El laureado Clint Eastwood protagoniza, produce y dirige esta cálida aventura que recorre áreas de Estados Unidos y México.

Mike es un ex domador de caballos y criador de caballos que tiene como misión hallar en México al hijo de su jefe para reencontrarlo con su padre en EE.UU. En el viaje, descubrirá al chico, y juntos vivirán un periplo de vuelta que unirá fuertemente el lazo.

Con 91 años, y además de actuar, encabezar el equipo de trabajo detrás de cámara al mando de la dirección, puede afirmarse que lo que hace Eastwood es impresionante. Con una tranquila película nos transita por temas profundos y banales, con deslumbrante fotografía con bellísimos colores. El argumento no es brillante, ni mucho menos. Más aún, creo que es de los puntos más flojos que posee el filme, pero de igual modo, no se siente pesado ni aburrido. A pesar de tener situaciones o secuencias anodinas de misérrimo desarrollo e importancia general, fluye con frescura y liviandad. La actuación de Eduardo Minett está impecable para su edad, y ayuda mucho a la cadencia de la trama, la cual es muy frecuente y nada novedosa. Radica en la apreciación positiva de la película la interpretación destacable de Clint, y el paisaje que la envuelve. Vuelve al wéstern, pero no lo hace fulgurantemente, sino más bien sosegado en el género, con un drama road movie, e incluso buddy film, que concentra algo atrapante y encantador para atraer al público y no permitir que deje de verla. Su diseño de producción, banda sonora y vestuario colaboran en ofrecer un producto de calidad para el disfrute de una linda historia.

Calificación: 7.5

Lo nuevo del director M. Night Shyamalan que nos descoloca, nos confunde y nos invade de suspenso e intriga.

Un argumento endeble, incongruente, dejado a las propias cavilaciones y conclusiones del espectador, liberado a la imaginación, a las suposiciones, al debate. Después de haberla visto en el cine, nos enredamos en un largo y profundo debate sobre la película con una amiga cinéfila intentando resolver cuestiones dudosas que nos dejaron pensando. No encontramos ninguna respuesta, simplemente meras hipótesis incomprobables e infinitamente azarosas.

Cuatro desconocidos ingresan, a la fuerza, a una cabaña como completos intrusos en función del seguimiento estricto de un sacrificio previsto para evitar el colapso mundial, el arribo de un apocalipsis. En dicha cabaña, una familia integrada por dos hombres y su hija adoptiva se hospedan por motivo de vacaciones, y se ven grandiosamente sorprendidos por la aparición de los intrusos.

El guión funciona en cierta parte. ¿Causa misterio? Si. ¿Intriga? Muchísima ¿Dudas? Cientos de dudas. Ese es el punto clave para resaltar, que aparecen muchas dudas durante el proceso que transcurre en la historia, e incluso en el final mismo, que luego de haber alcanzado los créditos de cierre seguimos preguntándonos muchas cuestiones. ¿Por qué esto? ¿Por qué lo otro? De todos modos, eso es genial. Que una película nos ponga a pensar, que no cierre en absoluto y plantee dudas. Pero la realidad más dura y desabrida es que todo el tiempo hay dudas, y a mi entender, casi nada se resuelve. Ahí está la incongruencia, la falta de solidez argumental. Se abren líneas, temas, situaciones, conflictos, pero pocos son los que se cierran, se resuelven. El director hace un reiterado uso de flashbacks que nos sirven para conocer mejor la historia pasada de los personajes principales, pero yendo más allá, resultan altamente inútiles. No son funcionales a la trama, no tienen sentido alguno, son inconducentes, son innecesarios. Además, en cierto momento, la película presenta un único flashforward que nos adelante, premonitoriamente, el futuro final. Ese recurso es, en mi caso, el único plausible de su implementación. Los demás, no hacían falta.

Las actuaciones son medio flojas, en especial la de Dave Bautista, demasiado carente de verosimilitud. Me gustó mucho Ben Aldridge, siento que es el único que cumple con su rol.

Hay un punto interesante que tiene que ver con los espacios donde ocurren los hechos. Sólo una locación forma parte de la historia, es decir, permanecen siempre dentro, y pocas veces fuera, de la cabaña. A pesar de esto, que puede ser explotado inteligentemente por su realizador, aquí resulta pobre, mal ejecutado, incluso insensato. A la hora de recordar películas que se sitúen dentro de una sola locación, ésta seguro que no va a ser tenida en cuenta. Es que es olvidable, porque no interpela, más allá del suspenso que genera al inicio, con un buen uso de planos cerrados y bien asfixiantes. En cines, la experiencia aumenta. Pero es, tranquilamente, una película para ver en tu casa.

Calificación: 5