¡Qué grande era mi familia!
¡Qué precioso era mi pueblo!
¡Qué duro era el amor!
¡Qué negra era la mina!
¡Qué madre más maja!
¡Qué cabrón era el profesor!
¡Qué hipócritas eran los decanos!
¡Qué hermanos tan valientes!
¡Qué sufrido era ser niño!
¡Qué dolorosas eran las peleas!
¡Qué tiempos tan amargos!
y
¡Qué grande es esta película!
y
¡¡Qué verde era mi valle!!

Embargado por la emoción al poder ver una cinta filmada en mi ciudad (Vigo) guardaba muchas espectativas en cuanto a la película. Y la decepción ha sido tremenda.
La cinta es blanda, poco original, lenta, y algunas veces absurda. No consigue transmitir el dramatismo que estaba buscando; ni siquiera algunos sentimientos encontrados de pena o emoción, nada.
Lo mejor: sin duda alguna, Adriana Ozores. También María Bouzas, aunque a veces estuviese un poco descontrolada. Y por qué no decirlo, me gusta mucho el cartel del film.
Lo peor: que la prometedora historia se queda en nada. (Y como apunte personal diré que como vigués me choca un poco que en ciertas escenas aseguren estar en otra ciudad cuando en realidad todavía seguían en Vigo; me imagino que se trata de un mecanismo para ahorrar, no obstante no me ha gustado.)

La verdad es que disfrute como un niño viendo esta película.
Como un niño, porque era un niño. Y quiero guardar ese recuerdo; por eso no la quiero volver a ver, sé que me decepcionaría.
Así que quiero recordarla tal como creo que es: una gran aventura en la que tiene cabida de todo.
¡¡Quién no quería que llegase la parte de la macizorra de Vanessa Williams!! Y no sólo esa parte, si no que la película estaba muy bien estructurada en trozos la mar de atrayentes.
No creo que pueda aspirar a ser recordada como una obra maestra de la pequeña pantalla, ni mucho menos; pero al menos yo le guardaré siempre un tremendo aprecio.

Y por supuesto, al menos esta es mucho mejor que la mierda protagonizada por Brad Pitt.

Ante la avalancha de comentarios entusiastas y el casi unánime beneplácito de la crítica me parece entender que el mensaje de la película era necesario para reflexiones de medio minuto. Me sorprende que a día de hoy la sociedad aún necesite esta droga en formato de moralina poco sutil.
Pero todavía me sorprende más que sus infumables características cinematográficas pasaran desapercibidas. El guión roza siempre la frontera del sentimentalismo y la vergüenza ajena, Javier Gutierrez hace lo que puede con su personaje, pero una de las peores bandas sonoras que ha dado el cine vuelve a subrayar las deficiencias de un guión absolutamente maniqueo. Los campeones del título regalan mucha naturalidad pero tampoco es suficiente para levantar la película y mucho menos para catalogarla de comedia. Y la dirección de Fesser es absolutamente plana, sin gracia, y muy alejada de las virguerías visuales de 'El milagro de P. Tinto', por poner un ejemplo.
Definitivamente la elección de esta película para representar a España en los Oscar es del todo ridícula.
Y seguiremos esperando a esa película que relate de forma digna la diversidad entre personas. 'Campeones' no lo es.

Si bien ahora, en la época reciente, no resulte tan acojonantemente provocativa, se me antoja que el día de su estreno pudieron haber rodado cabezas. El lenguaje usado, el tema, la forma, se convierten en una espada en busca del tabú. Con ganas de degollarlo desde la primera escena; dejando claras sus intenciones.
Querían provocar, meter el dedo en la llaga, escupir a los mariditos y mujercitas perfectos, vomitar sobre América... y además, salir airosos. Lo consiguen con un amplio margen de barbaridades. Amén por los cuatro personajes principales borrachos durante toda la función.

Doy la razón a alguno de nuetros compis de filmaffinity cuando dijo, muy acertadamente, que hay que estar de humor ante Virginia. Mi humor estaba por los suelos, un dolor de cabeza inaguantable, de esos que ni el paracetamol te puede ayudar... buscaba un nuevo (e indoloro) punto de atención; y conseguí desde el principio que mi cabeza dejase de palpitar. La sofistificación adulta del guión, y su complejidad moral me alejaron de mis cuatro paredes y me colocaron frente a una ventana de la casa de Martha y George... y desde ahí, borracho, asistí al juego.
Esperando que alguno de ellos me matase.

Lo mejor: Richard Burton y Elizabeth Taylor.
Lo peor: la locura racional de sus personajes se ve eclipsada a veces por la sobreactuada e idiota loca Sandy Dennis. Y se llevó un Oscar... Y Burton perdió siete... ¿Quién teme a Virginia Woolf?