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Críticas de antonio lopez herraiz
Críticas 1,194
Críticas ordenadas por utilidad
10
4 de junio de 2020
3 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
No es la primera vez -y posiblemente tampoco será la última- que una ficción española recicla, copia, imita o se inspira (parcialmente) en el modelo de un producto estadounidense. O tal y como ocurre con esta 'Vida perfecta', extrayendo más de la mitad de su esqueleto argumental de la segunda película de Judd Apatow, 'Lío embarazoso'. La premisa es idéntica: mujer organizada, exitosa e inteligente pero emocionalmente frustrada por no haber logrado encauzar su vida personal -Leticia Dolera, calzándose el tacón de la olvidada Katherine Heigl-, cuya mejor amiga y figura fraternal (e igualmente frustrada), madre de dos hijas, y con un marido huevazos, tampoco tiene el tipo de vida que esperaba -Celia Freixeiro y Font García, haciendo las veces de Leslie Mann y Paul Rudd-; termina acostándose y quedándose accidentalmente preñada de un absoluto desconocido al que se folla en estado de 'intoxicación', y con el que no tiene absolutamente nada en común -un soberbio Enric Auger, intercambiando la discapacidad de Seth Rogen consistente en ser pajillero y nerd por una discapacidad intelectual-.
Pero donde sale ganando 'Vida perfecta' es en que, por una vez, el remake -confeso o no, pero remake a fin de cuentas- supera con creces el original. Los personajes secundarios, las situaciones incómodas, los diálogos, la alternancia -con loable fluidez- entre los gags zafios y la sensibilidad. Todo lo que te podría recordar a Apatow está en el guión de 'Vida perfecta', si bien la idea que persigue 'Vida perfecta' es precisamente lo opuesto de la moralina vomitada por el conservadurismo familiar, monógamo y antiabortista en el que siempre recaban las películas (y series) de Apatow: perder el miedo a darle la vuelta a las cosas. Al fin y al cabo, son las propias protagonistas femeninas -Dolera y Freijeiro- quienes se reprochan, mutuamente, tener demasiado mitificada cada una de ellas la presunta vida perfecta -condicionada por su estado civil- de la otra. 'Vida perfecta' no habla (expresamente) de feminismo. Habla de la tendencia natural a desear justo lo que no tenemos.
Por otro lado, a Aixa Villagrán tan sólo se me ocurre describirla como una formidable revelación, con un personaje que va desmarcándose puntualmente del otro hilo argumental, el de Dolera y Freijeiro, para pedir a gritos un spin off.
En el rincón de castigo del co-productor y co-guionista, Manuel Burque se acopla a la perfección a Dolera, Martín y Guindal como el cuarto autor en la sombra.
Una serie perfecta sobre vidas, personas y relaciones imperfectas.
antonio lopez herraiz
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2
30 de agosto de 2018
16 de 43 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los argentinos son muy suyos, y no iban a ser menos que nosotros en lo tocante a darle sobresaltos a la taquilla -ya es el cuarto film de terror más rentable de su historia, y amenaza con una secuela- gracias una peliculita de horror que, según he oído, va un par de pasos por delante de la media actual en el género patrio. No quiero ni pensar cómo deben de ser el resto. Para un servidor que escribe estas líneas, las decepciones que mejor se llevan son las que se ven venir desde lejos, por culpa de una cartelería tan cutre y pobre -más propia de un producto 'direct to dvd- que presagia el desastre que está por venir. 'Aterrados' (2018, Demian Rugna) es un despropósito mayúsculo abordado con mayor pasión por el género que talento real empleado en su realización.
Si hablamos de contrastar cine fantástico y de terror iberoamericano, a uno y otro lado del charco, Demian Rugna no pertenece a la misma liga que Paco Plaza o un joven Guillermo Del Toro, sino que incluso podrían observarle por encima del hombro realizadores como Alberto Marini, Sergi Vizcaíno o Victor Matellano, artífices de las infumables 'Summer Camp', 'Xp 3D' -sí, ésa en la que habían más planos del culo de Ursula Corberó que escenas sangrientas- o 'Wax'. En la última que menciono, y a modo de anécdota, reseñaré que, al igual que en 'Aterrados', uno de los peores escollos a sortear es la risa involuntaria que provoca oir hablar -y conjugar los verbos al tuntún- a un actor anglosajón cuya deficiente locución castellana da aún más miedo que el tono fantasmal del relato. No ayuda tampoco a dotar de credibilidad a esta cosa la presencia de un par de dobles argentinos de Anthony Hopkins y Charlotte Rampling cuyos nombres ni recuerdo.
Ahí va pues mi recomendación, o mi advertencia más bien, de manteneros alejados de 'Aterrados' salvo que, todo sea dicho, tengáis ganas de soltar un puñado de carcajadas. Creo que podría ser la comedia argentina del año.
antonio lopez herraiz
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8
6 de agosto de 2021
2 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Os aclaro de antemano, aún a riesgo de las pedradas que esto pueda acarrearme al reconocerlo, que a mí sí me gustó la primera 'Escuadrón Suicida'. Dicho lo cual, supongo que eso no me coloca en un lugar óptimo de objetividad (y sobre todo, exigencia) a la hora de juzgar la secuela, reinicio, replanteamiento o reloquecomosea de (parte de) los mismos personajes repasados -más oportuna e idóneamente- por el prisma de cartoon tromavilista: salvando las distancias entre el habitat mainstream de la andadura cinematográfica de DC y Warner con el target objetivo de público en la productora que amamantó a James Gunn (tanto detrás como delante de la cámara).
Gunn rescata de la primera aventura a los antihéroes que, como él mismo, no habrían desencajado vía cameo o participación secundaria en 'El Vengador Tóxico 4: Ciudadano Toxie' (2000, Lloyd Kaufman). A saber: Harley Quinn y Capitán Boomerang con los desbocadísimos (y uno de ellos más fugaz) Margot Robbie y Jai Courtney. Pese a que ninguno ensombrezca en la cuota de extravagancia a David Dasmaltchian (Polka Dot-Man).
Repiten también Joel Kinnaman y Viola Davis haciendo más o menos lo mismo.
Pero la auténtica y más disfrutable tomatina 'gunniana', allende la acidez que ya se le presupone al juguete, viene con los nuevos fichajes de la nueva y fantabulosa cuadrilla gangsta integrada por -y cito sólo a lo más granado- Idris Elba (Bloodsport), John Cena (Peacemaker) con una palangana de mear en la cabeza, la portuguesa Daniela Melchior (Ratcatcher) o el Rey Tiburón (voz de Sylvester Stallone).
Como los villanos 'antivillanos' -valga la redundancia-, Joaquín Cosío, Peter Capaldi y un remedo de dictador bananero personificado airosamente por Juan Diego Botto.
Para lo bueno y para lo malo, James Gunn es James Gunn. A los fans no les -no nos- defraudará. Aunque tampoco le habría perjudicado, al igual que a su predecesor, prescindir del mismo escollo: la media hora acumulada con el compadreo de sus protagonistas yéndose de copas y otra innecesaria subtrama de desengaños sentimentales para Harley.
antonio lopez herraiz
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6
8 de julio de 2022
8 de 29 usuarios han encontrado esta crítica útil
Olvidémonos de debates estériles sobre cuál de los dos tiene la herramienta más gorda -Mjölnir y Stormbreaker están hechas con el mismo material- y centrémonos en lo obvio. El funcionamiento de la franquicia del Dios del Trueno ¿en singular? ha ido reforzando su perdurabilidad a medida que la sociedad Hemsworth / Waititi tomaba más conciencia de su condición ineludible de gañán cósmico en un superhéroe que se reparte los golpes con la reinventada Jane Foster para la que una "estimulada" Natalie Portman repite la estratagema a la que se ciñó hace más de una década en 'Caballeros, Princesas y otras bestias' (2011, David Gordon Green) recordándonos su versatilidad para compatibilizar el body building con el sentido del humor que demanda toda buddy movie (aunque en su tramo intermedio lo que obtenemos aquí sea un sucedáneo de Guardianes de la Galaxia conjuntado por Chris Hemsworth, Natalie Portman, Tessa Thompson y Waititi).
Y en lo tocante al entrañable patán de Asgard que encabeza -no lo olvidemos- el invento, por si no querías caldo vikingo con sabor a chulería te llevas una taza (enana) de Starlord: el mejor programador de música para viajar por el cosmos y de cine para ver cuando te vayas de campamento.
Christian Bale se customiza un look entre Lord Voldemort y Caminante Blanco -eso sí, poniéndole una nariz a su 'carnicero de dioses' para no confundirle con el primero- y se apunta al exclusivo club de villanos Marvel que interpretaron a Batman (y que por el momento solamente cuenta con 2 socios).
'Thor: Love and Thunder' (2022, Taika Waititi) te da más de lo mismo: una comedia de acción con lucecitas mágicas, cabras chillonas y delfines espaciales, Guns 'n Roses sonando con machaconería pareja a la de AC/DC en 'Iron Man 2' (2010, Jon Favreau) y la colaboración estelar de un ex gladiador hipercalórico que es 100 % gaycidad divina (mejor traída que con el irrelevante apunte final que bordea la mamarrachada).
Sam Neill toma el relevo de Jeff Goldblum como invitado jurásico, hay cameo chorra de Matt Damon (otra vez) y el rock -a veces Enya, dependiendo del estado de animo del hipermazado rubio- sigue atronando constantemente en pro de lo cool.
El futuro del UCM -o el de Nueva Asgard, a lo sumo- es éste o no será.
No te dormirás.
antonio lopez herraiz
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7
2 de junio de 2023
8 de 30 usuarios han encontrado esta crítica útil
La letra con sangre NO entra, pero SÍ utilizando la pluma porque para algo es más fuerte que la espada. Por eso la mejor herramienta para inculcar la tolerancia y el respeto es la instrumentalización de la comedia popular para tal empresa. Y eso lo sabían desde Mariano Ozores ('Capullito de Alhelí', 'Ellas los prefieren locas') hasta Dennis Dugan al servicio de Adam Sandler (o recíprocamente) en 'Os declaro marido y marido' al otro lado del charco.
Aunque al tratarse de Leo Harlem, sea tanto por el trazo grueso, campechano y bidireccional de las bromas; la comparación más obvia sería la de equipararlo (dicho como un cumplido y meritoriamente) al grado de ser nuestro Christian Clavier de Matarrosa del Sil convertido en cascarrabias y anacrónico -lo dicho, ahí va nuestro Clavier leonés- funcionario cuyo comportamiento conflictivo, cerril y desacomplejadamente reaccionario lo lleva de cabeza al exilio profesional de Hacienda, tras un incidente con una compañera de trabajo, a un espacio donde será reeducado -o lo intentarán- y no molestará si consigue pasar tan desapercibido como se presupone que lo hará en el Ministerio de Igualdad.
"Doña" María Morales lidera un bastión de choque formado por Dani Pérez Prada pagafanteando a Stéphanie Magnin, y un desatadísimo Julián Villagrán o una tierna y vulnerable Aitziber Garmendia en las antípodas de su impagable -y de vuelta en la segunda temporada, espero- vasca borracha de 'Machos Alfa'.
Dirige la debutante Paz Jiménez, siendo suponible que, como en la mayoría de casos recientes de encargos en el género -trátese o no de óperas primas-, es un peldaño para foguearse que precederá a otros futuros proyectos más personales.
La españolada al servicio de la modernidad, y la moraleja moderna al orgulloso servicio de la españolada. Ni más ni menos.
antonio lopez herraiz
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