Decididamente Haneke mejora cuando baja a la tierra o abandona por una temporada sus lecturas de Baudrillard, Lacan y todo lo peorcito del pensamiento francés para releer a Camus. Como decía Alaska en aquel anuncio del Benedictine: " Me gustan los placeres clásicos porque siempre están a la última". Pues eso. Que los espectadores somos, por encima de todo, espectadores, no perpetuos alumnos de Facultad.

Sigo sin explicarme cómo puede la crítica aunarse en un panegírico de semejante cosa.
Salvo que, claro, todo sea por amor patrio. Porque ni historia, ni guión, ni dirección de actores, ni nada de nada. Aun cuando uno tenga que ver una película de hadas o de elfos o de terroristas buenos, o digamos, de asesinos natos y en serie pero con su gracia, mucha cultura y demás ( Aníbal y demás modelos del cine contemporáneo ) es decir, cuando uno tiene que ver o leer una historia increíble o falsa a más no poder, es fundamental que se la pueda creer. Y ahí, a mi entender ( porque tras el cúmulo de beneplácitos y éxtasis de la crítica, ya no sé si me señalarán con el dedo ) es donde entra el talento del autor y/o director.
Belén Rueda no se cree ni ella misma lo que está diciendo; las escenas del registro de las psicofonías son de un cutre que ni en la peor de serie B - yo creo que con un monitor de UCI quedaría todo más convincente- y no digamos de la "terapia" con padres de niños fallecidos; los secundarios son tan secundarios que la pobre de la Belén se queda tan sola que se nos cae. Eso sí, aunque se cae en la bañera y todo, luego la vemos seguir en busca de su hijo por el jardín como si tal cosa; claro que para que veamos lo malita que está y lo que impresiona una escena con silla de ruedas, nos sale de urgencias con pierna escayolada y el dedo de la puerta bien vendadito. ! Y qué decir de la escena final que nos ponen bien , pero que bien clarito, para que nos demos cuenta de lo que verdaderamente ha pasado !
En fin, que es perder el tiempo y el dinero. ¿ Y la han seleccionado para....?. Señor...

De una frescura inigualable, con números musicales visualmente espléndidos y en los que gravita la proximidad del cine mudo de la anterior década. Con todas sus limitaciones - cada época las tiene- resulta sorprendente la sensualidad que derrocha. No sólo ha resistido el paso del tiempo : uno puede entrar en la trama e involucrarse en el enredo - tan simple como eficaz - sin dejar de ser espectador.

Broma de pésimo gusto, sin narración ( ya por no hablar de guión, que sería mucho pedir ), sin interpretación, sin ritmo, sin nada. Eso sí, Virginie Ledoyen es francamente guapa y queda bien se ponga como se ponga : enfocada desde el techo cuando abre las puertas batientes, mojadita como un gato o sin ojos. En fin , à quoi ça sert de perdre le temps ?
También hay alguna imagen de un esteticismo desenfrenado que pueden gustarle a uno cuando lo dejan entrar en el cine por primera vez a ver una de adultos, pero que aparte de no venir a cuento, todavía desentonan más con .... ¿ con qué, Dios mío ? Pero, ¿ es que hay algo detrás de estas imágenes ? La Virgen...

Que pretenda más de lo que consiga no significa que sea pretenciosa. Que los planos fijos duren más de lo "habitual" no significa que sea tediosa. Que muchos diálogos sean irrelevantes para la historia no los hace desechables, al fin, la mitad de lo que decimos a lo largo del día son cosas de ese estilo. Que a algunos les recuerde el cine francés, pues no quiere decir nada, sólo que, para algunos, su tempo, su aparente intrascendencia en ese demorarse en lo cotidiano, los ecos de su sonido directo, evocan alguna característica que algunos han identificado con el cine francés...
Las entrevistas de Rosales son, a decir verdad, bastante pobres, decepcionantes incluso; pero es que no todo el mundo se expresa fluidamente con las palabras, por eso, otros eligen las imágenes, los planos, las miradas...
No me parecen convincentes los diálogos, la interpretación, la dirección de actores, como si todo se hubiera dejado un poco deshilado en esa búsqueda de lo estrictamente real. Y nada debe quedar deshilvanado en una historia porque las costuras saltan al menor movimiento.
Aquí hay un esbozo, una idea que ni es original ni es preciso que lo sea ( ¿por qué insistimos tanto en esa fijación con lo innovador? ), una reflexión prudente y sobria, algunas imágenes conmovedoras, una luz que, inesperadamente, dota de belleza los rincones de paso y la percepción de nuestra inexorable fragilidad, lo cual me parece muy pertinente y me estimula a seguir contemplando sus planos-secuencia infinitos y súbitamente rotos...
Pero esa percepción de que está inacabada, deshilvanada,fallida... me parece que es real, me explico, que no es precisamente lo que buscaba el autor.