La película tiene un argumento mínimo, amable, superficial y poco creíble, enlaza tópicos y canciones con buen gusto, y nos muestra a unos actores agradables de ver en pantalla. Una leve crítica a las productoras de música le da, además, un barniz contestatario.
Si eres aficionado a la música y te gustan las películas digestivas, con buen rollito y actores monos, lo pasarás bien. Si prefieres la acción, o la pasión, o las situaciones coherentes, con la complejidad que provocan los sentimientos auténticos, esta peli creo que te va a defraudar.
Yo no me aburrí, pero tampoco experimenté grandes emociones, y la película como vino se fue, sin dejar poso.
Me gustó la escena de los arreglos imaginarios que el protagonista hace de la primera canción.

La película es muy agradable de ver, con una ambientación muy buena, y buenas también la música y la fotografía, y con una protagonista que crece a medida que avanza la película, que es larga y pausada pero no aburrida. Le falta sin embargo un punto de sutileza en el desarrollo de la acción y en la definición de los personajes. En especial el pastor, que por decirlo rápido, resulta demasiado atractivo en todos los sentidos para el papel que le corresponde, y el militar, justo al revés, y eso hace que no se entienda bien la actitud de la protagonista.

Hace muchísimo tiempo, cuando era un chaval, vi la versión de Julie Christie, que por lo que recuerdo se ajusta punto por punto al guión de esta, y me pareció más profunda e intensa, y el final me dejó el regusto amargo de ver que lo correcto va de la mano de lo aburrido. En cambio, el final de esta no es así, es más agradable pero menos realista, menos auténtico, más ligero y superficial, a juego con el resto de la película.

De todas formas, si te gustan las películas inglesas de época, creo que lo vas a pasar bien viendo esta.

La película parte de una situación atípica y morbosa, con inevitables dramáticas consecuencias, pero se quiere tratar como una comedia con gente maja, casi en la frontera del cine "para toda la familia", y eso es imposible. El resultado se queda en una especie de limbo, a medio camino de todo, sin gracia, sin drama y sin morbo, en el que solo la calidad de los actores aportan algo de interés y momentos verosímiles, con excepción de la lolita protagonista, que apenas cumple con su papel y no seduce.
La peli se aguanta, pero siempre al borde del aburrimiento.

Aunque con algunos excesos, tontadas e incongruencias perdonables, la película empieza bien, a lo Tarantino, con unas buenas escenas de diligencia en la nieve, pero lo que sigue es una larguísima reunión, llena de palabrería teatral fuera de lugar y sin gracia, aunque salpicada de vez en cuando por algunas gotas de ingenio, y sostenida a duras penas por los excelentes actores, y por la esperanza de que en cualquier momento se va a avanzar en la resolución del misterio y se va a producir el tradicional baño de sangre Tarantiniano. Pero cuando llega ese momento después de mucho rollo, el resultado es bastante bobo, y el baño de sangre parece una burda parodia de otras películas del director.
En fin, que no merece mucho la pena.

La película es interesante y está muy bien hecha. Destacan la fotografía y la personalidad y calidad de los actores principales, en especial Mercedes Morán.
La historia es algo forzada en la trama principal, pero se acepta con un poco de buena voluntad por parte del espectador, y más por suceder en Argentina, donde parece que todo es posible. Por otra parte, se sigue con interés, y cumple la pretensión de mostrar el desvalimiento de las personas corrientes frente a poderes organizados que se aprovechan de la corrupción para delinquir impunemente.
En algunos momentos, quizás por no despegarse lo suficiente de sus orígenes literarios, la película pierde algo de ritmo, y puede que le falte hacer hincapié en ciertos elementos de la trama, para que los espectadores más despistados no se pierdan y sepan quien es quien.
Pero, en resumen, es una película agradable de ver, con una intriga suave y ligeramente inquietante, y unos excelentes actores que nos alegran además los oídos, salvo Coronado, claro, con el bello acento argentino.