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Reino Unido Reino Unido · Edinburgh
Críticas de JonGS
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Críticas 12
Críticas ordenadas por utilidad
7
9 de noviembre de 2011
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sidney Lumet siempre será recordado por 12 Angry Men (1924-2011) pero el recientemente fallecido director nos dejo muchas películas de gran categoría y con actuaciones que ayudaron a consolidar la carrera de algunos de los mejores actores como es el caso de Al Pacino en Serpico (1973). La película esta construida sobre el guión adaptado del libro de mismo título publicado por Peter Maas, biógrafo oficial de Frank Serpico, un honesto oficial del Departamento de Policía de Nueva York al que le tocó luchar contra la corrupción que impregnaba tanto a policías de baja escala como a lo más altos mandatarios pasando por la oficina del alcalde.

La película comienza con la noticia de que Serpico ha resultado herido y esta siendo trasladado al hospital. Veremos por primera vez al protagonista en un estado de semiinconsciencia que dará paso a un flashback que durará todo el metraje hasta que volvemos a recuperar la escena inicial.


Serpico, perfecto barbilampiño el día que se gradúa como policía, empezará a causar suspicacias entre sus compañeros por su distanciamiento de los habituales abusos de sus compañeros de profesión. Serpico, quiere estar en la calle y prefiere vestir de incógnito que con uniforme, se convierte en un hippy con barba y sombrero en medio de agentes uniformados, lo que provocará algún momento de peligro en un tiroteo en el que hace creer a sus compañeros que es uno de los delincuentes. En algunos momentos es difícil diferenciar si el actor es Al Pacino o el Bruce Springsteen de Born to Run (1975).

La pasión con la que Serpico se involucra en su lucha contra el abuso de poder le hace un personaje inestable psicológicamente en sus relaciones sentimentales lo que le hará perder a Laurie (Barbara Eda-Young), la mujer que tenía planes de casarse con él. De una forma superficial somos testigos de el retrato de una época en la que comienzan a ser habituales las relaciones esporádicas y es visible un nuevo rol de la mujer en la sociedad.

Aunque la película esta dirigida soberbiamente y a las actuaciones no se les puede pedir más, la película es bastante previsible y quizás hoy en día nos parezca un género y un tema (la corrupción policial) que necesite de algo más que los ingredientes que nos presenta Serpico. Es necesario situar a la película en un contexto de gran actividad política y social estadounidense en plena efervescencia del caso Watergate que acabaría con la renuncia del presidente Nixon un año después del estreno de Serpico. Aunque la película sea más un ensalzamiento de los valores éticos personales es de agradecer la actitud de denuncia de Sidney Lumet ante los abusos que se cometen desde posiciones de poder.
JonGS
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8
2 de diciembre de 2011
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Odiado y querido a partes iguales lo que no se le puede negar a Lars Von Trier es la capacidad de sorprender con propuestas originales y películas que raramente te dejan indiferente. Antes que nada decir que al igual que otros tantos espectadores desearía que el operador de cámara de Von Trier tuviera siempre el pulso que mantiene durante casi todo el metraje de esta Melancholia. Las desafortunadas palabras de Von Trier en el pasado festival de Cannes no empañan una obra con mayúsculas y la capacidad del director para exprimir al máximo a dos pedazo de actrices como Kristen Durnst y Charlotte Gainsbourg. Sid Vicious, de los Sex Pistols, provocaba llevando una esvástica en su brazo y las razones estaban bastante lejanas de su pasión por la limpieza étnica. Por ello, que el Festival de Cannes con mucha más relación con los nazis que el señor Von Trier le declare persona non grata no hace que este señor me caiga mal sino todo lo contrario, que yo también me declare nazi.
La película comienza con un impactante primer plano de Kristen Durnst encarnando ese concepto de Melancholia y sigue con una introducción “arty” en la se muestran una serie de imágenes que bien podrían pertenecer a la pareja de artistas Pierre y Gilles si su Kitsch fuera tenebroso. Estas imágenes causaran en más de uno la sensación de adentrarse en un terreno similar al de El árbol de la vida de Terrence Malick pero nada más lejos de la realidad salvo que aquí también juega un papel importante la unión entre lo cósmico y lo terrenal.
La depresión en forma de melancolía esta presente desde el comienzo a través de la historia de dos hermanas con opuestas personalidades que se enfrentan a la inminente llegada del fin del mundo por la colisión del planeta Melancholia contra la tierra.
JonGS
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6
9 de enero de 2012
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Billy Beane (Brad Pitt) es el gerente del equipo de béisbol Oakland Athletics, un equipo de bajo presupuesto que se tiene que enfrentar a la nueva temporada sin varias de las que habían sido sus figuras. Billy se apropia del concepto “Think Different” de Apple para hacer frente a esta problemática y contrata a un joven economista con el que construirá un equipo capaz de pelear contra los grandes mediante el análisis de estadísticas de jugadores y enfocándose en las necesidades del equipo.

Estamos ante una película con un coctel peligroso, más si cabe para un mercado europeo en el que el béisbol no es popular, que mezcla estadísticas, economía y deporte a partir de una adaptación del libro Moneyball: The Art of Winning an Unfair Game, de Michael Lewis. La adaptación corre a cargo de Aaron Sorkin, el creador de la magnífica El ala oeste de la Casa Blanca y La red social. Con todo ello, la película funciona pero no brilla. Resulta curioso la excelente acogida que ha recibido la película por algunos medios y críticos que además de rendirse ante películas de difícil digestión para la gran mayoría como El árbol de la vida, también lo hacen ante una película aparentemente de encargo y muy convencional desde el punto de vista narrativo. Tendrán que equilibrar. Indudablemente que Brad Pitt hace un trabajo sensacional encarnando a Billy Beane, nadie a estas horas va a dudar de la buena actuación de Pitt, pero ese Think Different del que habla la película es lo que le falta a la propia película para no ser totalmente predecible de principio a fin, cosa por otro lado difícil de solucionar cuando se trata de narrar la biografía de un personaje del que ya sabemos la historia. Por otra parte, y aunque la adaptación de la novela vaya a estar nominada para el Oscar, hay puntos del guión que no se entienden, en concreto el poco aprovechamiento de Philip Seymour Hoffman en su papel del entrenador de los Oakland Athletics, Art Howe. Al comienzo de la película se nos muestra el enfrentamiento entre Billy y Art por sus diferentes puntos de vista para crear la alineación y confiar en determinados jugadores; lo curioso es que en el ultimo tramo de la película el papel de Art desaparece por completo y ya no sabemos nada más de el.

En algunos medios se comenta que Brad Pitt tenía miedo de hacer esta película porque pensaba que juntar estadísticas y béisbol no era algo atractivo. Sin embargo, supongo que ya sabía lo que hacía al comprobar que su personaje no abandona ni un segundo el plano en una película para el lucimiento de su principal actor y el desaprovechamiento de otros que no tienen tanta estrella pero son igual o mejores, caso de Philip Seymour Hoffman. Sólo queda saber como hubiera sido la película si Steven Soderbergh no hubiera sido apartado de la dirección por la productora y sustituido por Bennet Miller. Me atrevo a asegurar que mucho mejor.
JonGS
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6
9 de noviembre de 2011
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Lo más interesante de esta película es la capacidad del autor para narrar una historia de violencia desde varias perspectivas, personajes si se quiere, que pretenden ayudar a comprender el todo por la suma de sus partes. Vamos a ser testigos de la cruel matanza en un instituto desde el punto de vista de los diferentes personajes que de una forma u otra están inmersos en ese paisaje. Eso da lugar a un interesante montaje narrativo que permite pequeños retrocesos en el tiempo para ver desde otro punto de vista un mismo espacio temporal. Sería extremo afirmar que es la interactividad llevada a el cine puesto que no podemos decidir desde que ángulo vamos a ver una misma acción pero no obstante es una declaración de intenciones en esa línea.

Más allá de este ejercicio de estilo hay algunos temas, básicamente dos, de la película que chirrían y restan ese pretendido realismo que busca su autor.

Por un lado los personajes tópicos. Eric, uno de los autores de la matanza, es un adolescente solitario que sufre bullying en la escuela y que es mostrado como un chico con ciertas dotes artísticas, así podemos verle tocando el piano ("Für Elise", Ludwig van Beethoven) en su cuarto junto a algunos de sus dibujos decorando la pared. Britanny, Jordan y Nicole son tres chicas bulímicas obsesionadas con su imagen personal que nada más comer en el comedor del instituto van a vomitar al baño. Michelle es la “nerd” que no se atreve a ponerse pantalón corto en clase de gimnasia para no enseñar las piernas y que trabaja como becaria en la biblioteca. Nathan, el deportista, el tío bueno por las que todas están locas pero que sólo una, Carrie, puede conseguir. Si alguna chica le mira Carrie se encargará de ponerle en su sitio. No hace falta seguir para comprender que los personajes se han estereotipado en extremo.

Por otro lado el tema de la homosexualidad esta metido con calzador. Que Gus Van Sant en su condición de homosexual quiera tratar este tema en sus películas es perfectamente normal. En Elephant hay una escena en la que los autores de la matanza se duchan juntos mientras se besan y otra en la que asistimos a una reunión estudiantil en la que se habla acerca de la percepción que se tiene en la sociedad sobre la homosexualidad. El problema es que esta película tiene una clara referencia a unos hechos reales en los que nunca se ha demostrado que los asesinos tuvieran una relación homosexual y da la sensación de que quizás haya otro tipo de ideas que Gus Van Sant sin venir a cuento nos quiere mostrar. En resumen: luces y sombras para Elephant.
JonGS
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7
25 de septiembre de 2011
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Una persona que grita, es una película que relata la tragedia de la guerra civil en Chad de una manera sencilla, costumbrista, y situando la cámara como espectadora de la historia sin tratar de manipular en ningún momento al espectador a través de sus posibilidades técnicas.

Adam Ousmane (Youssouf Djaoro) al que sus amigos llaman “Champion” por un título mundial que ganó como nadador para África en 1965 trabaja en un hotel de Chad junto a su hijo Abdel Ousmane (Dioucounda Koma) . Los dos atienden la piscina del hotel, algo que para Adam es muy importante y a lo que ha dedicado toda su vida.

La película esta dividida en tres actos que no están remarcados por el autor pero que actúan como hilo narrativo de la historia: el destierro, el rencor, y el arrepentimiento. En el primero vemos la preocupación de Adam por sentirse mayor y en desigualdad de condiciones frente a su hijo para seguir desarrollando su trabajo, posteriormente entrará en una fase de distanciamiento de su familia, y finalmente se sentirá arrepentido de sus actos.

En lo que es una crítica directa a la política y la situación en el país Adam comentará a su mujer “no soy yo el que cambia, es el mundo el que esta cambiando”. Relacionado con esto último, Mahamat-Saleh Haroun comentó como la guerra civil afecta la vida privada de las personas y la violencia se convierte casi en algo cultural.

Es de destacar la verosimilitud de la puesta en escena y la forma sosegada de mostrar la vida de los protagonistas en contraposición con esa dureza que se puede sentir en el trasfondo, la música extradiégetica es prácticamente inexistente durante toda la película lo que viene a confirmar esa economía narrativa y visual que de manera acertada ayuda a crear una atmosfera que da realismo a la historia.

En contraposición con el cine asiático que desde hace años esta de moda en festivales de todo el mundo el cine africano es de más difícil acceso, por ello es de agradecer que esta película fuera incluida en el Festival de Cannes del 2010 en su sección oficial.
JonGS
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