Allí estaban los dos, en la lancha de vuelta a casa. El autor de la mejor comedia del cine no cabía en su gozo, y fue él el que inició la conversación:

Un escalofrío escaló mi nuca cuando hojeé una famosa revista de cine, o similar. Y es que todos los críticos de la publicación, el 100%, habían evaluado a “la invención...” con la máxima nota. Ante esto, uno no sabe qué escribir, si una crítica de la película o una crítica a los críticos españoles, a los que de un tiempo a esta parte se les ha ido la pinza. Sí, la pinza.

Porque vamos a ver. “La invención de Hugo” no es una buena película. Me resulta difícilmente creíble que alguien que guarde en su 'disco duro' visionados de Dreyer, Kubrick, Welles o Berlanga la considere merecedora de un 5 sobre 5, me extraña enormemente que gente que seguramente haya revisado “Taxi Driver” o incluso tal vez “After Hours” no hace demasiado tiempo, eleve a esta peliculita a la altura de la perfección. Es edulcorada y artificial. A la música se la ve venir desde la primera nota. Es muy obvia en sus intenciones evocadoras. Su infografía (sic) es inexpresiva. Todos los momentos oficialmente emotivos son previsibles. Etcétera. Lo mejor que se puede decir de ella es que no es ofensivamente mala como muchos hits de la actualidad.

¿Entonces? No lo sé, y estoy demasiado cansado para averiguarlo. Señores, el arte es una cosa muy compleja, muy cabrona. No llega con tener un corazón de oro y un homenaje tierno entre manos para llegar a algún sitio. Se habla de los sueños, de la magia, como se habla de la belleza del atardecer de una vieja postal, con la barbilla sobre el puño y pestañeando mientras se mira hacia arriba con aire soñador. Se ejecuta el artefacto al modo-de-las-aventuras-literarias-de-descubrimiento-infantil, sin alcanzar en ningún momento lo que a gritos pretende obtener. Me parece muy bien que sea para niños, los criterios de calidad son los mismos que para el cine de mayores. ¿Creen de verdad que Scorsese se ha dejado los marbolubios en el parto de esta película? Qué va. Él también está cansado. Y lleva mucho tiempo desandando el camino.

El nivel más alto que puede alcanzar el arte es el del mito.
El mito no refleja emociones de la vida real. Sólo es alcanzable a través del arte o de los sueños. Y no puede ser explicado racionalmente. No se aprende.

La cualidad propia del cine es la hipnosis.
La hipnosis no está vinculada a la perfección. Tampoco a la calidad. Sólo a la magia.

Llegó como un soplo de aire fresco. Y propuso el cambio de "qualité" por calidad.

Traía ideas bajo el brazo. Pero eran visuales, y huían de la vaguedad.

Era un profesional del cine. Tenía nervio, tenía chispa. Y no le tembló el pulso al clavar la estaca.

Por una vez había alma en las imágenes. Y una increíble coherencia tonal. Había sentido del espectáculo y del tempo narrativo, con un ejemplar aumento progresivo de la densidad... la película avanzaba y cada vez cubría más...

Pero muy pocos siguieron su ejemplo. Y la quinta de la "mediocridad bienpensante" sigue moviendo los hilos.

Apurar, cinéfilos, pretendo,
ya que me tratáis así,
qué delito cometí
”House of the Dead” pariendo:
aunque si la veo, ya entiendo
qué delito he cometido:
bastante causa ha tenido
vuestra justicia y rigor,
pues mi delito mayor
es haberla dirigido.

Yo sueño que estoy allí
estatuillas cargando,
y soñé que en otro estado
más talentoso me vi.
¿Qué es el cine? Un jijijí.
¿Qué es la vida? Un jojojó,
una coña, una ficción,
y el mayor bien es pequeño:
que todo mi cine es bodrio,
y los bodrios, bodrios son.


Uveboll de la Barca (“La vida es cuento”)