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Críticas de billywilder73
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Críticas 67
Críticas ordenadas por utilidad
10
1 de agosto de 2018
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando estaba a punto de dejar caer el cuchillo sobre su hijo, el ángel del Señor le dijo: “no le hagas nada a tu hijo, ahora sé que me eres fiel”
La niebla suena a excusa barata para seguir maltratando el cine, una de esas películas de terror para cubrir el expediente con cupos de entrada media – sobados y parejas que buscan gritos y oscuridad cómplice.
Pero Frank Darabont es un tipo inteligente, un director de cine con mayúsculas y con el guión y la dirección de La niebla se luce mejorando el original de Stephen King - dándole incluso un final más reflexivo, coherente y definitivo – y demostrando la estupidez de Lucas por despreciar su guión para la cuarta entrega de Indiana Jones.
La niebla es una obra maestra, una joya, una increíble sorpresa que no hay que dejar escapar bajo ningún concepto. Su atmósfera – como en la película su niebla - te atrapa y ya no te deja escapar.
El terror a lo desconocido, a lo que surge de la nada y no se puede entender – como apuntaba Monstruoso, otra gran película -, el tránsito de la pura cotidianidad a la locura extrema que desarma, en fin, el miedo a la muerte.
Porque La niebla habla de nuestro miedo a la muerte, miedo ancestral y antropológico, y sus consecuencias sociales – que inventemos un Dios, que fundemos religiones y que bajo su sombra saquemos lo mejor y lo peor del hombre -. La niebla destripa verdades, el miedo a la muerte genera desesperación y hace que te agarres a un clavo ardiendo, por eso la película tiene marchamo existencialista, por mucho que racionalicemos o recemos no estamos en condiciones de obtener respuestas y pasará lo que tenga que pasar, el hombre no es el centro del mundo lo es la casualidad.
La coherencia de La niebla – muestra de un guión excepcional – es la clave de su genialidad, cuando el recurso fácil apunta a la crítica del fenómeno devoto, la película se desmarca y las predicciones de la santera se cumplen una por una, la virgen Marcia Hayden como Nostradamus no tiene precio, siempre acierta, como si realmente alguien moviera los hilos desde ahí arriba – el bicho no le pica, anuncia que tras el primer sacrificio esa noche dormirán tranquilos y se cumple, su asesino es el primero en morir en la huída final y lo peor, que es lo mejor, lo más memorable, el terrible sacrificio del protagonista termina con el infierno.
Los monstruos son creíbles, insectos y cefalópodos tamaño “big mac” pero que mantienen un deja vu que consigue que no los rechacemos por imposibles.
Los personajes tienen capas, evolucionan a lo largo de la película. Los que consideran que es una locura huir terminan huyendo demostrando la lógica de relojero suizo del guión existencial que cuenta que lo racional es relativo y que todo es cuestión de tiempo.
La primera vez tuvo piedad, en La niebla esta vez el ángel no detiene a Abraham porque el Dios cabreado ya no perdona al hombre de sus pecados. Esta vez habrá sangre, la sangre de Isaac.
billywilder73
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WALL·E
Estados Unidos2008
7.9
130,325
Animación, Fred Willard
10
1 de agosto de 2018
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hollywood ya no es la fábrica de sueños que nos vendieron que era.
Dicen muy acertadamente que en el cine todo está inventado, es por eso que nos invaden una y otra vez con historias monótonas y repetitivas en cadena; la fábrica de sueños ahora es fábrica de churros.
Sin embargo, a veces el cine aún es capaz de emocionarnos, de sorprendernos, de cautivarnos, en fin, de enamorarnos; la clave está en saber contar la misma historia de manera original.
Wall-e es por encima de todo una sencilla y preciosa historia de amor. Una obra maestra absoluta del cine de todos los tiempos.
Su importancia e influencia va más allá de la cinefilia. El buen cine – el reflexivo, el profundo, el que trata al ser humano como ser racional, el que va más allá del atontamiento espectacular – rara vez puede verse en salas comerciales. Wall-e sí.
Así que todo el mundo verá una auténtica genialidad y por el mismo precio muchos podrán calibrar su estúpida existencia acomodada; porque la película de Pixar obliga a reflexionar sobre el consumismo y la manipulación que los medios de comunicación, las grandes empresas, los países del Primer Mundo y el Capitalismo – la enfermedad de todos ellos - ejercen sobre el humano miserable.
Wall-e tiene dos magníficas influencias:
1) Alguien voló sobre el nido del cuco de Milos Forman, película extraordinaria de 1975 que bajo su apariencia visible de historia de locos de atar, hay una feroz crítica al sistema económico y político dominante y la imposibilidad de escapar de él.
2) El cine de Chaplin, la simplicidad de sus tramas, la cabezonería de Charlot, su heroísmo ingenuo... Wall-e, el robot protagonista es Chaplin y persigue a Eve allá donde vaya porque la ama, no necesita saber más del mundo.
Wall-e tal vez sea la última esperanza de un mundo feliz.
billywilder73
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9
1 de agosto de 2018
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Quién eres tú? La muerte. ¿Es que vienes por mí? Hace ya tiempo que camino a tu lado... y el día a día de Max Von Sydow se convertía en una partida – de ajedrez – entre la vida y la muerte.
Los Coen beben de El séptimo sello de Bergman, No es país para viejos trata del azar, del destino y de la muerte - la vida como derrota, la muerte como única seguridad.
Llewelyn Moss (Josh Brolin) quiere cambiar su destino cuando encuentra en el desierto una maleta llena de dinero, Llewelyn se cree capaz de ganar la partida, todavía es joven, hábil y conserva ciertas ilusiones. El sheriff Moss (Tommy Lee Jones) que se hace viejo acaba por acatar la derrota. Sólo queda esperarla.
La película está estructurada como el viaje del héroe, Llewelyn, en su intento de escapar de una certeza, su muerte. Lo atestigua el desierto y la magistral secuencia de su huida del infierno, el paso por el río – la laguna Estigia – y su lucha con el perro – Cancerbero – que intenta evitar su fuga.
La muerte ludópata con flequillo grotesco tiene su propia moral aplastante, no se enroca, busca el jaque con la naturalidad del aire comprimido y en botella y la azarosa duda de un cara o cruz. Así es la vida, y la muerte; Bardem lo entiende a la perfección por eso eleva hasta el Olimpo a su hado Anton Chigurh.
El cine de los Coen a veces ha sido genial como en Fargo, El gran Lebowski o El hombre que nunca estuvo allí, pero nunca tan poético ni cercano al alma. No es país para viejos es a la vez certeza y tristeza, como Joyce en Los muertos y Huston en Dublineses: “Piensa en todos los que fueron desde el principio de los tiempos. Y yo, tan pasajero como ellos apagándome en su mundo gris, como todo lo que me rodea. Ese sólido mundo que construyeron y en el que vivieron, se reduce y desaparece. La nieve cae, cae en el cementerio solitario donde está enterrado Michael Furey. Desciende ligera por el universo y ligera desciende, como el descenso hacia el último fin, sobre todos los vivos y todos los muertos”.
billywilder73
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8
1 de agosto de 2018
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Y había una vez en un país muy, muy lejano... dicen que es así como se debe empezar un cuento...
Mizoguchi lo sabe y como maestro que es del arte de hacer buen cine, transcribe cada una de esas palabras primigenias al lenguaje visual colorista, enigmático y nostálgico que merece la narración. Es así como este japonés sensible, que como Midas pasional convierte en bello todo lo que toca, nos cuenta su cuento, fábula con moraleja de actualidad avasalladora; y con su humildad plena de rabioso humanismo, sacude fuerte a la sociedad nipona: la mujer japonesa ha de ser escuchada y no bellamente convertida en muñeca de porcelana.
Reflexionando sobre los cuentos, me sorprendo de su dureza, ¡que le pregunten al lobo de caperucita!, rajado de arriba abajo mientras siestea su comilona para extraer sana y salva a la niña y su caperuza. Final feliz, sí, ¡pero a qué precio! Muertes, desastres, derrumbamientos, amputaciones... ¡la tragedia está servida! Es necesaria esa suerte de masoquismo y crueldad para que el humano estúpido comprenda el mensaje. Por eso destila tanta tristeza La emperatriz Yang Kwei Fei; Mizoguchi lo sabe, de su leyenda, algo debe quedar...
La película es una celebración del amor, de la pasión y del respeto, porque el que quiere, respeta y no esclaviza; diga lo que diga la tradición, que siempre es rocosa y sorda ante al progreso y el sentido común.
Será la mujer rebelde y no la sumisa, será la que se enfrenta al emperador y no la que calla y otorga la que consigue su amor. Y ella misma enseñará, porque entiende de libertad, a otro esclavo como ella, que el palacio es prisión y que para gobernar se ha de salir a la calle , mostrándole así el camino hacia la felicidad (Mizoguchi filma apasionadamente la felicidad del que no es más que una pobre marioneta a través de una orgía de placeres conducidos por su “Salomé”: bebe, come, baila, ríe... de nuevo la imagen por encima de la palabra, la poesía derrotando a la prosa) Las mujeres dando lecciones a los hombres... ¡que tiemble Kurosawa! Se impone la máxima: “detrás de cada gran hombre, siempre hay una gran mujer ”. Mizoguchi es inteligente, escoge al hombre más respetado del Japón y lo pone a los pies de su esposa, al “macho” le toca bajar la cabeza.
El logro de Mizoguchi es doble en esta película: continúa La cenicienta allá donde la abandonó Perrault, mostrándonos lo que éste nos negó y que no carecía de morbo: el funcionamiento de ese matrimonio entre príncipe y criada que tanto debió fastidiar en palacio, aprovechando ese fastidio para contarnos que el poder corrompe y deshumaniza; y tocado por la varita del hada madrina, el realizador consigue dotar al cuento de notable actualidad con su implacable crítica hacia el machismo que asfixia a la mujer y hacia la vetusta sociedad costumbrista que lo permite.
Y el Mizoguchi sensible que defiendo se enamora de su historia como el torpe emperador de la gloriosa emperatriz. Como muestra, bastará un botón: el emperador hundido por la muerte de su esposa se refugia en la belleza de sus espléndidos jardines dando la espalda a la bella pretendiente mientras compone un réquiem con su instrumento de cuerda, ¡una imagen vale más que mil palabras! ¡Nadie puede alcanzar su corazón herido! Quien pretenda la atención de este muerto en vida, deberá conquistar su alma... y la esclava llega a ella repitiendo los mismos acordes tristes que compuso el corazón apesadumbrado del emperador. Se niega el amor físico y se llega más lejos, amor a través de la belleza de la música, amor espiritual... Sí, Mizoguchi es un genio.
Y el genio entendió que aunque la mayoría de sus películas las filmara en blanco y negro, ésta debía rodarla en precioso color. Porque la historia se desarrolla en palacios imperiales ostentosos, en mansiones de opulentos y en magníficos jardines y sus habitantes visten sedas y otras excelencias que sólo el color puede avalar. Porque la pasión por vivir y el amor febril que une a los personajes sólo puede ser captada en su totalidad con un manto infinito de colores. Y, por último, para que no quede sólo como una antigua historia de amor imperial o como un bonito cuento, el color también recuerda, denuncia y favorece una traslación del problema - rigidez de costumbres y machismo nipón - al contexto actual, donde por desgracia, no han cambiado mucho las cosas.
Mizoguchi es poeta pues nadie ha filmado tan preciosamente una muerte. Muerte que enamora, suerte de oxímoron y magnífica elipsis: apenas unos pies escapando de cuadro... después una hoja que cae...
Una vez muertos, los amantes se encuentran y sus ecos, sus alegrías, confirman el susurro invariable que navega por La emperatriz Yang Kwei Fei: ¡el amor por encima de todo!
billywilder73
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10
1 de agosto de 2018
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
“No existen naciones ni pueblos, no existen terceros mundos ni occidente, sólo un sistema de sistemas, un vasto y salvaje dominio de dólares” (Network de Sidney Lumet)
Pasión es la palabra que mejor define a La sombra del poder, el nuevo film de Kevin MacDonald, que ya sorprendió agradablemente con El último Rey de Escocia demostrando su personalidad y la búsqueda de un estilo propio.
La muerte de la ayudante del congresista Stephen Collins (Ben Affleck) desata los rumores sobre la relación amorosa que mantenían ambos desacreditando la labor del político al frente de la comisión que investiga a una gran corporación armamentística estadounidense. Los periodistas Cal McAffrey (Russel Crowe) y Della Frye (Rachel McAdams) pretenden contar toda la verdad.
La sombra del poder certifica los logros de su director gracias a una puesta en escena plena de vitalidad que contagia pasiones y es maestra en transmitir y generar estados de ánimo – los colores e ingenua locura del África Negra o la aventura por investigar y descubrir verdades a lo Sherlock Holmes en un periódico de Nueva York -, que plantea tramas corruptas como excusa velada para hablarnos sobre lo humano y sus tentaciones, por eso sus personajes tienen tanta fuerza y resultan tan redondos e irresistibles.
Si El gran carnaval (1951) de Billy Wilder y Network un mundo implacable (1976) de Sidney Lumet centraban su discurso pesimista en la corrupción del sistema y el circo informativo de hombres que en realidad eran lobos, La sombra del poder comparte la crítica de las anteriores pero, siguiendo los pasos arrebatados de Todos los hombres del presidente (1976) de Alan J. Pakula, de Buenas noches y buena suerte (2005) de George Clooney y de El desafío. Frost contra Nixon (2008) de Ron Howard, añade cierto discurso más rousseauniano de amor a la verdad y de posible redención y huida del infierno global en el que vive el hombre.
Película compleja que establece muchísimos interrogantes y plantea la corrupción colectiva (el sistema capitalista generador de monstruos y marionetas) e individual (el hombre y sus vicios codiciosos) En un sistema tan podrido el humano se contagia de tal forma que ofrece la peor cara posible de su voracidad. Globalización o corrupción global del capitalismo, de las grandes corporaciones, de los mass media y dentro del propio periódico en el que trabajan también corrupciones externas (censura de ciertos temas que pueden perjudicar al propio periódico, es decir materialismo antes que idealismo y el dinero por encima de la verdad) y corrupciones internas (omitir y manejar informaciones al antojo en beneficio propio por encima del bien común)
Pero La sombra del poder se alimenta lentamente a lo largo de su metraje de una magia, de un amor apasionado en su búsqueda de la verdad, un ardiente espíritu periodístico que destruye la corriente de mediocridad instaurada por el sistema que engordaba barrigas pero ensuciaba el alma. Una oda al periodismo de investigación que se eleva por encima de tanta basura y venera la verdad – su verdad - caiga quien caiga (¿es moralmente reprobable esa búsqueda ciega?)
Gracias a esa pasión con la que guión y dirección tratan a los personajes, todos los actores salen beneficiados y es un espectáculo vivificante verlos actuar. Sobretodo a Rusell Crowe que demuestra una vez más el buen ojo que tiene eligiendo películas y convirtiéndole seguramente en el mejor actor de la actualidad, mezcla de su extraordinario talento y olfato.
La sombra del poder es una auténtica gozada que te mantiene en tensión de principio a fin.
¡Mamá, quiero ser... periodista!
billywilder73
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