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Críticas de Cinemagavia
Críticas 3,959
Críticas ordenadas por utilidad
4
25 de mayo de 2023
167 de 215 usuarios han encontrado esta crítica útil
*Depuración del discurso

¿Todos los artistas deben contarnos algo con su arte? Esta es la pregunta que nos plantea Wes Anderson con esta película. Tras recibir comentarios muy duros por parte de la crítica con su anterior obra ‘La crónica francesa’ (2021), parece que se ha dispuesto a confrontarlos y aferrarse a sus ideas como creador.

En el pasado pudimos ver obras como ‘Academia Rushmore’ (1998) o ‘Viaje a Darjeeling’ (2007), que eran una mezcla entre realismo y el control excesivo de las imágenes, siendo esta última con la que acabaría esta primera etapa de carácter más naturalista. Después entró en una segunda fase donde las historias seguían teniendo un mensaje claro y estaban ‘’envueltas por un papel de caramelo’’, como ‘El Gran Hotel Budapest’ (2014). Por último, en esta tercera etapa, ha pasado a una fase de manierismo extremo, donde la forma interesa más que el fondo. Pudimos dilucidar que había tomado este camino con ‘La crónica francesa’ (2021), en la que se podía apreciar un Wes Anderson más centrado en la imagen y en mostrar el aparato cinematográfico.

Asteroid City correspondería a esta tercera etapa de su cine, donde deja la narratividad expuesta ante el espectador, pareciera un cirujano que exhibe un cuerpo abierto. Ahora el arte se ha convertido en imagen pura y el discurso se ha diluido tanto, que no entendemos qué nos quiere contar. Es más, llegado un momento, reproduce en boca de Adrien Brody, que lo que cuenta o si se entiende, no importa, lo que importa es la catarsis que sentimos cuando vemos las imágenes de sus películas.

*Imagen frente a sentimiento

Asteroid City descompone la naturaleza americana y exhibe los problemas de la carrera astronómica desde que dio comienzo. Nos presenta una sociedad alienada y sometida al yugo gubernamental capitalista, donde los artistas son alienígenas y el público, individuos con emociones limitadas que no saben qué hacer con su vida, simplemente se centran en lo banal y lo superfluo.

Wes Anderson se centra tanto en la imagen, que se le olvida que para poder disfrutar debemos emocionarnos. La belleza de sus imágenes no es suficiente, muchas de ellas están vacías y solo vemos a actores, interpretando actores, que interpretan a personajes, es decir, acciones y gags sin conexión. No dudo que detrás de todo ello haya una historia clara, pero no acabo de comprender la excesiva variación del punto de vista con elipsis espacio-temporales. Es una obra de teatro donde cada escena se cuenta con independencia del relato central.

A pesar de todo esto, debemos valorar su imaginario y la gran belleza de su arte, con encuadres milimétricos y juego de formatos, con personajes que hablan muy rápido y actuaciones hieráticas que no muestran ni un solo sentimiento. Sigue siendo una película de Wes Anderson al uso y el disfrute se mantiene en unos estándares muy altos, pero pareciera que el director se ha vaciado y necesita llenarse de nuevas ideas para hacernos disfrutar de nuevo del amor, la pasión o del propio viaje que significa vivir.

*Conclusión

Con Asteroid City, Wes Anderson se asienta en su estética manierista y difunde un mensaje claro, su arte no es para emocionarse, sino para divertirse. Una ausencia de discurso que provoca que nos separemos de la película y nos quedemos fríos ante lo que quiere contar, intentamos conectar constantemente con algo, pero la película nos repele.

Sin embargo, en el apartado técnico ha depurado tanto su estilo, que disfrutamos viendo dobles enfoques, planos con encuadres milimétricos y movimientos de cámara y de personajes como si viviéramos en un cuento. Dichas imágenes nos devuelven el reflejo de una sociedad vacía, en la que ya no queda nada, ni si quiera el sentimiento, pero debemos intentar aferrarnos a las emociones para disfrutar más de la vida.

Escrito por Santiago Varela Antúnez
Cinemagavia
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8
14 de noviembre de 2023
161 de 214 usuarios han encontrado esta crítica útil
*La fantasía, el deseo de vivir

Que nadie duerma comienza con una serie de secuencias anodinas en las que contemplamos la vida gris de Lucia (Malena Alterio), la protagonista de esta fábula. Una vida que de un día para otro salta por los aires, cuando la empresa en la que trabaja quiebra. Quedándose Lucía sin su sustento. Sin aquello que la ha ocupado durante más de veinte años. Su trabajo como informática. Entonces Lucía, que vive en el barrio de Usera y cuida de un padre en los últimos años de su vida, decidirá sacarse la licencia de taxi.

Mientras, se enamora perdidamente de su vecino del piso de arriba. Un actor que escucha obsesivamente la ópera de Puccini Turandot y que tras un fugaz beso en la azotea, desaparecerá de su vida. Por lo que el objetivo de Lucía, en su nueva vida como taxista, pasará a ser encontrarse con ese hombre misterioso que ya no es capaz de olvidar. Aunque primero se topará con Roberta (Aitana Sánchez-Gijón), una productora teatral, con la que iniciará una inexplicable amistad y con otros personajes de la cultura como un dramaturgo que, de nuevo, inexplicablemente se interesará por ella. En un nueva rutina, ahora totalmente excitante, con la que dejar atrás sus días de rutinaria existencia.

Siempre con la duda de si estamos ante el fruto de la imaginación de la protagonista. Imaginación que para Lucía es un ingrediente vital fundamental. Un elemento que le imprime luz a sus días, por mucho que los guionistas se hayan empeñado en mostrar un Madrid asombrosamente lluvioso. Ya que Lucía no se ha olvidado de su nombre y en cada cosa que hace intenta brillar. A su manera, por su puesto, pero ella con su carácter extrovertido intenta hacer de cada jornada una pequeña novela de aventuras.

*El amor de Lucía

Porque si algo mueve a la Lucía de Que nadie duerma es la vida. Ella quiere vivir. Quiere saber hacerlo y por ello armada de una indudable valentía, se mete en su taxi para recorrer las calles de Madrid. Y con ello, esperar a que algo suceda. Un algo fantástico que la permita continuar y llenar ese vacío que una sociedad demasiado individualista ha ido agrandando. En un personaje que recuerda un poco al Damián de No mires a los ojos. Dos personas tiernas y extrañas, que parecen invisibles. Dos personajes que se sirven de la imaginación y de lo misterioso para prenderse a la vida.

Y es que, en el fondo, Lucía parece una especie de alma pura que aún no ha dejado de creer. De creer en lo imposible. En lo que todos le han dicho que es imposible. Una mujer para la que no hay duda de que el amor siempre acaba venciendo al odio. Un personaje lleno de recovecos y de ninguna obviedad, que Malena Alterio borda. Ella con sus ángulos, físicos y mentales, resulta una creación desbordante de creatividad. Ya que nunca te acabas de esperar el camino que va a terminar recorriendo.

Por mucho que algunos se empeñen en recordarla siempre por su Belén inolvidable, aquí Malena demuestra su versatilidad. Su humanidad con un personaje que parece inocente, pero que no acostumbra a callarse. Durante todo el metraje, el viaje de Lucía es brutal y ella lo realiza con naturalidad, cercanía y esa extrañeza que impregna cada secuencia de la película.

*No te deja indiferente

Es verdad que resulta complicado definir a Que nadie duerma. Son muchos los géneros de los que se sirve, para finalmente articular una venganza que nada tiene que ver con lo que se podría augurar en su comienzo. Habrá a quienes le moleste o descentre esa indefinición. Pero lo que nadie podrá decir es que la cinta les ha dejado indiferentes. Sirviéndose de la citada magnífica interpretación de Malena Alterio, así como de un Madrid nada visto. Un Madrid de barrio, pero no marginal. Una ciudad que casa a la perfección con la película.

Sin olvidar la inquietante música creada por Zeltia Montes. Al inició tan desconcertante que no sabes si molesta o es de una genialidad deslumbrante. Cada elemento de la cinta es congruente con esa búsqueda de lo inexplicable.

*Conclusión

Que nadie duerma es una curiosa película. Una cinta extraña, diferente, sobre una mujer, Lucía, que es despedida de su empresa y decide empezar una nueva vida como taxista. A la vez que se enamora perdidamente de su vecino, un actor aficionado a la ópera de Puccini, Turandot. Un tipo que desaparecerá misteriosamente y que ella soñará con llevarle un día en su taxi. Siempre con la duda de la ligera frontera entre realidad e imaginación, la película avanza con mucha originalidad por los deseos de Lucía. Los deseos de amor de una mujer arrinconada que combatirá el descreimiento a base de creatividad.

Interpretada por una Malena Alterio tan natural como precisa, la cinta transita por varios géneros, siempre fiel a su tono sorprendente. Con un Madrid que choca y ayuda a ese extrañamiento general. En lo que supone una interesante adaptación del mundo de Juan José Millás. Porque a veces lo que unos tildan de normal, para otros no baja de sobresaliente.

Escrito por Laura Tabuyo Acosta
Cinemagavia
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9
27 de mayo de 2023
124 de 147 usuarios han encontrado esta crítica útil
*La notoriedad de una vida

Otra de las grandes figuras del cine europeo que vuelve al Festival de Cine de Cannes es Wim Wenders, que presenta no uno, sino dos films en el festival. Perfect days supone, en cierta medida, la reinvención de su cine tras una constante búsqueda de nuevas formas de narrar, con una historia que llega directamente a nuestros corazones y nos conmueve con todos sus elementos.

El principal valor de esta obra reside en su trama, ya que se centra en la historia de Hirayama, un hombre mayor, que lleva una vida tranquila y rutinaria limpiando baños públicos en Japón. Disfruta de la música y de los libros que lee a diario y se queda obnubilado con los árboles, que fotografía cada día. Una vida sencilla que nos demuestra que, en la simpleza es donde encontramos la grandeza, un proceso de comprensión que ya ha realizado el personaje protagonista, solo falta que los demás acepten su forma de vivir.

Perfect days nos hace recuperar el valor de lo cotidiano, en ocasiones las cosas no deben cambiar, porque para uno, cada día supone una aventura en la que adentrarse y observar lo que le puede ofrecer el mundo. Quizá, la clave de la felicidad está en el goce y disfrute, en tiempo presente, de aquellos momentos de sencillez y de encuentro de uno mismo con el entorno que le rodea.

*El formato físico como salvación del alma

Wim Wenders lleva a la pantalla una historia llena de amor y cariño por los tiempos muertos, con momentos cargados de un silencio narrativo que nos acompaña a lo largo de la contemplación del día a día de Hirayama. Un silencio que se llena con la grandiosidad del entorno y las sutilezas de este, llevados a la pantalla con un tratamiento del sonido impecable.

Otro pilar importante dentro de la puesta en escena es el tratamiento de la imagen y la planificación, que se trabajan partiendo de una fisicidad estética que aporta cuerpo a la obra. Jamás en época reciente, un 1:33 había estado tan justificado, con un seguimiento de personaje impecable y una serie de planos generales que enmarcan a Hirayama en un entorno en el que cada elemento tiene su lugar, y si se mueve, modifica todo el ciclo.

Los objetos físicos se han quitado de la ecuación capitalista y han obtenido un valor mayor, algo que, las nuevas generaciones saben apreciar. En un mundo de extrema digitalización y globalización donde todo está vacío, todo cobra sentido gracias a lo físico y a la imperfección del analógico, que es un símbolo de que las cosas demasiado digitales acaban careciendo de alma, enfrentándonos a ellas con una pasividad extraña.

*Conclusión

Perfect days supone un punto y seguido en la carrera de Wim Wenders, que sigue experimentando con secuencias donde algunas imágenes se van superponiendo unas encima de otras a modo de un cuadro en constante mutación, en el que podemos contemplar desde la distancia los sueños y la asombrosa imaginación del protagonista.

Dentro de lo rutinario se esconde todo un mundo de posibilidades y de elementos bellos que podemos apreciar si nos acercamos lo suficiente. La perturbación de lo cotidiano no debe suponer un cambio de rumbo, sino el aprendizaje de algo que nos servirá para el futuro. Con el cambio debemos hacer igual y aceptarlo tal como venga, ya que, nada, ni nadie, permanece igual, todo cambia, todo muta, pero debemos apreciar la belleza del camino.

Escrito por Santi Vaan
Cinemagavia
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10
21 de septiembre de 2020
164 de 231 usuarios han encontrado esta crítica útil
*Las dos caras de la moneda

Patria comienza con la noticia del alto al fuego de ETA en 2011. Es entonces cuando Bittori (Elena Irureta) visita la tumba de su marido, Txato (José Ramón Soroiz), asesinado por la banda terrorista. La viuda promete a su difunto esposo volver a su pueblo para buscar respuestas sobre su muerte. Años antes, Bittori había abandonado la población rural para alejarse de la influencia abertzale que imperaba en la zona.

Cuando Bittori vuelve al pueblo, todos los vecinos se alteran con su presencia. La familia de Miren (Ane Gabarain) y Joxian (Mikel Laskurain), antiguos amigos de la familia, serán los que intenten evitar a la viuda a toda costa. La razón es sencilla, su hijo Joxe Mari (Jon Olivares) fue un participante de la banda terrorista.

Patria aborda las dos caras de la lucha etarra: el de los verdugos y el de las víctimas. Contar las diferentes perspectivas de un hecho histórico hace más real el relato. Por eso, Patria es una serie tan enriquecedora para la sociedad española actual. Sin duda, Aitor Gabilondo ha bordado la adaptación de la novela en la pequeña pantalla.

*Un puñado de emociones

Desde el primer minuto de serie, Patria se encarga de emocionar al espectador. El espectador debe estar dispuesto a convivir con diferentes y variados sentimientos durante los ocho capítulos. Tristeza, rabia, impotencia, compasión, felicidad, miedo, soledad… son algunas de las emociones que se agarran al pecho a medida que las escenas pasan.

Sin duda, lo que queda es la empatía. Tanto Aramburu como Gabilondo consiguen que el lector y el espectador se pongan en la piel de Bittori y, a la vez, de Miren. Dos mujeres que viven la existencia de ETA desde un lado y desde otro. Sentirse como lo hace una víctima y, a la vez, como un familiar de un verdugo es una tarea muy complicada, pero lograda con matrícula de honor. Eso es lo que hace tan especial a Patria.

*Técnicamente excelsa

El sobresaliente no es solo para la narración. El casting es inmejorable: Elena Irureta y Ane Gabarain sobresalen especialmente, pero el resto del reparto no se queda atrás. Además, puede parecer una tontería, pero que el elenco sea vasco y suelten ciertas muletillas y expresiones hace más verídico el contexto.

El juego con los planos es maravilloso: desde los generales a los detalles que enmarcan perfectamente el contexto. Técnicamente, Patria es una maravilla audiovisual. Junto a la luz y los colores, la ejecución de cada escena es majestuosa. Por no mencionar el maquillaje y el vestuario, que hacen que viajar en el tiempo no sea una utopía y el espectador siga los flashbacks con toda atención.

Conclusiones

Patria es una lección de historia, ética, filosofía y comunicación audiovisual sobresaliente. No sería arriesgado ni atrevido decir que es la serie española del año, porque con certeza ha superado todas las expectativas desde su estreno en el Festival de San Sebastián. Majestuosa de principio a fin, sorprendente en cada plano y en cada frase del guion, Patria es, sin duda, una maravilla audiovisual.

Lucia Blazquez
Cinemagavia
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6
27 de abril de 2023
127 de 160 usuarios han encontrado esta crítica útil
*Vuela lejos, Aster…

Si algo se había ganado el director Ari Aster con sus dos propuestas cinematográficas que mezclan terror y surrealismo es la libertad creativa que exhibe en Beau tiene miedo. La realidad es que hay más o menos una hora recortada de la película, pero eso no quita que las tres horas de metraje sean más que excesivas.

En esta propuesta de A24, Aster usa su libertad absoluta en toda su expresión, pero sin lograr conectar con toda su audiencia. Puede que ni siquiera sea su objetivo, pero es cierto que entrar en Beau tiene miedo es un reto difícil. Ni mucho menos es una propuesta para todos los públicos, pero quizá sea excesiva hasta para su audiencia.

Algo diferente que aporta el director, de la misma manera que le ocurrió el pasado año al director Jordan Peele con Nope, falla en su ejecución. Ninguna de las dos propuestas responden positivamente a los más allegados a su cine.

*¿La cumbre del surrealismo?

Tenemos muchos ejemplos de cine surrealista, mezclado con ese terror que azotaba Midsommar. El director David Lynch abandera esas propuestas, con películas como Mulholland Drive, pero no pude evitar comparar el Beau tiene miedo de Aster, con el Inland Empire de Lynch. Una de las propuestas menos aplaudidas del conocido director surrealista se asemeja en ciertos aspectos a esta película.

La realidad de Beau tiene miedo es similar. Una obra del director que no llega a impresionar como si lo hicieron las dos anteriores. Quizá la más difícil para conectar a los espectadores, pero tampoco logra conectar con ese público amante del surrealismo.

Y no será por el ímpetu que pone el actor Joaquin Phoenix. Lo mejor de la película de largo. A destacar también los papeles de las actrices más secundarias, como Amy Ryan y Patti LuPone. Están magníficas dentro de este pequeño universo onírico de Aster.

*Dentro y fuera de Beau

Beau tiene miedo es un viaje prácticamente por la mente de nuestro personaje. El tema del trauma familiar, una vez más en Aster, es de lo poco que se sobreentiende en la propuesta. Todo lo demás gira en torno a cómo afronta el personaje de Phoenix el viaje hacia el reencuentro con su madre, y sus reacciones respecto a esto.

Vamos conociendo más sobre nuestro personaje a lo largo de las tres horas. Vamos hilando la película a fuego muy lento, pero en ningún momento llegamos a empatizar ni un ápice. Y así es muy complicado aguantar en una silla de cine sin preguntarnos por la hora.

El tercer film de Aster se queda muy atrás de la filmografía del director, incluyendo a su cortometraje All about the Johnsons, que recomiendo mucho más que esta propuesta. Le damos la vuelta a la frase. Beau tiene miedo es solo para algunos.

*Conclusiones

Película difícil de digerir. Una de las propuestas más destacadas de esta edición del BCN Film Fest 2023, que no ha encarrilado, ni mucho menos enamorado, a la sala que la proyectaba. Tres horas para amantes del surrealismo y del cine de terror con toques de comedia. Pero esto es café para muy pocos cafeteros.

Escrito por Sergio Hernández Valiente
Cinemagavia
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