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Críticas de Sitodine
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Críticas 49
Críticas ordenadas por utilidad
7
22 de agosto de 2011
50 de 57 usuarios han encontrado esta crítica útil
Acudí al cine después de haber tenido mi sesión particular de monitos revisando las películas clásicas, concretamente las escritas por Paul Dehn (2ª, 3ª y 4ª parte) y la verdad, dudaba mucho de que fuese a ver algo más que una serpiente de verano, artificiosa y probablemente carente guión. Pero me ha sorprendido lo suficiente como para que le casque un 7. Sin remordimientos.

La opinión que me merece la saga original, exceptuando la primera película, no es precisamente buena. Creo que es incoherente, estúpida y cutre. Y ojo, lo de cutre no es porque sean películas de los 70, hay detalles técnicos, y sobre todo del hilo argumental, que simplemente no tienen justificación. En general, la idea original de Pierre Boulle ha sido bastante maltratada e innecesariamente alargada en un desvarío sin sentido (aunque también han habido aciertos, como trasladar la acción desde el planeta Soror hacia una Tierra post-nuclear, con nuestro Charlton Heston la mar de indignado) y creo que este es uno de los pocos casos en que la revisión está más que justificada, tanto en el aspecto visual como en la propia historia.

Con respecto a esto, habría que tener claro que, si bien "El Origen del Planeta de los Simios" toma ciertos elementos de la saga clásica, moderniza y cambia la historia de tal forma que no encaja con las paranoias de los guiones de Paul Dehn (y menos mal). Esta versión consigue una coherencia y una consistencia argumental particular impecable (poco me importa que sean elementos fantásticos) y, lo que no nos supieron explicar en "Conquest of the Planet of the Apes" (1972) ve la luz de una manera tan limpia y sencilla que se agradece, se agradece mucho, y más teniendo en cuenta que estamos hablando de una película que, en teoría, hacía su mejor apuesta en el apartado visual. Se convierte por tanto en una obra totalmente independiente de cualquier saga preexistente y, sorprendentemente, consigue aunar cine palomitero, lógica argumental y calidad. ¡Entérate, Burton!

Aún con todo, conserva ciertos rasgos de fidelidad con sus predecesoras. Allí donde puede, claro (quizá como guiño). En “Huida del Planeta de los Simios” Cornelius habla de Aldo, uno de los antepasados que lideró la revolución, el cual se alzó y articuló la primera palabra: NO. En esta nueva versión, mantienen el nombre del simio que finalmente lideraría la revolución en ese futuro alternativo provocado por el viaje temporal de Zira y Cornelius al pasado de la tierra, que no es más que el hijo de éstos: César. Luego está la secuencia inicial, el nombre de la madre de César: "Ojos Claros"... Referencias subliminales que agradarán a más de uno (Sigo en el spoiler por falta de espacio).
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Sitodine
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4
23 de agosto de 2011
42 de 47 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si en “Huida del Planeta de los Simios” se rebajó considerablemente el presupuesto, algo que se dejaba notar incluso en la caracterización de los tres únicos humanoides simios que aparecían, en esta cuarta entrega se sigue la misma senda ahorrativa, más acentuada si cabe. El problema es que la historia que se nos cuenta es nada más ni nada menos que la de una revolución, es decir, tenemos menos presupuesto para una buena cantidad de simios y escenas de acción. El resultado es una película cutre donde las haya, vamos, un producto de serie B en todos sus apartados.

El guión, que ya empezaba a hacerse una bola cual trola de infante allá por la segunda entrega, alcanza aquí sus mayores cotas de inconsistencia. El primer detalle gracioso lo encontramos si nos fijamos en las fechas que se nos dan en el desarrollo de la historia. “Huida del Planeta de los Simios” está ambientada en el año 1973, cuando los simios de la tierra son monos con traje a lo Espinete, pero normales, de los que se sientan en su jaula y comen plátanos. 1991 es el año en que tiene lugar el argumento de “La Rebelión de los Simios”. Resulta que desde 1973 hasta 1991 los simios terrestres han evolucionado tanto que ahora trabajan semi erguidos como esclavos al servicio del hombre y han cambiado el traje de Espinete por las máscaras con gomilla. Un paso evolutivo nada desdeñable. La causa de esta Evolución Express ya nos la explicaba Cornelius en la tercera entrega de la saga, los monos sustituyeron a las mascotas tradicionales al haber sido éstas extinguidas por una rara epidemia, de la que nunca sabremos nada, por cierto. De esta manera, los monos comenzaron a realizar las tareas del hogar y se convirtieron en esclavos. Todo esto ocurre en 18 años (intervalo temporal entre la tercera y cuarta película). Durante este tiempo, apreciamos también una transición significativa entre las relaciones de ambas especies, pues si los simios fueron integrados como mascotas (animal de compañía y entretenimiento) tal y como lo explica Cornelius (los hombres podían vivir sin su hermano, pero no sin sus mascotas) no se entiende el trato cruel y despiadado que los humanos les proporcionan. De nuevo vuelven a salir del paso, y nos cuentan que la esclavitud simia se ha convertido en un lucrativo negocio para el que se han dispuesto centros de internamiento y entrenamiento. (Sigo en el spolier, sin revelar demasiado).
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Sitodine
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1
22 de septiembre de 2011
54 de 75 usuarios han encontrado esta crítica útil
Películas como esta son la causa (o la consecuencia) de la decadencia occidental y de la corriente de subnormalidad (cada vez más común) de la clase media aburguesada moderna que presume de altruismo y de valores neo-románticos cuando en realidad representa una involución atroz en todos los aspectos. Los protagonistas son dos modernillos gilipollas y egoístas obsesionados con obtener la complejidad a toda costa a la par que asesinan la autenticidad de sentimientos y los valores sociales/humanos más básicos. El resultado es una soberana memez que increíblemente crea adeptos y clones como truños, encandilándolos durante los primeros minutos con ese tufillo dramático de presunta originalidad en el que se nos presenta a una mamá que va a morir mientras el niño repelente que quería volar camina junto a la melindrosa de su amiga por mundos oníricos de caucho rezumando paranoias de relleno mal heredadas de la tita Amélie. (Inspirar; Espirar). Después, los crios crecen, y entonces sobreviene el horror, EL HORROR. La cosa prosigue con un argumento magníficamente estúpido e irritante que genera cero simpatía y cero empatía e invita al sufrido espectador a querer asesinar con sus propias manos al par de papanatas que con total impunidad se pasea por la pantalla haciendo el imbécil para, al final, regalarnos una colosal gansada que sólo ha podido parir una mente de majestuosidad mentecata falsamente distinguida, autocomplaciente y sin ningún tipo de remordimiento. La película incluye monólogo “QuieroSerComoTrainspotting” y sucesivas versiones de La Vie en Rose a cual más infame. ¡Oh modernillos!

Bien pensado, y aunque sea una peliculilla absurda y hortera, esta menudamierda puede tomarse como una ilustración de lo que uno tiene que evitar en un mundo donde el número de mindundis pancistas crece exponencialmente.

He aquí un juego para el flamantillo egoísta de singularidad artificial e indecente:

“Pon el muñón de tu mano derecha sobre tu hombro izquierdo e intenta morderte la oreja derecha mientras cantas La Vie en Rose de Edith Piaf versión techno”.

¿Capaz o incapaz?
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Sitodine
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2
19 de septiembre de 2011
31 de 38 usuarios han encontrado esta crítica útil
Antes que nada, si has llegado hasta aquí, échale un vistazo al reparto de la película. Tenemos al mítico John Huston a Shelley Winters ¡¡Sam Peckinpah!! Mel Ferrer y Glenn Ford (el padre adoptivo de Superman). Cuando me encontré con esto me dije, joder, tiene que estar curioso. Vamos a echarle un vistazo pues.

El visitante del más allá no es ninguna de esas pequeñas cutre-joyas sin éxito comercial que se perdieron y olvidaron en el tiempo y que de vez en cuando tengo la suerte de encontrarme por ahí. No. La película en cuestión es más mala que un canapé de whiskas, de esos que se comen las cucarachas de District 9 con trocitos de neumático. Esta película forma parte de esa estrategia comercial chusca que desempeñó la industria cinematográfica italiana a partir de finales de los setenta y que consistía en envolver las mierdas con lacitos como si de superproducciones se tratase. Como bien titula un usuario en una crítica de Tentáculos: “Viejas glorias arropando películas ridículas”. El productor es el egipcio Ovidio G. Assonitis (AKA Oliver Hellman) cuyos proyectos trataban de imitar a los grandes éxitos americanos del género de terror. Vamos, el equivalente italiano de los turkploitation. Algo más distinguidos, eso sí. Fruto de estas maniobras tenemos cosas como Poder maléfico AKA Chi sei? / Beyond the Door (1974) - "cualquier parecido con "El exorcista" es pura coincidencia" - y Tentáculos (1977). Poder maléfico, que supuso una demanda para la Film Ventures International (FVI) por parte de la Warner, no está ni en la base de datos de filmaffinity, así que mandaré la ficha para que los cuatro mataos que la hemos visto podamos fusilarla a gusto.

La película que nos ocupa es un revoltijo temático de niños rebeldes poseídos por espíritus satánicos procedentes del espacio, con rollo ufológico-religioso incluido y con reminiscencias a los pájaros de Hitchcock. Sí, si; No es coña. El resultado, como no podía ser de otra forma, es un argumento que no tiene ni pies ni cabeza, además, con la imperdonable característica de que es más aburrido que el videojuego de Mar Adentro. Ni una gracieta ni nada, ninguna pifia reseñable, ná de ná.

A destacar algún que otro intento estético. Pero vamos, se queda en eso, un intento.

Entre tú y yo: Si hay que verla, pues la ves. Si verdaderamente crees que la situación es urgente como para que haya que verla que pa eso está, pues la ves. No porque la veas vas a ser más ná, eso también te lo digo. Hay mucho cine interesante que disfrutar como para perder el tiempo, aunque no quiero desmerecer a los que de vez en cuando nos tragamos mierdas como esta. Respetos al máximo en ese aspecto.

Pero una cosa te voy a decir:

Verla, lo que se dice verla, pa ná... Es tontería.
Sitodine
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7
31 de agosto de 2011
19 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mucho se ha hablado a cerca de las connotaciones políticas de esta película. Para algunos, era más que evidente que se trataba de un discurso contra MacCarthy, toda una alegoría de la caza de brujas. Posteriormente, Don Siegel afirmó que la película hablaba en realidad de la amenaza comunista.

Pero ¿Qué decía Jack Finney, autor de la novela?

[…He leído varias teorías sobre el significado de la historia, lo cual me divierte, ya que nunca quise darle ninguno; solo era una historia pensada para entretener (…) siempre me han hecho gracia las afirmaciones de ciertas personas relacionadas con la película que afirman que tenía tal o cual mensaje en mente. Si es así, ya es más de lo que tuve yo nunca (…) La idea de ponerte a escribir un libro para decir que no es bueno que todos seamos iguales y que la individualidad es algo positivo me hace reír…]

La invasión de los ladrones de cuerpos es un cuento susceptible de ser reclamado como alegoría política por cualquier ideología. Al fin y al cabo, no deja de ser una historia que habla de conspiración y paranoia. - Mi tío Ira ya no es mi tío Ira – decía el personaje de Wilma al principio de la película. Es un tipo de terror nada desconocido, construido bajo una idea tan simple como perturbadora «El mundo se ha vuelto loco». Y ¿Quién es el mundo? Pues, evidentemente, todo el que no sea YO. La paranoia, como casi todo en la vida, es subjetiva. La idea de que en el mundo hay una conspiración política, empresarial, terrestre o extraterrestre es más vieja que cagar sentado (no sé si al Hippie moderno le agradará saber que no ha inventado nada). No obstante, el hecho de que Finney no se identifique con las interpretaciones que se hicieron tanto de la novela como de la película, no le quita valor a las mismas. Al final, la historia que se nos cuenta está al servicio de cualquiera de ellas, y no al revés como creen muchos intelectualoides que buscan y rebuscan simbología extraña en cualquier obra de ficción.

Estamos, simplemente, ante una buena historia pensada para pasar el rato, lo suficientemente maleable para que cualquier intérprete de mensajes ocultos se lo pase pipa. Don Siegel hizo lo propio, y el resultado fue bastante bueno, aunque no acabe de convencerme el cierre del film. También es cierto que la película no causará hoy el mismo impacto que causó allá por 1956, pero podemos acercarnos a esa sensación si la contextualizamos y leemos todo lo que se ha escrito sobre ella. Igualmente es una sensación impagable y enriquecedora, sobre todo cuando el referente moderno de cine transgresor se focaliza casi siempre en el apartado visual…

…Y es que, ya sabemos que la industria cinematográfica moderna es un monstruo que nos programa el cerebro, inventando imágenes de una felicidad que nunca podremos alcanzar para mantenernos automatizados. ¡Están aquí! Han lavado el cerebro a muchas personas,

el próximo serás tú

luego TÚ,

Y TÚ!!!
Sitodine
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