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Portugal Portugal · Vigo
Críticas de Pas
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Críticas 39
Críticas ordenadas por utilidad
8
9 de mayo de 2008
42 de 44 usuarios han encontrado esta crítica útil
La denuncia o la transmisión de ideología política, está presente en casi toda película, en unas de una manera más solapada, en otras, más evidente. La comedia no escapa a ello, y “Banana Joe” es un ejemplo de exaltación valores que comparto. Esta es la razón por la que otras ingeniosas comedias, como “El Pelotón Chiflado” no me hacen tanta gracia. Porque su posición política es antagónica a la mía y , sobre todo, resulta peligrosa.

¿Qué nos cuenta “Banana Joe”? Mediante un recurso clásico en la comedia, como es sacar a un personaje de su contexto y meterlo en otro para que haga el ridículo (ahí están “El Guateque” o “Poli de Guardería”), nos damos cuenta de lo salvaje y estúpida que puede llegar a ser la civilización. Bud Spencer, el mito de la comedia europea, es aquí un tipo sin papeles, sin cultura, sin educación. Ha crecido en la selva, donde se ha forjado, sin dejar por ello de ser un tipo justo, de buen corazón y defensor de los débiles.

Su antítesis, el mundo de la barbarie occidental, le acecha por culpa de la necesidad de conseguir su partida de nacimiento. A partir de aquí, un hombre que se movía mediante el trueque, tiene que aprender lo que es el dinero, lo que es la burocracia, lo que es la soledad de la gran ciudad, el stress, las nuevas tecnologías que nos sobrepasan, el estúpido ejército y la superficialidad. Aquí entran las situaciones cómicas. Y la cada vez mayor empatía por el protagonista, que por una dama indefensa es capaz de poner en peligro su nuevo empleo. Su fuerza es la fuerza de la superioridad moral. Su lucha es nuestra lucha. Y la situación de los países subdesarrollados, un problema a solucionar.

Todo está metido aquí, sin necesidad de ponerse a teorizar estupideces. Salta a la vista.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Pas
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8
22 de septiembre de 2006
41 de 46 usuarios han encontrado esta crítica útil
Estamos ante una obra clásica en su concepción. Desde el principio, con la presentación de los protagonistas, esta película nos atrapa con un recurso ya usado en la lírica galaico-portuguesa: el paralelismo. Tanto Bud como Terence son personajes antagónicos (una constante en su filmografía), siguiendo la estela de otras grandes parejas de la historia de la creación: Quijote y Sancho, Mefistófeles y Fausto, El Gordo y el Flaco, Butch Cassidy y Sundance Kid, Borjamari y Pocholo, El Rubio y Tuco, Greta y los Garbo... Sin embargo, ese comienzo paralelístico entre ambos personajes denota la unión a la que se ven forzados por culpa de una sociedad basada en la ley del más fuerte.

Así pues, nos encontramos ante la eterna lucha entre débiles y oprimidos, se nota que esta es una obra contemporánea de otro hito del materialismo histórico: "Novecento", de Bertolucci. La forma de afrontar las desigualdades vendrá dada por el azar, que convertirá a ambos personajes en policías como una cruel broma del destino.

En cuanto a los pequeños detalles, me quedo con el carácter reflexivo y filosófico de Bud, de tendencias estoicas, perceptible en frases como "Si no como, no cago, y si no cago, me enfado". Nótese además que estamos ante un silogismo socrático.
Sin embargo, la alegría mundana y despreocupada de Terence nos arrastra hacia la comprensión por los problemas de los inmigrantes en un mundo que los considera el escalafón más bajo de la sociedad.

Por último, hay otras constantes en su filmografía también presentes en esta obra: Escenas de lucha de cuidada coreografía, borrachera catárquica que induce al clímax final, importancia de la gastronomía... y la banda sonora, claro. Los hermanos D´Angelis lo vuelven a bordar, en este caso con un pegadizo tema instrumental, con acelerados cambios de ritmo y punteos de guitarra.

Una obra clave, quizá sin la excelsa brillantez de "Y Si No Nos Enfadamos", pero paradigmática en su empleo de recursos y su trasfondo filosófico.
Pas
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10
27 de agosto de 2007
38 de 46 usuarios han encontrado esta crítica útil
Segundas partes nunca fueron buenas. Subproducto hecho a rebufo del inusual éxito de la primera parte. Degeneración de los (pocos) hallazgos de su predecesora... son muchos los tópicos que acompañan a las partes II de cualquier película. Y ahí está "Le seguían Llamando Trinidad" para destrozar todos estos tópicos.

Su genialidad reside en que no es una continuación. Es que va mucho más allá que Trinidad en su propósito de, por un lado, homenajear al western, y, por el otro, incrementar su carácter humorístico hasta provocar el orín del espectador.

Sí, he dicho bien, "homenajear al western". Es ése el propósito de Sergio Leone (cfr. Aguilar, Carlos. "Sergio Leone" Madrid 1990 Ed.Cátedra) desde "Por un Puñado de Dólares", hacer un sentido homenaje a los mitos del western, nada de desmitificarlos, como se pueda presuponer. El spaguetti western nace, pues, con el propósito no de cargarse al género del oeste, sino de perpetuarlo, de mostrar la sentida admiración que en los italianos despertaba un género aparantemente tan ajeno como pueda ser el genuinamente americano western.

Y todo este homenaje se hace "a la italiana" como no podría ser de otra manera. Esto de a la italiana implica la preocupación por la gastronomía, que en la secuencia inicial del film queda patente. El comienzo paralelístico entre bud y terence sin que lleguen a encontrarse gira en torno a una sartén con habichuelas.

También lleva consigo la italianización una mayor realista puesta en escena, con trajes raídos y sucios, pelambreras y barbas desaliñadas, baños en aguas putrefactas... todo consigue que el espectador perciba con todos sus sentidos el ambiente del "western" que no es precisamente el de la corte de Maria Antonieta.

Y como ya se apunta en Trinidad, el humor toma un absoluto protagonismo en el western. Hay momentos para Terence, como su inolvidable juego de cachete y pistola. Otros son para el inconformismo lacónico de Bud, como la secuencia del reloj en el bar (otra muestra de paralelismos y repetición de estructuras). Y, por supuesto, para los dos juntos, como el partido de "rugby" en la misión, sin duda su escena de pelea más movida y original en ese "partido" de frailes vs. cowboys.

El gag, el slapstick, los engaños, el amor-odio, el fracaso vital asumido con una sonrisa... Bud Spencer y Ternce Hill en todo su esplendor, señores. La primera torre gemela del cine de estos dos cracks se edifica aquí. La siguiente no tardaría en llegar con "Y si no, enfadamos".
Pas
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8
12 de mayo de 2008
32 de 34 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un super dos le llaman a los dos cubatas a precio especial, con lata de refresco para repartir. En algunos bares lo hacen, y recuerdo la última vez que fui a la barra para invitar y le dije al camarero con los dedos en forma de V y un billete de 10 euros:

-Dos super dos de Negrita con cola.

Pero voy a hablar de cine. Película tardía y crepuscular, "Dos super dos" se revela como la más extraña y libérrima de los filmes de la dupla por excelencia. Son múltiples las características nuevas que la hacen diferente.

Nos encontramos ante las escenas más eróticas de su filmografía. Hay indicativos evidentes de cópula en la naturaleza por parte de Terence Hill, numerosas piernas al aire y un especialmente divertido diálogo de Bud Spencer con varios culos de bailarinas.

Por primera vez, la pareja no está mal avenida. No se conocen de nada de antes y sin embargo no estallan los típicos piques entre ellos; la colaboración es mutua y sin reproches ante la gran cantidad de pasta en juego. A este sorprendente hecho, contribuye que haya otra pareja interpretada por ellos mismos. Los Bud y Terence millonarios, serían en este caso los antagonistas de los Bud y Terence camorristas de toda la vida. De hecho, el conflicto surge entre ambas parejas, nunca en sus respectivos miembros entre sí.

El hecho de que tanto Bud como Terence interpreten a dos personajes, le da una agilidad narrativa y una gran variedad de recursos cómicos al largometraje. La gestualidad en Bud es especialmente llamativa, encasillado siempre en personajes hieráticos. El papel de gordinflas ricachón le permite desplegar una serie de muecas, pasos afeminados y risitas estúpidas muy efectivas en la búsqueda de la comicidad.

La complejidad del guión es grande. De hecho, los conflictos pendientes se resuelven de forma atropellada y loca, siendo el fin claramente superado en importancia por el medio para conseguirlo, como sucede con la aparición en un periódico de la resolución de una de las tramas que había sido cortada con una abrupta elipsis. No importa cómo acabó, pero esa trama tiene el mayor peso de metraje del film.

Tenemos las dos peleas de rigor en los clásicos puntos de giro narrativos, comienzo y final, pero aquí son un recurso más, subordinado a una constante locura, a ese revoloteo al que aludo en el título de mi crítica, destrozando todos los cánones narrativos que encuentra a su paso en búsqueda de un final en el que quedan cabos sueltos o demasiado simplones.

(conclusión y aspectos técnicos en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Pas
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Vals con Bashir
Israel2008
7.5
23,443
Animación
4
30 de junio de 2009
35 de 42 usuarios han encontrado esta crítica útil
El complejo de culpa, tema judaico donde los haya, es el punto de partida de una búsqueda del personaje principal, que combatió en la guerra del Líbano allá por el 82. El hombre tiene remordimientos, y trata de comprender por qué, puesto que su memoria parece haber borrado lo acontecido en aquel conflicto.

Así, vamos pasando de una dimensión puramente individual de motivaciones y fantasmas del pasado, hacia diversos testimonios de otros ex-combatientes en aquellos mismos acontecimientos. El enemigo musulmán es tratado como una fuerza invisible y amorfa. Disparan, pero apenas esbozamos algún retrato facial del contricante. Son solo una amenaza latente, de la que ignoramos causas o consecuencias.

Y todas estas experiencias individuales que el protagonista va recolectando, se convierten en una tragedia colectiva, la de los masacrados palestinos tras el asesinato de Bashir. Y en todo esto, los israelíes son simplemente testigos que no toman parte. Si esto es éticamente reprobable, puesto que aparecen como unos pobres desgraciados que solo cumplen con su cometido mientras que en la realidad son el demiurgo de toda la espiral de violencia acontecida en la zona desde el final de la Segunda Guerra Mundial. Si esto, como digo, es peligrosamente partidista, lo verdaderamente malo del film es comprobar que toda esa visión individual se va diluyendo en un magma colectivo que ni resuelve, ni aclara, ni cicatriza traumas, ni nada de nada.

Un antihéroe de película bélica puede reflejar una angustia existencial totalmente nihilista, comprensible dentro del absurdo de la guerra (Apocalypse Now, La Chaqueta Metálica, Sin Novedad en el Frente...). Aquí, no. Aquí la cara de Fran Perea con la que aparece retratado el protagonista durante todo el film está motivada por esa culpa, pero, al igual que el ínclito actor de los Serrano, tanto gesto compungido no lleva a ninguna parte o resolución final.

Todo se adorna con composiciones poéticas, con la belleza del combate como una danza, con músicas caricaturescas ¿Para qué? Pues para lo mismo que un saltador de trampolín empieza a hacer tirabuzones y mortales para acabar cayendo en diagonal y dándose el planchazo. Vamos, para nada.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Pas
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