El argumento de ciencia ficción propiamente dicho comienza con grandes expectativas. Es más, la introducción del experto en antigüedades da un cierto aire y ritmo a la trama. Pero cuando por fin se juntan todos los personajes en la isla de la investigación, el asunto comienza a perder fuelle. Pese a alguna que otra pelea intensa en el agua, o a una bizarrada del copón protagonizada por el salido criado del doctor Hedges, el resto del metraje pasa más o menos indolentemente.

Indolentemente hasta la aparición de la mujer del futuro. Sinceramente, la historia que cuenta la chica me parece fascinante como telón de fondo. En el año 5.000, la sociedad ha quedado fuertemente perjudicada por las radiaciones atómicas y multitud de individuos sufren terribles mutaciones. En su intento por lograr a un espécimen no contaminado por la radiación, la mujer mutante intentará raptar a un varón y llevárselo a su tiempo. Realmente es una acción loable y digna de aprecio pese a lo que pueda suscitar a primera vista.

Y por ello, me gustaría reseñar este cierto sesgo de ambigüedad respecto a quién es realmente el malo de la película. Me parece todo un acierto el hecho de que, estrictamente, no hay ningún malo. Se trata de intereses contrapuestos, de la lucha entre dos realidades bien diferenciadas pero netamente comprensibles para el espectador, con lo que se consigue generar un interesante mosaico de relaciones entre los distintos participantes.

Incluso pese a ese final un tanto happy end, se percibe una carga filosófica mucho mayor de la que pudiera esperarse de un subproducto de esta categoría. Ese oportuno "todo depende de nosotros", esa idea de que el futuro no está escrito resulta de lo más gratificante y placentera, y supone un digno broche a una entretenida y disfrutable película de serie B.

A propósito, el director de fotografía se llama Arthur Florman. Mola. Lástima que, según IMDb, no haya hecho nada más en su vida. Mis respetos hombre flor.

Bien, al tema: no sé ni por dónde empezar a desfogarme. Mi nivel de indignación va más allá de lo racional, me atrevería a decir. El guión es fallido se mire por donde se mire. La trama principal carece de la profundidad que sin duda un tema tan duro y delicado requería. Es tan superficial y tópico que llega a provocar un cierto hastío en el espectador sin demasiada dificultad.

Las múltiples subtramas del filme son a cada cual peor: por un lado tenemos la lamentable historia de amor entre los dos periodistas protagonistas (tan poco creíble como absolutamente vulgar: terrible, se me llegaron a poner en varias ocasiones los pelos de punta de lo lamentable de la misma mientras me preguntaba con incredulidad, "¿Esto lo ha rodado John Boorman?"); la entrevista entre el periodista interpretado por Samuel L. Jackson y el despiadado general al que da vida Brendan Gleeson está total y absolutamente desaprovechada, no hay garra, no hay tensión, no hay nada (lo siento, no quiero ser tan duro, pero estoy demasiado ofendido: en su favor diré que durante uno de estos encuentros hay un plano/contraplano brillante "made in Boorman" que sigue el movimiento de Gleeson mientras dura la conversación); y respecto a la historia del técnico de sonido... Sin más... La historia del hermano arrepentido que termina suicidándose está a la altura del resto, es decir, es lamentablemente pobre, superficial, insustancial y carente de fuerza.

La dirección de Boorman es tan impersonal que uno no sabe qué pensar. Lo más "Boorman" que posee el filme son los créditos iniciales. Esas imágenes de paisajes son uno de sus sellos más personales e identificadores. Sobre el resto del metraje poco que decir. Tan lineal y neutral que realmente inquieta. Uno cuando piensa en John Boorman lo mínimo que espera es una dirección no ya solvente, sino directamente sobresaliente. En este caso nos encontramos con un ejercicio tan sumamente pobre que, de verdad, me hace dudar sobre la autoría de la película.

En resumidas cuentas, diría que nos encontramos ante un filme fallido. No son destacables ni la dirección, ni las interpretaciones, ni el guión, ni la fotografía (no es de lo peor, ni mucho menos), ni nada de nada. Una lástima.

El guión de Nathan Parker es uno de los puntos fuertes del filme. La historia me parece realmente fascinante, sin embargo creo que no está exprimida de la mejor manera. La gran sorpresa de la película se produce apenas a la media hora de metraje y, desde ese momento, el filme parece que pierde por completo en rumbo y se contenta con mostrarnos de manera más bien tibia el choque emocional que se produce entre los dos clones, un choque que podría haber dado para cotas mucho más elevadas que las que el binomio Parker-Jones nos ofrecen.

Esta desestructuración del guión y pérdida del norte, hablando en sentido narrativo, es indudablemente el punto menos bueno del filme. En cualquier caso, la premisa de un trabajador sobre la Luna, aislado del mundo, que descubre ser un clon con implantes cerebrales de memoria es algo realmente inquietante y desasosegante. Sin ser una idea totalmente original (existen al menos un par de famosos filmes sobre lo mismo -que no enumero para evitar destripárselos a quien no los haya visto- y un importante volumen de literatura de sci-fi sobre la materia -casi podría decirse que el tema implantes de memoria falsos o robot/clon que no sabe que lo es, es un subgénero en sí mismo-), el argumento funciona y sorprende (aunque sólo sea un ratito) satisfactoriamente. Otro cantar es el desarrollo de la trama, bastante plano, vacío y previsible, al igual que determinados detalles de la historia cogidos verdaderamente por pinzas (una empresa forrada de dinero que usa clones para no pagar a los trabajadores; perdón, ¿qué me he perdido?).

Otro aspecto que merece ser destacado es la banda sonora de Clint Mansell, probablemente uno de los compositores más vanguardistas y con una concepción de la música para el cine más ecléctica que existen. En este caso nos regala una partitura que rebosa elegancia y que conjuga perfectamente con la dirección del debutante Ducan Jones, un cineasta al que habrá que seguir la pista de ahora en adelante por las maneras que ha apuntado en esta modesta, pero interesante película.

Igualmente destacable resulta el diseño de producción y, como no, la labor de Sam Rockwell interpretando por dos veces al astronauta Sam Bell. Creo que, si bien es cierto que no llega a hacer un derroche espectacular en el aspecto interpretativo, no deja de ser menos cierto que no es nada fácil mantener con tu simple presencia un filme de más de hora y media. Así pues, mis respetos hacia su persona, señor Rockwell.

Para finalizar, simplemente apuntar que "Moon" no es ninguna maravilla ni ninguna obra maestra, ni tan siquiera del género. Empero, no puedo negar que me ha mantenido pegado al asiento a lo largo de todo el metraje (no demasiado largo, todo sea dicho). Sin llegar a explotar adecuadamente lo mucho que podría haber dado de sí esta historia, el filme consigue entretener con su mezcla de ciencia ficción y superficial existencialismo.

Bueno, está bien, diré de qué se supone que iba la historia original: Bruce Lee tenía que entrar, junto a otros dos luchadores, en una torre y enfrentarse con un poderoso rival en cada uno de los diez pisos que tenía el edificio hasta llegar a la última planta y lograr su objeto de deseo; la verdad, una excentricidad propicia para generar, no diré una obra maestra, pero sí algo realmente interesante y llamativo a priori. No pudo ser.

En su lugar tenemos esta especie de relato de venganza que hace aguas por todos los lados y cuyas piezas son difíciles de encajar. Las escenas finales, las del filme original, la verdad es que no pegan demasiado bien y rompen un poco con todo lo visto anteriormente. Pero me reafirmo en lo dicho: Bruce Lee está que se sale con ese mono amarillo (ya sabéis donde lo habéis visto recientemente; por cierto, peliculón del señor Tarantino -hablo de "Kill Bill", para quien se lo esté preguntando-), y los combates son intensos como pocos. Una joya. Sólo por esos enfrentamientos rescató, e incluso valoró positivamente, este filme masacrado y vilipendiado a partes iguales por no poca gente (y entiendo perfectamente su punto de vista, pero no lo comparto del todo).

La película que quedó finalmente está plagada de dobles de Bruce Lee, que siempre van con gafas de sol o con caretas y/o barbas postizas que lo único que consiguen es sacar al espectador de la película. Todos los personajes carecen de garra y, salvo el jefe mafioso, que tiene su punto, el resto deambulan por el filme sin saber muy bien de qué va el tema.

Aun con todo lo dicho, debo decir que existe algún que otro enfrentamiento interesante de los llevados a cabo por los dobles de Bruce Lee, pero poco más se puede rescatar de la película. Quizás, las ganas puestas por los responsables (debió ser un auténtico infierno para el director) en intentar juntar las piezas de este rompecabezas imposible que estaba condenado, narrativamente hablando, al más absoluto fracaso.

No diría que sea una película fundamental para nadie, pero los fans de Bruce Lee deberían estar satisfechos de verle luchar y pelear como lo hace en este filme, en lugar de rajar tanto de lo cutre y lamentable que es el resto del metraje. Sólo recomendable para incondicionales del luchador californiano. El resto, por favor, centraros en alguna otra de las obras del bueno de Lee en las que al menos se pudo rodar la película tal como estaba previsto: "Operación Dragón" es, ciertamente, un buen punto de partida.

La interpretación de Van Damme es a todas luces lo mejor de este thriller. El resto, directamente, es malo. Comenzando por la dirección: Fellows sabe muy bien cómo dirigir una escena para que no nos enteremos de nada de lo que sucede (el tiroteo final es una buena muestra de sus capacidad innatas). Es un experto en despistar al espectador y en convertir simples tiroteos en complejos puzzles donde uno no sabe muy bien dónde anda cada uno, simplemente ve morir a gente progresivamente. Eso sí, el número de planos rodados con gran angular (y si es con ojo de pez, mejor que mejor) es extraordinariamente alto. El motivo: otro misterio. Y qué decir de ese plano que gira 180º para ponerse boca abajo. No lo hace una vez, ni dos, sino hasta tres veces. ¡Sí, señor! Genial Simon, pero no viene a **** cuento.

Bien, ya solamente nos quedan dos frentes abiertos: guión e interpretación. Vamos con las interpretaciones. Como ya he comentado, Van Damme está especialmente enchufado. Su papel de policía corrupto es convincente y tiene algunos momentos más que decentes (Van Damme: ¿qué quieres?; esposa: dímelo con buenas palabras; Van Damme: ¿qué cojones quieres?). Un perfecto antihéroe que no duda en llegar tarde a la cita con su mujer por estar tirándose a una prostituta que además le acusa de ser un animal; que hace una llave a un policía que le acusa con total justificación de haberla cagado en un operación; que se pone hasta las cejas de droga como si nada... Un interesante registro, que a raíz de su visita al hospital, cambia radicalmente y se convierte en nuestro Van Damme de toda la vida: el tipo afable y moralista que hace picadillo a los malos.

El guión es muy flojo. La historia no tiene garra. Se desvía continuamente a temas menores (la relación Van Damme-esposa-novio de la esposa es penosa y sobra casi por completo). La trama paralela del delincuente Callaghan (por cierto, interpretado por Stephen Rea, que hace lo que puede, pero su personaje no da para mucho más) es demasiado lineal, y en ocasiones confusa. Hay un gran número de "deus ex machina" en todos los lados. Si me preguntarán de qué va esta película no sabría muy bien qué decir. Sólo mantengo pequeños fragmentos inconexos. Lo que queda en la memoria es que Van Damme hace de poli corrupto y, tras estar a punto de morir, se convierte en un honorable policía.

Por cierto, sé que no viene a cuento, pero ¿por qué cuando alguien cierra la puerta de un coche se oye como si se cerraran dos puertas? Ahí queda eso.

Filme menor de Van Damme que, pese a contar con una premisa prometedora, pronto se diluye por la nefasta dirección de Fellows y el inconexo guión de Harris y Portolese. Ni siquiera las escenas de acción están a la altura: mucho disparo y mucho tiroteo, pero es difícil enterarse de nada por la malísima puesta en escena. Pésimo filme. Y porque está Van Damme, que si no...