He leído muchas críticas de esta película y no las entiendo muchas de ellas, bueno, en lo único que coincido es en que es un drama carcelario atípico, lejos de los tópicos made in USA, pero, en serio, ¿dónde está esa cárcel en la que uno puede ir como Pedro por su casa pegando a los funcionarios, metiéndose en líos a diario sin obtener un soberano castigo o aislamiento a cambio, y en la que muchos de los presos se creen los amos y dueños del lugar? Nada creíble. Tampoco me creí la interpretación, los diálogos y las secuencias transcurridas en la sala donde se reúnen con el terapeuta, que más que terapeuta parece un sociópata inerte que no pone orden ante tanto desorden mental y social.
Mucha violencia, ira, rabia, de la que se espera que se canalice más a través de sentimientos (que no sentimentalismos) al encontrarse un hijo con su padre entre cuatro paredes después de no verse en tantos años, canalizándose todo lo que llevan dentro a través de insultos, golpes, peleas y discusiones homófobas y descabelladas.
La apruebo porque Jack O´Connell está bien en ese papel de chico problemático y hastiado de la vida, pero la verdad es que la historia no la compro, la peli se deja ver, pero te deja con una gran sensación de vacío,sobre todo con su final, del que seguramente esperaba algo diferente. Tenía expectativas muy altas vistas las buenas críticas.

La verdad, nadie diría que esta película fuera de un director novel como lo es Dani de la Torre. He visto en ella una calidad suprema, inusual o poco habitual en un principiante. Bravo.
El alarde de efectos técnicos y especiales, necesarios para sostener la película, a veces tienden a la exageración, aunque no nos engañemos, son una delicia para el espectador, para el que aprecia el buen cine de acción y para el que no (esos planos cenitales y esos travelling en la plaza central, lo siento no recuerdo el nombre, de A.Coruña, son increíbles).
La película además empieza muy bien, con mucha tensión e intriga y sabes que en cualquier momento puede pasar algo inesperado que te haga saltar de la butaca del cine.
Los actores están "de goya", como suele decirse: Luis Tosar (¿hay alguna película en la que lo haga mal o no se luzca?), una Elvira Mínguez extraordinaria y muy creíble con su habitual templanza interpretativa y, hay que hacer una mención especial a la niña, Paula del Río. En películas familiares o en la que intervienen niños normalmente éstos estropean mucho el film con sus sobreactuadas interpretaciones, pero aquí no se le puede poner ningún "pero" a la chica, ya que parece ponerse el mundo por montera, sentarse al lado de Tosar y absorber todo lo que pueda de él y transmitirlo en pantalla. La compenetración entre ambos es fabulosa.
Peeeero todo esto se empieza a derrumbar en los últimos veinte-treinta minutos, y no por los actores. Situaciones surrealistas de un guión a veces cogido con pinzas, secuencias hollywoodienses que se alejan demasiado de lo que estábamos viendo...(ejemplo en spoiler). La intención es buena, la película es buena, pero no es redonda, aunque para ser una ópera prima, hay que darle la enhorabuena a Dani de la Torre.

Esta miniserie empieza bastante bien, mostrándonos un suceso que tendrá un gran impacto en una pequeña familia de tres miembros (padre,madre e hija), una familia bastante normal en apariencia, pero que, como en todas las familias hay blancos y negros. Un punto fuerte de la serie es que estos tres personajes están muy bien dibujados, nos van mostrando cómo son, por lo que nos hacemos una idea de lo que les atormenta.

Por otro lado, que haya un asesinato de por medio, siempre da intriga y te sumerge un poco más en la historia, y más cuando intentas atar cabos, pero, al fin y al cabo, lo más importante de esta miniserie no es ese asesinato, sigue siendo esa familia: cómo lo van afrontando, cómo les afecta, cómo identifican sus errores del pasado y su falta de cohesión en momentos clave de sus vidas...

El papel de la amiga de la chica protagonista me gustó mucho, al igual que el sentimiento de verdadera amistad creado entre ambas, una amistad sin reproches, pura, sin maldad, sin necesidad de perdones.

Tiene muchas cosas buenas, pero creo que va de más a menos. Empieza muy potente y se va desinflando, pero tiene muchos aspectos que analizar, y eso siempre es bueno.

Señalar también la gran relevancia de los flashbacks, muy bien utilizados en todo momento para apoyar la trama principal.

Han pasado ya 23 años de esta película pero no la había visto antes. No sé si afectará el paso del tiempo en ella, no sé si mi crítica sería la misma en 1997 que ahora en 2020, pero me esperaba muchísimo más.
En primer lugar me parece una peli muy flojilla como para haber estado nominada a tantos premios y tener críticas tan positivas. A ver, está bien, pero tampoco es algo del otro mundo. Se deja ver, es entretenida, el guion es interesante a veces...pero no puedo calificarla de sobresaliente.
Jack Nicholson hace una vez más de Jack Nicholson, lo siento, pero es así, las mismas caras de loco, que igual podrían pertenecer al Joker o al prota del Resplador.
El trasfondo del toc que sufre su personaje queda muy desdibujado. Al leer la sinopsis pensaba que iban a incidir más en este trastorno, pero lo pasan muy por encima y queda algo superficial con escenas muy tópicas (el ritual de cerrar las puertas y el lavado de manos y poco más). Además, como conocedora de este problema por alguien muy cercano a mí, ojalá fuera tan fácil de solucionar, ya que aquí nos hacen ver que si te enamoras y te tomas una pastillita tu vida cambia y tus manías también. De hecho yo creo que es lo que más falla aquí, ese cambio tan brusco.
Helen Hunt actúa mucho mejor que Nicholson aquí, pero tampoco es que sea brillante, salvo la escena en la que está sentada con su madre en la mesa de la cocina explicándole cómo añora el amor de pareja.
La historia del artista y el marchante de arte me sobra totalmente y solo me queda decir que lo que más me ha gustado ha sido el perro, mucho mejor que algún actor.
Es buena, pero no un clásico.

Nos encontramos ante una de las mejores actrices del momento (al menos para mí) que seguro que hará una gran carrera actoral. Hablo de Alison Brie, que aquí encarna a una chica que, se podría decir, sufre de muchos trastornos mentales, desde la fobia social hasta la esquizofrenia. Es un rol arriesgado, difícil de interpretar, pero créeme, está actriz lo hace plausible y veraz.
Vemos a una chica de mediana edad que apenas sale de casa si no es para trabajar o ver caballos y a la que le cuesta socializar. Es algo peculiar, por decirlo así.
Según avanza la película va teniendo comportamientos muy raros, pero empatizas con ella, quieres entender por qué está así, qué le ha pasado, cuál es el motivo de su comportamiento.
Hasta que llega la escena del cementerio. Si la has visto sabrás a qué me refiero y si no, entenderás cuando la veas que ahí es donde se produce un antes y un después en la película. Dejamos de ver algo interesante, una buena historia de la que esperamos respuestas a muchas preguntas y de repente ¡zas! parece que David Lynch ha llegado al set de rodaje y ha dicho: ¡Dejadme a mí que ya la acabo yo!
Se le ha ido la olla completamente al director y no entiendo por qué, bueno, más bien diría que al guionista, ya que esas escenas oníricas están muy logradas. No había ninguna necesidad de fastidiarlo todo así. Estábamos siguiendo una muy buena historia y de repente es como si se pusieran a jugar con la mente del espectador. Ya no sabes ni qué estás viendo, te pierdes como es lógico. Así que si quieres verla prepárate, que vienen muchas curvas.