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España España · Madrid
Críticas de Looky
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Críticas 23
Críticas ordenadas por utilidad
5
24 de febrero de 2008
11 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta película que parte de un guión denso y lleno de matices interesantes es ejecutado con variable destreza por Visconti, pero que, en general supone un sobreuso y exageración pretenciosa-preciosista de todos sus elementos cinematográficos (en especial fotografía y reparto) que la hacen, a mi modo ver, una película más chapucera que otra cosa. Salvada como no, por un atípico Dirk Bogarde y algunos momentos de inspirada tensión.
Looky
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7
23 de marzo de 2010
8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Durante largo rato, Frankenweenie da la impresión de que va tratar sobre la insular e imperdonable naturaleza de los suburbios – una fábula de cómo América no puede aceptar las cosas que escapan su entendimiento. Pero luego llega ese final y deshace todo eso. La gente puede volver en si, las opiniones pueden cambiar, se pueden llegar a aceptar las cosas – incluso hasta el sospechoso Señor Chambers y la horrenda Rose. No hay evidencia alguna que sugiera que esta no era la intención de Burton desde el principio, aunque continua siendo extraño que la película más esperanzadora e idealista de Burton fuese también su última colaboración con Disney.
Frankenweenie es un efectivo cruce entre las predilecciones estilísticas de Burton y el tradicional afecto y cariño de Disney. Es dulce, encantadora, tiene un happy ending, y muestra la gran fe en la habilidad de la gente de ver el error de sus maneras.
Looky
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8
9 de junio de 2010
8 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Puede fácilmente sonar a tópico pero, con toda la honestidad que me es posible expresar aquí, esta película me dejó, literalmente y en el mejor de los sentidos, con la boca abierta y sin palabras. Desde la primera vez que la vi me llenó con el tipo de exaltación de una experiencia reveladora que solo se vive ante la presencia de una importante obra dramática. A parte de las más que portentosas interpretaciones de la Bancroft y la Spaceck, que gracias al más que revelador diálogo consiguen verdaderamente convencernos de que ellas son efectivamente esos personajes, la importancia del film se encuentra principalmente en lo que la historia nos cuenta. Y en el como nos lo cuenta. Los temas son: suicidio, el amor y el sentido de la vida - tan grandes como vienen, pero se les trata con la especificidad de enhebrar una aguja o la de elegir el desayuno adecuado para tus necesidades. El humor y el pathos surgen tan naturalmente cual flores silvestres o cual vallas en una carretera: hay una precisión psicológica devastadora y nada parece artificial; y allí esta ese tejemaneje de detalles existencialistas minuciosamente percibidos que denotan la maestría del conjunto. Si existe tal cosa como una explosión benigna, esta obra lo es: se detona con una tranquilidad sorprendente para luego colmarnos de verdad, compasión e inflexible honestidad. Con un reposado aunque lírico diálogo, ‘Night Mother sondea profundamente en la relación de madres e hijas, mientras que hace una declaración humana e inquietante acerca de la responsabilidad y la valentía. Esta ingeniosamente diseñada como una sonata, con el aumento dramático en cada movimiento hasta que llega a su destino inevitable. Tensa pero fluida, más que una película notable, yo opino que esta es una obra importante.
Looky
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9
13 de diciembre de 2009
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
En mi opinión es un error el de calificar a esta película de “antiquada”, condescendientemente moralizadora o pretenciosamente espesa. Vivimos en una época en la que el cine ha decrecido significativamente en fuerza a la hora de contar historias embriagadoramente melodramáticas. Esto dado también a una justificada despersonalización de estilos visuales que empujen esa misma fuerza del argumento. La palabra clave es compromiso. Es por ello que la adapatción al cine de 1969 de la novela de Horace McCoy bien podría venir a ser la antítesis de todo esto.
Fascinantemente insistente en todo momento, esta parábola o alegoría existencialista de la vida es un sórdido espectáculo sobre los tiempos duros. Mientras la cámara permanece sentenciada, dentro del salón de baile, escogiendo los detalles de la creciente desesperación de los bailarines, la película se convierte en una epopeya sobre el agotamiento y la futilidad.
El look que Pollack le da a la película es contextualmente oportuno, personificando bien esa sensación desesperanzadora y de sudor, alcohol y tabaco. Sobre todo en el personaje de Rocky, magníficamente interpretado por Gig Young. Y es que viniendo de un realizador reconocido por su destreza en la dirección de actores, Pollack nos ofrece más que notables interpretaciones de Sarrazin, York y el resto del reparto. Punto y aparte Jane Fonda que consigue brillar en una dramática y medida composición que viene a ser lo que da al film su apasionante poder, y sí, anclaje emocional.
La película esta lejos de ser perfecta, pero es tan perturbadora en tantos sentidos importantes que la hace difícil de olvidar, que es más de lo que se puede decir de mejores y más consistentes películas. También es sobradamente lo mejor que Pollack ha dirigido, sobre todo como muestra ejemplar en la planificación de la dirección (sabemos que él mismo operaba la cámara en la frenética secuencia del derby con unos patinetes). Además resulta enormenente representativa en cuanto al paso estilístico del cine de los 60 al de los 70. Esto se hace notar sobre todo gracias a un efectista y efectivo montaje, y a su puesta en escena, lo que la convierte probablemente en la película que mejor ha sabido envejecer en comparación con cualquiera de sus contemporáneas.
Hábilmente el director, a través de la persistencia de sus tesis, consigue evocar una zarrapastrosa atmósfera donde las explosivas emociones llegan a hervir logrando una adecuadamente apesadumbrada y catártica experiencia cinematográfica.
Looky
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9
22 de diciembre de 2010
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta magnífica película de Scorsese, tomada de la novela de Edith Wharton, esta situada en el Nueva York de finales del siglo XIX. Se centra en el abogado Newland Archer (Day-Lewis), cuyos planes de casarse con la impecablemente relacionada Mary Welland (Ryder) son perturbados por su amor hacia su poco convencional prima, la Condesa Olenska (Pfeiffer). Las interpretaciones son excelentes, al mismo tiempo que el director utiliza todas las herramientas de su profesión para dar vida a sus personajes y situaciones de manera intensa. Desde el principio, queda claro que con el rápido montaje y la suntuosa puesta en escena, Scorsese y su equipo tratan de llevarnos al corazón de las percepciones de Archer y del mundo que le rodea (esta es, con toda seguridad, una película expresionista). El decoro refleja y oprime a los personajes; las posturas, los gestos y las miradas (al igual que la ocurrente e irónica narrativa) transmiten no solo la psicología individual sino también los ideales de toda una élite obsesionada con el modo de comportarse. Todo aquí sirve para expresar una pasión erótica, aprisionada por inflexibles rituales sociales diseñados para preservar el status quo a favor de una autoproclamada aristocracia. La más profundamente aguda y conmovedora película de Scorsese.
Looky
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