramamiento de sangre, pero sí los efectos espectaculares, de modo que los asesinatos exhiben una asepsia quirúrgica. Desea mostrar la realidad sin aditivos, evitando cualquier apología de la violencia.

El problema es que después de “El padrino”, el escenario expuesto por Garrone a un ritmo altamente moroso y apoyándose en un elevado porcentaje de actores con poca experiencia, no logra mantener la atención del espectador. Su filme puede ser más cierto, pero uno prefiere ser engañado.

La situación que se denuncia en el barrio napolitano de Scampia es condenable, al tiempo en que llega a entenderse el punto de vista de los jóvenes que se suman a ella. Es dantesco observar cómo el sistema legal, el bancario (financiación de negocios honestos), el tejido industrial y la labor de la Administración (pago de pensiones) han sido suplantados. La prueba de iniciación en la organización provoca repugnancia. La utilización de niños es otro síntoma más de la ausencia de escrúpulo alguno…

Sin embargo, la documentación de estos hechos ya conocidos no otorga el título de film de ficción. En mi opinión, el director debió haber realizado un documental. Ciertamente, ya se han realizado demasiados por el tema y tal vez por ello, buscó otra vía. Ello no convierte a “Gomorra” en una gran película.
Inaki Lancelot
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5
26 de junio de 2014
18 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
«El sueño de Ellis», título en España de la quinta película de James Gray, realiza una trabajada ambientación del muelle de Nueva York en 1921, sumamente atractiva, y refleja la llegada de inmigrantes centroeuropeos escapando de la destrucción causada por la primera guerra mundial en sus países de origen.

Se mezclan someramente en el film el atractivo del sueño americano con el clima cainita de las sociedades de aluvión, como lo era el NY de la época. Y a ellos se suman las condiciones de vida en aquel momento, cuando por ejemplo el agua corriente no estaba asegurada en cada casa del país más pujante.

La cuestión más interesante del argumento es, en mi opinión, el feo lugar que la sociedad de recepción ofrece a los extranjeros, infringiéndoles un trato deshumanizador y sometiéndolos a una especie de experimento darvinista en cuya competición no hay otra ley que la de no entrometerse en el mundo de los naturales, el de los ciudadanos que sí poseen derechos.

Una temática que ya abordó Kafka en su relato «América», y que cubre el cine actual en multitud de películas acerca de la frontera sur de EEUU. Fluye el tiempo, pero las situaciones parecen calcadas.

Destaca la aparición de Joaquin Phoenix, totalmente creíble en su papel y que muestra un aspecto físico totalmente diferente al de su aparición en «Her». Su capacidad camaleónica es uno de los puntos fuertes del film.

Asimismo, Marion Cotillard, a la que recuerdo en un papel muy diferente en el musical «Nine», crea un personaje inolvidable.

Junto a las actuaciones y el trabajo de decorados y vestuario como virtudes aparecen puntos débiles. El más importante, en mi opinión, un guión endeble que no contiene la lógica propia que dote de credibilidad a los hechos. Demasiadas circunstancias suceden al final del relato porque así lo exige el guión y el metraje llama a su fin, pero podrían haber sucedido mucho antes. El problema es que entonces no hubiéramos tenido película.

Inaki Lancelot
Inaki Lancelot
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8
3 de diciembre de 2015
16 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Se entromete hasta la médula una sensación de malestar y mal rollo que recorre la corriente subterránea de esta excelente primera película de la jovencísima Lara Izagirre.

Un exordio que contiene miedo a vivir y entrega desinteresada, mientras escarba en los límites del amor.

Que habla de la enfermedad desde el punto de vista del acompañante, de quien se queda. Del silencio que acompaña al luto en quien es dado a la introspección y guardarlo todo dentro.

De la firmeza y la seguridad ya presentes en la infancia. De la convicción que emana un niño contra convicciones sociales.

De embarazos y nuevas vidas y de amigos, cuya presencia ha ayudado tanto.

De huidas y recorridos circulares como el del argumento, que empieza donde acaba, pero en espiral. Porque las personas ya no son las mismas.

De familias mononucleares, por pérdida. Sin que aparezca en pantalla ninguna pareja vigente.

Del martirio del creador atormentado, de la fragilidad del artista. Del mito del principito y el miedo a crecer. De quien sólo asocia sentirse bien con los cuentos de la niñez.

De la incomunicación de hijos con madres o de padres con hijos. De padres recios trabajadores y su dificultad de expresar algo íntimo a los más queridos.

De quien sólo puede comunicarse a través de la escritura. De la creación como único medio de expresión y nexo con los demás.

De determinaciones personales por salir adelante por encima y a pesar de todo. Y de personas incapaces de dar el paso.

Del maravilloso efecto del acaramelamiento con otra persona para sacar lo mejor de uno y superar el dolor.

Siempre presente una maravillosa Irene Escolar, inolvidable. Natural hasta lo inseparable de su personaje. Qué grande.

En un registro interpretativo opuesto, Tamar Novas. Impresionante. También inolvidable.

En la dedicatoria, el recuerdo a Koro Argote. De escenario, la Amorebieta natal de la directora.

Fantástica. Admirable.
Inaki Lancelot
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7
23 de abril de 2015
23 de 32 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tras una trayectoria aclamada por la crítica más académica, que culminó con la Kontxa de Oro en el Zinemaldia 2011, Isaki Lacuesta cambia de rumbo para internarse en esta su sexta película en el campo de la comedia desaforada.

«Murieron por encima de sus posibilidades» aborda desde la sátira el contexto económico actual, la denominada crisis. Trata someramente los diversos desastres en la sanidad y el funcionariado, los desmanes inmobiliarios o la mercantilista enseñanza privada. Para ensalzar apologéticamente la aplicación de violencia directa contra los culpables, encarnados por ciertos cerebros económicos de masa ciertamente blanda.

Caracterizada por el ritmo saltarín, como de casiotone, de la canción estrella de su banda sonora, la profética “Hay un hombre en España (que lo hace todo)” publicada por el dúo catalán Astrid en 2004, esta comedia burlesca recoge el espíritu de revuelta en el frenopático al que cantó Kortatu durante la crisis de los primeros ochenta. Y ha logrado atraer a un número elevadísimo de actores, de modo que quien no está presente queda por ello retratado.

Entre guiños al movimiento del 15 de marzo y el deseo de conocer de cerca quiénes son esos mercados que usurpan la soberanía popular, Lacuesta enfatiza la dificultad de comprender lo sucedido desde el raciocinio y la honestidad y nos lega un discurso de Albert Plá, que podría figurar entre los mejores realizados en el campo político en las últimas décadas.

«Murieron por encima de sus posibilidades» se posiciona ya desde el título. Tan desmesurada como la realidad de la que se chifla.
Inaki Lancelot
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5
28 de septiembre de 2010
22 de 30 usuarios han encontrado esta crítica útil
Seguramente no exista modelo único para la génesis de una película. Seguramente, cientos de diferentes caminos han conducido a los millones de estrenos habidos durante más de un siglo ya.

Sin embargo, parece aceptable que el itinerario clásico haya partido de la idea de un director o de un productor, que han contado con una inquietud artística o económica y un guión y se han apoyado en el trabajo de unos actores profesionales de la interpretación, elementos fundamentales para transmitir con gestos, modulaciones de voz, fraseos y miradas la información que subyace al guión, el subtexto.

Por último, se apoyarían en elementos más técnicos, sonido, montaje, posición de cámara… como elementos diferenciadores respecto a otras películas anteriores y futuras.

Como efectivamente ha pasado ya tanto tiempo y se han hecho tantos filmes, diferenciarse y no repetirse es prácticamente imposible. Así que una de las primeras necesidades a la hora de pensar en hacer una nueva película es definir la aportación que esta va a suponer, sea en el plano técnico, en el fondo del argumento o en la forma de enfocarlo.

Para su primera película, Elena Trapé ha tomado la adolescencia como su foco de atención, dirigiendo su cámara hacia un grupo de niñas que cursan segundo de la ESO. No es un tema que no haya sido tratado, aunque su punto de vista es el de las propias protagonistas, lo cual sí constituye un hecho novedoso. En la perenne distancia e inevitable falta de entendimiento mutuo entre adultos y adolescentes, «Blog» ofrece la posibilidad de que los que ya pasamos aquella época nos acerquemos a su particular enfoque actual.

La apuesta de la directora ha sido evitar una narración al uso y apoyarse en las actuales web-cams, adoptando la estética propia del mundo informático al que tan ent5regados se encuentran los más jóvenes.

Y es en este punto donde bajo mi punto de vista el intento de Elena Trapé no culmina. La opción de dejar una cámara al pairo, rodando lo que suceda en la realidad sin intervenir en ella para luego darle ritmo a la trama en la sala de montaje, es una tendencia del cine naturalista desde hace ya décadas. Una opción muy arriesgada que se aleja de aquel modelo clásico de director con una idea.

Una idea que en este caso además no cuenta con actores profesionales, cuya aportación se echa mucho de menos. Pienso en personajes que evolucionan con la trama y muestran conflictos internos de valor universal.

El intento es interesante y cumple una función informativa sobre usos y preocupaciones de la adolescencia, pero no emociona y queda lejos de ser buen cine.
Inaki Lancelot
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