Debería verla al menos 5 veces para aproximarme un poco, tan solo de lejos, a la mente de Chan-wook y al abismo que separa la cultura coreana de la europea. Puesto que es la primera vez que la veo intentaré describir el cúmulo de shocks que este film produce en mi persona y producirá en la tuya el día que la visiones.
Entrelaza géneros tal vez thriller, quizá a veces gore, siempre intriga...y puede recordarnos en escenas a películas como "Kill Bill" o sacadas de un cómic manga con imágenes espectaculares, casualidades varias y una música muy bien seleccionada.
Un film rompedor y ahora mismo me pregunto una vez más que habrá pasado por su cabeza. ¿Por qué somos tan diferentes? ¿Es por la cultura? ¿Genética?. Y así va avanzando la película, transportándote entre imágenes horrorosas que no acabas a veces de atar, otras más bonitas hasta románticas para llegar a un final...qué decir del final. El final me lo llevé a la cama.

También debo decir que intenta hacer creíble algo poco, raramente y dificultosamente creíble. Deberé viajar allí y sacarme esta película de la cabeza. Más que recomendable: PREPARAOS!

Gus Van Sant cuenta la historia de Harvey Milk, un gay de los 70 esperanzador y comprometido con la causa, que logra introducirse en la política de San Francisco para lograr su sueño. Que los homosexuales y heteros tengan los mismos derechos.

Dicen que es el Luther King de los gays con su ya famosa frase: "Mi nombre es Harvey Milk, y he venido a reclutaros".

Una historia real que animó a que todos los gays de San Francisco salieran del armario y que al movimiento gay ha ayudado mucho.

Gran idealista.

En cuanto a la película está muy bien ambientada en los 70. Se ayuda de filmaciones de los años y Sean Penn desarrolla un papel que no había hecho hasta ahora. Y lo borda, como nos tiene acostumbrados.

La historia de Harvey Milk levantó pasiones, y creo que ahora, no desencaja la película en el contexto en que vivimos. Un mundo que intenta ir para adelante, pero que muchas veces retrocede.

Un mundo que aún le queda mucho por recorrer en el camino hacia la tolerancia. Un mundo quizá un poco hipócrita y que tiene que seguir abriendose a todas las personas independientemente de su raza, sexo u orientación sexual.

No es una película que la tendría obligatoriamente en mi filmoteca, pero la dejaria en un estante. Por si alguno se olvida de ser tolerante.

Algunas imágenes pueden añadir un ápice de emoción, un intento de prolongación de sentimentalismo. Estas van ligadas con la intensidad de la música, como cuando salen las palomas del dibujo y muestra un atardecer con dos enamorados, un árbol y una bici. Se pueden resaltar un par de ellas pero sin ninguna duda la base fundamental del corto es la música. Hagan la prueba, cierren los ojos durante los tres minutos que dura el corto. Piensen, imaginen, déjense llevar por los acordes. Escuchen a Sigur Rós.¿No le darían un 10?

Historia circular de dos ancianos que van desde su pueblo hasta Tokyo para visitar a sus hijos. De Tokyo a un balneario a las afueras. De las afueras a Tokyo. Y finalmente, cerrando el círculo, de Tokyo a su pueblo como si los planos los llevaran hormigas a cuestas. Sumamente suave con una pausa meticulosa. Cada imagen está en su sitio. Los actores, el encuadre, los objetos. Todo tiene una armonía que te escandaliza con su parsimonia. La vida va pasando, el tiempo cae para todos y alzará su bandera de derrota. Reflexiones sobre la vejez, sobre los lazos familiares y el egoísmo de que cada uno acaba vive su propia vida. Si te pertenece. Pero tu vida no eres tú, tu vida son tus padres, tus ilusiones, tus amigos, la gente que te quiere, la naturaleza, tus aficiones. Una historia que sorprende por su cámara en los tata-mis, en el suelo, ordenando el espacio desde abajo. Sin picados ni contra picados. Ozu alza la cámara, graba a los actores de perfil y ellos se giran y te hablan. Sin signos de puntuación, ni oscuro ni difuminado... Ozu nos regala planos de trenes, de paisajes de una belleza entrañable. Y así acaba el filme como si para ellos el finalizar una etapa fuera no sólo no empezar otra (tan lejos de nuestra cultura) si no que no pasa nada. Para nosotros los espectadores a través de Ozu nos muestra un mundo de emociones que los japoneses nos la transmiten escondiéndolas como si se superpusieran a ellas. Verídica mente transparente.

Película de culto independiente como ya habréis leído en las curiosidades. Rodada en 18 días, con un bajísimo presupuesto. Se respira mafia chapucera de la sociedad de los 80 de jóvenes perdidos. Jarmusch nos muestra una película fotográfica, con planos largos y espléndidos. Sin describirtelos demasiado logras conocer a los personajes en la medida que ellos se van conociendo entre ellos y a ellos mismos. Se respira un átmosfera de humo, de caminos improvisados.