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España España · Madrid
Críticas de 12345
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Críticas 26
Críticas ordenadas por utilidad
2
16 de noviembre de 2008
9 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es difícil hacer algo tan mediocre, no, mediocre no, infame como esta película. Los personajes no se sostienen, los diálogos entre ellos resultan a menudo estúpidos (de vez en cuando sueltan una frase que quiere ser genial), la escena de Bach haciendo música alternativa en una especie de garaje con Bach es abiertamente de mal gusto, la relación entre ellos no hay por dónde cogerla, las fragilidades psíquicas del príncipe hacen reir más que otra cosa. Ni siquiera la banda sonora se salva, disolviéndose en la mediocridad total de la película.
Creo que el director no comprende el impulso ni el espíritu de la época. Las melodías de Bach son producto de algo así como una fértil imaginación, de su mente no hay sensiblidad ninguna ni comprensión hacia lo que impulsaba su música... en fin un desastre.
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9
25 de diciembre de 2009
8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una familia de clase media-alta, educada, culta, integrada, etcétera, llega a su casita de campo a pasar unos días. Padre y madre llegan jugando por el camino a las adivinanzas operísticas, un juego de lo más chic, mientras el hijo asiste desde el asiento de atrás con cierta extrañeza a la competición que sus padres mantienen. Así de apolíneamente empieza Funny Games, las letras. La música, tan armoniosa, elegante y cómoda de escuchar, propia un mundo de hadas, de un mundo con una exacta medida y ponderación de repente se ve cortada por otra dominada por el caos, el pánico, por una estridencia sin razón ni discurso, agresiva.
Los dos psicópatas lo dicen en un momento dado, que ellos no es que hayan sido maltratados, que su único trauma consiste en una vida sin sentido, una existencia vacía. Igual que nuestro mundo no hay ninguna razón que los mueva a ellos tampoco a querer jugar, ni la necesitan. Se objetará que el mio es un argumento cogido con pinzas, pero yo no puedo evitar ver en esta película una reflexión de Haneke (la única que he visto de él hasta el momento) acerca de la caida de los valores de nuestro viejo mundo por una nueva juventud que ya no cree en nada de eso, para la que la vida es un juego sin sentido, ni moral, en el que cada cual debe pasarlo lo mejor que pueda sin preocuparse de más.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
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7
19 de septiembre de 2009
9 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Como tantos tarantinianos de treintaitantos he corrido a ver Inglorious bastards el día mismo de su estreno. El espectáculo que me he encontrado me ha sorprendido. Creo que nunca me ha gustado tanto una película tan descaradamente frívola.
No tiemblan, no dudan, no sienten. El mundo de los valores fuertes, de la nobleza de espíritu, la lealtad y en general ese anciano mundo de la virtud, el de nuestros antepasados, cae derrumbado ya desde el primer capítulo, como un aviso de los 150 minutos que se avecinan. No hay sentimientos, no hay metafísica ni bendición que valga en eso que ha venido a llamarse el "Universo Tarantino". Los diálogos en sus películas no aluden en ningún momento al corazón humano, no lo sitúan, quiero decir, entre la carne sino como un músculo sangriento más.

PD: Por cierto que en mi opinión esta visión que arroja la película sobre la Historia, entendida aquí como una carnicería demencial, sin designio, sin plan, sin ningún sentido, es al menos tan acertada como las más inteligentes y sesudas reflexiones que se hayan hecho sobre el asunto.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
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7
18 de enero de 2014
9 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ayer vi la última película de Scorsese, El lobo de Wall Street. Me pareció en general divertida y también, cómo no, demasiado larga. Después de cuarenta años ya no llama la atención que los personajes protagonistas sean unos tipos tan desmesurados como Jordan Belfort y su colega gordo. Muchas películas de Scorsese, de hecho, sus personajes e historias, están hechas de desmesura. He buscado en la RAE y quizá la palabra española “desmesura” no sea demasiado clara (aludo aquí a la célebre hybris griega), quizá sea más adecuada a palabra “destemplanza” para aludir al cine o a buena parte del cine de Scorsese. Excéntricos que llevan la trama a sus mismos límites, hasta apurar tanto el partido que acaban por chocar con la realidad y destruirse: ese es el cine de Scorsese que puedo recordar. El formato puede ser cómico o trágico, el metraje largo o larguísimo, las ambiciones diversas, pero el motor de su acción es el mismo: la desmesura, el delirio como límite.
¿Qué puede decirse de Jake la Motta, cuya sed de gloria no puede ser saciada con nada? ¿Qué de Bill el carnicero, de su Howard Hugues, de los personajes y en general el ambiente soberbio y recargado de Casino o de Uno de los nuestros? Su Taxi Driver es un pobre diablo carcomido por la conciencia de su insignificancia. Hasta Jesucristo es visto como un maniático abrasado en su ilusión.
Estas películas nos parecen poco realistas, pero los tiempos no están como para que se lo reproche nadie. Porque sin darnos cuenta sabemos todos que el interés de la vida está en esa brecha en la que sus personajes tienen el valor de moverse. No hay apenas interés en la nuestra, en nuestra vida, que es tan acomodada y miedosa del riesgo, y por eso necesitamos (y Scorsese lo sabe) ese cine de locos que él nos propone y nos pone por delante. La película termina, sus personajes se destruyen en una dinámica que no pueden controlar, y nosotros salimos de la ficción sucios pero nuevos. Es un perfecto ejercicio de catarsis.
De dónde saca Scorsese esa suntuosidad es un misterio para mi, y ahora voy a ponerme psicológico. Me imagino a Scorsese como su sobria imagen me dice que es: como ese frailecillo diligente, el pequeño emigrante con sus gafas anticuadas y su delicado tono de voz. Me lo imagino comiendo spaguettis en casa de su anciana madre los domingos con la familia, viendo la NBA o leyendo a Pushkin en su sillón de orejas. Y sin embargo concibe y proyecta estas películas apoteósicas y a menudo brutales, pobladas de personajes megalómanos que chocan porque literalmente no caben en este pequeño mundo.
No es extraño que en sus películas tanta ambición llevada al extremo acabe por quebrarse. La caída en la realidad de la vida (el metro del policía, el camerino de Jack la Motta) es molesta y estrepitosa. La trama que nos ha mantenido tres horas tan divertidos se disipa en la inconsistencia de un sueño. Se trata de los mismos sueños del hombre mediano que Scorsese como cualquiera de nosotros concibe y renueva, mientras tanto, para poder seguir viviendo.
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3
30 de agosto de 2020
7 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
El transhumanismo es el proceso en marcha mediante el cual las élites buscan “mejorar” la especie humana. Esta mejora vendrá de la mano de la tecnología (véanse los planes de botarates como Musk o Bill Gates) y de la ingeniería genética. El plan es claro, y declarado abiertamente: hay que trascender el homo sapiens que somos, del que provenimos, y transformar al hombre en otra cosa, mejorada con la tecnología de que disponemos y la que podemos desarrollar. Más altos, más guapos, inmunes al cáncer y que puedan vivir 200 años o más. Ni que decir tiene que las élites, en general la gente con más dinero, tendrá la posibilidad de diseñarse una descendencia de súper hombres.
Muchos perciben el racismo que esto podría suponer, con una especie de superhombres caminando entre cucarachas homínidas, en pocos años. Además arrastramos barreras culturales que consideran al ser humano algo sagrado, que no está bien ir exterminando, por lo que sea. Yo añado que prefiero una sociedad de Beethovens o Sócrates a una sociedad de x-men.
El plan del transhumanismo se topa aún con grandes barreras éticas. Hay pues que cambiar las mentalidades, romper los prejuicios inherentes a nuestra naturaleza de especie animal. Entre otras cosas es necesario romper el principio inviolable de lo esencialmente humano, abrir la barrera de lo específicamente humano a otras opciones transversales.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
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