Jose Giovanni fue una de las figuras más relevantes del cine polar francés. Primero como guionista y luego como director trasladó su experiencia como convicto en penales franceses a las películas en las que participaba, lo que redundó en la veracidad de estas. Dos hombres en la ciudad es, junto con Último domicilio conocido, la mejor de sus realizaciones, un convincente alegato contra la pena de muerte, imbuido de humanismo. Narra la historia de los sinceros intentos de rehabilitación social de un ladrón, Gino (Alain Delon) una vez es puesto en libertad. El veterano asistente social Jean Gabin le ayudará en todo lo posible, ejerciendo sobre el joven un tutelaje firme pero comprensivo. Sin embargo, el acoso al que le somete un implacable policía, Michel Bouquet, condicionará sus intenciones. Un halo de fatalidad impregna la película, subrayado por la melancólica música de Phillipe Sardé.

La última película de Jean Pierre Melville representa el culmen de su depurado estilo. Narra una historia de amistad traicionada en un ambiente gansteril. Aunque me chirría una escena, la del tren, que la encuentro cutre e inverosímil, por lo demás me parece un muy notable polar. Además, ¿qué actores podrían encarnar mejor que Alain Delon y Catherine Deneuve la gelidez del universo melvilliano?

La nueva empleada de hogar de los Lelièvre es una chica eficaz y trabajadora. Sin embargo, Sophie oculta un secreto que la avergüenza. Un día conoce a la cartera del pueblo, Jeanne, de la que se hace amiga, una chica descarada y maliciosa que saca el lado más oscuro de Sophie. No es difícil predecir que las cosas entre esta y sus empleadores no volverán a ser las mismas. Ya veterano, Claude Chabrol dirige con sabiduría esta adaptación de la novela de Ruth Rendell, La mujer de piedra, que a su vez se inspira en Las criadas, de Jean Genet. Chabrol controla con magisterio la gradual tensión hasta el desenlace. Isabelle Huppert y Sandrine Bonnaire están estupendas como Jeanne y Sophie y tienen mucha química. Chabrol demuestra que conoce a estas mujeres y las violentas pasiones que ocultan.

Camino de la horca es un western entretenido y vibrante, que sigue a un recto sheriff, encargado de conducir a un cuatrero ante la justicia para evitar que un poderoso ganadero y sus secuaces lo linchen. El sheriff es Kirk Douglas, en su primer western, atormentado por la culpa por un suceso del pasado, del que intenta redimirse ciñéndose en el cumplimiento estricto de su deber. En el reparto, Walter Brennan y Virginia Mayo, el cuatrero y su hija, de la que está enamorado.

En El día de la lechuza es fundamental el escenario: un pueblo siciliano, uno de tantos en los que la mafia sembró sus raíces y cuyos códigos impregnan desde entonces la vida comunitaria, sin que nadie pueda cambiarlo. A las afueras es asesinado un camionero y el agricultor que es testigo desaparece. Un idealista capitán de carabineros busca la verdad como lo hace la mujer del desaparecido, pero al capo local le incomodan las pesquisas. Estamos ante un antecedente del poliziesco, el subgénero que en la Italia 70s aunó lo policial con la denuncia política, y Damiano Damiani, que profundizará en él posteriormente, ofrece una muy notable película, en la que la acción —ágil, seca— se combina perfectamente con la perspicaz descripción del ambiente: un lugar árido y sofocante, certera metáfora de la opresión. Claudia Cardinale y Franco Nero, los jóvenes protagonistas, están estupendos como también lo está Lee J. Cobb, actor de fuerte presencia. Adaptación de una buena novela homónima de Leonardo Sciascia, muy conocedor de la realidad italiana.