Haz click aquí para copiar la URL
España España · Madrid
Críticas de Mogwai
<< 1 2 3 4 5 7 >>
Críticas 35
Críticas ordenadas por utilidad
9
5 de noviembre de 2007
36 de 41 usuarios han encontrado esta crítica útil
Rushmore gira en torno a tres personajes. Max Fischer (Jason Schwartzman, sobrino de Coppola, en su debut en el cine), un quinceañero de familia humilde estudiante de la prestigiosa Academia Rushmore, colegio de gente privilegiada al que accedió con una beca y donde disfruta de una posición notable gracias a su pasión por las actividades extraescolares. Una cita de Jacques Cousteau escrita en un libro de la biblioteca le lleva a conocer a la señorita Cross (Olivia Williams), profesora de Rushmore de la que se enamora, sin querer aceptar la imposibilidad de su relación por la diferencia de edad. El último en discordia es Herman Blume (Murray, un magnate industrial padre de dos alumnos de Rushmore que vive en crisis totalmente desencantado con su vida y su familia, y que encuentra en Max un amigo con quien compartir miserias y, poco después, el amor por la misma mujer.

Bajo esa apariencia de comedia romántica de instituto, el guión (del propio Anderson y el actor Owen Wilson) desarrolla una profundidad y emocionalidad enorme gracias básicamente al desarrollo de esos tres personajes, y sobre todo de sus respectivos intérpretes, destacando a un enorme Bill Murray, que consigue llevar toda la desesperación y angustia de un hombre atrapado en su vida a su rostro; y Olivia Williams, con un personaje absorbente y frágil cuyo encanto detona la relación entre los protagonistas. En medio Max Fischer, viendo cómo su mundo (su “Rushmore”) se desmorona y se obligado a pasar a la madurez a base de palos, olvidando sus sueños y grandes aspiraciones y aprendiendo que a veces hay que conformarse con lo que tenemos. Todo envuelto en un estilo soberbio que hace de la película un festín visual lleno de preciosos movimientos de cámara, el uso magistral de la cámara lenta (¿por qué se usa tan poco en la actualidad?) y una banda sonora llena de temazos de la British Un ejemplo de comunión entre diversión, belleza, profundidad e inteligencia que sólo unos pocos elegidos logran.
Mogwai
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
10
5 de noviembre de 2007
37 de 45 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay lugares donde las cosas que hiciste en el pasado parecen no importar, donde puedes volver a olvidar todo y empezar de nuevo. No son lugares mundanos, parecen pedacitos de otro mundo que por error han llegado al nuestro para reconfortar a los pocos afortunados capaz de buscarlos con suficiente dedicación como para encontrarlos, escondidos en medio de un desierto al que pocos se atreven a enfrentarse. Paris, Texas es uno de esos lugares. La gran obra maestra de Wim Wenders, aquella con la que se alzó con la Palma de Oro en el festival de Cannes de 1984, es para empezar todo un prodigio de la técnica cinematográfico, el perfecto ejemplo de cine como arte dirigido a los sentidos. La maestría de Wenders moviendo la cámara, la fotografía como siempre maravillosa pero nunca tan excepcional de Robby Müller y la música de Ry Cooder, tres genios reunidos y en perfecta conjunción, hacen de esta una película tan bella plásticamente que a veces parece escapar de las convenciones del propio cine. Nadie pinta paisajes como Müller, que hace aquí uso de una fotografía hiperrealista y sobria para traernos el colorido del desierto, de las luces nocturnas de las autopistas, de las puestas de sol y demás espectáculos de la naturaleza con una paleta donde el verde y el rojo parecen querer expresar tantos sentimientos como los propios actores, ofreciendo uno de los mejores trabajos de cinematografía que se han visto probablemente nunca en el cine. Por supuesto, nadie filma road movies como Wenders, el único capaz de transmitir con perfección la soledad y libertad que otorga la autopista con esos planos tan sutiles y elegantes que ya aprendía a usar en su gran obra temprana, "Alicia en las Ciudades". Y Cooder, claro, y su solitaria guitarra tañendo como lamentos salidos del alma del pobre protagonista.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Mogwai
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
9
29 de octubre de 2008
34 de 40 usuarios han encontrado esta crítica útil
El 6 de Agosto de 1945 una bomba atómica lanzada por el ejército estadounidense sobre Hiroshima mató a 150.000 personas antes de que cayese la noche, y se estima que el balance final de víctimas asciende a medio millón, incluyendo todas aquellas víctimas inconscientes de la exposición a la radiación. Y de esas víctimas habla precisamente Black Rain. Con una suntuosa fotografía en blanco y negro y una elegante dirección, Shohei Imamura (una de las perlas del cine japonés) convierte en imágenes las memorias de un grupo de supervivientes de aquella tragedia (está basada en la adaptación del diario del propio personaje protagonista, Shigematsu Shizuma). Confrontando la crudeza de los días posteriores a la explosión con la aparentemente vida tranquila, años después, de unos supervivientes incapaces de escapar de las consecuencias de aquella, el film se convierte en un documento certero y descarnado de los horrores de una guerra, de todas las guerras, y del dolor de sus siempre inocentes víctimas.

Dicen que la memoria de nuestro pasado es indispensable para que la humanidad no vuelva a cometer los mismos errores una y otra vez. El cine, como todo arte, siempre ha tenido una responsabilidad importante para recordarnos esos hechos brutales. La primera película que viene a la cabeza es La lista de Schindler, una maravilla legada a las siguientes generaciones sobre la barbarie humana. Pero aquella no fue, por desgracia, la única barbaridad perpetrada durante la Segunda Guerra Mundial. Hay muchas más, muchas de las que algunos prefieron no acordarse por la parte que les toca. Y Black Rain resulta ser una obra poderosa e indispensable para ello, uno de esos filmes que duelen, que se sufren, pero que en el camino hacen todo lo posible por hacer del mundo un lugar más justo.
Mogwai
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
9
15 de junio de 2007
34 de 45 usuarios han encontrado esta crítica útil
El punk. Granada TV. Fac1. Tony Wilson. El baile epiléptico de Ian Curtis. El post-punk. New Order. El segundo acto. Apocalypse Now. New Order. Blue Monday. La Hacienda. El éxtasis. El momento exacto. El dance. La cultura rave. Los Mondays. Las drogas, las armas, la violencia. La fotografía de Robby Müller. La libertad artística. El costo libanés. Dios. Manchester.

Esto no es una película sobre Tony Wilson. Sólo es un personaje secundario de su propia historia, cuyo único protagonista es la música, y la gente que la hizo. Espléndida.
Mogwai
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
8
28 de diciembre de 2007
23 de 27 usuarios han encontrado esta crítica útil
Todd Haynes es una de las perlas del cine americano actual, y ya demostró en “Velvet Goldmine” que era capaz de afrontar el cine desde una lógica más musical que narrativa. Y lo hace en esta obra, inspirada en “la música y las múltiples vidas de Bob Dylan”, como confiesa al principio, a través de seis personajes distintos, interpretados por tantos actores, que cubren las personalidades y épocas más representativas del genio de Minnesota. Es, como dicen por ahí, un lienzo, pero puramente abstracto, en el que Haynes vierte todas sus influencias experimentales para contar la historia de una forma desordenada, sin linealidad temporal, con cambios a veces bruscos entre personajes y tonos, narrando hechos reales pero también leyendas y fragmentos inventados sobre Dylan para dar forma no sólo a su historia, sino para reflexionar sobre el arte y el propio artista, palabra para la que el señor Zimmerman es probablemente el mejor representante del siglo XX. Haynes juega a despersonalizar a la persona, a universalizarla, a mostrar el conflicto y el compromiso del artista con su gente, que muchas veces se acaba oponiendo a la propia innovación artística a la vez que compromete su vida personal.

Pero no pretendo asustar con lo anterior. Con todo el caos narrativo, “I’m Not There” no es una película difícil. Es divertida, emocional y brillante en estilo, con una dirección sobria y elegante, y una fotografía adaptada a cada capítulo aportando un contraste entre sus diferentes vidas que lleva al principal problema del film, su irregularidad. Abarcando tanto es obvio que haya pasajes algo menos interesantes y que palidecen al lado de los mejores, sobre lo que hay que destacar obviamente el de Cate Blanchett, por su enorme interpretación y sobre todo porque se centra en la época más fascinante, creativa y polémica de Dylan, la segunda mitad de los sesenta; aunque personalmente también me ha cautivado el Dylan “forajido” de Richard Gere, sin duda el capítulo más extraño y abstracto pero también encantador y mágico de la obra, con el actor americano encontrando el punto exacto al tono del fragmento con su interpretación lacónica y la imaginativa dirección artística.

Puede que esta película no sea el biopic que los fans de Dylan esperaban, pero eso no quita el mérito a un film al que hay que alabar su ansia de innovación y su innegable calidad artística. Ahora le doy un 8, pero probablemente acabe subiendo su nota, porque es una de esas películas que ganará mucho con el tiempo. Haynes lo ha vuelto a conseguir
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Mogwai
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
<< 1 2 3 4 5 7 >>
Cancelar
Limpiar
Aplicar
  • Filters & Sorts
    You can change filter options and sorts from here
    arrow