El "Destripador" ha tiranizado Yorkshire durante seis largos años. El inspector Peter Hunter es trasladado de Manchester por el Ministerio del Interior para llevar a cabo una revisión de la investigación hasta la fecha. Hunter estuvo involucrado con el West Yorkshire en 1974 cuando no pudo completar con éxito la investigación de un tiroteo, con policías involucrados, en un club.

Pero esta vez Hunter está decidido a no abandonar sin obtener resultados, aunque no pueda confiar en nadie, al haber permitido que se multipliquen los delitos a las clases pudientes, con un sistema legal tan trasnochado como su imperio, con la corrupción como única bandera dejando que su enferma sociedad, donde pululan los pederastas amparados en montañas de dinero y con el beneplácito de los que calzan alzacuellos, campen a sus anchas.

Sociedad enfermiza en esta adaptación, basada en hechos reales, de la novela de David Peace, sobre asesinos en serie británicos.

He decidido, ante la muerte reciente del centenario Kirk Douglas, seguir su obra, y entre otras, como la inmortal "Espartaco" que el mismo produjo e interpretó, con un gran guión de Dalton Trumbo, perseguido hasta la saciedad en la "caza de brujas" del senador Joseph McCarthy, que le obligó a escribir bajo seudónimo al ser perseguido por comunista que le impedía trabajar en la industria cinematográfica, ha caído en mis manos "Camino de Oregón" que cuenta con un excelente reparto, aunque poco aprovechado por Andrew V. McLaglen, uno de los discípulos aventajados de John Ford.

Western correcto, rodado con oficio pero sin demasiada brillantez, con Robert Mitchum y Richard Widmark flanqueando a Kirk Douglas, con una jovencísima Sally Field que ya apuntaba su talento lleno de encanto y seducción, y con algunas escenas inolvidables, y lo digo porque al ver una de ellas, que hay varias, recordé que la ví siendo un tierno infante.

Notable, 7.

En plena Segunda Guerra Mundial se multiplicaron las películas llamando a las armas y al reclutamiento sirviendo de vehículos de la propaganda bélica, algunas con poca fortuna y de baja calidad.

Este no es el caso. "Air Force" o "El bombardero heroico" como se tituló en España es un producto propagandístico de excelsa calidad, dirigido por todo un mago como Howard Hawks, que además tenía un gran conocimiento de los aviones y las técnicas aeronáuticas, lo que le llevó a dirigir esta película de manera sobria pero excelente, buscando la profundidad de todos y cada uno de los personajes que forman la dotación del bombardero, desde el primero al último, y aunque no son actores especialmente reconocidos, sí realizaron un excelente trabajo mientras pasean la acción por todo el Océano Pacífico, desde Pearl Harbor hasta las Filipinas y Australia.

Impactante batalla aeronaval, con muchas escenas reales filmadas por los propios combatientes que Hawks integra con maestría en la película como si de un todo se tratara.

Notable, 7.

El gran Michael Curtiz dirige esta película con tintes reclutadores rodada en plena II Guerra Mundial, aunque representa el momento anterior a la entrada en la misma de EE UU al no haberse producido todavía el ataque japonés a Pearl Harbor, y donde los americanos se enrolaban en el ejército canadiense para luchar contra el fascismo en Europa.

Protagonizada por James Cagney en uno de sus pocos papeles bélicos, representa como los aviadores civiles se presentaban voluntariamente en las fuerzas aéreas canadienses, donde tenemos la oportunidad de ver a grandes secundarios en papeles más protagonistas con su minuto de gloria, y apreciar la salvaje belleza de Brenda Marshall, donde Curtiz eleva el honor y la amistad a la máxima potencia.

Desde luego, es un buen vehículo propagandístico que era su finalidad.

Aprobado, 5.

Documental sobre una de las fiestas con mayor raigambre en España, seguida tanto o más en el extranjero que aquí mismo, y que a la que tuve la oportunidad de asistir hace casi cincuenta años, después de que tras el último exámen de julio del año 83', y mientras despachamos unas cañitas para despedir el curso, mi amigo Gonzalo, "el vasco", me propuso ir a San Fermín que se celebraba inmediatamente.

Y allí que nos fuimos, a jugarnos la vida en el encierro al día siguiente de nuestra llegada y tras dormir sobre el húmedo césped de un parque tras una buena noche de jarana, alcohol y desenfreno.

El documental no introduce en la fiesta actual, como si fuéramos uno más de los visitantes, en sus calles, en la emoción del encierro, en los apetitosos almuerzos siempre bien regados, como todo allí.

Grandes recuerdos que he sentido nuevamente vívidos y que me han traído la añoranza de saber de aquél amigo al que llevo más de treinta años sin ver, mientras los fuegos artificiales bombardean la ilusión de los ojos de un hombre maduro que vio aquella fiesta con los ojos de la ambición y la juventud. Casi toda una vida vivida en esos pocos más de diez minutos.

Interesante, 6.