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Críticas de Beatriz Jimenez
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Críticas 127
Críticas ordenadas por utilidad
4
19 de febrero de 2017
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Silencio. El silencio al que se enfrenta necesariamente cualquier creyente ante su dios, ante la falta de respuesta en momentos de necesidad y que hace tambalear sus convicciones.

Martin Scorsese admite que la religión es un tema fundamental en su vida, debido principalmente a su educación. Y en esta Silencio el realizador vuelca todas sus preocupaciones, en un exhaustivo análisis de la fe.

Para ello, ha versionado la novela histórica de Shusaku Endo, sobre la persecución religiosa que sufrieron los cristianos en el Japón del sXVII. Tras la desaparición del padre Ferreira (Liam Neeson) y los alarmantes rumores de su apostasía, dos sacerdotes (Andrew Garfield y Adam Driver) parten hacía el imperio del sol naciente en búsqueda de su antiguo mentor.

En un país donde procesar la religión cristiana significaba enfrentarse a la tortura y una cruel muerte, las convicciones de los jóvenes religiosos se verán puestas a prueba.

Especialmente en el caso del padre Rodrigues, que debe enfrentarse a una crisis de fe, al aparecer las dudas y tantas preguntas sin respuesta: ¿es su fe lo suficientemente fuerte para aceptar la posibilidad de una horrible muerte? ¿De verdad puede considerarse un hombre de dios, si se compara con los aldeanos dispuestos a sacrificar su vida sin renegar de sus creencias? ¿Vela su dios por él en medio de la enloquecida persecución a la que debe enfrentarse?

Este estudio sobre lo que significa e implica la fe está realizado con una excelente producción, como no podía ser de otra manera, donde destaca especialmente la fotografía. Sin embargo, a pesar de que este filme ha recibido grandes críticas, que la han comparado con una obra maestra, lo cierto es que resulta lenta y hasta aburrida; a lo que no ayuda además su larga duración.

Quizás sea que soy lo opuesto a una persona creyente, y que las tribulaciones de los jóvenes sacerdotes no consiguen involucrarme en su agonía espiritual. O simplemente es que como espectador se está a la espera constante de que algo ocurra, de que el ritmo narrativo se vuelva más dinámico, de que Andrew Garfield consiga meternos en su piel o de que el protagonismo recaiga en un actor con mucho más carisma y personalidad como Neeson.

Pero lo cierto es que nada de esto ocurre, y pese a que nadie a estas alturas le va a discutir el estado de gran director a Scorsese, no creo que esta Silencio sea una de sus mejores películas, por no decir directamente que no es una buena película, pese a lo impecable de la producción.

Lo mejor: la fotografía.

Lo peor: que no logra involucrar al espectador en la crisis espiritual de sus protagonistas.

http://www.bollacos.com/silencio-cuestion-de-fe/
Beatriz Jimenez
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6
8 de febrero de 2016
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Star Wars: El despertar de la fuerza, dirigida por J.J. Abrams, es uno de los filmes que más expectación ha causado en los últimos años. La trilogía original de La guerra de las galaxias (1977-1983) tiene una merecida legión de fans en todo el mundo que, tras el desastre de las infames precuelas (1999-2005), esperaban ansiosos a que alguien restituyera la magia de las películas preliminares.

Si eres de los que todavía no han acudido a las salas de cine, seguro que lo que te interesa es saber, en una frase, si realmente esta nueva entrega cumple con las (altas) expectativas. El despertar de la fuerza es entretenida, hasta muy entretenida en algunas partes e incluso espectacular en otras. Si eso es lo que buscas, tienes nuestra bendición, seguro que lo encuentras.

El despertar de la fuerza consta de dos partes: una primera, la mejor y más amena, cargada de acción, donde se nos presenta a los nuevos personajes; y una segunda, menor, donde se acusa la excesiva duración de la cinta (135 minutos), a pesar de que contiene alguna de las escenas más espectaculares en las luchas entre la Resistencia y la malvada Primera Orden.

Eso sí, este filme no aguanta el más mínimo análisis, ya que se trata de un remake encubierto del episodio IV: La guerra de las galaxias. Una cosa es intentar recuperar lo que hizo grandes a las primeras producciones, y otra muy distinta es intentar copiar, casi al detalle, la historia que dio inicio a la saga cinematográfica.

Pero claro, es que se ha contado con todo un prestidigitador, J.J. Abrams, uno de los pocos que, tras engañar de la peor manera al respetable al no cumplir las también altas expectativas de Lost (Perdidos), salió reforzado convirtiéndose en el niño mimado de Hollywood. A su favor hay que admitir que las escenas de acción están rodadas a la perfección y que, finalmente, ha eliminado los absurdos destellos de luz que tan famoso le han hecho.

Por lo demás, nos encontramos con unos nuevos personajes que resultan, en su mayoría, fallidos: Daisy Ridley, como Rey, es la que mejor parada sale, interpretando a una joven que se verá envuelta en la lucha entre el bien y el mal, y que asume el rol de héroe, a pesar de que ciertas situaciones no resulten creíbles; John Boyega, como Finn, que se convertirá en el fiel compañero de Rey, compone un personaje de lo más insulso; Oscar Isaac, como Poe Dameron, supone un talento totalmente desperdiciado, ya que su participación es casi testimonial; y luego está el malvado Kylo Ren, interpretado por Adam Driver, que no puede ser más anodino, en cuanto se quita la máscara, que intenta emular al gran Darth Vader, nos presenta a un llorica e insípido joven en uno de los malos más patéticos que hemos podido ver en pantalla.

Fallidos porque, en realidad, el personaje más interesante de esta nueva producción sigue siendo (oh, sorpresa) el gran Han Solo, con un Harrison Ford que se sigue zampando con patatas al resto de reparto con su aparición junto a su inseparable Chewbacca. Porque de la aparición de Leia preferiríamos olvidarnos; una acartonada Carrie Fisher es otra víctima más del botox, que le impide mostrar la más mínima emoción.

No obstante, si nos olvidamos de que conocemos perfectamente la original La guerra de las galaxias y lo que queremos es pasar un rato divertido y entretenido, sumergiéndonos en un universo muy añorado, esta El despertar de la fuerza puede ser una buena opción, siempre que optes por renunciar a cualquier tipo de análisis.

Lo mejor: no era muy difícil mejorar el mal sabor de boca que dejó la reciente saga que se inició con La amenaza fantasma, pero hay que reconocer que J.J. Abrams ha creado una entretenida y divertida cinta de ciencia-ficción.

Lo peor: si no estuviera aprobada por el mismísimo George Lucas, esta película sería acusada de plagio (y perdería).

http://www.bollacos.com/star-wars-el-despertar-de-la-fuerza-deja-vu/
Beatriz Jimenez
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8
8 de febrero de 2016
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hace mucho tiempo que el cine se ha convertido en un mero negocio: el de vender entradas y palomitas. Por eso es maravilloso, y tan importante, descubrir a esos pocos osados que devuelven al cine a su categoría de arte. Eso es lo que ha conseguido Paula Ortiz, la directora de esta estupenda La novia, en su personalísima adaptación de Bodas de sangre, de Federico García Lorca.

Los mejores momentos de esta intensa adaptación los encontramos cuando la directora se sumerge de lleno en el ambiente opresivo de los dramas lorquianos y cuando da rienda suelta a su creatividad intentando plasmar toda la simbología que posee el texto de Bodas de sangre. También en aquellos momentos en que se rescata el texto original, abrazando la poesía y el lirismo que envuelven a los personajes de fatalidad y tragedia o breves pasajes de amor.

Y de la misma manera que en el maravilloso Macbeth de Justin Kurzel, encontramos en La novia otro original ejercicio visual y estilístico, aferrándose a la simbología de una de las grandes tragedias lorquianas y plasmándola en imágenes, a la vez que renunciando a una ortodoxa adaptación de la obra teatral.

Muchos son los puntos en común de estas dos arriesgadas producciones, si Kurzel contaba con un monstruo de la interpretación como Michael Fassbender, aquí Paula Ortiz ha encontrado a la protagonista perfecta en una Inma Cuesta que realiza un trabajo fantástico. Cuesta expresa todo el dolor, el amor, el anhelo, la culpa y el deseo de su personaje en una interpretación cargada de fuerza e intensidad, en esos ojos que taladran la pantalla y que tan bien ha sabido buscar y seguir la realizadora.

Una lástima que el resto del reparto no esté al nivel de Cuesta. Sobre todo en lo que respecta al personaje de Leonardo, interpretado por Álex García, que si bien cumple a la perfección en el aspecto físico de su personaje, falla completamente a la hora de dar la réplica a la protagonista, con la que no tiene ninguna química, algo fundamental cuando él es el desencadenante de la tragedia en este clásico triángulo amoroso. Igualmente, a Asier Etxeandia, aunque claramente realiza una mejor interpretación que su rival, le falta un poco de fuerza en su papel de agraviado novio. También se echa de menos una actriz de raza que diera vida al personaje de la madre, interpretado aquí por Luisa Gavasa. ¿Qué hubiera creado alguien como Amparo Rivelles, Terele Pávez o Amparo Baró, o un actor masculino que, además de presencia física, supiera interpretar? Nunca lo sabremos.

Aunque tenemos que destacar la espléndida fotografía de Migue Amoedo, en mi opinión creo que es demasiado luminosa para un drama opresivo y fatalista como el de Lorca. Son pequeñas desventajas (aunque cuesta pensar en su magnífica fotografía de esta manera) que desvirtúan ligeramente lo que podría haber sido una obra maestra.

Pero no nos malinterpretes, desde aquí solo podemos dar las gracias a Paula Ortiz por recuperar la obra de uno de nuestros mejores dramaturgos, y por acercarse a ella con su particular visión, creando una original propuesta que te recomendamos encarecidamente disfrutes en pantalla grande.

Lo mejor: la interpretación de Inma Cuesta; la plasmación de la simbología lorquiana y la arriesgada adaptación de uno de nuestros mejores clásicos.

Lo peor: el resto del reparto, especialmente Álex García, no está a la altura de su protagonista.

http://www.bollacos.com/la-novia-sangre-y-fatalidad/
Beatriz Jimenez
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8
27 de noviembre de 2013
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Las primeras e impactantes escenas de esta producción nos muestran a una mujer desconsolada en la cama de un hospital, que pide incansablemente que sus hijos sean enterrados en Marruecos. La siguiente imagen nos enseña cómo cuatro pequeños ataúdes blancos son introducidos en un avión. El resto de los 111 minutos de esta cinta darán respuesta a las incógnitas que plantean esas aciagas imágenes.

Perder la razón, del director Joachim Lafosse, es fundamentalmente la historia de una mujer, Murielle, interpretada maravillosamente por una actriz inmensa, Emilie Dequenne (Rosetta), justa ganadora del Premio a la Mejor Actriz en Una Cierta Mirada del Festival de Cannes 2012.

Murielle conoce y rápidamente se enamora de Mounir (Tahar Rahim, Un profeta), un emigrante marroquí, que se encuentra bajo la protección del doctor André Pinget (Niels Arestrup, Un profeta). Pero lo que parecía una bella relación con el hombre del que se enamora se convierte poco a poco en un infierno para Murielle.

Este intenso largometraje versa sobre las relaciones disfuncionales y de dependencia, con un impacto especialmente duro para Murielle, que se ve atrapada en medio de ellas, y que sufrirá los efectos del machismo y del maltrato psicológico hasta destruir su vida y su personalidad.

Emilie Dequenne ofrece una actuación impresionante, en la que parece transformarse físicamente. Es casi imposible reconocer a la luminosa, radiante, feliz y bella Murielle enamorada del principio, en la mujer anulada, deprimida y desesperada en la que se convierte.

Los coprotagonistas masculinos, Tahar Rahim, como su esposo, y Niels Arestrup, como su mentor André, que ejercen esas malsanas relaciones de dependencia entre ellos y de desaprobación continua hacia Murielle, no se encuentran a la altura de la interpretación de la actriz belga, que se come literalmente la pantalla y es capaz de mostrar una variada gama de emociones con una naturalidad desgarradora.

Un drama sobrecogedor, conmovedor y estremecedor sobre lo que ocurre puertas adentro en la vida de una familia cualquiera, una vez que el primer periodo de intensa felicidad del enamoramiento ha terminado.

Lo mejor: la espléndida interpretación de Emilie Dequenne.

Lo peor: las pocas oportunidades comerciales que tiene una cinta de este tipo, a pesar de su calidad.

http://www.bollacos.com/perder-la-razon-camino-a-la-infelicidad/
Beatriz Jimenez
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8
1 de noviembre de 2017
6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Historias pequeñas, o no. Una narración nacida de la parte más íntima de su creadora. Eso es lo que esta pequeña producción de Carla Simón nos regala: un también pequeño pedazo de su vida, sus recuerdos de una infancia complicada señalada por la desgracia, la mirada de una niña hacia un mundo que ya no entiende y el poder redentor de las lágrimas.

Quizás no parezca mucho como argumento para una película, pero así es la vida, la de verdad, la de cualquiera de nosotros. Un filme que debe su autenticidad no solo al excelente guion de Simón, sino a la desarmante naturalidad de las dos jóvenes intérpretes: una maravillosa Laia Artigas, como la Frida protagonista, y su joven compañera de juegos Paula Robles, como Anna.

Un papel complicado el de Laia Artigas, como la niña que acaba de perder a su único progenitor, su madre, y debe aprender a vivir con su nueva familia, en casa de su tío en un verano de 1993. Complicado porque Carla Simón huye sabiamente de los subrayados y de dejar todo mascadito como si el espectador fuera tonto, para seguir a esta niña que debe expresarlo todo simplemente con su mirada.

Así, todo se muestra desde el punto de vista de la pequeña y lo hace sin juzgar su comportamiento. ¡Qué difícil ha debido ser para Carla Simón ser tan objetiva con sus propios recuerdos! Por eso, esta Verano 1993 resulta, tengo que decirlo otra vez, tan real, tan auténtica, tan dolorosa y al mismo tiempo tan esperanzadora. Una pequeña joya que nos ofrece una ventana por la que ver la vida pasar. No es fácil contar cómo un niño debe enfrentarse no solo a la muerte de sus padres, sino también al estigma social (ambos padres murieron de sida, en un tiempo en que poco se sabía de la enfermedad), pero Simón lo ha conseguido con una puesta en escena franca y sencilla, y sin olvidarse también de mostrar las dificultades de los adultos, esa joven pareja (interpretada por Bruna Cusí y David Verdaguer) que debe hacerse cargo de la responsabilidad de adoptar a un nuevo miembro en su familia.

Una más que recomendable y merecida candidata a representar a España en los próximos Oscar y que, de momento, se sitúa como la mejor producción nacional de lo que llevamos de año, con razón alabada por la crítica y en su paso por distintos festivales.

Siendo éste el primer largometraje de Carla Simón, estamos impacientes por ver qué más nos puede ofrecer, espero, en un futuro cercano.

Lo mejor: la pasmosa naturalidad de Laia Artigas; la escena final es simplemente perfecta.

Lo peor: que algunos medios hayan intentado politizar la (acertada) selección de Verano 1993 por nuestra academia de cine. Sí, es una película catalana y rodada en catalán, pero dejemos la demagogia de lado, por favor.

http://www.bollacos.com/verano-1993-ver-la-vida-pasar/
Beatriz Jimenez
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