Sin efectismos y sin apenas efectos especiales La llave del mal transcurre creando la atmósfera adecuada para ese giro final inesperado que junto con el buen trabajo de sus protagonistas, en especial Kate Hudson, la convierten en una estimable obra de terror no lo suficientemente valorada en su momento. Una pena que la carrera de la guapa Kate Hudson se centrara en papeles cómicos en películas sinsorgas porque su talento es innegable.

Argento vuelve a la carga con una de sus obras más sangrientas mezcla de suspense y policíaco tan efectista como siempre y con la habitual banda sonora del inclasificable grupo de música electrónica italiano Goblis. Un asesino toma como referencia para realizar sus crímenes un best seller de un escritor americano que se encuentra en Roma promocionando su libro.

A parte de las sanguinarias escenas marca de la casa, la película también incluye abundantes desnudos de tías buenas carne de cañón para el psicópata. La trama tiene el suficiente interés al jugar con la identidad del malo de la función hasta el final sorpresa.

Uno de los mejores trabajos de Tony Scott fue este vigoroso thriller de acción y suspense al que le sobran los efectismos típicos de su director y unas escenas de acción que rayan lo exagerado. Por lo demás la película se deja ver porque mantiene bien el suspense hasta el violento desenlace. Además trata un tema que con los años se ha puesto de actualidad como es el dilema privacidad-seguridad. El respeto a la privacidad está reñido con la seguridad? La película plantea cuestiones interesantes en cuanto a mantener la seguridad en un país en el que hay millones de indocumentados y eso que todavía no se había perpetrado el 11S. También se habla de la existencia de sofisticados satélites y ordenadores superpotentes que controlan todo lo que se dice por teléfono en especial palabras marcadas que te convierten automáticamente en sospechoso. Se ponen en la picota los peligros de internet al denunciar que en la red la gente comparte información de todo tipo incluidas las instrucciones para fabricar una bomba atómica por ejemplo.

Es decir, Enemigo público se adelanta a su tiempo al tratar de temas que siguen siendo muy de actualidad y también funciona como película de acción e intriga gracias a un guión relativamente sólido. Es una especie de embrión de las películas de Jason Bourne y una honra a los thillers de intriga conspiranoica de los setenta como El último testigo, La conversación o Los tres días del cóndor, entre otras.

Will Smith ofrece una convincente interpretación demostrando que es un actor polifacético que vale no solo para la comedia o la acción sino también para el drama y el suspense. Y Gene Hackman, que es tan grande que todo lo que hace lo hace bien. Su incursión en la trama provoca un aumento de la adrenalina y el thriller se vuelve más comercial al incluir secuencias un tanto inverosímiles, pero queda bien porque homenajea al personaje que encarnó un cuarto de siglo antes en La conversación de Francis Ford Coppola. Jon Voight interpreta al malo de la función con la solvencia que le caracteriza y entre el resto de secundarios destaca la guapísima Lisa Bonet, el simpático Jack Black o el eterno segundón Tom Sizemore.

La cuarta entrega del famoso vampiro todavía tiene algo interesante que contar. La historia continúa donde la dejó la anterior. Drácula, cual Freddy Krueger vuelve a la palestra, después de que un vendedor ambulante encuentre varios de sus objetos, incluida su sangre, y se los venda a un trío de adinerados puteros quienes gracias a los encantamientos de un satanista consigue resucitar al vampiro. El argumento es bastante delirante pero la historia con los mismos defectos técnicos que las otras se deja ver.

No siempre se acierta. La penúltima película de Billy Wilder fue este ambicioso proyecto que recuerda por su argumento a uno de sus films más reconocidos El crepúsculo de los dioses. Sin embargo la presión de los productores hizo mella en el resultado final obligándole a realizar un nuevo montaje para reducir la duración de la cinta. Wilder se desentendió del asunto, dio por perdida la batalla y la película fue un fracaso.

La crítica resaltó algunas de las pocas virtudes de la película y en general se la considera una obra a redescubrir. Pero lo cierto es que en el ocaso de su carrera el talento del director había menguado, y es que es muy difícil mantener el nivel de excelencia que tienen los genios. La chispa, el garbo y la imaginación se agotan, les ha pasado a muchos pero de todos modos por ser de quien es se merece un pase.