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España España · Madrid
Críticas de Jab
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Críticas 132
Críticas ordenadas por utilidad
5
20 de julio de 2017
17 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película tiene dos partes bien diferenciadas: en la primera parte se habla de Reinhard Heidrych y en la segunda parte de la Operación Antropoide. Tras la primera mitad nos quedamos sin el protagonista que le da el nombre a la película y comienza otra película completamente nueva, aunque ligada, pero nueva. Estás en el cine y como mola, 2x1, pero no mola tanto porque es como ver 2 capítulos de 1 hora y el metraje se queda corto para ambas dejando al descubierto carencias en el guión por falta de tiempo de rodaje, es lo que tiene el espectador occidental de media, que no suele soportar películas de 3 horas y este film se hubiese subsanado con una duración de 20 o 30 minutos más por mitad, pero bien por cultura o bien por presupuesto tenemos tan sólo 120 minutos para ver 2 películas, insuficiente.

La primera parte adolece de algo de ritmo, pero es normal cuando vas al cine y piensas que tienes 120 minutos para ver una película sobre un personaje histórico, tiene miga. Cuando llega la segunda parte y ya no está Heidrych, pasa todo lo contrario, tiene que contar demasiadas cosas en muy poco tiempo, y la película adolece de un ritmo frenético donde apenas da tiempo a narrar bien los hechos que acontecieron y no nos muestra apenas nada sobre los personajes que salen en esta segunda mitad. El final es muy épico, muy Hollywood, muy espectacular, pero se come gran parte de los minutos de esta segunda mitad, dejando aún más sensación de vacío.

Eso si, muy bien rodada y visualmente espectacular. Buenos planos y buena fotografía, bien recreados los escenarios y unas actuaciones buenas. Sin duda su apartado estético es lo mejor, su director Cédric Jimenez parece que quería tocar la puerta a Hollywood y no se ha equivocado de manera de hacerlo, pues así son ahora las películas de Hollywood, espectaculares pero vacías, aunque esta por lo menos se deja ver y es entretenida. Lo mejor es la masacre de Lídice, lo peor esas escenas de sexo metidas con calzador al más puro estilo del cine español, puro morbo.

Conclusión, 2x1 en cine a veces se convierte en 1:2 dejándonos completamente a medias. 5.5 sobre 10.
Jab
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10
28 de diciembre de 2017
16 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Antes de empezar con la crítica de El infierno del odio me gustaría dirigirme a los que critican a Kurosawa, a su cine, a su arte y dicen cosas sin sentido contra su persona. A vosotros que amáis El Padrino, Por un puñado de dólares, Los siente Magníficos, Star Wars, etc. A vosotros que amáis a Coppola, a Scorsese, a George Lucas o a Steven Spielberg, entre otros. A vosotros que comparáis al Maestro con ese cine y a los mejores directores de la época actual (como por ejemplo mi padre, que se pirra por las películas anteriormente mencionadas y en cambio me dice que Kurosawa es un bodrio), os pediría que antes de escribir en público cosas sin sentido por lo menos podríais estudiar un poco, puesto que decir ciertas cosas en público ocasionará que se rían de vosotros muchas veces a lo largo de vuestras vidas. Las críticas son aceptadas siempre con fundamento y criterio, pero no desde lo absurdo. Todos vuestros ídolos se inspiraron en el Maestro, como la mayoría de los rockeros en The Beatles, que también hay quien dice que son una mierda pero que Extremoduro son los mejores. ¡Kurosawa no es sólo el Maestro, es el puto amo!. Y dicho esto, manos a la obra con la película.

Técnicamente impoluta. Una obra rodada en blanco y negro en clave baja con un control de luces y sombras sobresaliente. Los encuadres, como siempre, son brutales y nos meten dentro de la película, porque además la historia y las actuaciones están al mismo nivel, destacando a Toshiro Mifune. Toshiro Mifune... ¿cuándo veremos en pantalla a otro actor tan brutal y camaleónico?. ¡Qué papel tan brutal hace!. El guión y los diálogos van de la mano, siendo profundos pero concisos en todo momento. Atención con cada plano y como se sitúan las sombras en los personajes... sublime.

La puesta en escena está muy bien, con la reunión de los altos ejecutivos de una gran empresa de calzado discutiendo por el poder. Para ello quieren reunir las acciones de todos los reunidos para superar en porcentaje de acciones al actual jefe y ya de paso, hacer un producto de menor calidad para obtener más beneficio. Pero uno de ellos está limpio, pues ama su trabajo, ya que empezó en lo más bajo de la empresa y fue ascendiendo. La empresa es su vida, la siente como parte de su ser y no está dispuesto a que el dinero la corrompa. Este hombre, el señor Gondo, que ya se olía la trama, hace la inversión de su vida e hipoteca todo para hacerse con el control de Zapatos Nacional y seguir fabricando el calzado de calidad de siempre sin la corrupción de sus socios. Justo antes de hacer de entregar el cheque por valor de 50.000.000 de yenes alguien llama al señor Gondo y le reclama 30.000.000 de yenes por su hijo, al que dice haber raptado. El pánico cunde hasta que aparece el Jin, el hijo de Gondo, pero rápidamente se da cuenta de que el secuestrador por error se llevó al hijo de Aoki, su mayordomo. Pese a esto, el secuestrador sigue pidiendo el dinero o asesinará al niño. Gondo se ve en la situación de perderlo todo o salvar al hijo de su mayordomo.

La envidia eterna, el odio infundado, la opinión sesgada de la realidad, investigación, persecución, muertes, drogas, dinero, corrupción... todo esto y mucho más en un film imprescindible, uno más de Akira Kurosawa. Eres el puto amo Maestro, ¡gracias!.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Jab
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8
16 de noviembre de 2017
15 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Albert Einstein dijo que "todo es relativo", que grandísima verdad.

En este film tenemos a varios personajes. El asesino, la hija huérfana, la madre viuda, el fiscal, los jueces, los abogados defensores... .

Cada persona defiende sus intereses según su perspectiva, según lo que ha vivido, según siente y según piensa. Queda claro que cuando uno de los abogados trata de descubrir la verdad se sumerge en un océano y al igual que pasa con la humanidad, que puede conocer el 1% del océano, el abogado se pierde, se ahoga, en ese océano desconocido que es la verdad.

El juez y el fiscal tan sólo quieren condenar a muerte al asesino porque así no podrá volver a matar, da igual si mató esta vez o no, si aplican su ley, no habrá más víctimas por parte de este señor que cada día ofrece una versión de lo acontecido. La hija del muerto es una chiquilla caprichosa y mentirosa que dice que su padre la violaba mientras su madre callaba, ¿verdad o mentira?. Sin pruebas es una acusación que se puede dar como falsa. La madre está preocupada por las supuestas etiquetas de la fábrica de su marido muerto y también porque el seguro no le paga la indemnización por la muerte de este. Sobre ella pesa la incertidumbre de si ordenó la muerte de su marido a cambio de dinero. Los abogados defensores tienen que defender a un ser repugnante, sobre el papel. A un frío asesino, para ganar un juicio, algo que también es deleznable, evitar que ese señor se enfrente a su verdadera culpa.

Todo esto que resumo, y que o diré como termina, es un lío, porque la película, de manera voluntaria y acertada, nos lo muestra así, el lío que es la verdad o la mentira y su relatividad, las buenas y malas acciones, y su relatividad. El film es tan sincero con este tema, tan claro y tan conciso, realmente, tan sencillo, que nosotros mismos lo complicamos y lo hacemos complejo. ¿Qué complejidad tiene la relatividad?. Mucha, y poca. Nos pone en la piel de unos personajes confusos, deseando no estar nunca en el pellejo de ser juzgados porque en todo juicio seguro que hay errores y personas descontentas.

Koreeda, de nuevo, sorprende, de nuevo, no decepciona. Es una película de lenta digestión, como todo su cine, pero lleno de sentido. Su cine social es magnífico, su fotografía exquisita. Japón no ha vuelto a tener un Akira Kurosawa, bueno, no Japón, el mundo, porque Akira Kurosawa es patrimonio de la humanidad, una bendición haber podido disfrutar de sus obras. Pero ahora Japón, y el mundo, tiene un gran director que crece poco a poco, y ese es Hirokazu Koreeda. No es una película para mentes planas, su cine no lo es.

Es una gran película, con una gran reflexión, como en su día dejó Akira Kurosawa con Rashomon. Si quieres sumergirte en el océano, perderte y ahogarte, este es tu film. Si no deseas pensar sobre la verdad, la ley y la justicia, vete a ver Telecinco.
Jab
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2
29 de junio de 2017
14 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Señor, dame paciencia, es un film que no tiene absolutamente nada. Los momentos cómicos no llegan a ser cómicos y los momentos "dramáticos" no llegan a ser dramáticos. Esta película está construida en torno a los tópicos más tópicos de España, algo que ya tenemos visto hasta la saciedad y en ningún momento derrocha imaginación ni nada que la haga diferente o pasable. Tenemos a un padre gruñón, facha y del Real Madrid, chapado a la antigua, que tiene 1 hijo gay que se va a casar con un chico negro y de Bilbao, una hija que se va a casar con un catalán del Barcelona y otra hija que tiene un novio perroflauta y antisistema con miedo a la higiene y al trabajo. Su mujer es su contrapunto, que aguanta todo y quiere y acepta a sus hijos tal y como son.

Con esta mezcla tenemos un film lleno de tópicos y extremos, donde todo ya lo hemos visto y ya ni pega fuerte ni funciona. El guión es bastante tonto y le sobran minutos, se hace largo y pesado, pues no es una película que nos saque carcajadas, tal vez alguna sonrisa y vergüenza ajena por como trata su parte "dramática".

La sensación es que el film se desinfla desde el comienzo, sus diálogos no son brillantes, sino mediocres, las actuaciones por lo general poco creíbles y exageradas, ningún personaje con el que empatizar, ningún momento para recordar... y bueno, así se diluirá en el tiempo y en la historia como una película malilla del montón, tal vez para ver un sábado por la tarde hasta que te venza el sueño.
Jab
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5
23 de julio de 2018
12 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
+ Los Leales 47 Ronin es una película técnicamente perfecta en lo que se refiere al manejo de la cámara, siendo este su punto más fuerte. El maestro Mioguchi hace un trabajo bárbaro en lo que se refiere a los encuadres y movimientos de cámara, trasladando muchas escenas espectaculares de un lugar a otro y sin cortes. la acción.

+ El blanco y negro y la iluminación rayan también a muy buen nivel, aunque no tanto como el manejo de la cámara y los encuadres.

+ El entorno minimalista del antiguo Japón con muy pocos muebles y todo en perfecta armonía. En Occidente podemos tener mil trastos que sirven o no, bonitos o feos pero en el Japón feudal cualquier utensilio debía de ser bello a pesar de tener utilidad.

- Película de 4 horas en la que apenas ocurre nada, haciéndose lenta, muy lenta. La trama está sujeta a la venganza y son prácticamente 4 horas de diálogos en los que la tan esperada batalla final está redactada por carta. Es decir, tras horas esperando la venganza de los 47 ronin (porque en la película no se habla de otra cosa) al final te quedas con una escena de lectura.

- El retrato del perfecto samurái se me antoja tan poco humano que no me dice nada. En la película se apela al samurái de leyenda dispuesto a hacerse seppuku sin miedo alguno, al código bushido en su forma más esctricta. Entiendo que esta película esté basada en un hecho y se mitifique, pero la falta de humanidad de todos y cada uno de los personajes no me incita en absoluto a la reflexión. Tal vez es que me acostumbré al retrato mucho más humano de los samuráis del maestro Kurosawa ya que en su película hay un amplio espectro de personalidades, desde el samurái más perfecto y leal (el Kurogane de RAN) o al ronin que más se pasa el código bushido por el forro ( Tsubaki Sanjuro en Yojimbo y Sanjuro).

- La trama es estática y monotemática; venganza y honor, honor y venganza, lo mismo da que da lo mismo. Una historia que habla de la estúpida cultura del autosacrificio, muy presente en toda la obra del maestro Mizoguchi. Pero en esta película no me convence, demasiado larga para tan pocos hechos y tan pocas reflexiones, carente de humanismo y de lógica.

+ y - O se tienen muchos conocimientos del Japón feudal y de la época en la que está rodada o el espectador no sabrá que está pasando desde el principio, lo que puede ser una buena oportunidad para estudiar y adquirir conocimientos... ¡qué el saber no ocupa lugar!.

No sé si es bueno comparar, pero a veces es inevitable. Me he visto seguidas dos largas películas de dos grandes maestros, ambas de samuráis; Los Leales 47 Ronin y Los Siete Samuráis. Curiosamente ambas tienen el número 7, es su único parecido, porque la de Akira Kurosawa es superior absolutamente en todos los apartados. Tal vez al verlas juntas la de Mizoguchi incluso me parece aún peor de lo que hubiese sido viéndolas separadas. Mi conclusión es que Los Leales 47 Ronin es una película muy difícil de ver y más si la ves del tirón. Creo que hay que verla por ser un clásico y por los puntos positivos que mencioné en la crítica y así uno puede opinar sobre ella y ver una obra de arte en cuanto a la realización, que es lo que salva a este film de no ser una película infumable. En mi opinión, lo que aporta la película en tanto metraje me resulta insustancial y tan sólo le doy el aprobado por la técnica de Mizoguchi, porque en manos de un director sin sus cualidades sería insoportable.
Jab
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