David Ayer es el rey de la calle, cualquier película que cuenta en sus filas con el director/guionista para crear una producción se nutre de una atmósfera callejera opresiva con personajes luchando a contrareloj por su propia existencia y este film no iba a ser menos.
No puede presumir de ser una historia original con diálogos artificiales y una lucha continua del protagonista por ejercer de matón, cargado de estereotipos violentos y un aire de dejavu constante, pero hay un personaje que mantiene las expectativas durante el metraje: Creeper( Shia Labeouf), podría afianzar su buen trabajo con un gran spin off o una precuela del personaje, yo me apunto sin dudarlo, nunca muestra compasión y aún así tiene tiempo de mostrar su lado humano desde la lealtad.

El comienzo es una declaración de intenciones que desata las desgracias, las sorpresas y la violencia desde su arranque .
Concentra varias historias que se encuentran y vulneran a partes iguales, avanzando cada minuto sin saber lo que puede ocurrir en el próximo fotograma.
No hay tregua en un film que carga muchos demonios personales para enfrentarse a ellos y salir totalmente victorioso con una contundencia impulsiva.
Una película que respira un violento nerviosismo que es imposible de ignorar por su fascinante nihilismo para disfrutarla sin complejos en el concepto más personal de su propio delirio.

No es la típica película funcional sobre gansters, sino todo lo contrario es una arquetípica historia cargada de tensión en los diálogos que conlleva una profundidad violenta en ellos, donde todo aflora por la falta de oportunidades porque la sociedad está cansada de esperar y mantiene las ganas de conseguir el sueño americano de cualquier manera.
Su lentitud constante no muestra brutalidad, creando un muy contenido y sarcástico film que nunca estalla, impregnando el relato de un romanticismo extraño.

La sugestión es un recurso que bien usado, suele funcionar, véase "It Follows", "Insidious", bebe directamente de estos clásicos sin disimular, entre otros. Todo lo que pretende explotar se ha visionado en otras películas con una falta de originalidad innata.
Las reminiscencias que representa de un ente diabólico que no puedes ver se queda a medio gas con un presencia insidiosa múltiples veces vista, buscando en el tema cultural la única diferencia para lo que quiere abarcar, pero está condenada a ser recordada por las influencias que desprende que por su propia mitología.
Nunca mantiene voluntad de contundencia castigando su falta de personalidad.

Una narración muy marcada por la decadencia del protagonista que resuelve cualquier situación con una deshonestidad intrínseca, llevando a cabo todo tipo de perversiones entre adicciones y fe.
El film destaca por la carismática interpretación de keitel que agiganta cualquier plano con su sola presencia en una embaucadora historia repleta de incontinencia verbal representado en un personaje mezquino que no encuentra la redención para liberar la tristeza existente de su jodida realidad.
Nunca encontrará el cielo y va descendiendo poco a poco al infierno con una brutalidad tenebrosa.
Absolutamente una obra demencial y sublime.