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España España · Pamplona
Críticas de Meroe
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Críticas 138
Críticas ordenadas por utilidad
6
2 de noviembre de 2011
51 de 62 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hace ya mucho tiempo los estudios Dreamworks dieron a luz un ogro verde, huraño y feo al que bautizaron "Shrek". Lo situaron en los cuentos de hadas de Andersen y los Grimm, le mandaron a vivir a una ciénaga, le dieron como compañero a un asno parlanchín y como novia a una princesa/ogro maestra en artes marciales. La película, una tronchante y original sátira sobre los cuentos de hadas fue una autentica revolución en el mundo de la animación. Gustó tanto a mayores como a niños, a críticos como a espectadores, ganó un merecido Oscar a la mejor película de animación y desbancó a su aférrimo y eterno rival: Pixar.

Dreamworks creyó que tenía en sus manos a la gallina de los huevos de oro y comenzó a exprimirla cual vaca lechera, trayendo al mundo "Shrek 2", "Shrek tercero" y "Shrek, felices para siempre", cada cual menos brillante que el anterior. Tanto apretujon dejó sin fuerzas a la gallina, y lo que una vez fue un producto de calidad y original se convirtió en una decadente franquicia en la que el ogro acabó apestando tanto dentro como fuera de la pantalla.

Pero no todo fueron malas noticias. De "Shrek 2" nació un pícaro y adorable gato atigrado que acabó convirtiéndose en uno de los personajes más populares y queridos de la saga. Él era por supuesto el Gato con Botas, una felina versión del Zorro, al que Dreamworks ha decidido volver a dotar de vida en un "spin-off" en el que reina la aventura y sobre todo el humor.

Fiel a su estilo, "El Gato con botas" nos habla de la infancia de Gato en un orfanato, su amistad con un huevo llamado Humpty Dumpty y el origen de sus botas. Tras convertirse en forajido en contra de su voluntad, Gato busca la redención para poder volver con orgullo a su pueblo, San Ricardo. Esa oportunidad se le presenta en la persona de Humpty, que asegura la existencia de la Oca de los Huevos de Oro, que volvería archimillonario a su poseedor. Acompañados de la seductora Kitty, una gata salvaje que trae de cabeza a nuestro peludo amigo, juntos se embarcan en la misión de robarles a Jack y Jill (unos bandidos y obesos humanos con muy malas pulgas) las judías magicas que según la leyenda les llevarán hasta el castillo del gigante, donde se encuentra la valiosa oca. Pero siempre hay gato encerrado...

Su argumento es bastante predecible y la animación no es excepcionalmente buena, aunque si hay algo que brilla, es el doblaje. Un magnífico Antonio Banderas pone voz una vez más a su personaje por excelencia, luciéndose como nunca antes. Chispeante y encantador, Gato nos regala comentarios y monólogos únicos en los que destacan los momentos que cruza el español con el inglés. Lástima que aquí no se pueda ver en versión original.

Ante todo recomiendo a los que vayan a verla que no se hagan demasiadas espectativas. No le busquen tres pies al gato. Estamos ante una película para todos los públicos, amena y entretenida sin pretensiones de ningún tipo. Lo bueno es que si bien no la carcajada, la sonrisa si está asegurada.
Meroe
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9
8 de marzo de 2009
51 de 65 usuarios han encontrado esta crítica útil
Desde que era niña he crecido con padres que odiaban a Clint Eastwood, concretamente lo tachaban de "rerpugnante" en la pantalla. Claro que eso era porque en su juventud el Sr. Eastwood sólo aparecía en Westerns, y, esto debe transmitirse geneticamente, mi familia y yo odiamos los Westerns. A muerte.
Consecuencia de esa manía fue el que yo creyera que este hombre era un mal áctor y me negara a ver las películas en las que hacía de protagonista(Million Dolar Baby, sin ir más lejos), con todos los respetos a quienes consideran esa película una obra de arte. Por eso me sorprendió cuando ayer mi madre me dijo: "Vamos al cine a ver Gran Torino". Cuando yo le dije que estaba protagonizada por Clint Eastwood me respondió: "No te hagas la lista, eso lo sabía yo mucho antes que tú". Con mi madre es casi imposible comunicarse así que opté por lo más sensato, cerrar el pico y coger mi abrigo.
Mientras masticaba mi primera palomita meditaba acerca de la razón por la que mi madre estaba sentada a mi lado en esa sala de cine, para ver esa película. A punto estuve de preguntarle pero en ese momento se apagaron las luces y yo me acomodé en mi butaca. No era consciente de lo que iba a ver.
No hay otra manera de expresarlo: "Increíble y Asombroso. Asombroso e Increíble". Desde el divertido comienzo hasta el agridulce final. La película es una explosión de majestuosidad como nunca antes había visto, una armonía perfecta entre el drama y la comedia, una obra maestra con letras mayusculas. Creo que es la mejor forma de definir esta película, quien necesite más que vaya a verla al cine y juzge por sí mismo.
Cuando terminó la película y con una sonrisa en la boca instintivamente me levanté, pero mi madre me agarró del brazo y me dijo: "Vuelve a sentarte". No comprendía. Mi madre nunca se queda sentada después del "The End". Ignorando toda la gente que se levantaba sonriente de sus butacas y salía de la sala mientras comentaban lo buen áctor y director que era Clint Eastwood, mi madre y yo no nos movimos de nuestras butacas. "Escucha" me dijo, "Escucha".
Mientras en la pantalla desfilaban nombres de todos los áctores, productores y demás se oía la voz de un hombre cantando; era una voz cálida y muy profunda, cantando "Gran Torino", una canción realmente preciosa. Cuando terminó completamente mi madre y yo recogimos los abrigos y bajamos los escalones de la desierta sala mientras un par de jóvenes con escobas en la mano nos miraban con una mezcla de curiosidad e impaciencia.
Cuando salimos a la calle ya era de noche, mientra caminabamos de vuelta a casa hablabamos de lo mucho que nos había gustado la película y pensé que era el momento de saciar mi curiosidad.
- ¿Por qué has querido venir a ver esta película?
Ella me sonrió antes de contestar:
- Quería oír cómo cantaba Clint Eastwood.
Meroe
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7
1 de marzo de 2011
43 de 56 usuarios han encontrado esta crítica útil
Este interesante drama cuenta la historia de Michael (Worthington) y Johanna (Knightley), un matrimonio joven y aparentemente tranquilo que en realidad esconde una enraigada desconfianza mutua alimentada por los secretos, las dudas y las mentiras. Se quieren, si, pero ese amor está infectado por esa falta de confianza que amenaza con destruir sus lazos. Esta crisis matrimonial alcanza un punto crítico cuando ambos se sientan tentados a a la infidelidad por distintas razones.
Él está en viaje de negocios con una voluptuosa compañera por la que se siente atraído, mientras que ella reencuentra un antiguo amor por el que no sabe si aun siente algo. ¿Sucumbiran ambos a la tentación? ¿Pasará alguno la prueba de fuego?
Esta notable película juega con el espectador manteniéndolo en vilo hasta casi el último momento, donde el azar es un elemento clave para el equilibrio de la balanza de ambos conyuges. Aplaudo a este director que ha sabido crear un paralelismo prácticamente perfecto entre la noche de los dos, consiguiendo una tensión y un ligero suspense que genera casi tanta expectativa como un thriller. Massy Tadjedin ha conseguido una atmosfera realista y profunda a la vez, en la que los silencios son tan importantes como las palabras.
Magníficas interpretaciones de Keira Knightley y Sam Worthington, cuya química y profesionalidad son un delicioso regalo para la vista, ellos juegan con las miradas de tal modo que sus miradas dicen más que sus palabras. Me ha gustado también la interpretación del actor frances Guillaume Canetm, interpretando a ese antiguo amor que aun sigue enamorado de la atractiva Johanna y a la que trata de reconquistar.
Recomiendo esta película a todos aquellos que prefieren la insinuación al hecho en sí, aquellos que aprecian un buen guión y unas buenas interpretaciones por encima de la acción.
Meroe
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7
3 de mayo de 2011
40 de 51 usuarios han encontrado esta crítica útil
Inteligente, dinámica, entretenida. Con un argumento robusto y un buen estilo, este apasionante thriller es la adaptación de la novela de Michael Connelly dirigida con acierto y fluidez por Brad Furman.
La trama de "El inocente" se centra en Mickey Haller (Matthew McConaughey),un abogado defensor de gran éxito que trabaja desde el asiento trasero de su coche, un Lincoln clásico (el que da el nombre a la película), y que defiende a todo tipo de gente, muchas veces criminales. Tiene los contactos, el talento y el descaro necesario para triunfar.
Cuando le cae encima un caso muy suculento pero más peliagudo de lo que pudiera parecer: el de Louis Roulet (Ryan Philippe), hijo de una influyente millonaria (Frances Fisher) acusado de agresión por una prostituta, acepta con los ojos cerrados. Con la habilidad que les caracteriza, Haller y su investigador, Frank Levin (William H. Macy), desmontan la acusación contra Roulet, pero a medida que evalúa las pruebas, Mick ve conexiones con un anterior caso suyo*.
El alboroto, las mentiras y medias verdades, la manipulación y las revelaciones inesperadas son los ingredientes de está película con aroma clásico, que funciona perfectamente y que apuesta por hacer los necesarios giros narrativos de forma contenida. Brad Furman le da un adecuado ritmo a una historia que fácilmente se puede encallar en cualquier momento y aunque no proporciona nada especialmente destacable en el aspecto visual, muchas escenas y están hechas con buen pulso.
Algo que me ha sorprendido gratamente ha sido la interpretación de Matthew McConaughey, quien en su primera película desde hace unos años sin quitarse la camiseta para marcar pectorales demuestra tener mucho más que ofrecer a nivel interpretativo y se funde en un papel carismático, ostentosamente chulesco. El filme cuenta además con un reparto de actores secundarios de absoluto lujo, formado por Marisa Tomei, Ryan Phillippe, William H. Macy y John Leguizamo entre otros, quienes proporcionan una gran solidez al filme.
En resumen: Es una buena película, una propuesta bien coordinada, que busca con efectividad jugar con el espectador, reticente a dejarse engañar por la misma naturaleza de la película. Y si uno acepta las pintorescas extravagancias del conjunto, el resultado es de lo más estimulante.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Meroe
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7
4 de septiembre de 2012
31 de 35 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es muy difícil explicar la naturaleza del amor, y menos aun cuando cada cual tiene su propio concepto de algo tan profundo, complejo y subjetivo. ¿Es equilibrio, paz y tranquilidad? ¿Es una tormenta de la que no se puede escapar? ¿Es sacrificio? ¿Es riesgo? ¿Es altruísmo? Encontrar la respuesta a esa pregunta es una búsqueda que el ser humano persigue durante toda su vida, una respuesta única y personal que para algunos es dulce como una gota dorada de miel y para otros una realidad amarga como la hiel, pues el amor no es sinónimo de felicidad. La pregunta es, si el amor es como un profundo mar azul ¿Te dejarías arrastrar por la marea incluso si te inunda y te ahoga?

El notable director británico Terence Davies se pone tras la cámara para dirigir un drama romántico que escarba en la vida y los sentimientos de una mujer que lo abandona todo por amor, incluso a sí misma. Con una indudable precedencia teatral "The deep blue sea" es una historia asombrosamente profunda contada con la sutileza del batir de alas de una mariposa, narrada en un tono melancólico y elegantemente paciente, que quizás algunos confundiran con la parsimonia.

Hester es una mujer joven y hermosa que está casada con William Collyer, un rico y poderoso juez que le dobla la edad. ¿La ama? Sin duda alguna, pero para ella no es suficiente, se siente vacía. Hester conoce entonces a Freddie, del que se enamora con todo su ser. En medio de la amarga e hiriente monotonía que es su vida, Hester inicia una aventura a espaldas de su marido que finalmente él termina por descubrir. Abandonando el lujo y la comodidad al que estaba acostumbrada, Hester se va a vivir con Freddie a un apartamento alquilado. Hester ama tanto a Freddie que no le importa que éste no la quiera, siempre y cuando esté con ella. Pero la realidad no cambia ni desaparece por mucho que se cierren los ojos.

Aunque Terence Davies hable de la pasión humana en un lenguaje tan sobrio y comedido que roza la gelidez, se admira que busque reproducir el eco de los sonidos interiores, aquellos que a pesar de ser mudos retumban con más fuerza que un tañir de campanas.

Sus interpretaciones son profundas y poderosas, con una radiante Rachel Weisz que nos demuestra con creces que una imagen (suya) vale más que mil palabras. Sin exageraciones ni histrionismos, cada cual borda su papel con una elegancia y dignidad mas propia de una representación teatral. Su fotografía es sobria y adecuada para representar la Inglaterra de los años 50, dominada por luces mortecinas, un juego de colores y sombras basado en la naturalidad más dolorosamente nostálgica e hiriente.

"The deep blue sea" es una pequeña joya inglesa cuyo aire frío y parsimonioso no convencerá a todo el mundo.
Meroe
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