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Críticas de Paco Silva
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Críticas 40
Críticas ordenadas por utilidad
Cyberpunk: Edgerunners (Serie de TV)
SerieAnimación
Japón2022
7.5
4,381
Animación
9
5 de octubre de 2022
3 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Se produce muy poco anime original serializado comparado con adaptaciones de manga o novelas ligeras. Ocurre lo mismo que con las películas, que son casi siempre el terreno de estudios (Ghibli) o autores (Hosoda, Shinkai). Afortunadamente, Trigger ha sido uno de los refugios del anime original desde su fundación, y por eso han cumplido expectativas como sucesores espirituales de Gainax (el estudio que produjo 'Evangelion', 'Gurren Lagann' y 'FLCL').

El título de su nueva producción puede engañar al espectador. 'Cyberpunk 2077: Edgerunners' es una historia original basada en el universo creado por el estudio de videojuegos polaco CD Projekt para el juego de mundo abierto 'Cyberpunk 2077'. Cualquiera que estuviera al tanto de quien estaba detrás de la producción, sabía que aquí había potencial para algo especial. No en vano, el mayor nombre detrás de la serie, Hiroyuki Imaishi, es también el creador de algunos de los mejores animes serializados del siglo XXI, como la ya mencionada 'Gurren Lagann', 'Kill la Kill' y 'Panty & Stocking with Garterbelt'. También ha dirigido películas como 'Promare' o 'Dead Leaves' con notable éxito, e incluso me atrevería a decir que realizó el mejor anime de capítulos de 5 minutos que se haya visto con 'Space Patrol Luluco', a la vez una parodia y una carta de amor a lo que hace que el estudio Trigger sea el estudio Trigger.

'Edgerunners' es un producto 100% Imaishi, que le debe más a 'Gurren Lagann' que al videojuego homónimo. La progresión narrativa es casi calcada, pero mucho más condensada, sus personajes están dentro de ciertos moldes pero tienen espacio para desarrollar una personalidad distintiva, la importancia de los colores primarios tanto en los diseños de los personajes como en los ambientes por los que se mueven (el anime es de los pocos medios audiovisuales que no han sucumbido a la plaga de la descolorización de la imagen). Pero, sobre todo, esta serie es de las que se atreven a mirar hacia arriba y soñar, a pesar de los enormes obstáculos del mundo que rodea a los personajes.

En esta serie, los protagonistas no tienen que enfrentarse a fuerzas espaciales lovecraftianas subidos en robots de magnitudes igualmente inconcebibles. En ese sentido, está más cerca de 'Kill la Kill', donde el villano eran las estructuras de poder, representadas primero por la academia Honnouji y por la corporación Revocs. En la distopía que presenta 'Edgerunnes', los pobres son muy pobres y los ricos muy ricos, y prácticamente solo hay dos formas de ganarse el pan: estudiar en una academia carísima que garantiza un trabajo en la corporación más grande de Night City o convertirse en un mercenario y depender de implantes cibernéticos que tarde o temprano te llevarán a la tumba.

El protagonista elige el segundo camino a pesar de ser parte de la academia que conduce al primero, una opción que no le interesaba mucho y que acaba certificándose tras los eventos de un primer episodio que sienta las bases del mundo sin apenas exposición. Night City es un lugar duro, frío y corrupto. Cuando ocurre un accidente de tráfico, hay servicios especializados que llegan mucho antes que la ambulancia para llevarse a los clientes asegurados. A pesar de obvias injusticias distópicas como esa, ninguno de los personajes alza la voz contra ellas. El estado mental que prima es la resignación, y la combaten a través de un estilo de vida proscrito a sabiendas de las consecuencias. Si un personaje muere, duele, puede que incluso mucho, pero "the show must go on". Este es uno de los contrastes con 'Gurren Lagann', donde la muerte de un personaje importante y sus secuelas dieron para un arco completo.

Si empezara a escribir sobre la caracterización y los diseños de los personajes principales daría para un análisis pormenorizado de cada uno, pero como dejaba intuir antes, son arquetipos reconocibles más complejos de lo que parecen a simple vista. En concreto destacaría la relación entre David y Lucy, el verdadero corazón de la historia. Al contrario que la mayoría de relaciones entre hombres y mujeres en el anime, esta se siente humana y real, y la química que existe entre los dos es muy difícil de replicar en el medio animado, porque normalmente
este aspecto no solo depende de las interacciones verbales y las dinámicas entre los personajes. Lo que sorprende es que se hayan podido replicar los pequeños gestos y el lenguaje corporal desde la primera interacción.

Esa virtud existe en 'Edgerunners' porque es una de las producción más impecables a nivel técnico en mucho tiempo. Muchos hablarán de animación nivel película, un término que se usa en la comunidad anime para señalar las diferencias entre la animación más limitada de una serie respecto a un film. No estamos ante uno de esos casos, porque aunque claramente hay muchos recursos a disposición del estudio vía Netflix, sin el buen hacer del equipo, eso no sirve de nada. Aquí hay una atención al detalle anómala en este tipo de serie. Desde las transiciones electrónicas para distinguir pasado y presente, hasta las llamadas que replican la interfaz del videojuego, así como una banda sonora cuidadísima que incluye música occidental (quién les iba a decir a Franz Ferdinand en 2003 que uno de sus temas de su álbum de debut acabaría siendo un opening de anime).

'Edgerunners' es tan buena que ha recordado al mundo la existencia de 'Cyberpunk 2077' y ha limpiado la reputación de un nombre que era el ejemplo canónico de un producto que no estuvo a la altura de las inmensas expectativas. Por suerte para nosotros y para CD Projekt (las ventas de su videojuego han subido como la espuma este último mes), esta vez el hype es real. Y lo mejor es que está al servicio de una historia inspiradora a la vez que melancólica sobre el anhelo de seguir siendo humano y conectar con los demás sin necesidad de puertos USB.
Paco Silva
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8
22 de junio de 2010
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Voy a serles, sincero, La casa de los mil cadáveres no me gustó. A pesar de estar bien montada, con alguna que otra muestra de originalidad, y contar con una buena banda sonora a cargo del propio Zombie, me pareció un film que se centraba más en los guiños que en su propia historia, bastante típica, todo sea dicho.

Por eso afronté el visionado de su secuela, Los renegados del diablo, esperando ver algo por el estilo. Para mi sorpresa, lo que acabé viendo es una película con unas sólidas interpretaciones, un guión bastante bueno, y que conseguía darte la sensación de estar viéndola en una sesión Grindhouse. Todo esto con el estilo personal de Zombie, y sin notarse tanto las influencias, como en su debut.

En el mundo de la música, cuando una banda saca su primer álbum, suele ser el menos personal y con más influencia de los grupos que te gustan, lo mismo pasa con la literatura y cualquier forma de arte. En el cine no es diferente, Rob Zombie ha parido su verdadero debut, que además nos deja unos cuantos mensajes sobre los que reflexionar, como el de la dualidad del alma humana.

Esta película no pasará a la historia, ni mucho menos, pero es una entretenida manera de pasar una tarde, y si eres fan de este tipo de cine, seguramente perdurará bastante en tu memoria.
Paco Silva
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6
4 de octubre de 2022
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El Godard teórico a plena potencia. Siento un gran nivel de admiración hacia esta faceta del director, pero a la vez no son películas que me mantenga pegado a la pantalla. Quizás ese es el problema, que me aproximo a una obra conceptual esperando que me fascinen a un nivel cinematográfico, cuando se tratan de films casi didácticos.

En el caso de 'Comment ça va?', Godard plantea un juego de metalenguaje a raíz de una imagen. Fotográfica, sí, pero al fin y al cabo imagen. El realizador es uno de los grandes teóricos sobre la representación de la imagen y el propio cine, y de hecho una de las citas más utilizadas para definir el medio es suya: "el cine es la realidad a 24 fotogramas por segundo".

El corazón de la película es la disputa sobre lo que representa la susodicha imagen, que un director de periódico comunista quiere usar en su portada. La reflexión central se basa en si la imagen habla por si misma, si hay una necesidad de acompañarla con texto, si realmente captura la realidad o puede tergiversarse. Esta discusión en torno a la imagen se aplica al cine como medio audiovisual. ¿Es necesario explicar el lenguaje audiovisual? ¿No es el cine un lenguaje en si mismo que no necesita replicar otros lenguajes, como el de la novela, para alcanzar su apogeo narrativo y estético?

Son reflexiones interesantes, pero precisamente no van acompañadas del lenguaje audiovisual más envolvente. Tenemos las voces, casi siempre en off, de los personajes, la del propio Godard, o incluso la de la radio, que en los momentos finales nos anuncia que Franco ha muerto. Al parecer, esto se incluyó en el film porque el evento ocurrió durante la filmación, y aunque la película tiene un discurso activamente antifascista, tampoco aporta nada al conjunto. Ni el propio Alain Bergala, uno de los mayores expertos sobre Godard que introduce los films en los DVDs de Intermedio, puede darle un contexto en la obra más allá de señalar que está ahí.
Paco Silva
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Apaches
Mediometraje
Reino Unido1977
--
8
9 de octubre de 2022
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Es un día como otro cualquiera en el colegio. Al empezar la clase, el profesor indica a los alumnos que más tarde se mostrará un vídeo o vendrán personas de una asociación. El objetivo siempre es el mismo: advertir sobre los peligros de la conducción temeraria/las drogas/el sexo sin protección. Seguro que todos los que leen estas palabras han vivido situaciones similares en sus años escolares. También recordarán que este tipo de presentaciones solían apoyarse en recursos muy chocantes para concienciar. Si hablamos de conducción temeraria, muestran imágenes de los coches y los cuerpos todavía dentro. Si la presentación gira en torno al peligro de las enfermedades de transmisión sexual, mostrarán fotografías de órganos sexuales afectados por esas aflicciones. Funciona como advertencia, sí, pero a la vez es crudo y burdo.

En el Reino Unido existe una tradición de realizar cortometrajes para este tipo de actividades escolares y algunos se consideran importantes por su valor histórico y artístico. El British Film Institute (BFI), el organismo más importante en lo que respecta a la preservación del cine británico, ha editado colecciones de este tipo de obras en DVD y uno de los films más destacados de las recopilaciones es ‘Apaches’. Estrenado en 1977, este cortometraje está realizado con la intención de advertir a los niños de entornos rurales sobre los peligros de jugar en granjas. Los protagonistas son 6 niños que juegan a ser vaqueros e indios en uno de esos entornos. Durante una media hora, contemplaremos el fin de sus vidas de formas horripilantes, pero a la vez dirigidas con gran gusto cinematográfico.

Esto se debe, en gran parte, a que el hombre detrás de la cámara es John Mackenzie, que tres años después dirigiría ‘El largo viernes santo’, un candidato serio en cualquier conversación sobre mejores films británicos de la historia (alcanzó el puesto 21 en la encuesta de mejores película británicas que realizó el BFI en 1999). Ese buen hacer en la dirección ya se nota en ‘Apaches’, donde incluso las muertes más salvajes no son, en su mayoría, acompañadas de planos de cadáveres para acabar cada escena con un estruendoso golpe sobre la mesa. En su lugar, vemos las manos de adultos recogiendo las pertenencias de sus hijos de sus habitaciones o sus aulas. Entre esos momentos, se inserta la voz en off de uno de los niños hablando sobre las “aburridas fiestas” de los adultos mientras vemos como se prepara una mesa.

Todo esto llevará a un previsible pero efectivísimo final en el que por fin veremos las caras de los padres. La forma en la que describo el film puede sonar más vulgar de lo que en realidad es, pero eso es porque no puedo hacerle justicia al ejercicio de estilo de Mackenzie. Mi momento favorito del film es la muerte de la única niña del grupo, después de beber un líquido que encuentran en la granja y bebe sin saber que es venenoso. Cuando vuelve a su hogar solo se encuentra ligeramente enferma, pero por la noche solo vemos un plano desde el exterior de su casa y solo escuchamos los gritos de dolor acompañados de la llamada de socorro a la madre mientras se encienden las luces de los cuartos. Terrorífico, sutil y brillante.

‘Apaches’ es una de las experiencias más traumáticas para muchos niños británicos escolarizados desde 1977. Durante la infancia, es un recordatorio de que jugar con los amigos también puede suponer un peligro mortal (se podría hablar de como Mackenzie comenta sobre la influencia de las películas del oeste en mentes infantiles incapaces de procesarlas más allá de sus elementos superficiales). Pero el verdadero terror de la experiencia no llegaría hasta años después, cuando esos niños se convierten en padres y potenciales candidatos a acabar en una de esas aburridas fiestas de adultos. Ahí reside el verdadero poder de ‘Apaches’.
Paco Silva
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5
7 de octubre de 2022
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Estamos ante un clásico documental realizado como extra para una edición en DVD de 'Frankenstein' a principios de siglo. Es informativo y ofrece cierta perspectiva sobre la producción del film, desde su concepción hasta su legado. No profundiza en algunos temas que podrían ser de mucho interés, como las libertades que se tomaron los guionistas para adaptar la novela de Mary Shelley, de carácter mucho más filosófico y existencialista que la película de James Whale.

Aún así, tiene valor después del visionado del film al que acompaña, y también se echan de menos este tipo de producciones que solían ser una constante en los lanzamientos de DVD. Los grandes estudios ya no ponen atención a este aspecto, pues lo consideran una inversión perdida, porque piensan que la mayoría de personas dispuestas a seguir comprando discos en la era del streaming lo hacen por coleccionismo. Para eso tenemos a sellos como Criterion, Arrow o Indicator, a los que estudios como Disney están cediendo sus licencias de home video para quitarse un problema de encima y seguir sacando beneficio.
Paco Silva
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