Ocurrió hace unos años, estaba pasando un mal bache en mi vida y sin buscarlo expresamente , encontré algo que, visto ahora con perspectiva, me ayudó a salir adelante, al mismo tiempo que se grababa para siempre en mi memoria.

Imaginaos unas cuantas noches de verano, un proyector en una pared del salón, patatas fritas, cocacolas y unos minipalitos de cecina que sorprendentemente estaban buenísimos. Viendo con tu mejor amigo una de las mejores series que puedes recordar. Viviendola, riendo y compartiendola juntos, mientras que entre capítulo y capítulo haceis una mini-crítica apresurada que suele diferir en los puntos clave de la versión de tu amigo (cosa que aprovechas para decirle que no tiene ni idea), y cientos de comentarios de lo buena que estaba la prota, puntos graciosos o emocionantes, etc...

Imaginaos que la mente se os desconecta de cualquier mal pensamiento, de todo a lo que habeis estado dando vueltas las últimas semanas. Se os resetea, eligiendo esos momentos para fijar un punto de partida y hacer borrón y cuenta nueva.

Quizás que la serie fuese "Firefly" fuera lo de menos...

O quizás no.

Algo extraño pasa con esta película. La he visto unas cuatro veces... y las cuatro veces me he emocionado sin poder evitarlo (no soy de lágrima facil). La primera vez lo atribuí a un "día tonto"... pero las demás ocasiones tienen más dificil explicación.

Y es que cuando uno recuerda la película, no recuerda una puesta en escena excelente, una fotografía asombrosa ni un guión de los que marcan, es más, si alguien dice que más que una película de cine su estilo asemeja más a un telefilme, no sería yo quien se lo discutiera.

Cuando recuerdas la película, lo que realmente recuerdas es el peso humano de todos sus personajes. Cómo se va desarrollando la historia con fluidez, sin puntos forzados, lenta y cálidamente... Y ahí radica su magia, algo que ningún telefilme puede conseguir (y muy pocas películas de cine, ya puestos), y que consiguió conmigo: convertirte en un espectador más...al otro lado de la pantalla.

Decepción. Esa palabra resume todo lo que sentí cuando aparecieron los títulos de crédito al final de la película.

Vi la primera entrega en vídeo, y me resultó una agradable sorpresa. Una película con cierta originalidad, buen ritmo y unos protagonistas al menos prometedores. De esas pocas pelis con renombre en cartelera que te dejan un buen sabor de poca.

Tras leer las magníficas críticas, y con el buen recuerdo de la primera, no quedaba otra que prepararse para una entrega al menos igual de entretenida, que desarrollase el argumento, que fuese aún más inmersiva y que ofreciese mejores interpretaciones. Pues no.

Lo que nos encontramos es a Jennifer Lawrence y sus dos pretendientes en pantalla ofreciendo una actuación plana, mecánica, que pocas veces te llegas a creer (La protagonista en especial hace gala de una apatía exasperante). Hay personajes y escenas enteras que no aportan absolutamente nada. El ritmo es en muchas ocasiones lento y cansino, y en general la sensación es que la historia se podría haber contado perfectamente en 20 minutos.

Puede que algunas buenas críticas vengan propiciadas por una fiel adaptación a determinados pasajes (o a la totalidad) del libro original. Si la fidelidad ha sido la prioridad del director, alguien le tenía que haber recordado que una película también debe funcionar como tal, y que el empaque y unas interpretaciones mas creíbles también debieran ser una prioridad. Lástima de una película que prometía llamas, y que finalmente sólo ofrece algún que otro chispazo.

Debo confesar que desde que vi el trailer de Nielsen y Chiquito, caí en un estado de pseudo-ansiedad compulsiva por ver esta película. Me pareció un trailer genial en todos los aspectos: atrevido, desternillante, original... Perdoné (o ignoré) el hecho de que los dos trailers siguientes no me resultasen en absoluto inspiradores, y mantuve mis ganas intactas.

Batacazo. En el principio, dos gags escatológicos (uno de ellos casi enfermizo) que no auguran nada bueno, un par de cosillas que te hacen medio sonreir por lo absurdo... y así toda la película. En ningún momento una carcajada limpia. Lo peor son los (numerosos) gags plagiados de otras películas americanas que hacen pensar que los guionistas han ido a lo seguro y han preferido copiar y perder la oportunidad de sobresalir con algo realmente original.

En fin, sigo suspirando por ver una película que medio consiga llegar al nivel de las películas de los años dorados de los ZAZ (aterriza como puedas, top secret, agárralo como puedas...). Ésta desde luego no lo consigue.

Lo mejor: Las dos actrices principales.

Lo peor: Que han apostado sobre seguro... y han perdido.

En algo destaca "Ágora": En la originalidad y la valentía de su planteamiento al mostrar la raiz pútrida absurda e inmunda de todas las religiones (principalmente la cristiana), una raiz que se cimenta en la manipulación y la ignorancia del hombre.

La historia de Hipatia queda un poco desdibujada ante el hecho anterior. Sólo se nos muestra su insistencia en la busqueda del modelo de sostenibilidad del movimiento celeste, lo cual es a la par fascinante, pero algo incoherente en el tapiz argumental en el que se mueve la película.

Estoy de acuerdo en que la película nunca llega a emocionar, ni a terminar de enganchar ni de conseguir implicarnos con ningún personaje. El mérito, se debe a su enfoque, pero no a su definición.