Está claro que estamos ante una película levantada gracias al interés que Burt Lancaster puso en el proyecto, hombros sobre los cuales, se sustenta toda la película, y creo que lastrada por el paso del tiempo (esa pesada cancioncita que suena a lo largo de toda la película, de ecos streisandinianos, la camisa modelo leñador, etc...) aunque tener la presencia artística y personal de Lancaster, es apostar sobre seguro. Un hombre íntegro, como bien dice "un policia inteligente, es un policia tonto" que juega sus bazas como un Hercules Poirot de los 70, desentrañando ese misterio alambicado y sinuoso que no dejara títere con cabeza. Visitaréis muchos lugares comunes del género del cine negro, acompañado de algunos momentos de sangre "fruco" y final alargado en exceso, de tanto tirar del hilo, aunque supongo, que nadie puede salvarse

Hace poco me deshice en elogios para esa joya que es la película de Triangle, y en cierta medida, guarda ciertos paralelismos con la presente, aunque salvando las distancias. Aquí, la opresión del escenario, se desaprovecha en buscar la explicación a lo que cuenta. Últimamente, son varias las películas que plantean su argumento como un círculo, donde no sabemos si lo que vemos como comienzo, es tal o se trata de su final, pero donde nos vemos arrastrados en esa corriente concéntrica y absorbente que se nos plantea, como si fuéramos absorbidos por ese centro imaginario que nos lleva, como en este caso, al sumidero del olvido. Quizá, hubiera que verla tras la anteriormente citada Triangle, para ver cómo una buena idea, no lo es todo.

Han proliferado últilmamente mucho las películas de base "real" para meterse en la experiencia directa y semidocumental del terror (desde las afortunada y desasogante Grave Encounters hasta bodrios como St. Francisville Experiment). En la película que nos ocupa hay algo de todo eso, aunque no ya desde el punto de vista de primera persona o cámara en mano, si hay esa sensación de vacaciones truncadas yel último video de mis (nunca mejor dicho) últimas vacaciones. Todos los que de una manera y otra hemos visto algún documental sobre Chernóbil y su terrible historia, reconoceremos ese escenario (para mí lo mejor de la película y lo que le aporta verdadera inquietud) de la tristemente conocida ciudad de Pripyat.
Desde esa noria desvencijada junto a unos autos que nunca más volverán a chocar, a ese conglomerado de edificios de ciudad industrial, suspendidos en el tiempo, naturaleza muerta y aguas contaminadas.
La historia, con un poco de cultura del cine de terror, os sonará a conocida, desde la frágil fraternalidad de los hermanos, la pareja secundaria de extranjeros en busca de emociones, hasta ese guía ruso "ex spetsnaz", pero como os he dicho antes, el reconocer el escenario, desde la amenaza del cercano reactor, la muerte que se respira, provoca verdadera tensión.
Otra cosa son los reiterativos sustos del mundo animal y artimañas sonoras para tratar de asustarnos, sin mencionar a utilizar una vez más, las subrazas, en este caso, una mera anécdota, siendo más inquietante la especie humana, que cualquier otra mutación genética, como verdadero lobo para el hombre.

Estamos ante un ejemplo de cine mix. Al abrir su contenido, nos encontraremos con crujientes dosis de violencia, a lo ángeles del infierno, moteros de filosofía cervecera, para luego ir tomando un cariz distinto. Es imposible no acordarse de Posesión Infernal, pero no creo que los tales Butchers boys, tuvieran muy claro a dónde se dirigían ni cómo llegar allí. Mezclar aliens, rockabillys, posesiones, abducciones y slasher, incluso algo de Funny Games, no es para todos los paladares, pero supongo, que nadie vino aquí, buscando a Haneke. Y ya sabes, si vienes del espacio exterior, qué mejor que un buen tupé, zapatos de gamuza azul y un buen Chevie. Ay! Si hubiera estado por aquí mi Bruce Campbell.

A veces, se pregunta uno qué hace falta para que una película te guste, si es el guión, la dirección de actores, la interpretación, ambientación. Después de ver esta película, la impresión que me quedó fue la de que todo estaba mal. Todo. Música, canciones, interpretaciones desganadas y ya no increibles, sino vergonzosas, deambulantes. Planos absurdos, tomas de coches que vienen y van, camisetas que aparecen y desaparecen, diálogos vacíos, duchas desenfocadas, sin sentido. Cómo es posible que estos actores se presten a tamaña desfachatez, donde seguro que pensaban que estaban rodando Pulp Fiction 2, y no llegaron ni a un mal episodio de Los Serrano.