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Argentina Argentina · Buenos Aires
Críticas de Juan Rúas
Críticas 1,493
Críticas ordenadas por utilidad
7
18 de noviembre de 2022
44 de 51 usuarios han encontrado esta crítica útil
El prodigio es una de esas pelis con un notorio marco autoral. No solo por la fotografía, en uso constante de sombras que tapan los rostros, sino del ritmo y desarrollo de la historia. Un montaje pausado, por momentos un poco lento para lo que está contando, con una carga literaria volcada sobre los diálogos. No es un guión de ideas planas sino que las dispara y bifurca para los costados, generando entramados conceptuales.

Aquí es donde entra el debate sobre el poder de la religión vs. la observación científica. La prota puede observar y extraer datos, pero no intervenir. Al ser bastante grave lo que está presenciando, esa sensación de impotencia "in crescendo" se traslada irremediablemente al espectador. El tono de la peli nunca deviene al thriller, manteniéndose siempre dentro del drama de época. Esto hace que la atmósfera devenga pesada, triste, aparentemente resignada.

Lo único quizás, a mi gusto, discutible dentro de la misma trama es ese intento deliberado por generar un meta-texto: subrayar que estamos ante una ficción, un mero relato ficticio de los hechos donde existe un narrador que entra y sale del mismo para generar aclaraciones...innecesarias, puesto que todo lo que sucede funciona sin grietas dentro de la misma ficción.

Por fuera de esto, a veces lo mejorcito de esta plataforma (Netflix) es lo que la misma plataforma se encarga de no promocionar demasiado. Hay que estar atentos a eso.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Juan Rúas
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4
19 de febrero de 2024
50 de 64 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nic Pizzolatto se ubica como productor ejecutivo de esta cuarta temporada de True Detective. Deja las riendas sueltas para que Issa López se encargue tanto de la dirección como de la construcción de la historia que nos concierne. El resultado, en líneas generales, es un thriller genérico que intenta parecerse, tener aires de familia con la autoría original. Ahora bien, a medida que la trama se desarrolla, saltan como sirenas de ambulancia las brutales diferencias estilísticas entre ambos artistas.

La puesta en escena es un asunto en sí mismo: la serie se siente cómoda dentro de los espacios cerrados. Los planos suelen ser fijos, con desplazamientos ocasionales de cámara. Al rodar en el exterior, en medio de la nieve, canta demasiado el artificio de la puesta en escena. La cámara queda cuasi estática, con algún travelling de alejamiento, sobre la nieve bajo un fondo negro apenas o nada perceptible. La iluminación fuerza los reflectores sobre un área determinada y todo gira alrededor de ese sitio específico.

"Costumbrismo": que no es lo mismo que el "intimismo". La creación de atmósfera era un sello autoral de las anteriores temporadas, independientemente de la calidad final de las mismas. El ambiente se respiraba en el espectador y funcionaba como un reflejo del estado anímico/espiritual de los personajes. Tierra nocturna da paso a un costumbrismo mundano: narra las peripecias del día a día de dos detectives. Muchos de los sucesos fuera de la investigación son mera anécdota.

Personajes: todos diseñados acorde a las reglas de la industria actual. Foster es cabrona y lidera, Reis es cabrona y lidera. Cada una de sus reacciones dan vueltas alrededor del mismo concepto, repitiendo el mismo punto más allá de lo que suceda. A lo sumo se las puede ver y sentir como compañeras distantes de trabajo; con rollos del pasado siempre dialogados, pero pocas veces expresados desde la actuación. Las actrices no congenian.

Historia: la idea no está mal. Un grupo de científicos desaparece, hay cadáveres por ahí. La investigación que llevan a cabo para resolver el caso es displicente. A veces a un nivel que vale la pena preguntarse si a Issa López le interesaba realmente el factor policíaco que tenía entre manos. Algunas secuencias determinantes están manejadas como quien se saca un fierro candente de las manos (esto va a spoilers).

La conclusión final...es demasiada carga el pasado de esta serie para una directora/guionista que juega a otra cosa. Inserta en el aro de basquet una pelota de fútbol.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Juan Rúas
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6
12 de agosto de 2018
38 de 40 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ya de entrada huele a Europa. Los planos, los diálogos, las actuaciones. Todo sabe distinto a lo que tenemos acostumbrado. Al principio parece que esto chirriara, hasta que la misma atmósfera va ganando tu interés. Lo realmente curioso de Vikings: es una serie narrada desde la mirada de un vikingo. Esto genera un extrañamiento grandioso, sobre todo en las secuencias aletargadas de sus rituales. De pronto y con el pasar de los episodios, esa mitología tan ajena te cala hasta los huesos.

1era temporada: made in History Channel. es la más económica y se nota que "están probando" hasta donde da el producto. Tengo la sospecha de que Vikings surgió más a modo experimental que otra cosa. La trama es lineal, apegada a la historia. Se sabe muy pronto lo que va a pasar.

2da temporada: llegó un poco más de presupuesto y la serie abandona el cartón. La trama se desarrolla con sorpresas. Ya es una serie en formación (con algunos vaivenes del guión. Que voy-que me quedo-que no me decido hasta que encaro). También surge algo curioso: Ragnar es un protagonista errante entre secundarios que toman protagonismo. Por momentos el fondo coral desorganiza la trama.

3era temporada: hacía falta una batalla. Más dinero. Siguen los problemas con el guión (histérico). Pero ya es una serie en auge y se nota. Cada actor da lo mejor de sí. Ragnar sigue errante, empezamos a vislumbrar el porqué. Se suman nuevos actores. Otros son barridos, algunos caprichosamente.

4ta temporada: 20 episodios y vale destacar que se genera un quiebre abrupto en el capítulo 10. Al episodio 11 se va todo al desmadre. Cambian de golpe muchos actores sustituidos por modelos/posers de cero expresión facial. La serie me huele a Norteamérica,no es joda. Los diálogos se tornan adolescentes, la dirección displicente y apresurada. Mi pálpito: mano de obra barata. Pero es solo eso, una sospecha.

5ta temporada: igual a la segunda parte de la cuarta. Con torpezas reforzadas. Insisto, para aquellos que arrancaron desde el inicio, el cambio se antoja como una navaja tajando el aire.

Conclusión: no volverán los vikingos de antes. Algo pasó en el medio y se pueden dar muchas interpretaciones. Mi nota es un seis indignado, decepcionado.
Juan Rúas
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10
15 de enero de 2009
89 de 143 usuarios han encontrado esta crítica útil
Stanley toma un cuchillo y ,con una sensibilidad particular, pela paso a paso una naranja amarga, nihilista, incomible, a pesar de la afición que muchos sentimos por esa fruta deliciosa.
Stanley se arma de paciencia y, cual cirujano con bisturí, extrae los órganos podridos de un sistema perverso. Luego mezcla esos órganos y, con ayuda de un alquimista, los transforma en una naranja que se ofrece en una bandeja de metal, bien moderna.
¡ojo! La naranja no es gratis, te obliga a pensar que digeris a diario comidas mucho peores, como en los fast food, capitalismo mecánico que no te deja pensar.
No te ofrece una naranja, quiere que te des cuenta que vos sos el ofrecido, que la naranja mecánica te va a pelar la conciencia, la libertad de elección. Esa naranja te va a sacar hasta la ultima gota de jugo que podías ofrecer como individuo singular.
El libro lo inventó, ahora Stanley mejora con imágenes ese nuevo lenguaje callejero que intenta explicar lo inexplicable de estos tiempos que corren: lenguaje de la locura, locura como producto de la aberración que vemos a diario, aberración que se torna insoportable para los sentidos, es alienante pensar que la alienación ya te ha alienado, que no hablás por vos sino por alguien que te dicta un modo de ser caduco, y vos te comes esa naranja...
Me dijeron que me trajo la cigueña, me dijeron que salí de un repollo. Luego comprendí que vengo de las entrañas de un ser humano que quiso verme brillar en todo mi potencial. Hice todo lo posible; hacemos, usted también lector, todo lo posible para convertirnos en individuos que razonan lo mejor para sí mismos, que eligen lo mejor para sí mismos.
El problema es que la naranja mecánica te pela, te pela y a vos te duele. Sufrís en silencio, puesto que está prohibido gritar en un mundo de gente cuerda que quiere vivir en paz y armonía.
Stanley Kubrick supo ver esto y con paciencia, te lo transmite. Pelá la naranja...vas a ver que, en el fondo, funciona como un reloj sádico: así de perversa es, así de mecánica.
Juan Rúas
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8
7 de abril de 2009
39 de 43 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un novio...es una peli tramposa, de esas que se construyen desde la ironía, mucho humor local, acidez dialogal y situaciones hilarantes, algunas especialmente geniales. No obstante, detrás de un guión muy bien armado y un montaje preciso, en la obra de Taratuto se encuentran velados sentimientos de renuncia y sacrificios muy fuertes, escenas conmovedoras en donde la cotidiana sensiblería da lugar a una intimidad reflexiva y hasta conmovedora.

Si Tenso es el tipo más quedado y cobarde de Argentina, Tana es su opuesto complementario: pesimista a más no poder, pero quizás la más franca a la hora de mover los asuntos familiares. Ambos poseen esas riñas tan de ahora, tan modernas. El problema es la separación a la que Tenso no se atreve a enfrentar, y todos los vericuetos argumentales que esta conlleva. Buscar un novio para su mujer y encontrarlo en un personaje tan peculiar, como salido de un policial negro, no tanto por su apariencia sino en el armado mismo del personaje y el tratado escénico. Ocurren digresiones en la peli, bifurcaciones en la historia que amenazan un poco su consistencia, pero esta finalmente sale airosa con un desenlace tan mesurado como necesario.

Lo que sin dudas se lleva las palmas es el guión, y la profundidad detrás del mismo: puede decirse que Un novio...es una comedia romántica, pero sería más atinado arriesgarse a catalogarla como una película intimisma, que oculta detrás del humor las idas y vueltas, las pasiones, los dolores, el no renunciamiento de una pareja que se construyó, insisto, según medida.
Juan Rúas
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