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Críticas de Kick'Em Ars
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Críticas 191
Críticas ordenadas por utilidad
7
16 de agosto de 2007
22 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
El narizotas, moribundo tras un accidente automovilístico, confiesa el paradero del botín fruto de un robo que cometió hace 15 años a:

- Un marido con sus señora y suegra a cuestas.
- Una pareja de maduritos muy pánfilos.
- Unos recién casados en luna de miel.
- Un transportista (de muebles).

Y, con la policía, se lanzan todos a una loca, loca, loca carrera en pos del parné, en este gran, gran, gran homenaje al cine del slapstick, repleto de absurdas, absurdas situaciones cómicas, con amables, amables cameos de Jerry Lewis y Buster Keaton, y con algunos logrados, logrados gags. El único pero (pero, pero) a la película es que la diversión se ve mermada por la reiteración de situaciones y, sobre todo, por el evidente esfuerzo por ser constantemente divertida. Está demostrado.
Kick'Em Ars
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8
28 de agosto de 2007
21 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
Rodríguez y Fernández, agentes deportivos, consiguen con su intercesión que el delantero ruso Pawloxky fiche por el Castellana F.C por ocho millones de pesetas. Pero en el aeropuerto de Hamburgo, Claudio Enkel, un patoso catedrático de ética y ciencias morales, se agencia por error la tarjeta de embarque del futbolista y es confundido con él. Al llegar a España es recibido con gran agasajo por multitud de admiradores y piensa que es debido al alto nivel cultural del país. Pero no todos se alegran de su aterrizaje: los directivos del Deportivo, club rival del Castellana, y unos agentes pro soviéticos albergan muy malas intenciones. Y aunque el equívoco se aclara, al haber tanta pasta por medio, el pobre profesor se ve obligado a suplantar al delantero hasta que aparezca y le obligan a aprender a chutar. En uno de sus primeros intentos da una patada al aire y cae de culo: “Qué difícil es esto. Empiezo a comprender lo de los ocho millones”.

Comedia satírica de enredo cuyo guión es casi prodigioso y su dirección más que sobrada. El fenómeno destaca por sus diálogos, que pasan de ser simpáticos sobre el papel a ser irresistibles en las impagables actuaciones de Fernando Fernán Gómez, Antonio Riquelme y la extensa lista de cómicos que intervienen. Y es que no solo Berlanga hizo grandes comedias bajo la dictadura de Franco. Edgar Neville, Pedro L. Ramírez, Marco Ferreri, José María Forqué y el mismísimo Fernando Fernán Gómez merecen mucha más consideración por parte de los cinéfilos que ser considerados productos para el denostado “cine de barrio” de TVE.
Kick'Em Ars
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6
22 de enero de 2007
21 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
Desde hace más de sesenta años, los estrenos Disney son ansiados acontecimientos, a medias alimentados por la devoción de sus fans y por la publicidad orquestada por los propios estudios. Y hasta hace bien poco, nadie (salvo Don Bluth) se atrevía a soñar con participar de la gallina de los huevos de oro del largometraje de animación. Sólo Disney ofrecía el virtuosismo técnico y artístico y las moralizantes historias envueltas de candor y sentimentalismo que el público esperaba.

Así, durante décadas, los autores de dibujos animados que deseaban llegar al gran público (o sea, los de Hollywood) se dedicaban al terreno del cortometraje. En este campo, la competencia era mayor. El ratón Mickey, el pato Donald y el “lo que sea” Goofy se codeaban con el conejo Bugs, el pato Lucas y el cerdo Porky (nacidos de la mano de directores como Tex Avery, Friz Freleng y Chuck Jones y de la boca del actor Mel Blanc), con el gato Tom y el ratón Jerry (creados por William Hanna y Joseph Barbera), y con el Pájaro Loco (de Walter Lantz).

Las historias que todos estos personajes protagonizaban se caracterizaban por un ritmo endiablado y tenían un denominador común: la anarquía y la violencia, parámetros sorprendentes para unos relatos que se suponían dirigidos a los niños. El gag, motor de los cortometrajes animados, era básicamente gráfico y se sustentaba principalmente en tremendos accidentes que, debiendo de ser mortales de necesidad, nunca tenían consecuencias fatales salvo la humillación. El paradigma de sujeto sometido a tal tortura sistemática es el coyote, cuya primera aparición data de septiembre de 1949 en Fast And Furry-ous, de Chuck Jones, donde el mentado coyote, movido por el hambre, en un hábitat donde la comida escaseaba, se devanaba los sesos para dar caza a una presa inalcanzable, el correcaminos, pero sus vanos intentos siempre eran calamitosos para su integridad física y mental.

Ya en Ice age se planteaba una concepción del relato animado que recogía las dos tendencias de los “cartones” hollywoodienses: sentimentalismo y violencia, concepción que se retoma en esta segunda parte, dirigida en solitario por el carioca Carlos Saldanha, que contiene dos tramas paralelas: las divertidas y típicas desventuras de la ardilla Scrat en pos de una bellota que no se deja cazar, por un lado, y las entrañables y tópicas aventuras de Manfred, Sid y Diego en busca de su propia identidad, por el otro.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Kick'Em Ars
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6
4 de febrero de 2007
20 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
Bien podría recitar el desdichado Kong las famosas décimas de Segismundo, al verse en lo alto de las torres gemelas de Nueva York privado de su libertad para siempre, en el abismo de la muerte, presa de las garras del mercantilismo. La segunda versión de King Kong, pese a que comparada con la versión original queda a la altura del betún, tiene un sabor kitsch de los setenta, por su mensaje ecológico y por su actitud aperturista, que le otorga una candidez infantil y cierto aire de simpatía.

Igual que en la versión de los años 30, e igual que en cualquier clásico de aventuras, el héroe debe salvar a la chica de los peligros que se ciernen sobre ella. La mayor originalidad de este filme consiste, en este aspecto, en que el héroe, de entrada, salva a la chica antes de llegar al meollo de la aventura; antes de llegar a la isla de Kong ya ha sido librada de morir ahogada o de sed y ella ya le ha bautizado como su salvador. Pero, a este respecto, la película nos depara otra sorpresa en el final. La chica aceptó un trabajo...
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Kick'Em Ars
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9
27 de enero de 2007
26 de 35 usuarios han encontrado esta crítica útil
Daniel Lefebvre es el director de una guardería de un pueblecito francés cuyos habitantes se encuentran asfixiados por los recortes del gasto público y la reconversión industrial: las carencias básicas (alimentos, luz) repercuten en la armonía familiar; y la falta de amor familiar repercute en la educación (saber decir “Buenos días”) y en la cultura (saber el “2+2” y el “A-B-C”) de los niños. Y es aquí donde adquiere importancia el héroe local Lefebvre. El director se implica en los problemas de sus niños, hasta el extremo de sacrificar su futuro profesional (como decía Brassens: “Tout le monde me montre au doigt / sauf les manchots, ça va de soi”(1)) y sus planes familiares (el deseo de tener un hijo él y su compañera se ve una y otra vez postergado). Su visión de los problemas de los niños y de sus familias es estrictamente personal. Él convive con ellos y su trato es de persona a persona. Para conquistar beneficios para sus pupilos, se ve obligado a bregar con asistentes sociales, cuya visión del problema es eminentemente social, y con políticos, cuya visión de la realidad se ajusta a variables macroeconómicas. Y es esta dificultad de entendimiento la auténtica raíz corrompida de un podrido sistema en el que nada funciona en favor de los más necesitados.

La cámara de Tavernier opta por planos de larga duración y cercanos a los rostros de los personajes, y busca las miradas y lo que ven las miradas, sin cambiar el plano, con suaves movimientos, como de sana curiosidad, en una búsqueda del detalle, de la información: en cualquier momento abandona al personaje y se asoma a la ventana, acompaña a Lefebvre en medio del trajín del pasillo de la guardería de un lado a otro, al “ver” un furgón de la policía se lanza en un frenético travelling de acercamiento... Con estos modos, potencia el concepto de la cámara como un ojo que observa todo. Y es ésta la cualidad que otorga a Ça commence aujourd'hui la condición de gran película, la capacidad del objetivo para observar y, por ende, mostrar la realidad con realismo. Aunque parezca una redundancia no lo es, a tenor de tantos trabajos fílmicos con vocación realista que se ahogan en el énfasis y los subrayados de los mensajes que contienen.

1.- Todo el mundo me señala con el dedo / salvo los mancos, por supuesto.
Kick'Em Ars
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