Haz click aquí para copiar la URL
Polonia Polonia · Terrassa
Críticas de Taylor
Críticas 702
Críticas ordenadas por utilidad
7
21 de noviembre de 2009
71 de 78 usuarios han encontrado esta crítica útil
“El ente” constituye, por así decirlo, un paradigmático testimonio de todas aquellas pelis de terror ochentero que pasaron casi desapercibidas por ‘culpa’ de títulos de mayor repercusión mediática como “Poltergeist”, “Posesión infernal”, “La cosa”, “La noche de Halloween” o “Viernes 13”. Una inoportuna coincidencia temporal que se erige, a mi juicio, como la única justificación posible a la escasísima resonancia que tuvo y que sigue teniendo la peli de Sidney J. Furie en la historia del género. Así pues, me sumo a la elogiosa reivindicación de JuanCádiz porque creo, con franqueza, que “El ente” merece de todas todas la misma consideración que los títulos anteriormente mencionados.

Admitiendo de antemano que cuando la vi por primera vez (allá por el año 83) no supe justipreciarla adecuadamente, os puedo asegurar, sin embargo, que a día de hoy -visto como anda el patio del género terrorífico- la peli de Furie puede vanagloriarse sin rubor de ser un producto convincente, eficaz y más que correcto. Y no tan sólo por el canguelo que supone pensar que está basada en hechos reales, sino porque los consabidos ingredientes de este tipo de pelis (tensión, música, sexo, efectos especiales, desenlace...) se encuentran en “El ente” perfectamente administrados y dosificados. Existe, no obstante, un nimio detalle que la hace envejecer, si no mucho, sí un poquito. Lo menciona con perspicacia Valkiria y es, ni más ni menos, esa imagen entrañablemente obsoleta de médicos y familiares fumando en el hospital. Sí, habéis oído bien: he dicho fumando. Como cafeteras. Pero todo lo demás, como ya he dicho antes, es correcto. La prota (Barbara Hershey) está buena, el pitote sexual que se monta aporta morbillo a la historia (atención a los magreos pectorales) y, por si fuera poco, el hecho de que el agente maligno sea un ente abstracto e invisible (y no el Jason o Kruger de turno) le otorga a esta peli esa oportuna dosis de ingenio y personalidad que -por desgracia- tanta falta le hace al cine de terror contemporáneo.
Taylor
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
8
2 de octubre de 2010
68 de 72 usuarios han encontrado esta crítica útil
No es el Hitchcock que me gusta. Y no lo es porque, en esta ocasión, el mago del suspense no maneja los hilos de ninguna historia inverosímil (“Vértigo”), macabra (“Psicosis”), surrealista (“Con la muerte en los talones”) o fantástica (“Los pájaros”). En esta ocasión, Hitchcock apuesta por manejar los hilos de una historia real. Dolorosa y asquerosamente real. Y eso conlleva que, como espectadores, nos veamos obligados a contemplar el lento y parsimonioso tránsito de su perversidad habitual. Un tránsito que discurre del celuloide hasta nuestras propias entrañas. Y eso no se traduce en congoja, ni en tensión, ni en miedo. Ni tan siquiera en suspense. Eso se traduce en impotencia, en amargura, en desesperación. Porque esto no es una pesadilla, señores. Es peor. Mil veces peor. Sobre todo si el que personifica todo este sufrimiento es Henry Fonda. Nuestro alter ego. Un hombre, un actor, absolutamente creíble. Recto, honrado, íntegro. Un actor que no necesita interpretar a Christopher Emmanuel Balestrero porque él mismo es Christopher Emmanuel Balestrero. El hombre por quien padecemos. El hombre que tenemos frente al espejo cada vez que las cosas nos van mal. No, definitivamente no es el Hitchcock que me gusta. Pero qué bueno es el muy cabrón.
Taylor
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
8
9 de julio de 2009
82 de 101 usuarios han encontrado esta crítica útil
Quizás no sea una gran actriz, de acuerdo, pero Monica Bellucci es -hoy por hoy- la mujer más bella y sensual de la Vía Láctea. De eso no me cabe la menor duda. Quien diga lo contrario, miente como un bellaco. Ninguna mujer, repito, ninguna mujer de este planeta ni de cualquier otro admite comparación con esta diosa terrenal. Ninguna. Lo podría decir más alto pero no más claro. Es más, si dudáis de mi estoy dispuesto a jurarlo sobre la Biblia y a someterme al dictamen del polígrafo. Si dicho esto seguís creyendo que exagero, que no hay para tanto, es probablemente porque aún no habéis visto “Malèna”.

El día que lo hagáis, si no lo habéis hecho ya, corroboraréis mis palabras. Lo más probable es que Monica os deje estupefactos en su primera aparición y que vuestra expresión facial no cambie hasta los títulos de crédito finales. Permaneceréis un par de horitas con la mirada fija, clavada en la pantalla. Posiblemente se os descolgará levemente el maxilar inferior. En tal caso, os recomiendo un babero para no mancharos la camisa. A los asmáticos les aconsejo que tengan el ventolín a mano. La secuencia en la que a Malena le resbala la tira del negligé por el hombro dejando al descubierto su turgente seno diestro no es apta para cardíacos. Ni para personas con problemas respiratorios. Si superáis con éxito tan taquicárdico trance, estaréis prácticamente salvados. Habréis pasado la prueba de fuego y estaréis capacitados para disfrutar de un verdadero festín a base de contoneos y desfiles pueblo arriba, pueblo abajo. Un auténtico festival de tacones, medias, ligas, faldas ajustadas, camisas entreabiertas, labios carnosos y miradas voluptuosas. Sencillamente espectacular.

Saciados vuestros instintos visuales más primarios, tal vez vaya siendo hora de prestar algo más de atención a otros aspectos de la peli. Y aunque dicho lo dicho “Malèna” pueda parecer una simple peli-escaparate, nada más lejos de la realidad. Para empezar, está dirigida por Giuseppe Tornatore. Sí, el de “Cinema Paradiso”. Con ello quiero decir que -aunque “Malèna” no está al nivel de la peli con la que Tornatore se dio a conocer- un mínimo de calité sí lo tiene. Pero no sólo eso. “Malèna” cuenta con una fotografía (Lajos Koltai) y una banda sonora (Ennio Morricone) excepcional. En resumidas cuentas: 10 estrellas a Monica y 6 a todo lo demás dan como media 8 estrellas. Pues eso, un 8. Notable.
Taylor
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
9
4 de mayo de 2011
70 de 77 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cada vez que veo “Solo ante el peligro” recuerdo, inevitablemente, esa tarde primaveral de mil novecientos ochenta y pocos en la que mi compañero Xavi se enfrentó a tres quinquis que se habían pasado un buen rato mofándose de nosotros mientras jugábamos nuestro habitual partido de fulbito de los jueves.

Tenían mala pinta, sí, y quizás también un par de años más que nosotros. Pero eran tres. Sólo tres. Y nosotros, no sé, pero ocho o diez, fijo. Supongo que por eso mismo Xavi, el más gallito del grupo, se revistió de valor y les replicó no sin poca contundencia. Automáticamente, los tres maleantes saltaron la baranda y se acercaron a mi colega. Sin prisa pero sin pausa. Con la típica sonrisita burlona que tan malos augurios suele vaticinar en este tipo de circunstancias.

La disputa verbal fue breve. Tan breve que ni tan sólo alcancé a escuchar la voz del líder garrulo. Lo que sí escuché, y en estéreo, fue el tremendo bofetón que éste le arreó a mi compañero. Un bofetón que dispersó instantáneamente a los de nuestro grupo y que principió —si no una paliza— sí una buena somanta de palos. Xavi, obviamente, intentaba defenderse. Pero sus tímidos puñetazos al aire no parecían impresionar demasiado a su contendiente. Y, mucho menos, nuestras patéticas increpaciones. Cuando todo acabó y acudimos a socorrerlo me sentí el ser humano más mezquino y cobarde del universo. Xavi había perdido ese combate sí, pero lo que perdimos los demás esa misma tarde fue mucho peor. Os lo aseguro.

Nueve incuestionables estrellitas, pues, para un western fuera de categoría que al margen de obsequiarnos con una narración impecable, una banda sonora sublime y un Will Kane mítico, profundiza como pocas pelis lo han hecho en dos conceptos antagónicos indisolublemente arraigados a la especie humana: el miedo y el valor.
Taylor
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
7
26 de junio de 2008
75 de 88 usuarios han encontrado esta crítica útil
Siempre he considerado que merece la pena ver o revisar cualquier película del viejo Hitch porque hasta las más discretas conllevan un valor añadido. Probablemente “Sabotaje” no pertenezca a la filmografía más selecta del inglés pero, como todos sus trabajos, manifiesta no tan sólo una extraordinaria capacidad para mantener al espectador enganchado a la trama desde el primer minuto, sino también una obstinación técnica y metafórica absolutamente incontestable.

Cierto es que “Sabotaje” revela numerosos guiños a películas anteriores, propias o ajenas del mismo Hitchcock, pero ¿qué hay de malo en todo ello?. Sobre todo porque “Sabotaje”, a su vez, también ejerce de referencia a pelis posteriores del ‘mago del suspense’ como “Con la muerte en los talones”, por ejemplo. Yo añadiría, además, aquella vieja premisa de la filosofía del arte que afirma que ‘toda obra de arte no deja de ser el comentario, o la experiencia estética, suscitada por otra obra de arte’. Así pues, resulta absurdo censurar cualquier referencia o paralelismo de “Sabotaje” respecto a otras pelis como “39 escalones”, “Frankenstein”, “La parada de los monstruos” o “El hombre que sabía demasiado” porque sí. Tio Hitch era demasiado genial para limitarse a hacer refritos. Eso sí, era inquebrantablemente fiel a ciertos esquemas y no le sonrojaba en absoluto recurrir a ellos cuantas veces fuera necesario. Me estoy refiriendo, como no, al tema recurrente del ‘falso culpable’, a sus rubias protagonistas, a sus apariciones estelares, a la ‘lógica de la cámara’, a sus ‘McGuffin’,...

En cualquier caso, reitero lo dicho: “Sabotaje” no es uno de sus mejores trabajos por varias razones: Sus protagonistas no son lo suficientemente carismáticos (es lo que comporta no trabajar con actores de primer nivel), sus ‘malos’ son demasiado amables (con la única excepción de Norman Lloyd, el saboteador) y, por si fuera poco, la peli no acaba de propagar con suficiente contundencia el mensaje que las circunstancias bélicas auspiciaban. Algo así como: ‘Atención ciudadanos, los nazis quieren aniquilar América!’. Al final, la amenaza nazi queda bastante morcillona y solo el tiroteo en el Radio City Music Hall y la antológica secuencia final en la antorcha de la Estatua de la Libertad remontan una peli que había empezado arrolladora pero que en su nudo central había perdido bastante fuelle.

Yo casi diría que tio Hitch hizo esta peli de mala ostia. Que él mismo quiso sabotearla. Spoto y Truffaut acabaron por confirmármelo. Aún así, sólo un genio como Hitchcock es capaz de hacer con el culo una magnífica película de suspense. Notable.
Taylor
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
Cancelar
Limpiar
Aplicar
  • Filters & Sorts
    You can change filter options and sorts from here
    arrow