Ya basta de patriotadas: entierros con aviones rozando el cielo mientras suena una música tope de chachi chuli. Ya basta del típico soldado con las tripas colgando y su típico: Decídle a mi novia que la quiero. Ya basta la respuesta del soldado tan asquerosamente típica de: Se lo podrás decir tu mismo, ya verás, sinónimo de: Te quedan 5, 4, 3, 2, 1…

Ya basta de soldados que entran en bases enemigas y se matan todos mientras se oye la misma musiquita patriótica del entierro también patriótico. Ya basta de esos inicios en que se oyen comunicados de soldados a través de sus walkie-talkies mientras aparecen imágenes en blanco y negro de la guerra.

Jarhead acaba con todo esto ofreciendo un punto de vista diferente y en el que la guerra no es divertida. No nos confundamos, lo tratan como algo divertido pero no lo es. El punto de vista de una base militar. Sin patriotadas, sin lágrima fácil, sin discursos, pero guerra igualmente. Recomendada a todos aquellos que quieran ver la guerra desde otro punto de vista o los que quieran pasar una tarde entretenida.

Es como una tapa de morcilla porque a veces se repite bastante.
Es como una tapa de boquerones y guindilla porque tiene un humor picante.
Es como una tapa de mayonesa con tacos de caviar porque hay trozos muy buenos.
Es como una tapa de macarrones con jamón porque es original.
Es como una tapa de pan con tomate porque es catalana. (Rodada en mi barrio).
Es como una tapa de pechos por los eróticos momentos que contiene.
Es como una tapa de montaña y mar por la absurdez de ciertos momentos.
Es como una tapa de salmón porque a algunos les gusta y a otros no.
Es como una tapa de cogollos con maíz porque tiene trocitos difíciles de masticar.
Es como una tapa de Manolo Escobar porque es hortera.
Es como una tapa de chistorra porque lo importante es el sabor que se te queda mientras te la comes y no el de cuando estás haciendo la digestión.
Es como una tpa de queso con Coca Cola para beber porque tiene un toque mágico que hace más digerible la película.
Es como una tapa de Chiquito porque te ríes mucho.
La cuenta por favor.

Esto es lo que pasa cuando a un director en paro le da por chutarse apiretal en vena viendo Garfield.
Esto es lo que pasa cuando el guionista esnifa pegamento para estimularse a la hora de escribir.
Esto es lo que pasa cuando al actor principal le prometen oro y princesas vírgenes por limitarse a decir paridas.
Esto es lo que pasa cuando adaptan Garfield a la gran pantalla. ¿Qué pasa?
Pues que le pongo un 1.

Y nos lo demuestra con este clásico, precursor de películas como Seven, La hora de la araña y muvhas más. Y es que con esta película se inventó el ya gastado género de los asesinos en serie que tantas películas han dado de sí. Lo bueno de esta película, me refiero a lo que marca su estilo, es que tras el telón de una historia de asesinatos, niños muertos y todo esto, hay algo cómico, al contrario de Seven, en la que todo era lúgubre y muerto. Estas dos películas tuvieron un estilo que las nuevas películas de asesinos en serie no son más que inspiraciones en la fotografía de Seven y asesinos que dejan algo al lado de sus víctimas. Es algo que piensan que impacta a la gente, pero la verdad es que impacta más un asesino que mata por matar y deja el muerto y ya está, que no que va dejando postalitas de su tía la Bartola cuando hizo top-less en una playa de Desmugañanzo, Cuenca del norte. Porque a veces es la espontaneidad o el hecho de que el asesino mate por hobby lo que hace que la película adquiera por si sola ese tono lúgubre, sin necesidad de tener que oscurecer el escenario. Y eso es algo que en esta película se consigue, que se puede decir que es cómica, pero no que es una película de risa, porque M el vampiro puede ser en ocasiones más oscura y maléfica que Seven, aun teniendo elementos cómicos, y eso es algo que el amigo Fritz hace de maravilla, por no decir dos palabras que forman una palabrota. Mr. Lang aquí juega con nosotros, nos da una lección de que el cine de los años 30 es muy bueno, y lo hace que con toda la profesionalidad que puede, dando como resultado esta joya.
Altamente recomendable. Sobre todo para los amantes del cine de crímenes, para amantes del cine en blanco y negro o para fans de Fritz Lang.
Próxima parada: Metrópolis.

La película atrapa al espectador desde la primera escena. Greengrass dirige y hechiza atrapando al especador en la fatídica y magníficamente recreada manifestación en Derry en 1972. Durante la película se respira el aire a complicidad entre los habitantes del pueblo, gente corriente que decide luchar por los derechos civiles. Las preguntas que nos obliga a hacer son: ¿Qué hay que hacer para que la gente sea escuchada?¿Qué hay que hacer para tener derechos civiles?¿Son los derechos civiles algo por lo que merece la pena luchar?
Esas películas tendran respuesta en el mismo momento en que la película termina dejando paso a unos títulos de crédito que no tendrían nada en especial si no fuera por la genial Sunday Bloody Sunday de los magníficos U2 que me hizo dejar el DVD encendido para escucharla entera.

El modo de grabar de Greengrass, bastante movido y algo sucio como se ha podido ver en las escenas de persecucciones de la saga Bourne ya que este tipo de grabación lo suele usar en momentos de gente corriendo. La pega es que puede resultar algo cansino, mareante y que no te enteras de nada porque saludan a un hombre y cuando vas a asociar el nombre a una cara la cámara ya va por el siguiente hombre, pero calma, esto tiene solución, al final y tras haber ocurrido la desgracia la cámara deja de moverse para tener un ritmo algo más tranquilo y dejar al espectador que se relaje y se centre en lo que acaba de ver, la masacre que ha visto en primera persona como si uno de los manifestantes fuera.

Los personajes son excelentes sobretodo Ivan Cooper, el hombre que luchó por su causa sin importar lo que le pudiera ocurrir, subió a un estrado con hombres disparando detrás de ellos, balas de verdad. Asesinando no a personas sino a la verdad. Un crimen contra los derechos civiles que cada bebé, niño, adolescente, joven, adulto, mayor y anciano tienen. Todos los humanos y es algo que una bala, un trozo de metal no podrá negar.

Luchemos por ellos es el mensaje que da esta película.