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Críticas de glothisman
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Críticas 101
Críticas ordenadas por utilidad
3
27 de agosto de 2010
41 de 69 usuarios han encontrado esta crítica útil
Daniel San ya era un mindundi en la original, pero al menos se le presumía acné , furia adolescente y poluciones nocturnas. El karate no era más que una metáfora de su frustración sexual, una patología que, como todos sabemos, allá por los 80 era bastante abundante además de variada porque siempre había un pandillero dispuesto a birlarte tu zagala favorita. Pero ahora resulta que en este maravilloso revival el protagonista es un pigmeo asexual y la china cudeira que ejerce de partenaire oriental ni siquiera tiene edad para llevar sostén. Y digo yo, tanto decoro y aseo, ¿era necesario?,¿no tenemos ya suficientes xenomorfos infantiles dándose tortas por entrar en lluvias de estrellas y operaciones famosoides ?,¿ van a hacer también un remake de Arma Letal con los Jonas brothers?

Y es que el cine de los 80 podía ser muy tontorrón cuando se lo proponía, pero gozaba , a cambio, de una economía narrativa y un cariño por los personajes que ahora cualquiera cree poder imitar. Por eso, lo peor de esta peli no es que adulteren la historia original y conviertan una película de adolescentes a punto de salir del cascarón en una de acoso en el kindergarten: lo peor es que todas las vicisitudes que padece este Romeo rastafari podrían resolverse con un buen tirón de orejas y/o una Psp ceramic white. Ya lo dijo Jackie Chan cuando le propusieron hacer de Miyagi san: " ¿ y este niño quién es?

Se abre la veda y, claro, uno se pregunta, ¿qué será lo próximo?: ¿ un remake de " Juegos de guerra " con el hijo de Bill Gates?, ¿ el vástago de Eddie Murphy haciendo de Robocop?. Estos Gremlins no se están quietos, tienen azogue y se han propuesto infantilizarnos toda nuestra estúpida infancia. Y, claro, al final, con tanto revival y tanto bombardeo, todavía habrá quien piense que los 80 en el fondo molaban. Hete aquí ( junto con la conveniente supresión del ingrediente sexual)el primer peldaño en la génesis del pensamiento reaccionario.
glothisman
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9
28 de agosto de 2010
14 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cómo mola esta peli, cómo mola Spencer Tracy haciendo de abuelo cebolleta, cómo mola Maximilian Schell escupiendo saliva en germánico y el Widmark echando fuego por la boca. De Burt Lancaster sabes que en cualquier momento y, cuando menos te lo esperes, te va a lanzar un combo que te va a quitar la mitad de la barra de energía. Y es que esta peli es el Street Fighter de las pelis de juicios: tiene un casting carismático y ningún personaje está descompensado, hecho que hace posible que puedas ganar la partida con cualquiera incluso con los nazis.

Como monumento a la ética, se limita al principio a sembrar la duda razonable( a lo mejor todos tuvimos un poco de nazis, las cosas no son tan sencillas,etc,etc.)para,poco a poco, ir saliendo del gris de la guerra hasta alcanzar el sol de los derechos inviolables. Nada que no se haya hecho antes. En este aspecto, a mí no me parece que se trate de una película especialmente reveladora ( aunque resulta ideal para introducir en clase el concepto del relativismo moral). Es como entretenimiento de primera, insisto, donde la peli funciona.
glothisman
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3
10 de enero de 2013
21 de 30 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película pensada, ejecutada y protagonizada por un hombre. El hombre y el paso del tiempo, el hombre y el gorila, el hombre intelectual, viejo y sexualmente fuera de juego. ¿ Qué hace ese hombre frente a la juventud exuberante?, ¿ cómo se enfrenta a las muchachas en flor que ya no lo consideran?.

Ese hombre, admitámoslo, está jodido. Un tío tan listo como Sacristán tiene que llevar muy mal acabar convertido en un pagafantas. Por otra parte, ¿ quién necesita que le admiren?: ! yo he venido aquí a hablar de mi libro!

Vista con los ojos de un hombre, esta película me mosquea bastante porque da carta blanca a una ideología que detesto. El hombre que retrata no me gusta y la película está hecha a su medida, así que poco queda por salvar. El personaje de María Valverde no tiene calado y la reflexión no es tal:se trata de un monólogo encubierto. En el fondo, con la excusa de la pitopausia y la diferencia generacional, Trueba acaba haciendo un fresco perfecto de un cierto egocentrismo masculino que todos podemos reconocer. Es un poco raro porque me consta que Trueba es un tipo con sentido del humor y en sus novelas lo demuestra constantemente, así que supongo que este es el peaje que ha tenido que pagar por haber crecido junto a algunos intelectuales barbudos que, cual si fueran magos de la tierra media, aumentan de tamaño cuando se enfadan.
glothisman
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9
18 de agosto de 2011
14 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Todo lo que se dice de esta serie es cierto: que es un drama disfrazado de comedia, que es un descenso a los infiernos, que es técnicamente portentosa, que camina por la fina linea que separa el bien del mal o que le da cien patadas al cine que se hace ahora.

Todos los actores están geniales, sobra decirlo, pero para mi gusto lo que hace que esta serie vaya un escalón más allá es la relación que mantienen los dos personajes principales: Walter White y Jessie Pinkman. Contemplar cómo poco a poco dos personajes cuyo punto de partida tiene tan pocas cosas en común acaban solapando sus destinos después de tres temporadas es una de las experiencias más sobrecogedoras que pueden verse hoy día en la pantalla. El espectador sabe que ahora, después de lo que han pasado juntos, el profesor de química y el yonqui de instituto son familia. Este es el gran triunfo de la serie: enseñarle a esta sociedad adocenada que existe una lealtad distinta a la sanguínea y que está basada en cómo reaccionamos a los zarpazos de las circunstancias. Y aunque ambos personajes son mayúsculos, mis simpatías se quedan con Pinkman. La rabia y la fragilidad de personaje compuesto por Aaron Paul, su honestidad brutal, estremece. La serie no es más que el viaje de estos dos perdedores hacia la realidad, entendiéndose por realidad un sitio donde ya no pueden postergarse las decisiones. Pinkman y White, puestos contra las cuerdas, llegarán a descubrir muchas cosas sobre sí mismos. La primera y las más obvia es que ya nadie es como ellos. La segunda es que el mal no se elige, sino que se alcanza tras haberte adentrado fatalmente en una situación en la que ya no puedes optar.
glothisman
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8
17 de agosto de 2011
13 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es curioso que siempre se acuse a los ochenta de ser la época que prostituyó la esencia del cine cuando no ha habido una década en la historia del séptimo arte con mayor diversidad. En la época de los videoclubs cabía todo. Había público para cualquier basura y por eso se producían basuras tan excelsas como la que nos ocupa. Luego ya a mediados de los 90 es cuando empezó la fiebre del cine independiente y de las superproducciones o, peor aún, el deseo de barnizar superproducciones bananeras con un toque de distinción, con una marca de autor. Y así hemos acabado donde hemos acabado: con Nolan de rey tuerto. En los 80 uno no se aburría tanto porque , admitamoslo, la principal característica del cine actual es el sopor que produce. Y es que todo cine retrógrado se caracteriza siempre y en primer lugar por tomarse demasiado en serio a sí mismo.

Esta peli, por increible que parezca, se estrenó en los cines. Hoy eso sería impensable. Ya el poster que la anuncia con esos jovenes punkies y esa tipografia apocalíptica es una pequeña obra de arte. La peli contiene todos los elementos de un subgénero que ya no existe: el instituto apocalíptico ( ahora hay que conformarse con docudramas sobre el bullying y el acoso escolar que harían revolverse a Drácula en su tumba o con peliculillas de Hillary "sobremesas" Swank ). Tenemos al profesor abnegado que llega con la ilusión de recuperar a los alumnos de este colegio infernal, al alumno supercarismático y chuloputas que será su némesis, al compañero de claustro que advierte a su colega continuamente de que por donde pasan estos zagales no crece la hierba ( fantástico Roddy Mcdowall) y al grupo de colegiales esbirros que forman la pandilla criminal. El profesor, como es lógico, pronto abandona el idelismo y saca el bate de baseball, que es, por otra parte, lo que todos estábamos esperando. Y es que todo en esta bizarrada es tan previsible como delicioso y los actores , hay que decirlo, están de oscar. En fin: un divertimento supremo de la época en la que el cine aún conservaba sentido del humor. Si quieren reirse y pasarselo bien, no se la pierdan.
glothisman
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