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Críticas de harryhausenn
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Críticas 146
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
6
12 de septiembre de 2021
82 de 111 usuarios han encontrado esta crítica útil
Coches, chicas y violencia, como bien resumió Russ Meyer en uno de los títulos más explícitos de la historia del cine, Faster pussycat kill kill, son las tres premisas para fabricar exitosamente una película. Una orgía frenética de sexo, violencia y adrenalina. Ducournau, laureada con la Palma de oro con esta, su segunda cinta, desdibuja los límites entre esos tres elementos para constituír el grueso de su incipiente carrera. Se abre así al espectador un espectro de sensaciones que va desde la ciega atracción hasta la repulsión por puro instinto, de quedarse con ganas de más a rezar por que se termine pronto.

Crudo, su debut en el largo, se recreaba en la explicitud del gore para representar el despertar sexual, lúdicamente, asumiendo su lado más splatter. En Titane, sin embargo, pese a que los coches, las chicas y el sexo vuelven a hacer acto de presencia, el tono cambia completamente. Ducournau logra renovar la fórmula del horror visceral, el body-horror, descubriendo así nuevos terrenos en el cine de género.

Una de las mayores bazas de la dirección de Ducournau es que aparte de no sobrecargar al espectador con información, hace de la sutilidad la clave de la narración. Inútil de subrayar, de hacer que los actores reciten líneas para aquello que ya se ve, Ducournau se posiciona contra el guión literario como anticinematográfico y pone a la imagen como principal conductora. Una elipsis, un plano fugaz nos da la suficiente información que necesitemos para construir el relato. Sin embargo, esta conexión de instantes no tendrán lugar de forma inmediata, sino que con gran habilidad la cineasta nos abandona en el misterio durante una cantidad generosa de tiempo, teniendo que avanzar a ciegas, desconcertados. El objetivo de la directora es que la turbación sea el sentimiento que nos acompañe durante toda la sesión. Como toda situación desconcertante en la vida real, primero la sufrimos. Luego ya la razonaremos.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
harryhausenn
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7
31 de agosto de 2021
20 de 30 usuarios han encontrado esta crítica útil
Uno de los primeros títulos que vienen a la mente al pensar en conventos es por supuesto La religiosa, de Rivette. La película también tuvo que hacer frente al escándalo con el mérito de ganarse la censura antes de que siquiera empezase a rodarse, debido a su controvertida fuente original. Hay quien quiere ver en Benedetta un homenaje a Rivette, devolviéndole aquel capote lanzado en 1998 cuando el francés defendía Showgirls a capa y espada. Podría ser, Benedetta comienza con la niña llegando al convento y su adaptación al entorno, practicando su fe de manera distinta al resto de compañeras y siendo además protagonista de un milagro. Esto despertará la envidia del resto de las jóvenes. Se puedes establecer ciertos paralelismos entre Benedetta y La religiosa, sobre todo si nos fijamos en la hostilidad del entorno, caldo de cultivo del conflicto en ambos films. Eso sí, allí donde Anna Karina era maltratada y convertida en mártir por el director, el personaje de Virginie Efira asciende a la santidad con el beneplacito del poder.

Además, La religiosa podría describirse como un seguimiento del recorrido de Karina de convento en convento cuando en Benedetta la participación de los secundarios es fundamental en la construcción de la trama. La madre abadesa, el nuncio y sobre todo Bartolomea, interpretada por Daphne Patakia una joven campesina que llega buscando refugio en el claustro: vulgar, atrevida, traviesa, si bien inocente también maliciosa, La expresión de Bartolomea encierra un misterio que nos hace dudar de sus intenciones respecto a Benedetta. Si bien al principio la adula, le muestra avances amorosos y sexuales, esperamos que Bartolomea termine atacando y muestre el animal salvaje y sediento que creemos que habita su rostro sibilino.

En esta relación ambigua entre dos personajes femeninos podemos volver a ver a Rivette y a todos los duelos y atracciones entre sus míticos personajes: dos desconocidas en Le pont du nord y Céline y Julie van en barco, o dos enemigas en Noroît y la propia Duelle, por poner unos ejemplos. Sin embargo, la figura de la monja instruyendo a la novicia con intenciones ocultas recuerda más a Los ángeles del pecado, de Bresson donde la monja protagonista sucumbía fatalmente al intento de salvar el alma, maligna y siniestra, de la oveja descarriada, Toda comparación se diluye enseguida, de todas formas, dado que no tardaremos en descubrir que pocas veces Benedetta podría sucumbir a un peligro. Las visiones de Dios, cuando no directamente las posesiones, la salvan de cualquier entuerto y sirven además como motor para su meteórica ascensión al poder. No sin motivos, las otras religiosas desconfían de la veracidad de tales acontecimientos.

El texto en el que se basa Verhoeven es una simple crónica histórica, no una ficción. Como no sabemos si la Benedetta real creía en sus visiones o las fingía, el cineasta, al novelizar los hechos, aprovecha para darle a la falta de certitud el peso de la trama, la intriga, el misterio de la verdad o la mentira. Benedetta se convierte así en una Catherine Trammel con sotana, una femme-fatale que puede que esconda más de lo que aparenta, que provoca con sus silencios y que despista con sus respuestas. Al igual que el personaje de Sharon Stone en Instinto básico tanto podía ser la asesina como inocente mientras disfrutaba como espectadora en la investigación, Benedetta tanto puede ser una suerte de Mesías como una farsante. Lo que sí queda claro es que finalmente es ella, y no Bartolomea, el animal salvaje encerrado que atacará a todo aquel que se interponga en su camino, sea cual sea su meta.

Ahora que Verhoeven se ha ganado el favor de los monóculos más enfocados de la crítica ¿Es Benedetta su venganza?

¿Acaso no presenta un género tan rígido como el drama religioso para abofetear al gremio con aquello que siempre se le ha reprochado? El thriller, el sexo y unas secuencias oníricas entre la serie B y la Z. Secuencias que por cierto, no hacen más que remarcar su pobre acabado dado que pobres serían también las falacias que la propia Benedetta inventare. El espectador pierde el hilo al ver al Cristo como caballero vengador arropado de CGIs como las monjas no terminan de estar convencidas de la versión de su hermana al escucharla.

¿O por otro lado Benedetta no sería más que el Grandes éxitos de bordes pulidos de Verhoeven para el gusto de las altas esferas? Es otra posibilidad, aunque cierto es que en esta ocasión el estupor ha originado más textos que el aplauso. Sea como fuere Verhoeven se convierte con su última película en otro de sus personajes, el auteur-fatal que se divierte con nosotros, que esconde la carcajada detrás de la media sonrisa, a quien no sabemos si tomarnos en serio o en broma, pero que al fin y al cabo vuelve a provocarnos el mismo sentimiento triunfal que ha logrado arrancarnos década tras década: la fascinación.

hommecinema.blogspot.com
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harryhausenn
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8
24 de agosto de 2021
14 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
He tenido que rescribir, que volver a empezar varias veces el mismo texto acerca de Al abordaje por temor de no ser capaz de captar las particularidades del fascinante universo que Brac ha logrado componer. A simple vista, la película podría parecer una comedieta veraniega, ligera, sin demasiada sustancia. Craso error. Es un microcosmos en el que todo evento de aparencia banal, inocente o ingenua mira directamente a la cara de la Francia actual, a los asuntos sociales de actualidad que, si bien suponen barreras entre las personas en nuestra vida cotidiana, durante las vacaciones forman un elemento más de las relaciones humanas.

Félix, enfermero del extrarradio parisino, conoce a Alma en una fiesta en los muelles del Sena, pasan la noche juntos y cuando ella se va de vacaciones con su familia al sur, él decide seguirla sin pensárselo dos veces acompañado de su amigo Chérif, estudiante que trabaja en un supermercado. Tras mentir en su perfil de Blablacar, haciéndose pasar por dos chicas blancas, conocen a Édouard, niño mimado que ha tomado prestado el coche a su madre mientras ésta pasa el tiempo relajándose en su casa, junto a la piscina. Al llegar a su destino, varios personajes entran en escena: Martin, socorrista bon-vivant que viaja por el mundo; Stéphane, monitor de campamento nihilista; Lucie, hermana de Alma y Hélène, madre joven en bancarrota y en plena separación. Lo que en un principio parecía la típica historia de chico conoce chica pronto derivará hacia la comedia de enredos con situaciones que logran arrancarnos la sonrisa.

Conviene intentar averiguar qué hace de la ligereza de Al abordaje algo tan especial, por qué se trata de una comedia tan disfrutable, por qué logra emocionarnos. Por supuesto es innegable que Guillaume Brac es un cineasta con un estilo muy particular cuya dirección logra acercarnos a una juventud realista, verosímil, identificable. No es sorpresa ninguna la gran influencia de Éric Rohmer en su filmografía. Contes de juillet era un díptico de ficción fuertemente inspirado en El rayo verde, y, al igual que su antecesor, Brac logra sumergirnos en los dilemas, pasiones y agonías de un grupo de veinteañeros. Es un cine moderno sin necesidad de romper códigos, fresco sin tener que deslumbrar al espectador con virguerías e irreverente sin necesidad de caer en la provocación.

Michel Chion, crítico de cine, escribía acerca de Pauline en la playa que Rohmer había conseguido firmar una obra acerca de la esencia humana. Es decir, todos los personajes de la película, solteros o divorciados, se encontraban de vacaciones. Cuando las relaciones amorosas o carnales comenzaban a establecerse, ninguna causa externa influía en estos vínculos. En un remoto pueblo costero donde somos anónimos, ni el trabajo, ni las facturas, ni el alquiler, ni los vecinos, amigos, familiares, ni los cónyuges o hijos pueden suponer un problema para que sigamos nuestros propios instintos o deseos. Pauline en la playa era una cápsula aislada donde en su interior, el único motor de cada personaje era su propia esencia, el ser. Jamás la circunstancia.

En Al abordaje el sentimiento de burbuja también es perceptible, como casi todas las comedias evocadoras del género estival, de alegría bajo el sol que nos hace pensar en las vacaciones, en los recuerdos de juventud. Sin embargo, si bien no son mencionados de manera explícita, todos los atenuantes de la Francia del nuevo siglo están presentes en esa cápsula. El racismo al que Félix y Chérif hacen frente en su día a día. Los privilegios de clase de Édouard y Martin. La ideología conservadora de Lucie. La precariedad de Hélène. Problemas sociales de rabiosa actualidad que Brac va introduciendo paulatinamente, con sutilidad para no forzar o enturbiar el relato. Ese ingrediente que se añade a la mezcla y que logra disolverse hasta obtener una masa homogénea, sólida. Brac logra crear un oasis en el que las diferencias conviven en igualdad de condiciones ante el deseo. Poco importan el dinero o el color de la piel para salir victorioso, o derrotado, en el juego del amor veraniego.

Brac retrata de forma fidedigna las vacaciones como aquello que realmente es: libertad. Nos despegamos de todo lo que nos separa para establecer vínculos ante la adversidad -una avería del coche, unas cortinas que sirven como saco de dormir- pero también ante el placer y la curiosidad: la brisa de la montaña tras una subida en bici, el barranquismo, un espectáculo de niños, el karaoke... Quién lo iba a decir, hay incluso quien está dispuesto a limpiar váteres, lejos de una vida entre algodones, para poder prolongar al máximo ese paréntesis.

hommecinema.blogspot.com
harryhausenn
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8
14 de julio de 2021
90 de 121 usuarios han encontrado esta crítica útil
Por increíble que parezca, los prejuicios y los complejos obligan a cierta gente a separar entre la alta y la baja cultura, a considerar una forma de entretenimiento más digna que otra, un tipo de espectáculo más merecedor del aplauso, de la carcajada, incluso de las lágrimas que el resto. Bergman, por ejemplo, atinaba con sus dardos cuando puso en evidencia a una intelligentsia acomplejada en la deliciosa Noche de circo, donde un grupo de bonachones y humildes artistas de pista tenían que aguantar las burlas de una troupe de teatro que vivía a todo lujo. Hoy, de manera casi imperceptible Annette nos plantea qué ocurriría si la ópera y la stand-up comedy osasen besarse. Anne, prestigiosa soprano, deidad de las altas esferas. Henry, cómico extravagante de moda en teatros angelinos y hoteles de Las Vegas. Una diosa y un mortal que nunca debieron siquiera conocerse, engendran a Annette. Niña prodigio bastarda.

Prodigio y bastarda son los mejores calificativos que se pueden aplicar al nuevo opus de Léos Carax y a la propia niña que le da título y de la que es imposible apartar la mirada. Una marioneta, un guiñol hija del teatro de mamá y de la comedia absurda de papá. Tan fascinante como única, tan inusual como sorprendente. Una mezcla de lo sublime y lo extravagante, que, cual funambulista, recorre decididamente la cuerda suspendida por encima del cráter del ridículo. Cuando pensamos que Annette pierde el equilibrio y que la caída será estrepitosamente sonora, la película recupera briosamente la compostura y sigue avanzando con sus arriesgadas piruetas dejándonos boquiabiertos.
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harryhausenn
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7
22 de junio de 2021
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sin intención alguna de sentar cátedra, como de costumbre, empezaré diciendo que Kelly Reichardt me parece una de los mejores cineastas en activo. Su dirección deja patente con qué pasmosa facilidad logra integrar la acción en el paisaje. Es capaz de expandir los límites del guión hasta que pierdan la fuerza y se diluyan en el escenario. Todas y cada una de sus películas nos despiertan una sensación de horizonte difuminado, de marco espacial interminable, de naturaleza inabarcable. Y esto desde su fascinante debut, River of grass, que transcurría en los suburbios que lindan el parque nacional de las Everglades en Florida. En aquella película de 1994; fuertemente inspirada del hito de Wanda de Barbara Loden; un criminal de poca monta y una joven ama de casa aburrida intentan escapar, sin éxito, de un crimen que finalmente no ha ocurrido. Huída a ninguna parte causada por algo que nunca existió.

Es un hecho más que remarcable que esta paradoja se repita constantemente en la filmografía de la directora: una frustacion, una rabia reprimida, un tedio o un desazón, en definitiva, un conflicto interno que no termina de liberarse, sin que una resolución pueda adaptarse a ese espacio inconmesurable en el que transcurre. Cuán fácil sería resaltar este contraste entre el peso moral y el ambiente con planos panoramicos que ampliasen el paisaje y al mismo tiempo, qué solución más inútil, pues por desgracia el plano siempre quedaría limitado a la pantalla. He ahí la inteligencia de Reichardt como cineasta: para extender el entorno, nada como aplicar una fuerza en dirección contraria: la máxima introspección en el personaje.

Cómo no pensar en el final de Night moves, con ese protagonista que rondaba la inmesidad de los bosques del medio-oeste americano, un fugitivo de pueblo en pueblo incapaz de clamufarse por culpa del propio miedo a ser descubierto. Un hombre que preso ya si no por parte de la justicia, al menos sí de su propia paranoia. Cuando una artista es capaz de hacernos comprender que el más extenso de los espacios es insuficiente, es entonces cuando éste se vuelve infinito e incluso insoportable, volviendo aún mayor la carga de conciencia del personaje. Otro ejemplo sería la soledad de las Certain women en Montana: millares de kilómetros cuadrados de llanuras nevadas, pequeñas ciudades congeladas, conectadas por asfalto en línea recta, que jugaban en contra de la comunicación, y, como consecuencia de ello, de la comprensión hacia esas mujeres, aisladas, marginadas, solas en la blanca inmensidad del invierno del norte.

First cow no supone una excepción a esta tendencia. El territorio inexplorado del Oregón del s.XIX ya fue el tablero de juego perfecto para la fabulosa Meek's cutoff, donde el espacio que rodeaba al desierto más allá de las colinas no es que fuese vasto, si no directamente, desconocido. Hablamos por tanto, de un escenario inexistente, inesperado para el grupo que buscaba agua para así poder avanzar. En First cow, dos aventureros recién llegados a la nueva región planean enriquecerse con todas las posibilidades que les ofrezca el lugar: hectáreas y hectáreas de bosque virgen en las que poder prosperar para volver a la civilización y crear en California negocios más lucrativos. Sin embargo, o bien las opciones in situ son limitadas, o el confiado espíritu emprendedor del dúo protagonista sobrepasa sus capacidades.
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harryhausenn
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