Si decidí ver la película en cuestión fue por dos razones: una a priori, porque no podía creer que fuera tan mala como decían en las otras críticas; y la otra a posteriori, porque sólo como un ejercicio de masoquismo se entiende que se quiera ver esta autentica "cross".
Pero como por otra parte hoy estoy generoso, la valoraré simplemente como floja porque hay un par de frases que me han hecho elevar ligeramente la comisura de los labios. Y hasta le hubiera dado un 4 si, por lo menos, se hubieran cargado al cargante de Busey jr. (De tal palo...). Eso si, muy simpático lo de la transmisión familiar de la cruz, como si se tratara del anillo del Hombre enmascarado (The Phantom).
El planteamiento de la historia no es del todo malo, pero todo lo demás esta peor conducido que un auto de choque y claro el resultado final es de choque frontal con siniestro total del vehículo.
Por cierto vaya merito el de Danny Trejo: Cuarto lugar del reparto por una aparición de 3 milésimas de segundo.

Entretenida mezcla de western a lo Sergio Leone (el protagonista podía ser Clint Eastwood con una katana) y película de samurais de Kurosawa con unos cuantos personajes salidos de un circo de Fellini y unos toques de opera. Todo ello aderezado con las últimas técnicas infográficas para dotar a la historia de unos escenarios oníricos y unos combates imposibles y excesivos. Con unos cuantos cientos de muertos menos tal vez hubiera estado mejor.

Ni, como actor, Chamberlain es Ford (y mucho menos Stewart Granger), ni, como aventurero, Quatermain es Indy.
A pesar de todo quisieron hacer un mix al estilo Spielberg pero con las medidas de los ingredientes mal copiados. Y es que la precisa combinación de acción, aventuras, busqueda de tesoro y pizcas de humor de Indiana Jones se convierte aqui en un poco de esto un poco de aquello y demasiado humor.
Todo heroe que se precie ha de poder soltar en un momento dado alguna frase ingeniosa, pero es que los guionistas debian creer que el protagonista era Jerry Lewis o que el director era Mel Brooks. O directamente pensaron que estaban haciendo un remake de Las minas del rey Salmonete, con Abbott i Costello. J. Lee Thompson es un buen artesano cuando se trata de cine de acción o aventuras, pero con el (escaso) sentido del humor de Charles Bronson, por ejemplo. Aqui le metieron un gol.
Volviendo al principio, mucho mejor la versión de Stewart Granger y Deborah Kerr, un clásico del cine de aventuras y una pareja con mas química que un laboratorio farmaceutico.

Aprovechando el éxito que para entonces ya tenía Bruce Lee, llegó a los cines esta película con la palabra dragón en el título para intentar aprovechar el tirón de El furor del dragón, con Bruce y un debutante Chuck Norris.
La estética de este Green Hornet original es totalmente de serie de TV sesentera y es que por su esquema viene a ser un cruce de Batman (héroe con ayudante) y las series policiacas de los sesenta. Al fin y al cabo, Green Hornet era una serie y la película no era más que un aprovechamiento de la misma para sacar unos dólares más en el cine (igual que los largometrajes del Batman Pop). Físicamente, Van Williams podía haber sido Bruce Wayne, o viceversa. Aunque no veo a Bruce Lee como Robin.
Este Britt Reid es más serio y "action man" que el del 2011 y eso se agradece y lo agradece también la película. Entretenida y muy recomendable para nostálgicos (como yo).

Divertida y entrañable adaptación del clásico de Moliere realizada por y para Louis de Funès con la colaboración de su inseparable Jean Girault. El gran cómico francés emplea todos sus tics, muecas y mímica habituales para recrear un Harpagón realmente avaro y divertido.

Aunque por momentos es demasiado teatral (el teatro era una cosa que de Funès tuvo que dejar, a su pesar, por problemas de corazón), el ritmo y los diálogos no dejan un momento de descanso.

A destacar, en papeles secundarios, algunos acompañantes habituales en los films de Louis de Funès como Guy Grosso y Michel Modo (dos de los gendarmes de Saint-Tropez), Claude Gensac (su esposa en más de una película) o Michel Galabru (el jefe de la gendarmería), al que le dan lo suyo y lo del inglés.