Haz click aquí para copiar la URL
España España · Valencia
Críticas de Javi
<< 1 2 3 4 5 6 >>
Críticas 29
Críticas ordenadas por utilidad
10
29 de agosto de 2016
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Considero a “Marcado por el odio” la primera película de Newman aunque él participase en la mediocre “El Cáliz de Plata”, película de la cual el propio Newman reniega. A los pocos meses estrenó “Traidor a su patria”, pero fue con este excelente drama pugilístico con el que saltó a la fama una de las grandes estrellas del séptimo arte.

Ernest Lehmann adapta al cine esta autobiografía de Rocky Graziano, criado en las calles de New York y miembro de una banda de delincuentes, con unos puños muy ligeros, lo que a la vez de ocasionarle problemas, le sirve para poder abandonar la vida tan desgraciada que llevaba y convertirse en un excelente boxeador. Lehmann posteriormente realizó posteriormente los guiones de películas tan prestigiosas como “West Side Story”, “Con la muerte en los talones” y “¿Quién teme a Virginia Wolf?”, con lo que no hay duda de la calidad argumental que exhibe “Marcado por el odio”, la cual estaba ideada en un principio que la protagonizasen James Dean junto con su novia Pier Angeli, pero la repentina muerte de Dean en un accidente de tráfico hizo que el papel recayese en una de las más prometedoras estrellas salidas de el Actor´s Studio, Paul Newman, que esta excelente en su papel de Rocky, con su manera de andar encorvada, como agazapado, haciendo olvidar totalmente al personaje que interpreta y centrando nuestra mirada e interés sólo en Newman, ya que es divertido, fuerte y patético a la vez, con siempre una sonrisa escondida, haciendo una interpretación caótica e impulsiva de un hombre de comportamiento primitivo, pero Newman aporta además soltura y emotividad a un convincente joven boxeador. En esa época seguro que habría comparaciones evidentes entre Newman y Brando, dos prometedoras estrellas, ya que los dos eran jóvenes y atractivos y muchos papeles interesantes de entonces resultan apetecibles y adecuados para los dos.

Siendo la película excelente en todos los sentidos, como lo es su brillante fotografía en blanco o su excelente ambientación tanto de las cárceles, del ring, de las calles, etc, la desgracia, si se puede decir, acompañó a varios intérpretes de esta película. Pier Angeli, en mi opinión una deslumbrante belleza, se suicidó antes de cumplir los 40 años, Sal Mineo, que coincidió con James Dean en “Rebelde sin causa” o “Gigante” fue acuchillado por su amante homosexual y el gran Steve McQueen, que posteriormente rivalizó con Newman, interpreta un breve papel y también fue uno de los “malditos” ya que falleció de cáncer a los 50 años. Pero aún hay más, Everett Sloane, que hace de entrenador de Rocky, se suicidó 10 años más tarde cuando un médico le pronóstico que se iba a quedar ciego.

A pesar de todas esas desgracias, las interpretaciones están a un nivel magnífico, como el ya comentando Newman, siendo especial su relación con una bella Pier Angeli y apoyados por unos secundarios no muy conocidos, pero que le dan un aire muy convincente a sus interpretaciones y además la historia engancha y el personaje es carismático, dos elementos básicos para cualquier película. El director Robert Wise, más conocido por “West Side Story” o “Sonrisas y lágrimas”, anteriormente dirigió otra película de boxeo llamada “Nadie puede vencernos” y de ahí adivinamos la efectividad y realismo que consigue en las escenas de pelea sobre el ring, francamente maravillosas y además no todo es dramatismo, ya que hay escenas muy cómicas, que nos hacen soltar una sonrisa de complicidad, que nos hacen congeniar más con el protagonista.

Lejos de esa historias negras de Hollywood, “Marcado por el odio”, representa posiblemente (por no decir la mejor) uno de los mejores dramas ambientados en el mundo del boxeo, un deporte propicio para ofrecernos relatos tan humanos como en “Toro Salvaje” o la galardonada “Rocky” y verla para mi ha sido una auténtica delicia, no la había visto antes y no tardaré mucho en redescubrirla
Javi
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
8
13 de enero de 2016
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Otto Preminger puede considerarse como uno de los grandes directores europeos que emigraron a Hollywood. Era poseedor de una cuidada puesta en escena en todas sus películas además de dotar al blanco y negro de una poderosa fuerza visual de manera algo expresionista, como buen director de origen germano que era. Quizás Preminger es más recordado por películas como Laura, Al borde del peligro o Anatomía de un asesinato. Pero Preminger borda con El Rapto de Bunny Lake una de sus películas más interesantes, que fue un fracaso comercial y de crítica en su momento pero que ha sido revaluada como una película de culto. Se podría definir a El Rapto de Bunny Lake como una de esas películas de Hitchcock que Hitchcock no hizo.

Y es que Preminger con El Rapto de Bunny Lake ahonda en los temores internos del espectador, ya que comienza como la pesadilla para cualquier padre o madre. Basada en una novela de Marryam Modell (usando en seudónimo de Evelyn Piper), El Rapto de Bunny Lake es un extraño estudio sobre la maternidad, la bondad, el enigma y la locura. Cuenta la aterradora historia de una mujer (Carol Lynley) cuya hija desaparece de la nada en una guardería infantil británica. En esa guardería todos afirman que no saben nada de ella, causando el pánico y la desesperación de esta mujer, la cual se apoya en su hermano (Keir Dullea) quien toma el control y llama a la policía para esclarecer el misterio de la desaparición de la niña.

A partir de ese momento, se inicia una investigación tan fascinante como surrealista presentado a un elenco de sospechosos siniestro y excéntrico. Y es que esos personajes van desde el inquietante propietario del piso de la mujer hasta esa siniestra señora mayor que vive en el ático de la guardería y que graba las pesadillas de los niños en una cinta de audio. Poco a poco, la película va adquieriendo un cariz psicoanalítico y psicológico que resulta sorprendente ya que en principio se observa que va a ser una trama de lo más previsible. Preminger construye un mundo donde casi todos los personajes hacen alarde de un lado oscuro y perturbante. Ese misterio en apariencia simple va a aportando elementos que podrían resultar inusuales en un principio como cierto masoquismo, incesto, homosexualidad y matrimonio. En ese aspecto, Preminger siempre fue muy hábil para mostrar esos aspectos cercanos a la censura cinematográfica.

Además Preminger se las arregla para mantener el equilibrio suficiente para crear un misterio que satisfaga a un espectador más tradicionalista en este género y de ofrecer a un espectador lo suficientemente inteligente un trasfondo algo más trenzado, más psicológico y rompiendo ciertos tabús. Está en la línea de películas de aquellos años como ¿Qué fue de Baby Jane? y Canción de cuna para un cadáver. Y Preminger suma a la película la excepcional fotografía de Denys Coop, que sirve para ilustrar y exacerbar el miedo, aumentar la desconfianza y las dudas, haciendo esos interiores psicológicos más perturbadores. La cámara en blanco y negro contrasta perfectamente distintas localizaciones como la gris y fría guardería o ese estrecho apartamento logrando un grado de claustrofobia de manera excelente. El punto máximo se alcanza en la tienda de muñecas, con juegos de contrastes de sombra y luz además de algunas reminiscencias de expresionismo alemán que le dan cierto aire macabro. Preminger también juega con la cámara desde distintos ángulos, lo cual multiplica la tensión y respaldada por un ritmo sin interrupciones. También ayuda la partitura inquietante de Paul Glass.

En cuanto al reparto, la presencia más destacable es Laurence Olivier, el cual resulta ser una sorpresa agradable. Ofrece una actuación sobria que inspira confianza, además de ser un personaje que ofrece los momentos más racionales cuando formula sus teorías. Es el vehículo que nos lleva en casi toda la trama. El resto del reparto es apenas conocido, salvo excepción de Noël Coward que hace de ese perturbado propietario. Martita Hunt da vida a esa excéntrica anciantita que vive en el ático de la guardería. Finalmente, Carol Lynley es esa mujer deseperada que resulta ser muy expresiva en un papel de mucha exigencia emocional. Keir Dullea es más recordado por salir en '2001, Odisea en el espacio' y desempeña muy bien el papel de hombre arrogante. Y es que El Rapto de Bunny Lake resulta ser finalmente una película inusual, muy bien dirigida e interpretada y siendo justamente una película de culto muy recomendable.
Javi
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
8
13 de enero de 2016
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dos grandes cosas nos desvelan: ser felices o ser desdichados.
'El Puente de Waterloo' se puede considerar sin duda como uno de los mejores melodramas románticos que ha dado Hollywood. Una historia desgarradora, desembocada en tragedia, con altas dosis de romance con una guerra como telón de fondo. Lo que comienza como una relación predecible en tiempos de guerra, se desarrolla posteriormente con gran sutileza y destreza, revelando un estudio psicológico de los personajes y cierta lucha de clases.
Basada en una obra de teatro del dramaturgo Robert E. Sherwood, autor entre otros guiones de 'Rebeca' y 'Los mejores años de nuestra vida', en 'El Puente de Waterloo' vemos como una joven bailarina conoce a un soldado en un puente de Londres durante un ataque aéreo en la Primera Guerra Mundial e inician una relación que la propia guerra separa, teniendo consecuencias funestas para esa relación. Anteriormente en 1931 James Whale, más conocido por ser el director de 'El doctor Frankenstein', llevó al cine una primera versión protagonizada por Mae Clarke y Douglass Montgomery. A diferencia de las películas más escandalosas de la época anterior al Código Hays, la adaptación que realiza Whale presenta la prostitución en un contexto más adulto. Myra debe elegir entre el hambre o pervertir su cuerpo y se odia a sí misma. Myra se convierte en víctima de los crueles códigos de conducta de la sociedad.

En la versión de 1940, Mervyn Leroy altera la historia para apaciguar a los censores pero manteniendo la esencia de la obra original. Muchos directores de aquellos años tenían que lidiar con el cerrado Código Hays, mostrando gran habilidad en muchos casos. Leroy muestra a Myra como una "señorita de la noche" pero no se menciona abiertamente, juega más con la suposición del espectador. Leroy tenía experiencia en el cine mudo y sabía cuando dejar que las imágenes contaran la historia sin diálogo. Su tacto es evidente en la maravillosa escena en el restaurante. Es el último baile de la noche. Myra y Roy están bailando "El vals de las velas" y mientras los músicos tocan, van apagando uno por uno las velas que iluminan la sala. Finalmente, música y silencio. Leroy demuestra que una mirada y un gesto pueden transmitir más significado que las frases habladas. Visualmente Leroy está magnífico. El beso bajo la lluvia parece una fotografía enmarcada, además del énfasis que pone el director en románticos primeros planos.
La elección del reparto no pudo ser más acertada. En 1939, 'Lo que el viento se llevó' había convertido a Vivien Leigh en una estrella de la noche a la mañana. David O. Selznick tenía derechos a los servicios de Leigh para una película más y ya estaba produciendo 'Rebeca', que estaba protagonizada por el entonces amante de Leigh, Laurence Olivier. Se pensó que ambos serían perfectos para la película. Pero Selznick decidió que el carácter de Leigh era demasiado fuerte para el tímido personaje de Mrs. de Winter. La siguiente película de Olivier fue 'Más fuerte que el orgullo' y se pensó de nuevo en Leigh en un papel que finalmente fue para Greer Garson. Leigh fue cedida a la MGM para protagonizar esta nueva adaptación de 'El Puente de Waterloo'. La británica demuestra su capacidad extraordinaria como actriz. Su transición de ingenua virgen hasta ser esa prostituta de endurecido corazón dan muestras de lo destacada que es su actuación. Leigh captura la fragilidad de Myra con gran resolución, sin excesos o grandes gestos. Su actuación es honesta, sutil y de intensa emoción. Curiosamente, 8 años después daría vida a 'Ana Karenina', un personaje con una tragedia similar pero al cual Leigh no supo sufrirlo ni sentirlo como la Myra de 'El Puente de Waterloo'.

Robert Taylor, una de las principales estrellas de la MGM, fue elegido para dar vida a Roy. Apenas dos años antes había coincidido con Leigh en la divertida 'Un yanqui en Oxford'. A pesar de que era una estrella más grande que Leigh en aquel momento, Taylor no tuvo problemas en compartir la cabeza de cartel con Vivien Leigh. Taylor era más conocido por su buena apariencia que por sus aptitudes de actor. A sus 29 años, Taylor estaba ansioso de dar ese paso adelante para dar vida a un personaje más complejo, más maduro, lejos de los jóvenes impetuosos que había intepretado en 'Margarita Gautier' y 'Tres camaradas'. Taylor aprovechó la oportunidad y resulta perfecto para el papel, ya que en ningún momento se duda de que esté absolutamente enamorado de Myra. La química entre ambos es inmediata y evidente. Hacen que ese amor a primera vista tan artificioso en apariencia sea natural y creible. Por otra parte, no es de extrañar que sean las actuaciones preferidas de Vivien Leigh y Robert Taylor.
Hermosa, lacrimógena, romántica, trágica...'El Puente de Waterloo' es una de esas películas clásicas especiales en el corazón de quien la ha visto.
Javi
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
9
4 de marzo de 2015
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando Al Rojo Vivo se estrenó allá por 1949, las películas de gángsters habían pasado a un segundo plano en el cine americano. Estados Unidos venía de luchar una espantosa guerra. Los efectos de la Gran Depresión ya comenzaban a disminuir al igual que la popularidad del género. Mientras que en la época anterior al Codigo Hays (que se aplicó en 1934), se presentaba al gángster como el arquetipo de un moderno Robin Hood, en la era de Roosvelt el gángster y su época eran considerados como reliquias de un pasado sin ley. En películas como Enemigo Público (1931), Angeles con caras sucias (1938) o Los Violentos Años Veinte (1939), a menudo existen fuertes implicaciones de que el crimen es un factor desestabilizante a nivel económico y social y que traía consigo prejuicios culturales, el acceso desigual a las oportunidades, la miseria urbana y las promesas rotas. Por lo tanto, los gángsters del período clásico de Hollywood se originan principalmente en la clase obrera y los barrios de inmigrantes de después de la Primera Guerra Mundial, donde el desempleo, la miseria y el hambre abundaban. Con el inicio de la Segunda Guerra Mundial, el género fue derivando más a películas de detectives y sobretodo absorvido en el nuevo género que apareció en aquellos años: El Noir.

La estrella más emblemática del género, James Cagney, ya no protagonizaba ese tipo de películas. De hecho, a Cagney no le gustaba mucho el género pero le era difíícil salir de él, más aún siendo tan endiabladamente bueno siendo el protagonista de esas pelis. Después de librarse del encasillamiento logrando un Oscar por Yankee Doodle Dandy, Cagney sentía que era el momento de acometer proyectos más serios y dramáticos intentando librarse de esa imagen de gángster que tanto lució en los años 30. Alternó éxito menores con fracasos importantes e incluso se independizó de Warner Brothers. Pero finalmente volvió a Warner y su regreso fue ni más ni menos que de otro gángster. Y de nuevo volvía a estar dirigido por Raoul Walsh, quien le había dirigido en su última película como una gángster: Los Violentos Años Veinte, de 1939. Al rojo vivo fue posiblemente el cierre al gran ciclo de películas de gángsters de la Warner que había comenzado 20 años atrás. Y esta vez Cagney daba vida a Cody Jarret, el líder psicótico de una banda de criminales que son el objetivo de una investigación federal por un sangriento asalto a un tren. A pesar de estar casado con la rubísima Verna (Virginia Mayo), Jarret solo pone su fé y su afecto en una mujer: su madre (Margaret Wycherly). Verna se puede considerar como una superviviente, una mujer presentada perfectamente como una mujer vulgar, la cual rige su afecto donde más le conviene. Y Edmond O'Brien protagoniza un papel interesante y complejo como el agente de Fallon, que en muchos aspectos es presentado por Walsh como el verdadero villano, un presidiario que se gana la confianza de Cody.

Puede decirse que Cody Jarret es una mezcla explosiva entre sus personajes de Enemigo Público (1931) y Los Violentos Años Veinte (1939), pero siendo esta vez más astuto, enérgico, divertido y... violento. Mientras que aquellos villanos que protagonizó en esa películas se movían más por preocupaciones económicas (era la época de la Gran Depresión, donde el trabajo era muy difícil de encontrar) en Al Rojo Vivo la principal fuerza motriz es que literalmente está loco y desquiciado. Jarret es un enfermo mental que sufre crisis epilépticas con terribles migrañas y está patológicamente unido a su madre, en un claro ejemplo de complejo de Edipo. Se presenta como un ser humano depravado, paranoico y agresivo, matando sin sentimiento de culpa y sin vacilar en ningún momento. Conforme pasa la película, Jarret va convirtiéndose en un ser tremendamente volátil con una gran inestabilidad, con arrebatos sádicos y viscerales. Y es que si aquellos gángsters de los años 30 acababan siendo víctimas de sus acciones inmorales y modo de vida, Jarret es finalmente víctima de si mismo, de su locura con una autoinmolación que resultaría impensable en el cine americano anterior a la Segunda Guerra Mundial.

Este tratamiento psicológico es particular en el vínculo extraño y profundo entre Jarret y su madre. Esa psicología manifiesta se aplicaba con la intención de dar mayor credibilidad y de aceptación dentro de esa sociedad americana de posguerra, totalmente desprendida de su anterior inocencia. Ya en aquellos añós se empezaba a aplicar temas psicológicos en películas como Recuerda (1945) y Vorágine (1949). Pero mientras que en esas películas se usaba de manera melodramática, Walsh incorpora la psicología para implantarlo en el género de gángsters. Mientras la locura había sido asociada generalmente a la criminalidad en películas de terror, esas característica fueron trasplantadas a un drama criminal contemporáneo. Pero también Al Rojo Vivo se puede considerar como precursora (al mismo tiempo que películas como La Ciudad Desnuda, Yo Creo en ti e Incidente en la frontera) de un tipo de cine donde se mostraban los procedimientos de la policía, un cierto tono semi-documental en ciertos aspectos. Observamos los métodos de investigación de la policía, sus últimas innovaciones tecnológicas para resolver los crímenes como esos dispositivos de rastreo y osciladores.

Y es que Al Rojo Vivo es un claro ejemplo de como el cine americano fue cambiando después de la guerra y sigue siendo una de las piedras angulares del género de gángsters, que refleja perfectamente el final de una época en el género
Javi
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
9
27 de diciembre de 2015
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dentro del cine bélico, la época por excelencia es la Segunda Guerra Mundial. Durante las tres décadas posteriores a ese catástrófico conflicto (y durante el mismo), surgieron una cantidad inmensa de películas bélicas ambientadas tanto en la guerra en Europa como en el Pacífico pasando por el norte de Africa. La gran mayoría de aquellas películas eran realizadas por los estudios británicos y americanos, ensalzando la mayoría de veces los valores patrióticos de sus soldados en el frente. También había otro tipo de películas, más inclinadas a la aventura e inspiradas a veces en hechos reales, juntando además todos los tópicos del género: los villanos eran muy malo pero a la vez muy torpes, el héroe hacia frente a todas las adversidades sin despeinarse, la misión que parecía imposible se torna fácil, etc. En los años 60 abundaron estas películas como Los Cañones de Navarone, Doce del Patíbulo, El Coronel Von Ryan, etc, además de la película de esta crítica en cuestión: El Desafío de las Aguilas.

Alistair McLean escribió esta novela y la adaptó a la gran pantalla. Claramente es una obra de ficción, con la única ambición de entretener y basándose en aquellos tópicos de las películas del género que comentaba anteriormente, pero que funcionan a las mil maravillas. Es entretenida, muy divertida, con un gran ritmo y es de esas películas en las cuales hay que dejarse llevar sin detenerse en detalles que una vez reflexionados, pueden parecer algo absurdos. Y es que el argumento, visto ahora, parece sacado de un videojuego. Hay una misión, hay un objetivo y hay que disparar a quien sea para salir de ese castillo. La trama a medida que avanza se torna complicada y en momentos rebuscada, pero en esos momentos uno ya está totalmente inmerso en la película. Lo mejor es renunciar en dar sentido a todo dentro de un guión repleto de giros, de diálogos a veces un poco incomprensibles, pero la combinación que surge junto con la épica, la ambientación gótica del castillo, la fotografía tan maravillosa y la excepcional partitura de Ron Goodwin consigue que te lo pases viendo la película realmente bien.

Brian G. Hutton no se prodigó haciendo muchas películas (la más destacable aparte de ésta es Los Violentos de Kelly), pero el ritmo tan brutal que le confiere a la última hora y pico de película, sería la envidia de muchos directores. Si la primera parte de la película se desarrolla relativamente de forma moderada, la segunda mitad con la fuga del castillo es un ejemplo perfecto de sincronización de ritmo, acción, tensión, desmesura, con un Clint Eastwood sesgando batallones enteros de soldados con su interminable suministro de armas y municiones, todos sacados de una mochila mítica por todo lo que contiene. Y es que Eastwood no tiene problemas en disparar y matar a todo alemán que está a su alcance, mientras Burton discurre siempre el mejor método para huir. Esa falta de credibilidad convierte a la película es tremendamente divertida, sin saber que va a pasar a continuación en esa interminable fuga.

Se complemente además con las buenas interpretaciones de Richard Burton y Clint Eastwood, que hacen lo que les exige el guión, ni más nimenos. Burton consigue darle a su comandamente Smith una ambiguedad que despista en un primer momento al espectador. A Eastwood se le ve en su salsa haciendo de ese recio teniente americano y no tiene reparos en disparar y matar a todo lo que se pone por medio sin preguntar. Por otra parte, los villanos son totalmente estereotipados, como ese general nazi con su monóculo, el rubísimo comandante de la Gestapo o esos soldados alemanes que mueren sin más. Pero ya digo, todo eso cuando la vas viendo no te va importando.

En definitiva, El Desafío de las Aguilas es una de esas grandes películas de aventuras bélicas que suple con sus enormes virtudes suplir sus evidentes defectos y la convierten en una película tremendamente divertida y porqué no, muy palomitera.
Javi
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
<< 1 2 3 4 5 6 >>
Cancelar
Limpiar
Aplicar
  • Filters & Sorts
    You can change filter options and sorts from here
    arrow