A pesar del cierto interés -indudable- que esta película despierta, posee demasiadas fallas. Los monólogos incesantes y repetitivos del personaje principal dan mucha monotonía, entre las tonterías y las abstracciones pseudointelectuales. En ese sentido, el ritmo narrativo es prácticamente inexistente. Muy poco. Se hacen eternas sus peroratas, y se echa en falta que los personajes femeninos discurran de igual modo. Esa podría decirse que es una dolencia evidente.

Al ser una película tan larga, y con tanto monólogo, tanto primer plano y tan poca acción, defrauda un poco, por estática y aburrida en la mayoría de sus momentos. No obstante hay cierto talento en el resultado final, aunque no es más que una película interesante, con gran influencia de la Nouvelle Vague, y no está a la altura de Chabrol o Truffaut, por ejemplo. De Truffaut es de quien hay más deudas, sobre todo de «Domicilio conyugal» (1968) y «Besos robados» (1970). La importancia de Jean-Pierre Léaud es también inequívoca, pero hay que reconocer que la dirección de actores es bastante pobre, se limita a algunos gestos del rostro o los labios, por esa sobreabundancia de primeros planos comentada. Aún así, hay algo de época o manifiesto generacional: un aire o atmósfera progresista, una manera de ver el mundo transgresora, una libertad de costumbres -sexual, sentimental, sobre todo- y una reivindicación cultural que merece la pena recordar o rescatar, si bien no podemos olvidar que esa juventud que sale del 68 pertenece a una clase social determinada, y solo ella podrá disfrutar de la dolce vita... pero eso es otro debate. En cualquier caso, no es tan mala ni tan buena, por eso le pongo un 6.

"Crudo" es una película decepcionante, que no tiene argumento o que, a lo sumo, podría haberse reducido a treinta minutos. Las enfermedades mentales derivadas por el vegetarianismo en una familia -todos veterinarios- rematadamente loca, se trasladan a la más joven, una niña prodigio, aunque la hermana mayor, que estudia veterinaria también, está igual de mal. El ambiente universitario ya es de por sí no creíble. Las atmósferas con colores rojizos solo quieren crear sensaciones. Muchas escenas solo quieren impresionarnos, a modo de videoclip gore, sin guion alguno. Nada se sostiene en la película desde ningún punto de vista, excepto una historia absurda en la que Justine pasa de ser una estudiante brillante a un monstruo caníbal. Luego descubrirá que toda la familia es así. Muy mal, en definitiva, y no entiendo qué le ha visto la crítica a esta película tan desagradable y disparatada, efectista en lo repugnante, sin ningún interés excepto llamar la atención con escenas antropófagas.

Excelente. La publicidad de Wes Anderson es mucho más. Este homenaje a "La noche americana" y a François Truffaut es realmente excepcional. Para todos los amantes del director francés y, en especial, de la película que ganó el Óscar a la mejor película de habla no inglesa de 1974. Muy emocionante ver este cortometraje, por todo lo que significa de amor al cine. Realmente increíble.

Delicada, elegante, excelente y divertida. La humanidad de Ford rebosa desde le primera escena a la última. Las lágrimas que brotan de algunos personajes acaban convirtiéndose en las nuestras. Una historia muy emocionante. Ford dirige con maestría un retrato moral e histórico de ese interior estadounidense, con una buena dosis de entusiasmo y optimismo, con sus notas habituales de humor, pero al mismo tiempo critica la hipocresía del puritanismo, la cual se convierte en una crítica universal. Magnífico. Además, se hace un guiño a sí mismo, ya que esta película es un remake, revisitado 20 años después, de otro título también suyo. Mucho mejor ahora, desde luego, vuelve a uno de sus lugares predilectos ya como un maestro consagrado. Hay muchas cosas remarcables, pero sin duda el cortejo fúnebre es la mejor escena fúnebre jamás filmada, mientras no se demuestre lo contrario. Inigualable... Poco se puede añadir a unos minutos que te dejan con la boca abierta... En fin, se trata de una película extraordinaria que, sin ser de los títulos más famosos de John Ford, es simplemente soberbia.

Excelente película, muy recomendable, e inolvidable banda sonora. El ritmo es trepidante, lógicamente de la mano de Ennio Morricone y un montaje excelente (quizás el mejor trabajo de Sollima), y los personajes muy bien dibujados (Cuchillo se convirtió en una leyenda después de este film). El guion encierra ágiles y ácidos diálogos en un larga persecución por tabernas, prostíbulos y desiertos no exenta de naturalismo y crítica social. En "El halcón y la presa" no hay buenos o malos sino que todos poseen algo de malo y algo de bueno. Una película que posee todos esos tópicos de los western que hacen que, cuando están tan bien llevados, conviertan a una película de género en mucho más que una película de género, erigiéndose como un clásico, sin olvidar el plus delhumor de un inolvidable Tomas Milian. Lee Van Cleef, por su parte, está extraordinario. En el top de los spaghetti western.