Para mí, esta cinta tiene varias cosas buenas y varias malas. Sin duda lo peor del film es su aparatosa estruendosidad. Constantemente, sobre todo durante la primera hora de metraje, se trata de asustar al espectador con trucos de cámara, alguna que otra criaturilla extraña sin mucho interés, y sobre todo con gritos, muchos muchos gritos. Las actrices de esta película juraría que debieron de acabar con afonía severa.
Además, todo este arranque produce sensación de pesadez y no resulta demasiado intrigante. En este caso, el director lo que intentó buscar eran golpes de efecto para atraer la atención a base de sangre fácil y todo lo anteriormente comentado, pero creo que la vía de la atmósfera de misterio habría sido la buena. También da la sensación de ser demasiado improvisado y titubeante.
Pero sin duda lo mejor para mi gusto es la polémica y denostada media hora final, sobre todo los últimos 10 minutos, que componen un inmenso final, escalofriante y sobrecogedor (como diría Pedro Piqueras jeje). Con su cadencia pausada, vemos el horror más puro; el espectador siente auténticamente el martirio de la chica y queda helado ante el resultado de todo el proceso.
A veces juego a imaginar qué podría pasar si lo que acabo de ver en una película ocurriera en la realidad, o si me ocurriera a mí, pero en este caso, creo que no hace falta que lo imagine, dado lo cruento, directo y explícito de lo mostrado en Martyrs. Además creo que esa noche tendría pesadillas jaja.
Cabe destacar la inmensa labor del equipo de maquillaje. ¡Las pobres actrices debieron darse miedo y pena a sí mismas al mirarse al espejo después de ser maquilladas!
La música pasa con discreción y sin alardes, algo reguleras, pero pasable. La ambientación sí es buena, y las actuaciones en general, también, contribuyendo bastante en el buen hacer de la película.

Quisiera comenzar esta crítica hablando en general sobre todos los cortometrajes de Maximov. De la persona no conozco apenas nada, pero sí que he visto todos sus trabajos (¡al menos de los que dispone FA!). No es un realizador que me guste. Me parece que la mayoría de sus cortometrajes tienen muy poco que decir y que expresar. Maximov se pierde en su propio discurso, sin acabar de dominar las imágenes de unos cortometrajes en los que dominan las medias tintas, y que acaban siendo una sucesión de acciones inconexas casi surrealistas llevadas a cabo por unos personajes que tampoco tienen mucho carisma. Da la sensación de ausencia de orden, lo que a mí particularmente en este caso me hace perder el interés demasiado pronto. Los finales suelen ser absolutamente intempestivos. La música no ayuda, en ningún trabajo acaba de dominarla, y produce la sensación de que el cortometraje se realizó sin música y que posteriormente se añadió al azar la partitura de turno.
Curiosamente, la animación no me disgusta, y reconozco que su imaginería es bastante personal, aunque eso solo no me basta (¿¿Acaso sabe alguien si este señor tenía por mascota un elefante??).
Hablando ya de este cortometraje en concreto, me parece que es el mejor de todos sus trabajos. No sabría muy bien decir por qué concretamente, pero me parece que el nivel en general es considerablemente superior al resto. Eso sí, y de ahí lo de la trampa a la que aludo en el título, no se debería permitir usar a Bach para musicar nada, eso es trampa! Nunca se podrá comparar ninguna obra del mejor compositor de todos los tiempos con las de nadie. Yo caigo siempre en la trampa y cuando oigo música de Bach en un corto (por ejemplo) tiendo a considerarlo mejor de lo que quizás sea (aunque claro, esto solo son conjeturas).
Vaya! ¿¿Me pasaría lo mismo con aquel magnífico "El cuento de los cuentos" (de por cierto un caracter surrealista similar al de los cortos de Maximov)?? Hummm... Creo que no, aquel era muy superior en todos los sentidos.
Eso sí, macho, ¡ya que usas a Bach, al menos sé más listo cuando te metas en la mesa de montaje de sonido y baja un poco los efectos y tal, porque hay ocasiones en que el conjunto se convierte en una masa sonora molesta en la que no se sabe a qué atender!
Nota final: 6 bajito (PA, que dirían los de la LOGSE).

El mayor punto a favor del documental es, para mí, el tema, ya que de siempre me ha apasionado el mundo de los videojuegos. En este documental, quizá de título engañoso, se trata la historia de los inicios de los videojuegos, y de los litigios legales que mantenían las diversas personalidades de la época, como el creador del pong con el que le copió la idea.
En realidad, si no fuera por el aire retro que tanta nostalgia nos provoca a los jugadores empedernidos, y el buen material que presenta (anuncios originales y entrevistas con la gente más importante del mundillo), el documental no tendría más interés, ya que no se abarca todo lo que se debiera abarcar (yo personalmente habría preferido un alargamiento considerable del contenido en el que se trate la historia posterior). Y es que quedarse en el tetris, con todo lo que ha venido pasando posteriormente....
Aún y así, lo recomiendo, sobre todo a aficionados del asunto. A los demás.....

La serie plantea muchas clases de cuestiones, algunas de carácter filosóficas, como a dónde vamos, otras de carácter moral, como si es ético matar por salvar tu vida o matar a quienes matan, y otras de carácter fantástico-argumental, como qué demonios es la esfera y el tío de dentro.
Todas estas cuestiones crean en la serie un halo de misterio en el fondo, con unas formas muy directas y explícitas. Sin duda el ritmo es bueno, en ocasiones frenético, por lo que logra su objetivo primordial, que es resultar bastante entretenida, lo cual ya dice mucho a su favor.
Luego está el temita del gore, en el que no entro, ya que esto es cuestión de gustos (a mí me pareció necesario, sobre todo porque dota a la serie de más personalidad), y el del sexo (este, a mi entender, ya no tan necesario, pero ya sabemos que algunos japos son como son).
Pero uno de los mejores puntos de la serie es que los personajes no son estáticos, sino que evolucionan constantemente, variando su forma de pensar, su moral y sus sentimientos según van surgiendo diversos y terribles hechos.
Lo mejor: su estética, su forma desenfadada. La capacidad para hacer que te identifiques con los pensamientos de los personajes. Su absorbente desarrollo. ¡Las cabezas reventadas! Los enemigos.
Lo peor: tenían que incluir tías desnudas gratuitamente...

Sin duda, lo primero que he de decir al respecto de esta serie online es que aplaudo la iniciativa. Cualquier amante de los videojuegos, cualquier jugón de los de antes, cualquiera que, como yo, haya crecido con los Marios, Zeldas, Kirbys, Donkeys y compañía (por hablar solamente de Nintendo) lo aplaudiría. Está claro que se trata de una miniserie hecha con amor, con cariño hacia el material que homenajea, y eso se merece todos mis respetos, sobre todo cuando yo comparto ese mismo amor por aquellos personajes que tantos buenos ratos me hicieron pasar en mi infancia (y no tan infancia...).
La serie emplea en su diseño elementos sacados sobre todo de Super Mario World y de Super Mario Bros 2, aunque también se aprecian guiños a otros tantos juegos de los simpáticos fontaneros. La banda sonora en su mayoría utiliza los temas clásicos de los videojuegos (muchos de ellos de Super Mario 64), con las excepciones que comentaré en el siguiente párrafo.
Es una verdadera lástima que el asunto apenas se sostenga como serie o cortometraje... La historia central es completamente anecdótica, y contiene numerosos elementos que afean mucho el resultado final. Uno de ellos es precisamente la banda sonora. Creo que sobraba completamente esa utilización de temas ajenos al mundo Mario, pues todo ese halo de nostalgia que nos crean los personajes y su mundo se rompe por completo cuando de repente oímos la banda sonora de Titanic o Matrix, por citar algunas de las empleadas. Con las extraordinarias partituras de Koji Kondo había más que de sobra.
Luego esos pequeños toques gore que se quieren emplear en todos los capítulos, para mi gusto unas pocas veces son graciosos y la gran mayoría sobran. De igual forma que lo de las bandas sonoras, estropean la ambientación.
No obstante, solo cabe recomendar, sobre todo a los fans (que en realidad es a quienes está dedicada la serie), que se vea. Pese a sus múltiples fallos e imperfecciones, el resultado final no deja de ser simpático, con algunos momentos más que divertidos, y siempre es de agradecer pasar un ratito con los Mario Brothers.